Directos en YouTube [y otros vídeos de historia]


DIRECTOS EDITADOS [Y OTROS MATERIALES]


El proceso de hominización y las etapas de la Prehistoria
Paleolítico y Epipaleolítico
Las civilizaciones fluviales
Mesopotamia [Una civilización entre ríos]
Historia del Antiguo Egipto
Occidente y China
Mitos de la Inquisición española
Biografía de Benito Mussolini [La juventud del padre del fascismo]
El fascismo de Mussolini y el nacionalsocialismo de Hitler
De la Conferencia de Múnich al pacto germanosoviético
El racismo de los nacionalsocialistas
Personalidad y discurso de Adolf Hitler hasta 1939 
Personalidad y discurso de Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial
Hitler y Stalin [Del pacto germanosoviético a la Operación Barbarroja]
Las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki
La Guerra Sinojaponesa y la Segunda Guerra Mundial


DIRECTOS SIN EDITAR


De Shackleton a Zelenski [Las claves del liderazgo]
El pacto germanosoviético y la invasión de Polonia
Conn Iggulden y la guerra de las Dos Rosas
Occidente y China [Civilizaciones paralelas]
La Segunda Guerra Mundial y la Guerra Sinojaponesa
Las bombas atómicas sobre Japón
La Inquisición española y los mitos del Santo Oficio
Benito Mussolini y el origen del fascismo italiano
La ideología de Adolf Hitler
Josep Tarradellas y la Generalitat de Cataluña
Madame Royale [La huérfana del Temple]
La evolución del Imperialismo
Recorrido por Florencia [La ciudad de los Medici]
Visitar Florencia en 24 horas
La política racial del Tercer Reich
Adolfo Hitler, el líder voluble del nacionalsocialismo
7 lecturas recomendadas [marzo 2023]
La plaga de Justiniano [Historia ficción]
Gavrilo Princip y la Mano Negra
¿Quién ganó la Segunda Guerra Mundial?
La Segunda República Española [Historia ficción]
Adolf Hitler y el nacionalsocialismo alemán
Grandes mujeres de la Edad Media [Juan Plantagenet]
Antonio Tejero y el golpe de Estado del 23F

Vídeos de historia [En formato breve]


LA PREHISTORIA Y LA EVOLUCIÓN HUMANA


El proceso de hominización
El pulgar oponible y otras características de los homínidos
Del homo habilis al homo sapiens
Las etapas de la Prehistoria
La Edad de Piedra [Paleolítico y Neolítico]
La Edad de los Metales [Cobre, Bronce y Hierro]
El Paleolítico [Inferior, Medio y Superior]
El Epipaleolítico [En 1 minuto]
Las Glaciaciones [La vida de los primeros humanos]
Tribus y clanes del Paleolítico
El arte mobiliar y el arte rupestre
La pintura de la zona franco-cantábrica y la pintura levantina
Las creencias religiosas en el Paleolítico


LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES


El origen de las ciudades
El desarrollo de la agricultura
El gobierno de las ciudades
Los cambios sociales
El Código de Hammurabi
Geografía e Historia de Mesopotamia
La organización política del Creciente Fértil
Sumer y los sumerios
Sargón I y el Imperio Acadio
Hammurabi y Babilonia
Assurbanipal y el Imperio Asirio
Nabucodonosor y el Imperio Neobabilónico
Cultura y creencias en el Creciente Fértil
El río Nilo, la cuna de la civilización egipcia
Alto y Bajo Egipto
Principales faraones y dinastías
Los funcionarios en el Antiguo Egipto
El Imperio Antiguo
El Imperio Medio
El Imperio Nuevo
De Ptolomeo I a Cleopatra VII


CHINA Y OCCIDENTE


Imperio Romano e Imperio Chino de los Han
La paz de Westfalia y el origen de las relaciones internacionales
La unidad de China
De Roma al Papado
El emperador de Occidente y el papa
La ruptura de Oriente y Occidente
El Cisma de Oriente
Cristianismo e Islam
Reforma protestante y religión del Imperio
Religión y Estado


MITOS DE LA INQUISICIÓN


Los judíos y la Inquisición española
Las muertes de la Inquisición española
La Inquisición española en América
La Leyenda Negra y la Inquisición
El proceso de la Inquisición española
El oficio de inquisidor
La brujería y la Inquisición


