El espacio vital y las causas de la Segunda Guerra Mundial

En este episodio de la serie dedicada a la Historia de 4º de ESO se abordan las causas de la Segunda Guerra Mundial en el escenario europeo. En ese sentido, la exposición estará centrada en la Alemania de Adolf Hitler y en la idea del espacio vital o lebensraum. Esta se manifestó, fundamentalmente, en la recuperación del Sarre, la remilitarización de Renania, el Anschluss con Austria y la cuestión de los Sudetes checoslovacos. También se dedica un apartado final al corredor del Danzig y al pacto Ribbentrop-Mólotov.

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ESTRUCTURA DEL VÍDEO:

  • 0:00. Introducción.
  • 0:38. Las primeras violaciones del Tratado de Versalles.
  • 2:03. El Sarre y la remilitarización de Renania.
  • 3:21. La participación en la Guerra Civil Española.
  • 4:21. El Memorándum Hossbach y el espacio vital.
  • 5:35. El Anschluss.
  • 6:02. La cuestión de los Sudetes y la Conferencia de Múnich.
  • 8:14. El Acuerdo de Asistencia Mutua.
  • 9:57. El pacto germano-soviético.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Historia Contemporánea; Javier Paredes – Ariel.
  2. Las clases privilegiadas en el Antiguo Régimen; Antonio Domínguez Ortiz – Akal.
  3. Historia 4º de ESO – Santillana.
  4. Historia del Mundo Contemporáneo – Oxford.

DIAPOSITIVAS DEL VÍDEO:

 

 

Unidad 8. El periodo de entreguerras


DEFINICIONES UTILIZADAS EN EL OCTAVO TEMA DE 4º DE ESO. EN ESTA UNIDAD SE ABORDAN LAS CONSECUENCIAS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y DE LA REVOLUCIÓN RUSA, ASÍ COMO LA EVOLUCIÓN ECONÓMICA DEL CAPITALISMO. TAMBIÉN HAY UN APARTADO DEDICADO AL AUGE DEL FASCISMO Y LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA.

Acciones: títulos o participaciones de una empresa que poseen un determinado valor en el mercado.

Anschluss: unión de Alemania y Austria bajo el régimen político de Adolf Hitler. Esta medida, llevada a cabo en 1938, no recibió respuesta por parte de las potencias vencedoras de la I Guerra Mundial, a pesar de ir en contra de lo estipulado en el Tratado de Versalles.

Antisemitismo: hostilidad hacia las minorías judías. El prejuicio racista data de principios del siglo XVIII, cuando un grupo de escritores alemanes utilizó los conceptos lingüísticos “semítico” y “ario” como términos raciales, y comenzaron a considerar a los judíos como miembros de una raza diferenciada e inferior. A partir de 1881 surgieron los primeros partidos políticos antisemitas en Alemania y Austria-Hungría, y a principios del siglo XX se practicó también una política antisemita en Francia y Rusia.

Autarquía: política del Estado que pretende bastarse con sus propios recursos y evitar, en lo posible, las importaciones.

Corporativismo: doctrina política y social que defiende la intervención del Estado en la solución de conflictos laborales, mediante la creación de corporaciones profesionales que agrupan a trabajadores y empresarios.

Crack de 1929: acontecimiento histórico que marcó el inicio de la Gran Depresión. Su origen ha de buscarse en la venta masiva de acciones y la sobrevaloración de las mismas, así como la facilidad de crédito a los nuevos inversores. Esta burbuja estalló en octubre de 1929.

Cultura de masas: conjunto de producciones culturales difundidas por los medios de comunicación (prensa, cine, radio, televisión…). De forma más general, se da este nombre a un tipo de cultura popular de baja calidad.

Deflación: política practicada por los países para reducir al máximo la tasa de inflación y mejorar su competitividad en los mercados. Se lleva a cabo mediante la revalorización de la moneda, la restricción de créditos la subida de impuestos y el descenso del gasto público, los salarios y los precios.

Depresión económica: fenómeno de larga duración que se caracteriza por el descenso de la actividad productiva y comercial. Las depresiones son parte integrante de los ciclos económicos, comunes en las sociedades capitalistas industriales. Cuando la oferta del sistema productivo es superior a la demanda, se produce un descenso en los ritmos de crecimiento de la producción, una bajada de precios y salarios y una aumento del desempleo.

