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DIRECTOS EDITADOS [Y OTROS MATERIALES]


El proceso de hominización y las etapas de la Prehistoria
Paleolítico y Epipaleolítico
Las civilizaciones fluviales
Mesopotamia [Una civilización entre ríos]
Historia del Antiguo Egipto
Occidente y China
Mitos de la Inquisición española
Biografía de Benito Mussolini [La juventud del padre del fascismo]
El fascismo de Mussolini y el nacionalsocialismo de Hitler
De la Conferencia de Múnich al pacto germanosoviético
El racismo de los nacionalsocialistas
Personalidad y discurso de Adolf Hitler hasta 1939 
Personalidad y discurso de Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial
Hitler y Stalin [Del pacto germanosoviético a la Operación Barbarroja]
Las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki
La Guerra Sinojaponesa y la Segunda Guerra Mundial


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De Shackleton a Zelenski [Las claves del liderazgo]
El pacto germanosoviético y la invasión de Polonia
Conn Iggulden y la guerra de las Dos Rosas
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La política racial del Tercer Reich
Adolfo Hitler, el líder voluble del nacionalsocialismo
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La plaga de Justiniano [Historia ficción]
Gavrilo Princip y la Mano Negra
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La Segunda República Española [Historia ficción]
Adolf Hitler y el nacionalsocialismo alemán
Grandes mujeres de la Edad Media [Juan Plantagenet]
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LA PREHISTORIA Y LA EVOLUCIÓN HUMANA


El proceso de hominización
El pulgar oponible y otras características de los homínidos
Del homo habilis al homo sapiens
Las etapas de la Prehistoria
La Edad de Piedra [Paleolítico y Neolítico]
La Edad de los Metales [Cobre, Bronce y Hierro]
El Paleolítico [Inferior, Medio y Superior]
El Epipaleolítico [En 1 minuto]
Las Glaciaciones [La vida de los primeros humanos]
Tribus y clanes del Paleolítico
El arte mobiliar y el arte rupestre
La pintura de la zona franco-cantábrica y la pintura levantina
Las creencias religiosas en el Paleolítico


LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES


El origen de las ciudades
El desarrollo de la agricultura
El gobierno de las ciudades
Los cambios sociales
El Código de Hammurabi
Geografía e Historia de Mesopotamia
La organización política del Creciente Fértil
Sumer y los sumerios
Sargón I y el Imperio Acadio
Hammurabi y Babilonia
Assurbanipal y el Imperio Asirio
Nabucodonosor y el Imperio Neobabilónico
Cultura y creencias en el Creciente Fértil
El río Nilo, la cuna de la civilización egipcia
Alto y Bajo Egipto
Principales faraones y dinastías
Los funcionarios en el Antiguo Egipto
El Imperio Antiguo
El Imperio Medio
El Imperio Nuevo
De Ptolomeo I a Cleopatra VII


CHINA Y OCCIDENTE


Imperio Romano e Imperio Chino de los Han
La paz de Westfalia y el origen de las relaciones internacionales
La unidad de China
De Roma al Papado
El emperador de Occidente y el papa
La ruptura de Oriente y Occidente
El Cisma de Oriente
Cristianismo e Islam
Reforma protestante y religión del Imperio
Religión y Estado


MITOS DE LA INQUISICIÓN


Los judíos y la Inquisición española
Las muertes de la Inquisición española
La Inquisición española en América
La Leyenda Negra y la Inquisición
El proceso de la Inquisición española
El oficio de inquisidor
La brujería y la Inquisición


EL ANTIGUO RÉGIMEN


La monarquía absoluta
La sociedad estamental
El despotismo ilustrado
El estado llano o tercer estado
El origen de la burguesía
La economía agraria
Los gremios y la actividad artesanal
El sistema doméstico
El origen del capitalismo
El régimen demográfico antiguo
Los cambios demográficos


LA ILUSTRACIÓN


El Siglo de las Luces
Las características de la Ilustración
Montesquieu y “El espíritu de las leyes”
Voltaire y la Ilustración
Rousseau y la Ilustración
Las tertulias
La Enciclopedia


LAS REVOLUCIONES ATLÁNTICAS


La cuestión de los impuestos
El Primer Congreso Continental
El Segundo Congreso Continental
La Declaración de Independencia
La Convención Termidoriana
Napoleón Bonaparte y el Imperio Francés
El Congreso de Viena y la Restauración
El sistema de alianzas
¿Qué es el liberalismo?
La oleada revolucionaria de 1830
La oleada revolucionaria de 1848