EL ANTIGUO RÉGIMEN


La monarquía absoluta
La sociedad estamental
El despotismo ilustrado
El estado llano o tercer estado
El origen de la burguesía
La economía agraria
Los gremios y la actividad artesanal
El sistema doméstico
El origen del capitalismo
El régimen demográfico antiguo
Los cambios demográficos


LA ILUSTRACIÓN


El Siglo de las Luces
Las características de la Ilustración
Montesquieu y “El espíritu de las leyes”
Voltaire y la Ilustración
Rousseau y la Ilustración
Las tertulias
La Enciclopedia


LAS REVOLUCIONES ATLÁNTICAS


La cuestión de los impuestos
El Primer Congreso Continental
El Segundo Congreso Continental
La Declaración de Independencia
La Convención Termidoriana
Napoleón Bonaparte y el Imperio Francés
El Congreso de Viena y la Restauración
El sistema de alianzas
¿Qué es el liberalismo?
La oleada revolucionaria de 1830
La oleada revolucionaria de 1848


EL NACIONALISMO DEL SIGLO XIX


¿Qué es el nacionalismo?
La Confederación Germánica
El Zollverein
La guerra de los ducados daneses
La guerra austroprusiana
La guerra francoprusiana


LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL


La revolución agraria
Enclosures y openfield
El sistema Norfolk
El arado Rotherham
La industrialización
La industria textil
La lanzadera volante
La Spinning Jenny
La máquina de vapor
La revolución de los transportes
El barco de vapor
Las nuevas fuentes de energía
La segunda revolución industrial
Los altos hornos
El canal de Sues y el canal de Panama
De Karl Benz al fordismo
Historia del teléfono y la radio


LOS CAMBIOS SOCIALES DEL SIGLO XIX


El origen de las clases sociales
La burguesía en la revolución industrial
Historia del proletariado
Los avances en la medicina
Las grandes migraciones


BENITO MUSSOLINI Y ALEMANIA


El padre de Benito Mussolini
La madre de Benito Mussolini
Exiliado en Suiza
En el ejército italiano
Etapa como profesor
De periodista socialista a padre del fascismo
La Primera Guerra Mundial
Mussolini en las trincheras
La relación entre Hitler y Mussolini I
Nacionalsocialismo y fascismo
La relación entre Hitler y Mussolini II
La resistencia de Churchill y De Gaulle
Adolf Hitler vs Winston Churchill
Los regímenes fascistas en la Segunda Guerra Mundial
Hitler, Mussolini y Franco
Mussolini y la influencia de Hitler


EL PACTO GERMANO-SOVIÉTICO


La verdad sobre la Conferencia de Múnich
Ribbentrop-Molotov
Megalomanía en la historia
El origen del pacto germano-soviético
Adolf Hitler y Polonia
Stalin y el pacto germano-soviético


POLÍTICA RACIAL DEL TERCER REICH


La población alemana de los Sudetes
Estado, nación y nacionalismo
Los Sudetes y el nacionalsocialismo
El Memorándum Hossbach
La presión alemana sobre Checoslovaquia y Polonia
Las alianzas de la Alemania de Hitler
La propaganda y agresiones de Hitler
El sistema de ocupación alemana
La natalidad en el Tercer Reich


LA PERSONALIDAD DE ADOLF HITLER


Un personaje wagneriano
Hitler y la Primera Guerra Mundial
El origen del nacionalsocialismo
El desempleo como modo de vida
El nacionalsocialismo en el periodo de entreguerras
Hitler y la Gran Depresión
Hitler es nombrado canciller
El gobierno de la Alemania nazi
La destrucción del Tratado de Versalles
Hitler y la Segunda Guerra Mundial
La alianza entre Hitler y Stalin
Hitler y la batalla de Inglaterra
La guerra racial contra la URSS
Franco y Hitler
Las potencias del Eje
La propuesta de Hitler a Stalin
El Ejército Rojo
La Operación Barbarroja


LA GUERRA EN EL PACÍFICO


Los contendientes y alianzas de la Segunda Guerra Mundial
El pacto de no agresión entre Japón y la URSS
La Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial
La Guerra Sino-Japonesa y la Segunda Guerra Mundial
La potencia japonesa y la Segunda Guerra Mundial


