La independencia de los Estados Unidos

En este episodio de la serie dedicada a la Historia de 4º de ESO se abordan los primeros episodios de la Historia de los Estados Unidos. Para ello centramos nuestra atención en las causas de la independencia de las 13 colonias y el posterior conflicto bélico entre estas y Gran Bretaña. También dedicaremos un breve apartado a la Declaración de Independencia, la Guerra Anglo-Española, el Tratado de Versalles y la Constitución de los Estados Unidos.

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ESTRUCTURA DEL VÍDEO:

  • 0:24. El significado de la Revolución Americana.
  • 1:39. Las causas de la independencia de las 13 colonias.
  • 2:57. Las consecuencias de la Guerra de los Siete Años.
  • 4:02. El Motín del Té.
  • 5:33. El Primer Congreso Continental.
  • 6:40. El proceso de independencia de los Estados Unidos.
  • 7:55. El Segundo Congreso Continental.
  • 10:07. La Declaración de Independencia y el Tratado de Versalles.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Historia Contemporánea; Javier Paredes – Ariel.
  2. Las clases privilegiadas en el Antiguo Régimen; Antonio Domínguez Ortiz – Akal.
  3. Historia 4º de ESO – Santillana.
  4. Historia del Mundo Contemporáneo – Oxford.

DIAPOSITIVAS DEL VÍDEO:

Historia de Japón | De Hirohito a Naruhito


¿Qué sucedió en Japón después de la Primera Guerra Mundial? En este episodio abordamos los reinados de Hirohito, Akihito y Naruhito

ESTRUCTURA DEL VÍDEO:

  • 0:24. La democracia Taishō.
  • 2:14. La Segunda Guerra Sino-Japonesa.
  • 4:05. El bombardeo de Pearl Harbor.
  • 5:44. La guerra en el Pacífico.
  • 8:00. Los kamikazes y las bombas de Hiroshima y Nagasaki.
  • 10:02. La ocupación y el Tratado de San Francisco.
  • 11:43. Japón en la segunda mitad del siglo XX.

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BIBLIOGRAFÍA:

[1] Breve historia de Japón; Mikiso Hane – Anaya.
[2] Religiones de Japón; Michiko Yusa – Akal.
[3] Samuráis, la historia de los grandes guerreros de Japón; Stephen Turnbull – Akal.

DIAPOSITIVAS DEL VÍDEO:

El Muro de Berlín


¿Sabías que, durante casi tres décadas, la ciudad de Berlín estuvo dividida por un muro de 155 kilómetros de diámetro? Pues sí, así fue. El 13 de agosto de 1961, el gobierno de la República Democrática Alemana, con el respaldo de la Unión Soviética, iniciaba uno de los experimentos más terribles de la Europa moderna: del país que una vez pretendió dominar el mundo, surgieron dos pueblos separados por un muro hasta el 9 de noviembre de 1989.


Con el fin de entender por qué se levantó un muro en la capital de Alemania, es necesario remontarnos a los primeros años de la Guerra Fría. Como quedó explicado en el vídeo que dedicamos a esa cuestión (pondría una tarjeta enlazándolo), al término de la Segunda Guerra Mundial, tanto Alemania en su conjunto como la ciudad de Berlín, quedaron divididas en cuatro zonas de ocupación.

Sin embargo, esos territorios nunca llegaron a formar un único país. En abril de 1949, los EE.UU., Gran Bretaña y Francia unificaron sus zonas en un Estado: la República Federal de Alemania. Por su parte, en octubre de ese mismo año, surgía bajo el patrocinio soviético la República Democrática Alemana.

A pesar de esa división y de las tensiones propias del conflicto entre ambos bloques, la frontera entre Berlín Occidental y Berlín Oriental se mantuvo abierta hasta el verano de 1961. Eso la convirtió en la principal vía de escape existente al otro lado del Telón de Acero. De esta manera, desde 1949, más de tres millones de personas emigraron a Alemania Occidental pasando la frontera existente en la ciudad.