EL NACIONALISMO DEL SIGLO XIX


¿Qué es el nacionalismo?
La Confederación Germánica
El Zollverein
La guerra de los ducados daneses
La guerra austroprusiana
La guerra francoprusiana


LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL


La revolución agraria
Enclosures y openfield
El sistema Norfolk
El arado Rotherham
La industrialización
La industria textil
La lanzadera volante
La Spinning Jenny
La máquina de vapor
La revolución de los transportes
El barco de vapor
Las nuevas fuentes de energía
La segunda revolución industrial
Los altos hornos
El canal de Sues y el canal de Panama
De Karl Benz al fordismo
Historia del teléfono y la radio


LOS CAMBIOS SOCIALES DEL SIGLO XIX


El origen de las clases sociales
La burguesía en la revolución industrial
Historia del proletariado
Los avances en la medicina
Las grandes migraciones


BENITO MUSSOLINI Y ALEMANIA


El padre de Benito Mussolini
La madre de Benito Mussolini
Exiliado en Suiza
En el ejército italiano
Etapa como profesor
De periodista socialista a padre del fascismo
La Primera Guerra Mundial
Mussolini en las trincheras
La relación entre Hitler y Mussolini I
Nacionalsocialismo y fascismo
La relación entre Hitler y Mussolini II
La resistencia de Churchill y De Gaulle
Adolf Hitler vs Winston Churchill
Los regímenes fascistas en la Segunda Guerra Mundial
Hitler, Mussolini y Franco
Mussolini y la influencia de Hitler


EL PACTO GERMANO-SOVIÉTICO


La verdad sobre la Conferencia de Múnich
Ribbentrop-Molotov
Megalomanía en la historia
El origen del pacto germano-soviético
Adolf Hitler y Polonia
Stalin y el pacto germano-soviético


POLÍTICA RACIAL DEL TERCER REICH


La población alemana de los Sudetes
Estado, nación y nacionalismo
Los Sudetes y el nacionalsocialismo
El Memorándum Hossbach
La presión alemana sobre Checoslovaquia y Polonia
Las alianzas de la Alemania de Hitler
La propaganda y agresiones de Hitler
El sistema de ocupación alemana
La natalidad en el Tercer Reich


LA PERSONALIDAD DE ADOLF HITLER


Un personaje wagneriano
Hitler y la Primera Guerra Mundial
El origen del nacionalsocialismo
El desempleo como modo de vida
El nacionalsocialismo en el periodo de entreguerras
Hitler y la Gran Depresión
Hitler es nombrado canciller
El gobierno de la Alemania nazi
La destrucción del Tratado de Versalles
Hitler y la Segunda Guerra Mundial
La alianza entre Hitler y Stalin
Hitler y la batalla de Inglaterra
La guerra racial contra la URSS
Franco y Hitler
Las potencias del Eje
La propuesta de Hitler a Stalin
El Ejército Rojo
La Operación Barbarroja


LA GUERRA EN EL PACÍFICO


Los contendientes y alianzas de la Segunda Guerra Mundial
El pacto de no agresión entre Japón y la URSS
La Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial
La Guerra Sino-Japonesa y la Segunda Guerra Mundial
La potencia japonesa y la Segunda Guerra Mundial


LAS BOMBAS DE HIROSHIMA Y NAGASAKI


Ética situacional y Segunda Guerra Mundial
¿Por qué se lanzaron las bombas atómicas?
Harry Truman y las bombas atómicas
La Guerra Fría y las bombas de Hiroshima y Nagasaki
Las causas reales del lanzamiento de las bombas
El ataque atómico a Nagasaki
Los juicios de Tokio y los juicios de Nuremberg
La masacre de Nanjin y los crímenes de Japón
Japón y el Tratado de San Francisco

¿Qué fue la crisis de los Sudetes?


LA [CONFERENCIA] DE MÚNICH

La crisis de los Sudetes fue un conflicto político internacional que tuvo lugar en 1938, antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. El término “Sudetes” se refiere a una región montañosa en el oeste de Checoslovaquia habitada principalmente por personas de habla alemana.

El conflicto se originó cuando el gobierno alemán, liderado por Adolf Hitler, comenzó a exigir la anexión de los Sudetes a Alemania, alegando que la población alemana de la región estaba siendo oprimida por el gobierno checoslovaco. El gobierno checoslovaco rechazó estas demandas, lo que llevó a una escalada del conflicto.