Divisa: moneda o valores de un país extranjero. La entrada de divisas a un territorio se produce por la venta de productos (comercio exterior) o por los ingresos procedentes del turismo.

Espartaquistas: grupo de socialistas radicales alemanes que, en 1918, fundaron el Partido Comunista de Alemania (KPD). Al año siguiente protagonizaron una tentativa revolucionaria que fue aplastada y tuvo como principal consecuencia el asesinato de dos de sus principales representantes, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht.

Etnia: grupo humano que presenta ciertas afinidades somáticas, lingüísticas o culturales y que, generalmente, habita en un espacio geográfico determinado.

Fascismo: régimen político que gobernó Italia entre 1922 y 1945. También se conoce con ese nombre al movimiento que lo originó y a su ideología. En un sentido amplio, se aplica a todos los regímenes totalitarios que se inspiran en el modelo italiano para enfrentarse al avance del socialista y de la democracia.

Frente popular: coalición de partidos de centro-izquierda para oponerse al fascismo en la década de 1930. El más conocido fue el Frente Popular francés, que estuvo en el poder entre junio de 1936 y octubre de 1938.

Gestapo: policía secreta del Estado nacionalsocialista creada por Goering en 1933 para controlar, combatir y eliminar a todos los opositores al régimen hitleriano. Dependía del Ministerio de Interior y era un cuerpo paramilitar independiente del ejército regular.

Leyes de Núremberg: medidas antisemitas promulgadas en esa ciudad alemana en septiembre de 1935 durante el congreso del NSDAP. Por medio de ellas se privaba a los judíos de derechos cívicos y se prohibían los matrimonios entre alemanes y semitas.

Liquidez: facilidad de conversión en dinero efectivo.

Marcha sobre Roma: expresión utilizada por los fascistas italianos para referirse a la forma en que Mussolini accedió al poder en el año 1922. La petición del rey Víctor Manuel III para que formara gobierno fue precedida por la amenaza de los fascistas de ocupar Roma. Mussolini marchó sobre la ciudad con 25.000 “camisas negras”, que fueron transportados en ferrocarril y realizaron un desfile por las calles romanas.

New Deal: término inglés que en castellano significa “nuevo trato”, con el que se denomina al conjunto de reformas sociales y económicas llevadas a cabo por la administración del presidente norteamericano F. D. Roosevelt para afrontar los efectos de la Gran Depresión.

NSDAP: partido nazi, de ideología anticapitalista, antimarxista, antidemocrática y ultranacionalista, liderado por Adolf Hitler. Pretendía devolver a Alemania el orgullo perdido tras la firma del Tratado de Versalles.

Pacto de Locarno: acuerdo alcanzado en 1925 en esa ciudad suiza entre los representantes de Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia y Bélgica para disminuir la tensión internacional. Lo más destacado del acuerdo fue garantizar las fronteras de la época entre Alemania, Francia y Bélgica.

Pangermanismo: doctrina que pretende la unidad de todos los pueblos alemanes en un solo Estado mediante la expansión territorial y la expulsión de los extranjeros.

Política de apaciguamiento: tolerancia del Reino Unido y Francia al expansionismo fascista para tratar de evitar el estallido de una nueva guerra a finales de la década de 1930.

República de Weimar: régimen político alemán tras la I Guerra Mundial, entre 1919 y 1933. La ciudad de Weimar, patria de los poetas alemanes Goethe y Schiller, fue elegida para redactar en ella la nueva Constitución de Alemania.

SA: fuerzas paramilitares del partido nacionalsocialista que se distinguían por su camisa parda. Hitler ordenó asesinar a sus líderes en “la noche de los cuchillos largos”.

Seguridad Colectiva: principio básico de la Sociedad de Naciones, según el cual la seguridad de cada uno de los países miembros estaba garantizada por los demás.

Sudetes: región en la frontera entre Checoslovaquia y Polonia habitada por población de lengua alemana. Su anexión por la Alemania nacionalsocialista en 1938 fue aceptada por Italia, Reino Unido y Francia en la Conferencia de Múnich.

Tratados de Letrán: acuerdos firmados en 1929 entre la Santa Sede y Mussolini por los que se constituía la Ciudad Estado del Vaticano y se ponía fin a las diferencias entre la Iglesia Católica y el Reino de Italia.