La constante pérdida de población llevó a las autoridades de la República Democrática Alemana –es decir, la cúpula del Partido Socialista Unificado- a buscar soluciones que evitaran la salida masiva de personas. De hecho, en las dos semanas previas a la construcción del Muro, se estima que cruzaron la frontera unas 50.000 personas. De esta manera, el día 13 de agosto comenzó la construcción del Muro bajo la atenta mirada y la protección de la policía y el ejército de la Alemania comunista; en total cerca de 15.000 efectivos.

Mientras tanto ¿qué hizo Occidente? Lo primero de todo es aclarar que los aliados de la OTAN fueron informados de los planes para acordonar Berlín Occidental por parte de los responsables de la República Democrática Alemana. Además, los servicios secretos de la RFA conocían buena parte de los detalles desde el mes de julio. Sin embargo, cuando se inició la construcción, les sorprendió tanto el calendario como las dimensiones de las barreras.

Lógicamente, la propaganda comunista trató de justificar la medida alegando que era un sistema de defensa contra la amenaza fascista de Occidente. En definitiva, culpaban a la República Federal de Alemania y a sus aliados de mantener un enclave dentro de su territorio –Berlín Oeste- que resultaba una amenaza para el modelo socialista. Sostenían que, sin la presencia occidental, el Muro no hubiera sido necesario.

Por su parte, Occidente reaccionó de diversas maneras y a ritmos muy distintos frente a la construcción del Muro. Desde la enérgica protesta y la manifestación convocada por el entonces alcalde de Berlín Oeste, Willy Brandt, a la prudencia del presidente alemán Konrad Adenauer y su viaje a la ciudad unas semanas después. Además, la diplomacia de los países de la OTAN mostró su indignación, al tiempo que se tomaron las medidas oportunas para mantener la independencia del enclave.

Ahora bien, como en tantos otros episodios de la Guerra Fría, la tensión inicial fue relajándose progresivamente con el fin de evitar un conflicto abierto. De hecho, en 1963 se llegó a un primer acuerdo para dejar pasar población de forma temporal aprovechando la celebración de Año Nuevo. Y, en la década siguiente, se agilizaron los trámites de tránsito para situaciones especiales.

Expuestos los antecedentes y la cuestión diplomática, ha llegado el momento de hablar del Muro en sí mismo. El primer punto a tener en cuenta es que la construcción se llevó a cabo en varias fases y sufrió varios procesos de remodelación que llevaron al perfeccionamiento de su estructura. De hecho, a partir de 1975 se fueron instalando más de 40.000 secciones de hormigón armado con una altura de 3,6 metros.

Además, el conjunto se completaba con alambradas, cables de alarma, cercas de púas, trincheras, una treintena de búnkeres y 300 torres de vigilancia.

Por supuesto, eso no evitó que muchas personas trataran de salir del Berlín Oriental. De hecho, desde la construcción del Muro hasta su desaparición en 1989, se produjeron más de 5.000 fugas. La mayoría, como es lógico, se produjeron en los primeros meses, pues la estructura no estaba perfeccionada. Además, en el intento murieron 192 personas y el número de heridos supero las dos centenas.

Finalmente, como hemos comentado antes, el Muro de Berlín cayó en la noche del 9 de noviembre de 1989. Ese acontecimiento hay que enmarcarlo en el contexto de la Perestroika, emprendida por Mijaíl Gorbachov en la URSS desde 1985. Con el tiempo, la renuncia de Moscú a intervenir como hasta entonces en sus países satélites llevó a que Hungría retirara las alambradas de su frontera en mayo de 1989.

Eso produjo una avalancha desde la Alemania Oriental a ese país que, solo en el mes de septiembre, recibió a casi 15.000 alemanes. A esa cifra hay que añadir la del creciente número de refugiados en las embajadas de la Alemania Federal en Praga y Varsovia.

La cascada de acontecimientos llevó a la sustitución de Erich Honecker por Egon Krenz al frente del Partido Socialista Unificado de la Alemania comunista a mediados de octubre.

Sin embargo, la causa última de la caída del Muro fue la confusión que se produjo en la conferencia de prensa de Günter Schabowski, miembro del Comité Central del SED. El político alemán anunció por error que la nueva ley de permisos de viaje entraba en vigor esa noche y, a partir de esa información, varios medios del Berlín Occidental anunciaron que el Muro se había abierto.