LAS BOMBAS DE HIROSHIMA Y NAGASAKI


Ética situacional y Segunda Guerra Mundial
¿Por qué se lanzaron las bombas atómicas?
Harry Truman y las bombas atómicas
La Guerra Fría y las bombas de Hiroshima y Nagasaki
Las causas reales del lanzamiento de las bombas
El ataque atómico a Nagasaki
Los juicios de Tokio y los juicios de Nuremberg
La masacre de Nanjin y los crímenes de Japón
Japón y el Tratado de San Francisco

La Iglesia Medieval


Clase pensada para alumnos de 2º de ESO dentro de una experiencia de flipped learning. En este vídeo se explica la importancia política, social y cultura de la Iglesia en la Edad Media, así como su organización interna. Esta información se complementa con otras clases sobre el año 1000, el feudalismo, el feudo y sus elementos, la economía feudalel arte románico.

 

Presentación: El arte paleocristiano


Durante el curso 2014-2015 elaboré este Prezi para explicar en 2º de Bachillerato el arte  paleocristiano. Posteriormente he realizado algunos ajustes que me han servido para ponerlo de fondo en algunos de los vídeos sobre esa materia. Para consultar la presentación haz click aquí.

La verdadera historia del Evangelio de Mateo


De un tiempo a esta parte, la literatura y el cine han rentabilizado enormemente la confusión existente en torno al origen y autoría de algunos textos bíblicos. Además, esto ha dado a pie a que muchos pseudo-historiadores ganen fama con estrambóticas teorías e “investigaciones” que suelen estar más cerca de la ficción que de la realidad. En definitiva, la polémica en torno a la cuestión atrae al lector hasta el punto de ser la temática histórica preferida después de la II Guerra Mundial y los Templarios.

En este artículo se pretende arrojar luz sobre algunas polémicas recientes, como son la autoría del Evangelio de Mateo, la fecha de su confección, la lengua en que se escribió o las personas a las que estaba destinado el texto.

Situando cronológicamente el texto

A la hora de abordar el estudio del texto de Mateo, es imprescindible situarlo en un marco espacio-temporal. Es bastante probable, y comúnmente aceptado por los estudiosos de la cuestión, que fuera redactado en la ciudad siria Antioquía, en torno a las décadas del 50 y 60. Por tanto, estaríamos ante el más antiguo de todos los Evangelios.

La lengua originaria, a su vez, sería el hebreo, aunque no habría que descartar la posibilidad del arameo. Ahora bien, la riqueza lingüística del texto griego que conservamos nos lleva a pensar que quizás el original, además de ser objeto de traducción, lo hubiera sido de alguna variación entre los años 80 y el 90. Esta sospecha no se funda únicamente en la calidad del griego utilizado, sino también en otros dos aspecto más: aclara cuestiones confusas del Evangelio de Marcos –supuestamente posterior- y el autor da muestras de conocer la destrucción de Jerusalén a manos de Tito en el año 70.

Autor y destinatarios del Evangelio de Mateo

Al igual que los demás Evangelios, el de Mateo es anónimo en su materialidad. Ahora bien, por las referencias que hace al discípulo de Jesucristo, así como por la tradición de los primeros siglos del cristianismo, se le atribuye a él. Por tanto, esta dotado de una autoridad apostólica. En tanto que la llamada evangélica es universal, también el texto de Mateo lo es. Sin embargo, tanto por la lengua en la que fue escrita como por el uso de expresiones propias de palestina y la alusión a costumbres judías, parece estar destinado a los judíos bautizados. Esta teoría se basa también en otras cuestiones de suma importancia para el Pueblo Elegido, como son las citas constantes a pasajes del Antiguo Testamento o las palabras de Jesús sobre la relación entre la Antigua y la Nueva Ley.

En esa misma línea hemos de entender el carácter catequético del texto, que busca dar respuesta a los dilemas que se plantean los bautizados. Es decir, no se trata de un Evangelio dirigido a los paganos o a los catecúmenos, sino a los que ya pertenecen a la comunidad cristiana. De esta manera, no es de extrañar que Mateo exponga de forma sencilla y ordenada las normas y enseñanzas de Jesucristo, y tampoco que reproduzca los cinco grandes discursos de la vida pública del Señor (Sermón de la montaña, discurso de la misión de los apóstoles, discurso de las parábolas, discurso eclesiástico y discurso escatológico).

