El Estado totalitario nazi: el Tercer Reich


Una vez con plenos poderes, Hitler legalizó la dictadura con la imposición de las siguientes leyes en 1933:

  • La Ley de Unificación de los Länder, que suprimía la estructura federal de la República de Weimar.
  • La Ley de Organización de la Burocracia, que excluía de la administración a los funcionarios no adeptos al régimen, así como a los no arios.

A su vez, diversas leyes fueron prohibiendo los partidos políticos, siendo el NSDAP el partido único del sistema. En la misma línea, los sindicatos fueron reemplazados por el Frente del Trabajo, órgano corporativista que debía representar los intereses comunes de obreros y patronos.

En abril de 1933 empezaron a funcionar los primeros campos de concentración a donde fueron a parar algo más de 30.000 opositores políticos del nuevo régimen.

Un año más tarde se creó la Gestapo, policía secreta del Estado, dirigida por Heinrich Himmler, jefe también de las SS.

Hitler, con el fin de ganarse la total adhesión del ejército y de los industriales, anunció el fin de la revolución nacional, poniendo fin a las SA por la vía legal y por la práctica (“Noche de los cuchillos largos”).

En agosto de 1934 murió Hindenburg, lo que dejó vía libre a Hitler para fusionar los poderes del presidente y del canciller en una única persona. En medio de este proceso, que contó con el apoyo del ejército y la gran industria, Hitler proclamó el nacimiento del Tercer Reich, mientras Alemania abandonaba la Sociedad de Naciones.

La instauración y desarrollo del Tercer Reich puede definirse, en lo político, como la tarea de desmantelamiento de todos los derechos civiles recogidos en la Constitución de 1919. Fueron sustituidos por el arbitrario gobierno del partido único y del líder carismático.

Uno de los elementos clave de la organización administrativa en el periodo nazi fue la fusión o solapamiento de los cargos estatales y los del partido. De manera que le correspondía al NSDAP el poder real en toda la organización del Estado.

Al Führer le correspondía el nombramiento y sustitución de todos los cargos en el partido y en cada uno de los niveles de la administración, así como el mando supremo del ejército. También proponía a los miembros del Reichstag, que eran votados por la población en una única lista del NSDAP.

Como en la Italia fascista, pero de manera más sistemática y eficaz, los dirigentes nazis monopolizaron los medios de información, la educación y el arte, con el fin de controlar las masas, especialmente a la juventud.

 

Al tiempo que se intenta forjar el “nuevo alemán”, la oposición intelectual emigraba y los judíos sufrían con mayor dureza las consecuencias del antisemitismo nazi a partir de la Kristalnacht de 1938.

El éxito en el plano económico, manifestado en el aumento de la producción y la práctica desaparición del desempleo, supuso la consolidación definitiva del nazismo. Se estimuló la iniciativa privada, se favoreció la concentración de empresas y el control de los trabajadores. Se llevó adelante un gran programa de obras públicas: red de autopistas, presas, electrificaciones…

Finalmente, en la segunda mitad de la década de 1930 Alemania comienza a dedicar cada vez más esfuerzos a la industria armamentística, al tiempo que se va reforzando la autarquía. Ambas medidas marcan el inicio del camino a la II Guerra Mundial, que internacionalmente seguirá el siguiente itinerario:

  • Remilitarización de Renania (1936).
  • Anexión de Austria: Anschluss (marzo de 1938).
  • Cuestión de los Sujetes (septiembre de 1938).
Después de la Conferencia de Münich (1938), donde pareció solucionarse la cuestión checoslovaca, el Tercer Reich se lanzaría contra Polonia con el sorprendente apoyo de la URSS.

La consolidación del nacionalsocialismo XII: la integración social


Como mecanismo de cohesión social en el mercado de trabajo los nacionalsocialistas crearon el Frente del Trabajo, que en el fondo venía a reforzar la posición del empresario y a aumentar el control obrero. Supuso, pues, la victoria de la patronal, de la obediencia y de la jerarquía; se suprimieron los sindicatos, la jornada laboral comenzó a aumentar en número de horas, y se negó el derecho a la huelga. No obstante, entre todas estas desventajas, se le ofrecía al obrero, mediante la asociación ”A la Fuerza por la Alegría”, mejoras en su vida cotidiana y en su tiempo de ocio.

En lo referente a la mujer, hay que señalar que no es del todo cierto el mito de que en la Alemania nazi el papel de esta se veía reducido exclusivamente a la maternidad. En primer lugar es interesante tener en cuenta que, a causa del racismo inherente al régimen, en muchas mujeres se fomentaba el antinatalismo. Además, si bien es verdad que se favorecía la maternidad mediante mediadas pronatalistas en aquellas que pertenecían a la Comunidad Nacional, no es menos cierto que a estas no se les excluyó del mercado laboral. Se desarrollo una política de protección de la familia, que tenía como uno de los pilares básicos la permanencia de la mujer en casa y la revalorización del papel de la madre:

(George Mosse, La cultura nazi) “A la madre ha de asignársele la misma plaza de honor en el pueblo y la comunidad que se le asigna al soldado, ya que ella somete su vida a unos riesgos parecidos para el bien del pueblo y de la Madre Patria, como lo hacen los combatientes en el campo de batalla”.

Sin embargo, las propias necesidades económicas de Alemania acabaron por hacer imposible la exclusión de la mujer del ámbito labora. Por lo tanto, sólo se excluía a las que se consideraba “racialmente inferiores”; hecho que también se producía con los hombres.

Bibliografía:

[1] Historia Universal Contemporánea II; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.

[2] Historia de un alemán; Sebastian Haffner – Barcelona – Destino – 2006.

[3] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.

[4] El mundo de ayer. Memorias de un europeo; Stefan Zweig – Barcelona – El Acantilado – 2002.

[5] Hitler: una biografía; Joachim Fest – Barcelona – Planeta – 2005.

[6] Historia social del Tercer Reich; Richard Grundberger – Madrid – Ariel – 1999.

[7] La cultura nazi; George Mosse – Madrid – Grijalbo – 1966.