Todo eso llevó a miles de berlineses a tratar de cruzar la frontera, ante la confusión de la policía que no sabía si debía actuar o no. La avalancha se hizo imparable y, en las horas siguientes, los habitantes de Berlín comenzaron a destruir varios sectores del Muro sin que nadie lo impidiera.

Finalmente, después de un largo proceso negociador y no pocos estudios económicos y sociológicos, el 3 de octubre de 1990 desaparecía la República Democrática Alemana, integrándose su territorio en la RFA.

Conferencia de Paz de Versalles


AUNQUE LLEVO TIEMPO REALIZANDO ESTA ACTIVIDAD EN EL AULA, HE TARDADO EN SUBIRLA A MI PÁGINA PORQUE NO TENÍA PREPARADOS LOS MATERIALES NECESARIOS PARA QUE CUALQUIER DOCENTE PUDIERA LLEVARLA AL AULA SIN PROBLEMA. QUE AHORA ME ATREVA A MOSTRARLA NO SIGNIFICA QUE ESTÉ TODO TERMINADO, SINO MÁS BIEN QUE, CON LO QUE HAY, PUEDE DESARROLLARSE SIN PROBLEMA. POR TANTO, ME COMPROMETO A SEGUIR SUBIENDO MATERIALES EN LAS PRÓXIMAS SEMANAS CON EL FIN DE MEJORAR SU ASPECTO Y DESARROLLO.
SIN EMBARGO, NO SERÍA JUSTO QUE MOSTRARA ESTA SIMULACIÓN DE LA CONFERENCIA DE PAZ COMO ALGO PROPIO; AL MENOS NO EXCLUSIVAMENTE. LA IDEA LA TOMÉ DEL PROFESOR JUAN PABLO SÁNCHEZ EN UNA CONVERSACIÓN QUE TUVIMOS HACE UNOS VERANOS. ME COMENTÓ QUE UN COMPAÑERO LO DESARROLLABA EN EL COLEGIO TAJAMAR, Y ME PARECIÓ MUY INTERESANTE. A PARTIR DE ESA IDEA INICIAL, CLAVE PARA QUE ME PLANTEARA ALGO ASÍ, HE DESARROLLADO LA ACTIVIDAD A MI MANERA, SIN CONTAR CON NINGÚN MATERIAL PREVIO. AHORA BIEN, DESPUÉS DE INTERCAMBIAR ALGUNOS MENSAJES CON EL PROFESOR DANIEL QUIJANO -QUE TAMBIÉN TIENEN ENTRE MANOS UN PROYECTO DE ESTAS CARACTERÍSTICAS-, HEMOS LLEGADO A LA CONCLUSIÓN DE QUE EL ORIGEN DE TODO ESTÁ EN EL TRABAJO DE JOHN D. CLARE.
EN DEFINITIVA, POR DIVERSOS MOTIVOS CONSIDERO QUE LAS SIGUIENTES LÍNEAS ESTÁN EN DEUDA CON MUCHAS PERSONAS, A LAS QUE AGRADEZCO SU GENEROSIDAD A LA HORA DE COMPARTIR E INSPIRAR.

INTRODUCCIÓN

El objetivo de la actividad es utilizar el aprendizaje vivencial para acercar al alumnado a las relaciones internacionales de la época y, más en concreto, a las rivalidades previas a la Gran Guerra. Evidentemente, estas salen a la luz en el contexto de la Conferencia de Paz, por lo que existen otros aspectos -es el caso de las reparaciones- que solo se comprenden después del armisticio de 1918. Además, con esta simulación también se pretende que entiendan mejor el periodo de entreguerras, tanto en su vertiente política como económica.

ORGANIZACIÓN Y DESARROLLO

La Conferencia de Paz se desarrolla a lo largo de tres sesiones, si bien es necesario dedicar veinte minutos de una clase previa para explicar la dinámica y agrupar al alumnado por países. A continuación se detalla cada una de las fases:

  1. Sesión previa; el alumnado se divide en equipos de tres o cuatro personas, eligiendo uno de los cinco países disponibles: Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia, Italia y Alemania. Si el número de estudiantes es superior a la veintena, pueden hacerse grupos de cinco personas o utilizar una versión extendida donde se incluya Japón. A partir de ahí se les explica la dinámica de la actividad y el modo de evaluarla (ver más abajo).
  2. La primera sesión estará dedicada íntegramente a la preparación de la Conferencia por países. Cada una de las potencias recibirá una carpeta con instrucciones y, a partir de ella, haciendo uso si así lo desean de la información del libro de texto e internet, comenzarán a redactar un discurso inicial. También es conveniente que, a la luz del contenido del telegrama que hay en la carpeta, preparen estrategias que les permitan ganar aliados durante las negociaciones. Ahora bien, no deberán interactuar aún con los restantes países.
  3. La segunda sesión se iniciará con los discursos de cada una de las potencias siguiendo este orden: Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Italia y Alemania. Es previsible que, después de la primera de las intervenciones, tenga lugar una votación para retirarle la palabra a los alemanes. Si así sucediera y el resultado fuera afirmativo, se suprimiría el quinto discurso. Es importante que, mientras otros intervienen, algún componente del equipo apunte sus exigencias con el fin de buscar puntos comunes. Terminada la fase de discursos, se abrirá un proceso de negociación en el que los países podrán moverse por el aula e interactuar con el fin de llegar a acuerdos. En caso de que Alemania sea silenciada, es bueno convencer a sus representantes de la necesidad de prestar mucha atención a lo que dicen las demás potencias. No en vano, si conocen bien los puntos de vista de cada una de ellas, podrán negociar por separado de una forma más eficaz. Este aspectos es importante para el desarrollo de la actividad, pues no podemos permitir que la frustración saque a varios alumnos de la dinámica de la actividad.
  4. En la tercera sesión comenzará a redactarse un tratado de paz a partir del debate de los siguientes puntos:

I. Limitación del poder militar alemán.
II. Cuantía de las reparaciones y reparto entre los vencedores.
III. Cuestión de las nacionalidades: Letonia, Estonia, Lituania, Polonia, Checoslovaquia, Hungría y Yugoslavia (incluye los territorios reclamados por Italia).
IV. Devolución de Lorena y Alsacia a Francia.
V. Creación del Estado de Renania.
VI. Prohibición del Anschluss.
VII. Dictamen a favor de la constitución de la Sociedad de Naciones.
VIII. Destino de los territorios coloniales y fórmula que se adoptará en cada uno de ellos (colonia o mandato).

Cada una de esas cuestiones será objeto de debate antes de la votación, e incluso, si el profesor lo considera oportuno, podrán abrirse breves rondas de negociaciones bilaterales. Al respecto, conviene recordar que, en caso de haber sido silenciada, Alemania no podrá pronunciarse en los debates, pero si negociar con otros países.

En los últimos minutos de la tercera sesión, se redactará un documento para que los alemanes lo revisen y firmen. En caso de negarse a hacerlo, las potencias vencedoras deberán reabrir las negociaciones o amenazar con reemprender la guerra. En este tira y afloja puede pasar cualquier cosa, si bien todos saben que la vuelta a las armas conlleva una mala nota para todos en la actividad. Si finalmente hay acuerdo con Alemania, se entrega a cada grupo la hoja de puntuaciones para que calculen la nota obtenida.

EVALUACIÓN

Como se puede ver en las tablas de puntuaciones, todos los países pueden obtener tres puntos por la preparación y calidad de su intervención inicial, así como otro punto más por su labor en las negociaciones bilaterales y los debates de la Conferencia. Lógicamente, eso precisa de la máxima atención por parte del docente a lo largo de esas fases. A partir de ahí, en función de sus objetivos, cada potencia va ganando o perdiendo puntos. En ese ámbito, únicamente hay dos excepciones:

  1. Los puntos de las reparaciones de guerra no se acumulan, sino que solo se suma o se resta la opción obtenida.
  2. Salvo en lo que respecta a la preparación de la Conferencia, las negociaciones durante la misma y las reparaciones de guerra, Alemania no es un país que sume puntos. Sus componentes parten de un diez y van perdiendo nota en función de lo que vaya sucediendo durante la simulación.