En septiembre de 1938, los líderes de Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia se reunieron en Munich para discutir la crisis. En el acuerdo de Munich, se permitió a Alemania la anexión de los Sudetes a cambio de la promesa de Hitler de que no buscaría más territorios en Europa. Sin embargo, poco después de la firma del acuerdo, Hitler invadió el resto de Checoslovaquia en marzo de 1939.

La crisis de los Sudetes fue un precursor importante de la Segunda Guerra Mundial y señaló la debilidad de la política de apaciguamiento de Gran Bretaña y Francia hacia Alemania.

[VÍDEO] SOBRE LA TEMÁTICA

 [APRENDE] AÚN MÁS:

🔴 ¿Qué fue la Operación Barbarroja y por qué fracasó?
🔴 ¿Por qué se llama Operación Barbarroja?
🔴 ¿Por qué Alemania invade la URSS?
🔴 ¿Cuántos prisioneros alemanes murieron en Rusia?
🔴 ¿Qué fue el pacto germano soviético?
🔴 ¿Que se acordó en la Conferencia de Múnich?

La crisis de 1929: segunda parte


Cuando los estadounidenses dejaron de comprar, los europeos y los países productores de materias primas se quedaron sin su mejor y casi único cliente. Del mismo modo, los capitales estadounidenses se retiraron de Europa y la reconstrucción de posguerra se vino abajo.

Alemania fue el país más afectado y, en menos medida, también lo sufrieron Austria, Checoslovaquia, Rumania y Yugoslavia.

El hundimiento germano también arrastró a Francia, que no pudo recibir las reparaciones de guerra.

Los países exigieron la transformación en oro de sus divisas en libras esterlinas. El Reino Unido no pudo hacer frente a esta masiva conversión y en 1932 abandonó la paridad libra-oro. El precio de la libra cayó en un 30% y los Estados que conservaban esta moneda como reserva se arruinaron.

De este modo, los “dominios británicos”, los países escandinavos, Portugal, Egipto…, unos treinta en total, se vieron afectados por la crisis. Sin capital y sin mercados, la recesión se extendía por todo el mundo. Sólo Japón logró evitar los efectos catastróficos de la crisis, aunque su producción se estancó.

La URSS, que vivía en una política económica autárquica de planes quinquenales, mantuvo su crecimiento.

Las consecuencias de la Gran Guerra: segunda parte


Consecuencias políticas.

El mapa europeo quedó profundamente modificado. El imperio austro-húngaro se desintegró, apareciendo Austria, Hungría y Checoslovaquia, al tiempo que reforzaba a la nueva potencia balcánica: Yugoslavia.

La Revolución Rusa y la posterior guerra civil propiciaron la aparición de Estados como Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania. A su vez, Polonia recuperó su independencia a costa de los ocupantes alemanes, austríacos y rusos.

Los cuatro imperios anteriores a la guerra –alemán, ruso, austro-húngaro y otomano- desaparecieron.

La I Guerra Mundial aceleró el declive del liderazgo europeo a favor de los EE.UU., que se consolidó como potencia mundial. Sin embargo, el acontecimiento político más trascendental de esos años fue el triunfo de la Revolución Bolchevique, que mostró el camino hacia un modelo político, económico y social distinto al predominante.

Consecuencias ideológicas.

La sociedad europea sufrió una profunda crisis de conciencia. Los millones de muertos y heridos, junto con las millones de familias destrozadas, llevaron a muchos a cuestionar el valor del sistema político y económico responsable.

Una gran parte de los intelectuales consideraba a Europa como la cuna de la civilización y esto justificaba la extensión de su civilización y el imperialismo. Después de la guerra ya no se podía defender esa superioridad moral de los europeos.

A su vez, el conflicto europeo despertó el sentimiento nacionalista en las colonias.

Los restantes tratados de paz


Austria firmó en septiembre de 1919 el Tratado de Saint-Germain, que reducía su territorio al actual. Tuvo que reconocer la independencia de Hungría, Checoslovaquia, Polonia y Serbia. Cedió a Italia el Tirol sur, Trieste, Istria y parte de Dalmacia.

A Serbia se le concedió Bosnia-Herzegovina y Eslovenia.

Hungría firmó en 1920 el Tratado de Trianon. Entregaba Croacia y Eslabona a Serbia, Eslovaquia a Checoslovaquia y Transilvania a Rumanía.

En noviembre de 1920, Bulgaria se vio obligada a ceder a Grecia la Tracia oriental -perdiendo su salida al mar Egeo- y gran parte de Macedonia.

Turquía firmó en agosto de 1920 el Tratado de Sèvres, donde sufrió notables pérdidas territoriales:

  • Tracia oriental y las islas del mar Egeo pasaban a Grecia.
  • Rodas y el Dodecaneso se cedían a Italia.
  • Armenia se convertía en Estado independiente.
  • Kurdistán lograba su autonomía.