A su vez, justifica con argumentos históricos la potestad que Dios da a sus ministros y, por ende, a la Iglesia. De hecho, los grandes temas de este Evangelio son Jesucristo –Hijo de Dios, Hijo del Hombre y Siervo de Dios- y la Iglesia. Por último, hay que destacar dos rasgos más del texto de San Mateo como catequesis para los bautizados: su carácter quasi-poético, que facilita su memorización, y el papel protagónico que en los milagros poseen las palabras de Jesús.

La estructura del texto

En lo que se refiere a la estructura del Evangelio según Mateo se aprecia, en primer lugar, la presencia de tres tiempos dentro de la actividad de Jesús: el correspondiente a la proclamación del Reino de Dios en Galilea, los sucesos que siguieron a la confesión de San Pedro, y los episodios de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. En segundo término, hay que señalar la presencia de una estructura narrativa basada en la presencia de los cinco discursos antedichos, que siempre preceden al relato de milagros.

Las claves de la Transición VII

Tarancón y la Jerarquía, en su mayoría, no querían que la Iglesia apoyara a ningún partido y desaconsejaron a varios líderes políticos utilizar el nombre de “cristiano”. En esto, estábamos plenamente de acuerdo con la Jerarquía los dirigentes de los movimientos seglares obreros y juveniles más influyentes. Después de cuarenta años de “nacionalcatolicismo” no queríamos constituir un partido cuasi confesional.

Salvador Sánchez-Terán, La Transición. Síntesis y claves, p. 274.

La revelación del agente en el discurso y la acción II

El error básico de todo materialismo en la política -y dicho materialismo no es marxista y ni siquiera de origen moderno, sino tan antiguo como nuestra historia de la teoría política- es pasar por alto el hecho inevitable de que los hombres se revelan como individuos, como distintas y únicas personas, incluso cuando se concentran por entero en alcanzar un objeto material y mundano. Prescindir de esa revelación, si es que pudiera hacerse, significaría transformar a los hombres en algo que no son; por otra parte, negar que esta revelación es real y tiene consecuencias propias es sencillamente ilusorio.

La esfera de los asuntos humanos, estrictamente hablando, está formada por la trama de relaciones humanas que existe dondequiera que los hombres viven juntos. La revelación de “quien” mediante el discurso, y el establecimiento de un nuevo comienzo mediante la acción, cae siempre dentro de la ya existente trama donde pueden sentirse sus inmediatas consecuencias. Juntos inician un nuevo proceso que al final emerge como la única historia de la vida del recién llegado, que sólo afecta a las historias vitales de quienes entran en contacto con él. Debido a esta ya existente trama de relaciones humanas, con sus innumerables y conflictivas voluntades e intenciones, la acción siempre realiza su propósito; pero también se debe a este medio, en el que sólo la acción es real, el hecho de que “produce” historias con o sin intención de manera tan natural como la fabricación produce cosas tangibles. Entonces esas historias pueden registrarse en documentos y monumentos, pueden ser visibles en objetos de uso u obras de arte, pueden contarse y volverse a contar y trabajarse en toda clase de material. Por sí mismas, en su viva realidad, son de naturaleza diferente a estas reificaciones. No hablan más sobre sus individuos, el “héroe” en el centro de cada historia, que cualquier producto salido de las manos humanas lo hace sobre el maestro que lo produjo y, sin embargo, no son productos, propiamente hablando. Aunque todo el mundo comienza su vida insertándola en el mundo humano mediante la acción y el discurso, nadie es autor o productor de la historia de su propia vida. Dicho con otras palabras, las historias, resultados de la acción y el discurso, revelan un agente, pero este agente no es autor o productor. Alguien la comenzó y es su protagonista en el doble sentido de la palabras, o sea, su actor y paciente, pero nadie es su autor.

Que toda vida individual entre el nacimiento y la muerte pueda contarse como una narración con comienzo y fin es la condición prepolítica y prehistórica de la historia, la gran narración sin comienzo ni fin. Pero la razón de que toda vida humana cuente su narración y que en último término la historia se convierta en el libro de las narraciones de la humanidad, con muchos actores y oradores y sin autores tangibles, radica en que ambas son el resultado de la acción. Porque el gran desconocido de la historia, que ha desconcertado a la filosofía de la historia en la Época Moderna, no sólo surge cuando uno considera la historia como un todo y descubre que su protagonistas, la humanidad, es una abstracción que nunca puede llegar a ser un agente activo; el mismo desconocido ha desconcertado a la filosofía política desde su comienzo en la antigüedad y ha contribuido al general desprecio que los filósofos desde Platón han tenido por la esfera de los asuntos humanos. La perplejidad radica en que en cualquier serie de acontecimientos que juntos forman una historia con un único significado, como máximo podemos aislar al agente que puso todo el proceso en movimiento; y aunque este agente sigue siendo con frecuencia el protagonista, el “héroe” de la historia, nunca nos es posible señalarlo de manera inequívoca como autor del resultado final de dicha historia.

