Historia de las relaciones internacionales: los tigres asiáticos


Durante el curso 2018-2019 elaboré este Prezi para mis clases del Máster en Relaciones Internacionales y Estudios Asiáticos. Aunque es probable que con el tiempo vaya introduciendo correcciones, comparto la presentación en su estado actual. Para consultarla haz click aquí.


La vida política británica durante el periodo de entreguerras


El Reino Unido entró, desde los años veinte, en una “dulce decadencia” que se confirmó al finalizar la II Guerra Mundial.

La conflictividad social no fue tan grave como en el continente: ni comunistas ni fascistas tuvieron un desarrollo significativo en el mapa político británico. Sólo se sucedieron cuatro jefes de Gobierno y seis equipos ministeriales, siendo la firma del Estatuto de Westminster (1931), que constituía la Commonwealth, uno de los principales acontecimiento.

Los problemas fundamentales del país eran la política económica y la posición ante el problema irlandés.

La situación económica se complico con los efectos de la “Gran Depresión». El desempleo se disparó a 2,5 millones de parados en 1930. La crisis obligó a constituir un Gobierno de unidad nacional, presidido por MacDonald con liberales y conservadores. En 1935, el Reino Unido había superado ya los efectos más negativos de la crisis económica.

El problema irlandés, donde una mayoría católica deseaba la independencia del Reino Unido, se arrastraba desde el siglo XIX. En 1918 se reconoció el principio de la libre determinación de las nacionalidades, reavivándose los afanes independentistas. El Gobierno británico, sin embargo, se negó a concederla.

Los independentistas se organizaron en un partido, el Sinn Féin (Nosotros Solos), y una milicia, el IRA (Irish Republic Army), cada vez más numerosa y activa. Tras diversas vicisitudes e intentonas armadas independentistas, en 1921 el primer ministro Lloyd George dividió la isla en dos.

En el norte, el Ulster, con mayoría anglicana, se mantenía como parte del Reino Unido. En las provincias del sur se creó un República independiente en calidad de dominio. Posteriormente rompería los lazos con Gran Bretaña y pasó a llamarse República de Irlanda o Eire.

A su vez, declaró que su territorio comprendía toda la isla, aunque sus leyes no podrían aplicarse, de momento, en el Ulster.