Tratado de Rapallo: acuerdo entre Alemania y la URSS firmado en abril de 1922. Por medio de él se restablecían las relaciones diplomáticas entre ambos estados y se renunciaba a las reclamaciones económicas, comprometiéndose a cooperar mutuamente. Supuso el fin del aislamiento de ambas potencias.

Totalitarismo: régimen político en el que el Estado ejerce una fuerte intervención en todos los aspectos de la vida del país y un grupo o partido político concentra la totalidad de los poderes estatales y no permite la actuación de otros partidos.

Unidad 7. El periodo de entreguerras


DEFINICIONES UTILIZADAS EN EL SÉPTIMO TEMA DE 1º DE BACHILLERATO. EN ESTA UNIDAD SE ABORDAN LAS CONSECUENCIAS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y de LA REVOLUCIÓN RUSA, ASÍ COMO LA EVOLUCIÓN ECONÓMICA DEL CAPITALISMO. TAMBIÉN HAY UN APARTADO DEDICADO AL AUGE DEL FASCISMO Y LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA.

Acciones: títulos o participaciones de una empresa que poseen un determinado valor en el mercado.

Anschluss: unión de Alemania y Austria bajo el régimen político de Adolf Hitler. Esta medida, llevada a cabo en 1938, no recibió respuesta por parte de las potencias vencedoras de la I Guerra Mundial, a pesar de ir en contra de lo estipulado en el Tratado de Versalles.

Antisemitismo: hostilidad hacia las minorías judías. El prejuicio racista data de principios del siglo XVIII, cuando un grupo de escritores alemanes utilizó los conceptos lingüísticos “semítico” y “ario” como términos raciales, y comenzaron a considerar a los judíos como miembros de una raza diferenciada e inferior. A partir de 1881 surgieron los primeros partidos políticos antisemitas en Alemania y Austria-Hungría, y a principios del siglo XX se practicó también una política antisemita en Francia y Rusia.

Autarquía: política del Estado que pretende bastarse con sus propios recursos y evitar, en lo posible, las importaciones.

Corporativismo: doctrina política y social que defiende la intervención del Estado en la solución de conflictos laborales, mediante la creación de corporaciones profesionales que agrupan a trabajadores y empresarios.

Crack de 1929: acontecimiento histórico que marcó el inicio de la Gran Depresión. Su origen ha de buscarse en la venta masiva de acciones y la sobrevaloración de las mismas, así como la facilidad de crédito a los nuevos inversores. Esta burbuja estalló en octubre de 1929.

Cultura de masas: conjunto de producciones culturales difundidas por los medios de comunicación (prensa, cine, radio, televisión…). De forma más general, se da este nombre a un tipo de cultura popular de baja calidad.

Deflación: política practicada por los países para reducir al máximo la tasa de inflación y mejorar su competitividad en los mercados. Se lleva a cabo mediante la revalorización de la moneda, la restricción de créditos la subida de impuestos y el descenso del gasto público, los salarios y los precios.

Depresión económica: fenómeno de larga duración que se caracteriza por el descenso de la actividad productiva y comercial. Las depresiones son parte integrante de los ciclos económicos, comunes en las sociedades capitalistas industriales. Cuando la oferta del sistema productivo es superior a la demanda, se produce un descenso en los ritmos de crecimiento de la producción, una bajada de precios y salarios y una aumento del desempleo.

Divisa: moneda o valores de un país extranjero. La entrada de divisas a un territorio se produce por la venta de productos (comercio exterior) o por los ingresos procedentes del turismo.

Espartaquistas: grupo de socialistas radicales alemanes que, en 1918, fundaron el Partido Comunista de Alemania (KPD). Al año siguiente protagonizaron una tentativa revolucionaria que fue aplastada y tuvo como principal consecuencia el asesinato de dos de sus principales representantes, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht.

Etnia: grupo humano que presenta ciertas afinidades somáticas, lingüísticas o culturales y que, generalmente, habita en un espacio geográfico determinado.

Fascismo: régimen político que gobernó Italia entre 1922 y 1945. También se conoce con ese nombre al movimiento que lo originó y a su ideología. En un sentido amplio, se aplica a todos los regímenes totalitarios que se inspiran en el modelo italiano para enfrentarse al avance del socialista y de la democracia.