Por este motivo Platón creía que los asuntos humanos (ta tôn anthropon pragmata), el resultado de la acción (praxis), no han de tratarse con gran seriedad; las acciones de los hombres parecen como los gestos de las marionetas guiadas por una mano invisible tras la escena, de manera que el hombre parece ser una especie de juguete de un dios. Merece la pena señalar que Platón, que no tenía indicio alguno del concepto moderno de la historia, haya sido el primero en inventar la metáfora de un actor tras la escena que, a espaldas de los hombres que actúan, tira de los hilos y es responsable de la historia. El dios platónico no es más que un símbolo por el hecho de que las historias reales, a diferencia de las que inventamos, carecen de autor; como tal, es el verdadero precursor de la Providencia, la “mano invisible”, la Naturaleza, el “espíritu del mundo”, el interés de clase, y demás, con los que los filósofos cristianos y modernos intentaron resolver el intrincado problema de que si bien la historia debe su existencia a los hombres, no es “hecha” por ellos (Nada indica con mayor claridad la naturaleza política de la historia -su carácter de ser una narración de hechos y acción en vez de tendencias, fuerzas o ideas- que la introducción de un actor invisible tras la escena a quien encontramos en todas las filosofías de la historia, las cuales sólo por esta razón pueden reconocerse como filosofías disfrazadas. Por el mismo motivo, el simple hecho de que Adam Smith necesitara una “mano invisible” para guiar las transacciones en el mercado de cambio muestra claramente que en dicho cambio está implicado algo más que la pura actividad económica, y que el “hombre económico”, cuando hace su aparición en el mercado, es un ser actuante y no sólo un productor, negociante o traficante).

El autor invisible tras la escena es un invento que surge de una perplejidad mental, pero que no corresponde a una experiencia real. Mediante esto, la historia resultante d  la acción se interpreta erróneamente como una historia ficticia, donde el autor tira de los hilos y dirige la obra. Dicha historia ficticia revela su hacedor, de la misma manera que toda obra de arte indica con claridad que la hizo alguien; esto no pertenece a la propia historia, sino sólo al modo de cobrar existencia. La diferencia entre una historia real y otra ficticia estriba precisamente en que ésta fue “hecha”, al contrario de la primera, que no la hizo nadie. La historia real en la que estamos metidos mientras vivimos carece de autor visible o invisible porque no está hecha. El único “alguien” que revela es su héroe, y este es el solo medio por el que la originalmente intangible manifestación de un único y distinto “quien” puede hacerse tangible ex post facto mediante la acción y el discurso. Sólo podemos saber quién es o era alguien conociendo la historia de la que es su héroe, su biografía, en otras palabras; todo lo demás que sabemos de él, incluyendo el trabajo que pudo haber realizado y dejado tras de sí, sólo nos dice cómo es o era. Así, aunque sabemos mucho menos de Sócrates, que no escribió una sola línea, que de Platón o Aristóteles, conocemos mucho mejor y más íntimamente quién era, debido a que nos es familiar su historia, que Aristóteles por ejemplo, sobre cuyas opiniones estamos mucho mejor informados.

Hannah Arendt, La condición humana, p. 207-210.

La esfera pública: lo común I

Sin esta trascendencia en una potencial inmortalidad terrena, ninguna política, estrictamente hablando, ningún mundo común ni esfera pública resultan posibles. Porque, a diferencia del bien común, tal como lo entendía el cristianismo -salvación de la propia alma como interés de todos-, el mundo común es algo en que nos adentramos al nacer y dejamos al morir. Trasciende a nuestro tiempo vital tanto hacia el pasado como hacia el futuro; estaba allí antes de que llegáramos y sobrevivirá a nuestra breve estancia. Es lo que tenemos en común no sólo con nuestros contemporáneos, sino también con quienes estuvieron antes y con los que vendrán después de nosotros. Pero tal mundo común sólo puede sobrevivir al paso de las generaciones en la medida en que aparezca en público. La publicidad de la esfera pública es lo que puede absorber y hacer brillar a través de los siglos cualquier cosa que los hombres quiera salvar de la natural ruina del tiempo. Durante muchas épocas anteriores a la nuestra -hoy día, ya no- los hombres entraban en la esfera pública porque deseaban que algo suyo o algo que tenían en común con los demás fuera más permanente que su vida terrena.