Es importante que, durante la sesión previa, se les explique que su nota depende del trabajo realizado y de los objetivos alcanzados. Ahora bien, para evitar amaños o cálculos que puedan entorpecer la actividad, no deben saber el valor concreto de cada cosa (a excepción de los tres puntos de preparación). Respetar este secreto es fundamental, pues hay elementos de la Conferencia que no funcionarán si se ponen todas las cartas bocarriba. De igual modo, es clave que ninguna de las restantes potencias conozca el contenido de su carpeta.

Por último, como se ha comentado más arriba, es bueno que los estudiantes sepan que el retorno a la guerra afectará notablemente a su nota en esta actividad. En concreto, únicamente conservarán aquellos aspectos relativos a la preparación y a los debates y negociaciones; es decir, un total de cuatro puntos como máximo. Esto incluye también a Alemania, pues si se reanuda el conflicto no podrá defenderse y perderá todo lo que aún conserva antes de la paz.

MATERIALES

Historia de las relaciones internacionales: los tigres asiáticos


Durante el curso 2018-2019 elaboré este Prezi para mis clases del Máster en Relaciones Internacionales y Estudios Asiáticos. Aunque es probable que con el tiempo vaya introduciendo correcciones, comparto la presentación en su estado actual. Para consultarla haz click aquí.


Analiza las causas, principales hechos y consecuencias de la intervención de España en Marruecos entre 1904 y 1927


SEXAGÉSIMO QUINTO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.

Con el fin de analizar de forma sintética y ordenada las causas, acontecimientos y repercusiones de la política española con respecto a Marruecos durante el primer tercio del siglo XX, distinguiremos dos fases o marcos temporales bien diferenciados. En primer término se abordará el periodo que va de 1904 a la Semana Trágica (1909), siendo objeto de la segunda parte el estudio de la primera mitad de los años veinte, con sucesos como el Desastre de Annual (1921) y el Desembarco de Alhucemas (1925).

Después de la pérdida de las últimas colonias en el año 1898, la intervención en Marruecos pasó a ser uno de los principales ejes de la política exterior española. La clase política, y la sociedad en su conjunto, percibieron el establecimiento de un protectorado al otro lado del Estrecho como una forma de salir del aislamiento internacional y recuperar el prestigio nacional perdido tras el conflicto con los Estados Unidos. Ahora bien, no fijaron las respectivas zonas de influencia con Francia hasta la Conferencia de Algeciras de 1906. En ella a España le correspondió la zona norte, que incluía la riqueza minera del conflictivo territorio del Rif.

En 1909, como consecuencia del recrudecimiento de los enfrentamientos entre las tropas españolas y los rifeños, el gobierno decidió enviar refuerzos mediante la movilización de los reservistas barceloneses. Esto desencadenó una oleada de protestas, que alcanzaron su máximo nivel de tensión con la huelga general y las manifestaciones acaecidas en los días en que las tropas embarcaban. En este contexto, se produjo en Marruecos la emboscada en el Barranco del Lobo, con numerosas bajas entre los soldados españoles. La principal consecuencia de este acontecimiento fue la transformación de la huelga en una protesta con barricadas y grupos armados que se enfrentaron a las fuerzas del orden en Barcelona. El gobierno actuó con rapidez y excesiva dureza para poner fin a la revuelta, lo que llevó a Alfonso XIII a pedir la dimisión al presidente Antonio Maura.

El otro marco temporal objeto de análisis va de 1921 a 1925. En el primero de esos años, el gobierno español tomó la decisión de someter de forma definitiva su zona del protectorado, por lo que el general Silvestre inició la ocupación de la región de Yebala, en el sector central del Rif. Sin embargo, las tropas españolas, con el fin de ocupar rápidamente la bahía de Alhucemas, se internaron demasiado en un territorio montañoso que, además, estaba alejado de sus bases de aprovisionamiento. De esta manera, el líder rifeño Abd el-Krim derrotó a los españoles en Annual, donde murieron y desaparecieron unos 10.000 soldados, entre ellos el propio general Silvestre.

Además de la pérdida de buena parte del territorio ocupado en los años anteriores, el desastre de Annual tuvo importantes consecuencias políticas. De entre ellas, sin lugar a dudas, cabe destacar el golpe de Estado de Primo de Rivera, que puso fin al sistema parlamentario. En gran medida el cambio de régimen se debió a la necesidad de ocultar el contenido del informe sobre las responsabilidades de Annual elaborado por una comisión presidida por el general Picasso.