Frente popular: coalición de partidos de centro-izquierda para oponerse al fascismo en la década de 1930. El más conocido fue el Frente Popular francés, que estuvo en el poder entre junio de 1936 y octubre de 1938.

Gestapo: policía secreta del Estado nacionalsocialista creada por Goering en 1933 para controlar, combatir y eliminar a todos los opositores al régimen hitleriano. Dependía del Ministerio de Interior y era un cuerpo paramilitar independiente del ejército regular.

Leyes de Núremberg: medidas antisemitas promulgadas en esa ciudad alemana en septiembre de 1935 durante el congreso del NSDAP. Por medio de ellas se privaba a los judíos de derechos cívicos y se prohibían los matrimonios entre alemanes y semitas.

Liquidez: facilidad de conversión en dinero efectivo.

Marcha sobre Roma: expresión utilizada por los fascistas italianos para referirse a la forma en que Mussolini accedió al poder en el año 1922. La petición del rey Víctor Manuel III para que formara gobierno fue precedida por la amenaza de los fascistas de ocupar Roma. Mussolini marchó sobre la ciudad con 25.000 “camisas negras”, que fueron transportados en ferrocarril y realizaron un desfile por las calles romanas.

New Deal: término inglés que en castellano significa “nuevo trato”, con el que se denomina al conjunto de reformas sociales y económicas llevadas a cabo por la administración del presidente norteamericano F. D. Roosevelt para afrontar los efectos de la Gran Depresión.

NSDAP: partido nazi, de ideología anticapitalista, antimarxista, antidemocrática y ultranacionalista, liderado por Adolf Hitler. Pretendía devolver a Alemania el orgullo perdido tras la firma del Tratado de Versalles.

Pacto de Locarno: acuerdo alcanzado en 1925 en esa ciudad suiza entre los representantes de Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia y Bélgica para disminuir la tensión internacional. Lo más destacado del acuerdo fue garantizar las fronteras de la época entre Alemania, Francia y Bélgica.

Pangermanismo: doctrina que pretende la unidad de todos los pueblos alemanes en un solo Estado mediante la expansión territorial y la expulsión de los extranjeros.

Política de apaciguamiento: tolerancia del Reino Unido y Francia al expansionismo fascista para tratar de evitar el estallido de una nueva guerra a finales de la década de 1930.

República de Weimar: régimen político alemán tras la I Guerra Mundial, entre 1919 y 1933. La ciudad de Weimar, patria de los poetas alemanes Goethe y Schiller, fue elegida para redactar en ella la nueva Constitución de Alemania.

SA: fuerzas paramilitares del partido nacionalsocialista que se distinguían por su camisa parda. Hitler ordenó asesinar a sus líderes en “la noche de los cuchillos largos”.

Seguridad Colectiva: principio básico de la Sociedad de Naciones, según el cual la seguridad de cada uno de los países miembros estaba garantizada por los demás.

Sudetes: región en la frontera entre Checoslovaquia y Polonia habitada por población de lengua alemana. Su anexión por la Alemania nacionalsocialista en 1938 fue aceptada por Italia, Reino Unido y Francia en la Conferencia de Múnich.

Tratados de Letrán: acuerdos firmados en 1929 entre la Santa Sede y Mussolini por los que se constituía la Ciudad Estado del Vaticano y se ponía fin a las diferencias entre la Iglesia Católica y el Reino de Italia.

Tratado de Rapallo: acuerdo entre Alemania y la URSS firmado en abril de 1922. Por medio de él se restablecían las relaciones diplomáticas entre ambos estados y se renunciaba a las reclamaciones económicas, comprometiéndose a cooperar mutuamente. Supuso el fin del aislamiento de ambas potencias.

Totalitarismo: régimen político en el que el Estado ejerce una fuerte intervención en todos los aspectos de la vida del país y un grupo o partido político concentra la totalidad de los poderes estatales y no permite la actuación de otros partidos.

 

El camino hacia el conflicto: primera parte


La Segunda Guerra Mundial ha sido, hasta la fecha, el mayor conflicto bélico de la historia de la humanidad, tanto en términos de vidas humanas como en destrucción material. Una vez en el poder, Adolf Hitler tomó el camino hacia la guerra que, tras estallar en 1939, no tocaría a su fin hasta 1945. Una vez terminada, los vencedores se reunieron en diversas conferencias para preparar la paz y el nuevo orden mundial.