Hannah Arendt, La condición humana, p. 64.

Perspectivas IV

Es probable que las iglesias salgan fortalecidas y purificadas de las persecuciones que están sufriendo ahora. Cabe pensar que en un período subsiguiente el sentido religioso latino, germánico, anglosajón, y eslavo se reúnan, compenetrándose mutuamente, en el fondo inquebrantable del cristianismo, en un mundo que comprenda también la rectitud del islam y las profundidades de Oriente. Pero las iglesias, como organización, sólo podrán triunfar cuando hayan purificado los corazones de los creyentes. No podrán atajar el mal con prescripciones e imposicionesde su voluntad.

Johan Huizinga, Entre las sombras del mañana, p. 210.

La Europa democrática y el cristianismo


Continuamos con el tercer artículo dedicado a la obra de Robert Schuman Por Europa. En esta ocasión, el político francés relaciona -a modo de causa-efecto- cristianismo y democracia.

Europa es la realización de una democracia generalizada en el sentido cristiano de la palabra.

La democracia debe su existencia al cristianismo. Nació el día en que el hombre fue llamado a realizar en su vida temporal la dignidad de la persona humana, en su libertad individual, en el respeto de los derechos de cada cual y por la práctica del amor fraterno con respecto a todos. Nunca, antes de Cristo, estas ideas habían sido formuladas. La democracia está así unida al cristianismo doctrinal y cronológicamente. Tomó cuerpo con él por etapas, a través de largos titubeos, a veces a precio de errores y recaídas en la barbarie.

(…)

El cristianismo ha enseñado la igualdad de la naturaleza de todos los hombres, hijos de un mismo Dios, rescatados por el mismo Cristo, sin distinción de raza, de color, de clase y de profesión. Ha hecho que se reconozca la dignidad del trabajo y la obligación de todos a someterse a él. Ha reconocido la primacía de los valores interiores, los únicos que ennoblecen al hombre. La ley universal del amor y de la caridad ha hecho de todo hombre nuestro prójimo., y sobre ella se apoyan desde entonces las relaciones sociales del mundo cristiano. Toda esta enseñanza y las consecuencias prácticas que de ella se derivan revolucionaron el mundo.

(…)

Si encontramos rasgos profundos de la idea cristiana en la vida política contemporánea, el cristianismo no por ello está ni debe estar infeudado en un régimen político, ni ser identificado con ninguna forma cualquiera de gobierno, aunque sea democrática. En este punto, igual que en otros, hay que distinguir el terreno del César y el de Dios. Estos dos poderes tienen cada uno responsabilidades propias. La Iglesia debe velar por el respeto de la ley natural y de las verdades reveladas. La tarea del hombre político responsable consiste en conciliar, en una síntesis a veces delicada pero necesaria, estos dos órdenes de consideración, el espiritual y el profano (…). No existe conflicto que no tenga solución entre los dos imperativos.

(…)

La teocracia desconoce el principio de separación de los dos ámbitos. Endosa a la idea religiosa las responsabilidades que no son suyas. Bajo ese régimen, las divergencias del orden político corren el riesgo de degenerar en fanatismo religioso; la guerra santa es la expresión más temible de una explotación sangrienta del sentimiento religioso.

Desde el primer momento, Cristo estuvo en el extremo opuesto del fanatismo; aceptó ser su víctima más augusta. Esto significa que la civilización cristiana no debería ser el producto de una revolución violenta e inmediata, sino una transformación progresiva, bajo la acción de los grandes principios de caridad, de sacrificio y de humildad, que están en la base de la sociedad nueva.

(…)

La democracia no se improvisa; Europa ha tardado más de un milenio de cristianismo en darle forma (…). Concluyo, con Bergson, que “la democracia es en esencia evangélica, porque tiene por motor el amor”.

La democracia será cristina o no será democracia. Una democracia anticristiana será una caricatura que naufragará en la tiranía o en la anarquía.