Durante la dictadura, ante la dificultad para recuperar las zonas perdidas, España optó en un primer momento por una política de contención para impedir la expansión de la zona rebelde. Posteriormente se llegó a un acuerdo con el gobierno francés para organizar una acción conjunta que, en 1925, hizo posible que se desarrollará una gran operación de desembarco en Alhucemas. En los meses que siguieron a ese acontecimiento, los rebeldes rifeños no dejaron de retroceder hasta la rendición final de Abd el-Krim en 1927 ante las tropas francesas.

Explica la política española respecto al problema de Cuba


QUINCUAGÉSIMO TERCER ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.

Una correcta compresión de la política española en Cuba ha tener en cuenta el contexto internacional de finales del XIX, caracterizado por el auge del imperialismo y el creciente expansionismo de los Estados Unidos. De hecho, la nación americana, que había iniciado su proceso de conversión en una gran potencia industrial y militar tras la Guerra de Secesión (1861-1865), desempeñó un papel fundamental en el desarrollo y desenlace del conflicto cubano.

A esto hemos de añadir la política inmovilista de los gobiernos españoles con respecto a la isla y las demandas de sus pobladores. Un importante sector de la clase dirigente peninsular era partidaria de no ceder a ninguna presión reformadora planteada por los cubanos, que cada vez exigían un mayor grado de autonomía. De hecho, aunque la esclavitud en Cuba quedó abolida en 1886, las Cortes rechazaron la propuesta de descentralización presentada en 1893.

De esta manera, los intereses norteamericanos en la isla, unidos a la errática política española, llevó a que en 1895 se produjera una nueva insurrección de corte independentista. Se inició así una nueva guerra en Cuba, que enfrentó, en primer término, al ejército español con los nacionalistas cubanos, y más tarde a España con los Estados Unidos. La derrota de 1898 significó la pérdida definitiva, no solo de la isla caribeña, sino también de Puerto Rico y Filipinas.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Historia de España 2 – Editorial Anaya.
  2. Historia de España – Editorial Vicens Vives.
  3. Historia de España en el siglo XIX; José Luis Comellas – Rialp.

Los esfuerzos por superar la recesión


Las primeras medidas se centraron en políticas económicas deflacionistas: reducir el crédito y el dinero. Sin embargo, esto rebajó también la demanda, por lo que los gobiernos acabaron optando por la intervención económica.

Las propuestas de John M. Keynes

J. M Keynes defendía la necesidad de estimular la demanda para que esta tirase de la producción. Esto exigía que los gobiernos incrementasen el gasto público, aumentara la circulación monetaria y devaluaran la moneda.

Para ello, el Estado debía invertir en obras públicas: vías de comunicación, obras hidráulicas… que aumentarían la demanda de cemento, hierro, acero y maquinaria.
Estas obras exigirían, además, abundante mano de obra. Por tanto, si bien es verdad que estas medidas producirían inflación, también estimularían la inversión y la recuperación económica.

Su aplicación práctica: el New Deal

Desde 1933 el presidente de los Estados Unidos, F. D. Roosevelt, impulsó una política económica intervencionista en la línea del economista Keynes: se denominó New Deal. Se elaboró un ambicioso plan de obras públicas, se implantaron subsidios de paro, salarios mínimos, jornada laboral máxima…

 

También se devaluó el dólar para fomentar las exportaciones y se reformaron el sistema bancario y el bursátil para evitar desastres como el de 1929. Por último, se limitó la producción agrícola e industrial para que no cayeran los precios.

El New Deal produjo una cierta reactivación pero las inversiones privadas no llegaron a sustituir a las públicas. El paro descendió, aunque se mantuvo muy por encima de las cifras de 1928. Supuso un gran cambio en la economía: Se sustituía el Estado no intervencionista por el Estado interesado en el control de los negocios, que establecía seguridad social y buscaba la redistribución de la riqueza.

Sin embargo, solo la nueva guerra en Europa logró reactivar definitivamente la economía.

La crisis de 1929: segunda parte


Cuando los estadounidenses dejaron de comprar, los europeos y los países productores de materias primas se quedaron sin su mejor y casi único cliente. Del mismo modo, los capitales estadounidenses se retiraron de Europa y la reconstrucción de posguerra se vino abajo.