En este vídeo se explican los acontecimientos que llevaron al conflicto bélico, mientras que en las restantes clases se completa esta información con la introducción al periodo, la segunda parte de esta explicación, la Conferencia de Múnich, la cuestión polaca y el Pacto Germano-Soviético, la política expansionista de Japón, los bandos de la guerra, el inicio del conflicto, las victorias del Eje en el frente occidental, la resistencia británica y el frente mediterráneo, la Operación Barbarroja, la guerra en el Pacífico, el fracaso alemán en la URSS y en el norte de África, la ofensiva aliada en Europael final de la guerra en Europa, la rendición de Japón, los tratados de paz y la Organización de las Naciones Unidas, las consecuencias del conflicto bélico.

 

 

El Estado totalitario nazi: el Tercer Reich


Una vez con plenos poderes, Hitler legalizó la dictadura con la imposición de las siguientes leyes en 1933:

  • La Ley de Unificación de los Länder, que suprimía la estructura federal de la República de Weimar.
  • La Ley de Organización de la Burocracia, que excluía de la administración a los funcionarios no adeptos al régimen, así como a los no arios.

A su vez, diversas leyes fueron prohibiendo los partidos políticos, siendo el NSDAP el partido único del sistema. En la misma línea, los sindicatos fueron reemplazados por el Frente del Trabajo, órgano corporativista que debía representar los intereses comunes de obreros y patronos.

En abril de 1933 empezaron a funcionar los primeros campos de concentración a donde fueron a parar algo más de 30.000 opositores políticos del nuevo régimen.

Un año más tarde se creó la Gestapo, policía secreta del Estado, dirigida por Heinrich Himmler, jefe también de las SS.

Hitler, con el fin de ganarse la total adhesión del ejército y de los industriales, anunció el fin de la revolución nacional, poniendo fin a las SA por la vía legal y por la práctica (“Noche de los cuchillos largos”).

En agosto de 1934 murió Hindenburg, lo que dejó vía libre a Hitler para fusionar los poderes del presidente y del canciller en una única persona. En medio de este proceso, que contó con el apoyo del ejército y la gran industria, Hitler proclamó el nacimiento del Tercer Reich, mientras Alemania abandonaba la Sociedad de Naciones.

La instauración y desarrollo del Tercer Reich puede definirse, en lo político, como la tarea de desmantelamiento de todos los derechos civiles recogidos en la Constitución de 1919. Fueron sustituidos por el arbitrario gobierno del partido único y del líder carismático.

Uno de los elementos clave de la organización administrativa en el periodo nazi fue la fusión o solapamiento de los cargos estatales y los del partido. De manera que le correspondía al NSDAP el poder real en toda la organización del Estado.

Al Führer le correspondía el nombramiento y sustitución de todos los cargos en el partido y en cada uno de los niveles de la administración, así como el mando supremo del ejército. También proponía a los miembros del Reichstag, que eran votados por la población en una única lista del NSDAP.

Como en la Italia fascista, pero de manera más sistemática y eficaz, los dirigentes nazis monopolizaron los medios de información, la educación y el arte, con el fin de controlar las masas, especialmente a la juventud.

 

Al tiempo que se intenta forjar el “nuevo alemán”, la oposición intelectual emigraba y los judíos sufrían con mayor dureza las consecuencias del antisemitismo nazi a partir de la Kristalnacht de 1938.

El éxito en el plano económico, manifestado en el aumento de la producción y la práctica desaparición del desempleo, supuso la consolidación definitiva del nazismo. Se estimuló la iniciativa privada, se favoreció la concentración de empresas y el control de los trabajadores. Se llevó adelante un gran programa de obras públicas: red de autopistas, presas, electrificaciones…

Finalmente, en la segunda mitad de la década de 1930 Alemania comienza a dedicar cada vez más esfuerzos a la industria armamentística, al tiempo que se va reforzando la autarquía. Ambas medidas marcan el inicio del camino a la II Guerra Mundial, que internacionalmente seguirá el siguiente itinerario:

  • Remilitarización de Renania (1936).
  • Anexión de Austria: Anschluss (marzo de 1938).
  • Cuestión de los Sujetes (septiembre de 1938).
Después de la Conferencia de Münich (1938), donde pareció solucionarse la cuestión checoslovaca, el Tercer Reich se lanzaría contra Polonia con el sorprendente apoyo de la URSS.