Siria, Líbano y Cilicia se convertían en mandatos franceses, mientras Iraq, Palestina y Transjordania pasaban a ser mandatos británicos.

El descontento por las condiciones del Tratado de Sèvres provoco un levantamiento nacionalista acaudillado por Mustafa Kemal.

El sultán fue depuesto y se reanudó la lucha contra los griegos, de tal modo que las sucesivas victorias turcas obligaron a revisar las condiciones de paz en el Tratado de Lausana (24 de julio de 1923).

Turquía recuperaba Tracia oriental y conservaba Asia Menor en su totalidad.

La política exterior III: de la crisis Blomberg-Fritsch al pacto germano-soviético


La “crisis Blomberg-Fritsch” y el relevo de Neurath por Ribbentrop en lo que a asuntos internacionales se refiere, cambiaron la estrategia expansionista alemana. Desde ese momento se procedió a elevar tres reclamaciones territoriales sucesivas -Austria, Checoslovaquia y Polonia- con un esquema muy similar: reivindicación de los derechos de la población germana en esos territorios, presión sobre las autoridades con el apoyo de movimientos internos, y ocupación final del territorio.

1. Cuestión austríaca; en su relación con Austria los nacionalsocialistas pasaron de la política golpista -asesinato de Dollfuss en 1934- a la normalización diplomática -reconocimiento de la soberanía austríaca y proclamación del régimen de Viena como Estado alemán en 1936-. Sin embargo, el 13 de marzo de 1938 Adolf Hitler proclamó el “Anschluss” al tiempo que pedía el refrendo de la población austríaca.

Como austríaco, Stefan Zweig nos narra en El mundo de ayer sus impresiones acerca de los grandes peligros que se cernían sobre Austria y Europa. Considera que las grandes potencias, y especialmente Inglaterra, cometieron el error de confiar en los nazis, de creer en sus promesas. En su opinión, tal vez sobre la conciencia de estas pesase el duro castigo inflingido a Alemania en Versalles, y, por tanto, un deseo de reconpensarla; aunque también destaca la necesidad occidental de una Alemania fuerte capaz de cumplir la función de baluarte contra el bolchevismo.

(Stefan Zweig, El mundo de ayer) “Una y otra vez se pretendía hacer creer que Hitler sólo quería atraer a los alemanes de los territorios fronterizos, que luego se daría por satisfecho y, en agradecimiento, exterminaría al bolchevismo; este anzuelo funcionó a la perfección. A Hitler le bastaba mencionar la palabra paz en un discurso para que los periódicos olvidaran con júbilo y pasión todas las infamias cometidas y dejaran de preguntarse por qué Alemania se estaba armando con tanto frenesí (…) poco a poco fueron surgiendo voces en Inglaterra que empezaban a justificar en parte sus “reivindicaciones” de una Gran Alemania, nadie comprendía que Austria era la piedra angular del edificio y que, tan pronto como la hicieran saltar, Europa se derrumbaría (…) Por eso, cada vez que hacía una escapada a Austria y luego volvía a cruzar la frontera, respiraba con alivio: Esta vez, todavía no. Y miraba hacia atrás como si fuera la última. Veía acercarse la catástrofe, inevitablemente; cien veces durante aquellos años, mientras los demás leían confiados los periódicos, yo temía en lo más íntimo de mi ser ver en ellos los titulares: Finis Austr¡ae”.

2. Cuestión checoslovaca; en los Sudetes vivían cerca de tres millones y medio de alemanes, e incluso existía un movimiento interno progermánico contrario al gobierno de Praga. En esta situación, Adolf Hitler presionó para que el caso de los Sudetes fuera revisado por las potencias. Estas se reunieron en la Conferencia de Munich (28-29 de septiembre de 1938), y optaron por entregar los Sudetes a Alemania con el fin de evitar el conflicto bélico. Finalmente, tras la reclamación alemana de Bohemia y Moravia, se procedió a la liquidación de toda Checoslovaquia, quedando tan solo Eslovaquia como república independiente bajo la tutela del Reich. Veamos como vivió Stefan Zweig aquellos sucesos:

(Stefan Zweig, El mundo de ayer) “Sé que hoy se recuerda con disgusto aquel encuentro en que Chamberlain y Daladier, colocados impotentes contra la pared, capitularon ante Hitler y Mussolini, pero, puesto que quiero servir a la verdad basándome en documentos, debo confesar que todo aquel que vivió aquellos días en Inglaterra entonces los consideró admirables (…) Se había dado la noticia de que Hitler, Chamberlain, Daladier y Mussolini habían llegado a un acuerdo total y, más aún, que Chamberlain había conseguido cerrar un pacto con Alemania que garantizaba el arreglo pacífico de todos los posibles conflictos entre ambos países para siempre (…) Por radio se oyó primero el mensaje Peace for our time que anunciaba a nuestra sufrida generación que podíamos volver a vivir en paz y contribuir a la construcción de un mundo nuevo y mejor, y miente quien quiera negar a posteriori lo mucho que nos embriagaron aquellas palabras mágicas. Pues, ¿quién podía creer que un hombre que regresaba preparado para una entrada triunfal era un hombre derrotado? (…) Pero, ay, sólo fue la última llamarada de un fuego que iba a extinguirse definitivamente. En los días siguientes empezaron a filtrarse los fatales detalles: cuán absoluta había sido la capitulación ante Hitler y cuán ignominiosa la entrega de Checoslovaquia, a la que se había garantizado ayuda y apoyo; y hacia el fin de semana ya era público que ni siquiera la capitulación había satisfecho a Hitler y que, incluso antes de que se hubiese secado la firma del pacto, él ya lo había violado en todos sus puntos. Sin ninguna clase de escrúpulos Goebbels proclamó entonces públicamente y a los cuatro vientos que en Munich habían acorralado a Inglaterra contra la pared”.

Así pues, el literato austríaco nos muestra cuán grande fue la capitulación anglo-francesa en Münich, pero también cómo se vivieron todos esos hechos en Londres y París. Describe cómo se pasó de la euforia del “Peace for our time”, de haber alejado el fantasma de la guerra, a la decepción de saber cuales eran las exigentes condiciones alemanas. Sobra decir que este descontento aumentó notablemente cuando Adolf Hitler ni siquiera respetó sus propias condiciones de paz.

3. Cuestión polaca; la supeditación, por parte de Adolf Hitler, del pacto de no agresión con Polonia a la incorporación de Dantzig al Reich y la construcción de un pasillo que uniera Alemania con Prusia Oriental, marcó el comienzo de lo que parecía ser otra nueva crisis diplomática. Polonia desestimó la oferta alemana confiando en que las potencias occidentales le apoyarían en caso de enfrentamiento. En consecuencia, Alemania decidió dar un giro radical en su política exterior, y firmó, el 23 de agosto de 1939, un pacto de no agresión con la Unión Soviética. Este incluía una cláusula secreta de reparto de Polonia y del Báltico:

(W. Hofer, Der Nationalsozialismus Dokumente) “…en el caso de reforma político-territorial de los territorios pertenecientes a los Estados bálticos, la frontera septentrional de Lituania trazará la divisoria de las esferas de intereses alemana y soviética. A este respecto, se reconoce por ambas partes el interés de Lituania en el territorio de Vilna (…) en el caso de una reforma político-territorial de los territorios pertenecientes al Estado polaco, las zonas de intereses de Alemania y la URSS quedarán delimitadas aproximadamente por el curso de los ríos Narev, Vístula y San”.

De esta manera, Stalin ganaba tiempo para rearmarse ante su previsible guerra con Alemania, y Adolf Hitler se asegura no caer entre dos frentes –occidental y oriental- por un tiempo.

Bibliografía:

[1] Historia Universal Contemporánea II; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.

[2] Historia de un alemán; Sebastian Haffner – Barcelona – Destino – 2006.

[3] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.

[4] El mundo de ayer. Memorias de un europeo; Stefan Zweig – Barcelona – El Acantilado – 2002.

[5] Hitler: una biografía; Joachim Fest – Barcelona – Planeta – 2005.

[6] Historia social del Tercer Reich; Richard Grundberger – Madrid – Ariel – 1999.

La ruptura de la homogeneidad política: nacionalismo serbio y elecciones republicanas VII

…tal y como lo recuerda Garde, “hay que admirar la pervivencia de las viejas fronteras culturales. Los comunistas ganaban las elecciones en Serbia, al igual que había sucedido en los demás países balcánicos de tradición oriental: Rumania, Bulgaria, poco después Albania, siempre con la misma oposición entre la ciudad y el campo. Por el contrario, eran barridos en Croacia y en Eslovenia, en una repetición de lo que ocurría en los países centroeuropeos de tradición occidental: Hungría, Checoslovaquia, Polonia”.

José Carlos Lechado y Carlos Taibo, Los conflictos yugoslavos, p. 67-68.