Alemania fue el país más afectado y, en menos medida, también lo sufrieron Austria, Checoslovaquia, Rumania y Yugoslavia.

El hundimiento germano también arrastró a Francia, que no pudo recibir las reparaciones de guerra.

Los países exigieron la transformación en oro de sus divisas en libras esterlinas. El Reino Unido no pudo hacer frente a esta masiva conversión y en 1932 abandonó la paridad libra-oro. El precio de la libra cayó en un 30% y los Estados que conservaban esta moneda como reserva se arruinaron.

De este modo, los “dominios británicos”, los países escandinavos, Portugal, Egipto…, unos treinta en total, se vieron afectados por la crisis. Sin capital y sin mercados, la recesión se extendía por todo el mundo. Sólo Japón logró evitar los efectos catastróficos de la crisis, aunque su producción se estancó.

La URSS, que vivía en una política económica autárquica de planes quinquenales, mantuvo su crecimiento.

La crisis de 1929: primera parte


La superproducción

En Estados Unidos se produjo un espectacular crecimiento de la producción durante los años veinte debido a la renovación técnica y a la racionalización del trabajo (taylorismo).
En consecuencia, la oferta comenzó a ser, de modo alarmante, muy superior a la demanda.

En 1926 los precios se estancaron y, como consecuencia, los beneficios también. Como la producción siguió creciendo y el mercado estaba saturado, se originó un abundante stock de productos no vendidos.

Esto trajo consigo una caída generalizada de los precios, especialmente agrícolas (trigo, algodón, café…) y la ruina de los productores y distribuidores.

La especulación en la Bolsa

A partir de 1926, los beneficios de las empresas dejaron de crecer y las inversiones se dirigieron a la Bolsa. Este aumento de la demanda de acciones produjo una subida artificial de las cotizaciones, con independencia del valor real de las empresas. Incluso se solicitaron créditos a los bancos para comprar más acciones.

Así, el 3 de septiembre de 1929 fue el día de mayor volumen de negocios de la Bolsa de Nueva York.

El crack bursátil y la extensión de la crisis

La crisis de 1929 comenzó con la caída de la Bolsa de Nueva York. Su rapidez y amplitud se entienden porque la especulación se había construido sobre la confianza; cuando esta se convirtió en inseguridad, la catástrofe estuvo servida.

El jueves negro (24 de octubre de 1929) se inició el proceso: al faltar seguridad todos quisieron vender sus acciones para recuperar su dinero, por lo que el precio de este aumentó.

La oferta de valores fue tan grande que las cotizaciones cayeron. Esto ocasionó que todos quisieran vender cuanto antes, unos para evitar pérdidas y otros para disponer de efectivo con el que poder pagar sus préstamos.

Las cotizaciones cayeron todavía más a lo largo de la jornada. Ese día salieron a la venta cerca de 13 millones de acciones, muchas de ellas a precios irrisorios. En los días siguientes aumentó la venta masiva de acciones.

Los bancos más fuertes intentaron comprar las acciones para frenar la quiebra, pero el proceso parecía no tener fin.

De la Bolsa a la banca

Los bancos fueron los primeros afectados, ya que habían concedido créditos para invertir en Bolsa y la ruina de los inversores impidió su devolución. Además, la desconfianza hizo que los clientes quisieran recuperar sus depósitos por temor a las quiebras.

La conjunción de estas fuerzas negativas hizo que 5.000 bancos norteamericanos quebraran entre 1929 y 1932.

De la banca al comercio, a la industria y a la agricultura

Sin bancos no hay créditos para la industria, el comercio y el campo. Sin recursos económicos -o a un precio muy elevado- para invertir o para facilitar los intercambios comerciales, comenzaron a acumularse los productos sin vender, cayendo más los precios y los beneficios. Esto obligó al cierre de empresas e incrementó notablemente el desempleo.

El problema del desempleo se agudizó: en 1932 los parados en los EE.UU. ascendían a 13 millones; en Alemania eran 6 millones y en el Reino Unido más de 3 millones. A estas cifras habría que añadir los agricultores, que no podían ni vender ni comprar nada por el descenso de los precios agrícolas.