La política exterior III: de la crisis Blomberg-Fritsch al pacto germano-soviético


La “crisis Blomberg-Fritsch” y el relevo de Neurath por Ribbentrop en lo que a asuntos internacionales se refiere, cambiaron la estrategia expansionista alemana. Desde ese momento se procedió a elevar tres reclamaciones territoriales sucesivas -Austria, Checoslovaquia y Polonia- con un esquema muy similar: reivindicación de los derechos de la población germana en esos territorios, presión sobre las autoridades con el apoyo de movimientos internos, y ocupación final del territorio.

1. Cuestión austríaca; en su relación con Austria los nacionalsocialistas pasaron de la política golpista -asesinato de Dollfuss en 1934- a la normalización diplomática -reconocimiento de la soberanía austríaca y proclamación del régimen de Viena como Estado alemán en 1936-. Sin embargo, el 13 de marzo de 1938 Adolf Hitler proclamó el “Anschluss” al tiempo que pedía el refrendo de la población austríaca.

Como austríaco, Stefan Zweig nos narra en El mundo de ayer sus impresiones acerca de los grandes peligros que se cernían sobre Austria y Europa. Considera que las grandes potencias, y especialmente Inglaterra, cometieron el error de confiar en los nazis, de creer en sus promesas. En su opinión, tal vez sobre la conciencia de estas pesase el duro castigo inflingido a Alemania en Versalles, y, por tanto, un deseo de reconpensarla; aunque también destaca la necesidad occidental de una Alemania fuerte capaz de cumplir la función de baluarte contra el bolchevismo.

(Stefan Zweig, El mundo de ayer) “Una y otra vez se pretendía hacer creer que Hitler sólo quería atraer a los alemanes de los territorios fronterizos, que luego se daría por satisfecho y, en agradecimiento, exterminaría al bolchevismo; este anzuelo funcionó a la perfección. A Hitler le bastaba mencionar la palabra paz en un discurso para que los periódicos olvidaran con júbilo y pasión todas las infamias cometidas y dejaran de preguntarse por qué Alemania se estaba armando con tanto frenesí (…) poco a poco fueron surgiendo voces en Inglaterra que empezaban a justificar en parte sus “reivindicaciones” de una Gran Alemania, nadie comprendía que Austria era la piedra angular del edificio y que, tan pronto como la hicieran saltar, Europa se derrumbaría (…) Por eso, cada vez que hacía una escapada a Austria y luego volvía a cruzar la frontera, respiraba con alivio: Esta vez, todavía no. Y miraba hacia atrás como si fuera la última. Veía acercarse la catástrofe, inevitablemente; cien veces durante aquellos años, mientras los demás leían confiados los periódicos, yo temía en lo más íntimo de mi ser ver en ellos los titulares: Finis Austr¡ae”.

2. Cuestión checoslovaca; en los Sudetes vivían cerca de tres millones y medio de alemanes, e incluso existía un movimiento interno progermánico contrario al gobierno de Praga. En esta situación, Adolf Hitler presionó para que el caso de los Sudetes fuera revisado por las potencias. Estas se reunieron en la Conferencia de Munich (28-29 de septiembre de 1938), y optaron por entregar los Sudetes a Alemania con el fin de evitar el conflicto bélico. Finalmente, tras la reclamación alemana de Bohemia y Moravia, se procedió a la liquidación de toda Checoslovaquia, quedando tan solo Eslovaquia como república independiente bajo la tutela del Reich. Veamos como vivió Stefan Zweig aquellos sucesos:

(Stefan Zweig, El mundo de ayer) “Sé que hoy se recuerda con disgusto aquel encuentro en que Chamberlain y Daladier, colocados impotentes contra la pared, capitularon ante Hitler y Mussolini, pero, puesto que quiero servir a la verdad basándome en documentos, debo confesar que todo aquel que vivió aquellos días en Inglaterra entonces los consideró admirables (…) Se había dado la noticia de que Hitler, Chamberlain, Daladier y Mussolini habían llegado a un acuerdo total y, más aún, que Chamberlain había conseguido cerrar un pacto con Alemania que garantizaba el arreglo pacífico de todos los posibles conflictos entre ambos países para siempre (…) Por radio se oyó primero el mensaje Peace for our time que anunciaba a nuestra sufrida generación que podíamos volver a vivir en paz y contribuir a la construcción de un mundo nuevo y mejor, y miente quien quiera negar a posteriori lo mucho que nos embriagaron aquellas palabras mágicas. Pues, ¿quién podía creer que un hombre que regresaba preparado para una entrada triunfal era un hombre derrotado? (…) Pero, ay, sólo fue la última llamarada de un fuego que iba a extinguirse definitivamente. En los días siguientes empezaron a filtrarse los fatales detalles: cuán absoluta había sido la capitulación ante Hitler y cuán ignominiosa la entrega de Checoslovaquia, a la que se había garantizado ayuda y apoyo; y hacia el fin de semana ya era público que ni siquiera la capitulación había satisfecho a Hitler y que, incluso antes de que se hubiese secado la firma del pacto, él ya lo había violado en todos sus puntos. Sin ninguna clase de escrúpulos Goebbels proclamó entonces públicamente y a los cuatro vientos que en Munich habían acorralado a Inglaterra contra la pared”.

Así pues, el literato austríaco nos muestra cuán grande fue la capitulación anglo-francesa en Münich, pero también cómo se vivieron todos esos hechos en Londres y París. Describe cómo se pasó de la euforia del “Peace for our time”, de haber alejado el fantasma de la guerra, a la decepción de saber cuales eran las exigentes condiciones alemanas. Sobra decir que este descontento aumentó notablemente cuando Adolf Hitler ni siquiera respetó sus propias condiciones de paz.

3. Cuestión polaca; la supeditación, por parte de Adolf Hitler, del pacto de no agresión con Polonia a la incorporación de Dantzig al Reich y la construcción de un pasillo que uniera Alemania con Prusia Oriental, marcó el comienzo de lo que parecía ser otra nueva crisis diplomática. Polonia desestimó la oferta alemana confiando en que las potencias occidentales le apoyarían en caso de enfrentamiento. En consecuencia, Alemania decidió dar un giro radical en su política exterior, y firmó, el 23 de agosto de 1939, un pacto de no agresión con la Unión Soviética. Este incluía una cláusula secreta de reparto de Polonia y del Báltico:

(W. Hofer, Der Nationalsozialismus Dokumente) “…en el caso de reforma político-territorial de los territorios pertenecientes a los Estados bálticos, la frontera septentrional de Lituania trazará la divisoria de las esferas de intereses alemana y soviética. A este respecto, se reconoce por ambas partes el interés de Lituania en el territorio de Vilna (…) en el caso de una reforma político-territorial de los territorios pertenecientes al Estado polaco, las zonas de intereses de Alemania y la URSS quedarán delimitadas aproximadamente por el curso de los ríos Narev, Vístula y San”.

De esta manera, Stalin ganaba tiempo para rearmarse ante su previsible guerra con Alemania, y Adolf Hitler se asegura no caer entre dos frentes –occidental y oriental- por un tiempo.

Bibliografía:

[1] Historia Universal Contemporánea II; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.

[2] Historia de un alemán; Sebastian Haffner – Barcelona – Destino – 2006.

[3] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.

[4] El mundo de ayer. Memorias de un europeo; Stefan Zweig – Barcelona – El Acantilado – 2002.

[5] Hitler: una biografía; Joachim Fest – Barcelona – Planeta – 2005.

[6] Historia social del Tercer Reich; Richard Grundberger – Madrid – Ariel – 1999.

El Mundo de Ayer


En esta sección de Historia en Comentarios trato de ofrecer un repaso a la Historia europea de la primera mitad del siglo XX; o más bien desde la Primera hasta la Segunda Guerra Mundial, pasando por el llamado periodo de entreguerras y la revolución bolchevique.

Una cita de Stefan Zweig, extraída de El mundo de ayer. Memorias de un Europeo, nos sirve de introducción. Los escritos de este y otros hombres que vivieron todos esos sucesos nos acompañarán en nuestro “viaje”, cuya finalidad no es otra que descubrir a las personas de la época.

He dividido esta sección en cinco apartados: la Gran Guerrael mundo de postguerrael periodo de entreguerrasla experiencia soviética y el Tercer Reich. Les dejo con Stefan Zweig:

“Jamás me he dado tanta importancia como para sentir la tentación de contar a otros la historia de mi vida. Han tenido que pasar muchas cosas –acontecimientos, catástrofes y pruebas-, muchísimas más de lo que suele corresponderle a una misma generación, para que yo encontrara valor suficiente como para concebir un libro que tenga mi propio “yo” como protagonista o, mejor dicho, como centro (…) aunque, a decir verdad, tampoco será mi destino el tema de mi narración, sino el de toda una generación, la nuestra, la única que ha cargado con el peso del destino, como, seguramente, ninguna otra en la Historia (…) Tres veces me han arrebatado la casa y la existencia, me han separado de mi vida anterior y de mi pasado, y con dramática vehemencia me han arrojado al vacío, en ese “no sé adónde ir” que ya me resulta tan familiar.

(…) Cuando pronuncio de una tirada “mi vida”, maquinalmente me pregunto: “¿Cuál de ellas?” ¿La de antes de la guerra? ¿De la primera guerra o de la segunda? ¿O la vida de hoy? Otras veces me sorprendo a mí mismo diciendo “mi casa”, para descubrir en seguida que no sé a cuál de ellas me refiero: si a la de Bath o a la de Salzburgo, o, tal vez, al caserón paterno de Viena (…) En conversaciones con amigos más jóvenes, cada vez que les cuento episodios de la época anterior a la Primera Guerra me doy cuenta, por sus preguntas estupefactas, de hasta qué punto lo que para mí sigue siendo una realidad evidente, para ellos se ha convertido en histórico o inimaginable. Y el secreto instinto que mora dentro de mi ser les da la razón: se han destruido todos los puentes entre nuestro Hoy, nuestro Ayer y nuestro Anteayer”.

El pacto entre los mayores diablos


“Pero entonces, ¿por qué pactó en agosto de 1939 con Stalin? Para comprenderlo, hay que tener en cuenta que ni en 1933 ni en 1939 estaba Hitler en condiciones de atacar directamente Rusia. Antes debía llevar a cabo tres operaciones preparatorias, las tres sumamente difíciles y que tendían a involucrarlo contra su voluntad en un conflicto con Occidente, que entonces significaba Inglaterra y Francia. El hecho de que realizara las dos primeras sin obstáculos ni dificultades demuestra las estupendas dotes políticas de Hitler. Sólo con la tercera operación tropezó y se vio en la necesidad de buscar el apoyo y la ayuda de Rusia, que estaba predestinada a ser su víctima”.

En torno a 1935 las relaciones entre la Unión Soviética y el III Reich estaban prácticamente rotas. Este proceso se acentuó con la intervención de ambas potencias en la Guerra Civil española. Sin embargo, la actitud hostil de Occidente ante las pretensiones expansionistas de Adolf Hitler a costa de Polonia, llevaron a este a buscar la alianza con los soviéticos. Sólo así podría lanzarse a una guerra en el frente francés sin temer una agresión por parte del gigante oriental. Se trataba, en definitiva, de evitar otra guerra en dos frentes; habían aprendido la lección de la Gran Guerra.

Los nacionalsocialistas habían logrado no alarmar en exceso a franceses e ingleses con el “Anschluss” y la desmembración de Checoslovaquia. Sin embargo, los occidentales no iban a dejar pasar su agresión a Polonia. Esta fue la principal razón por la que Adolf Hiter se lanzó a la aventura del pacto Ribbentrop-Molotov. Por su parte, Stalin no veía con malos ojos esta oportunidad: le permitía ganar territorios a costa de Polonia y los países bálticos, ganar tiempo para rearmarse ante el inminente ataque alemán, y empujar a su mayor enemigo a una sangrienta guerra con Francia e Inglaterra. No obstante, los soviéticos no esperaban una capitulación tan rápida por parte de los franceses.

Bibliografía:

[1] El pacto con el diablo; Sebastian Haffner – Barcelona – Destino – 2007.

[2] Anotaciones sobre Hitler; Sebastian Haffner – Galaxia Gutenberg – Barcelona – 2002.

[3] Historia Universal Contemporánea II; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.

[4] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.