Conjunto de estándares del temario de 2º de Bachillerato pertenecientes al Bloque 1, que aborda la Prehistoria, la dominación romana y el reino visigodo. Aunque he mantenido la numeración original, para la prueba EBAU del curso 2017-2018 no será objeto de examen el quinto de ellos en Castilla y León.
SÉPTIMO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.
A la hora de abordar las principales diferencias entre la pintura rupestre cantábrica y la levantina, hay que hacer hincapié, en primer lugar, en la cronología. Si bien los dos tipos de manifestaciones se desarrollaron durante el periodo prehistórico, el arte de la zona norte suele datarse en el Paleolítico Superior (35.000 – 9.000 a. C.) y el de la costa mediterránea en el Mesolítico (9.000-6.000 a. C.).
En segundo término, es necesario detenerse en las características de las figuras representadas. Mientras que en el arte rupestre cantábrico es indiscutible el protagonismo de los animales –sobre todo uros, ciervos, caballos y cabras-, en el levantino predominan las escenas de caza, da combate y de la vida cotidiana, así como danzas guerreras. Además, en el primero se aprecia cierta tendencia al realismo, siendo el carácter esquemático de las figuras el rasgo fundamental de la pintura de la zona mediterránea. En definitiva, no existía una intención realista, sino que les interesaba captar el movimiento y para ello creaban composiciones en diagonal.
En lo relativo a la localización y al uso del color, hay que señalar que el arte rupestre cantábrico se desarrollo fundamentalmente en el interior de las cuevas, siendo la policromía una de sus principales características. Por su parte, el arte levantino situó sus conjuntos en abrigos rocosos o en oquedades naturales al aire libre que se forman en las sierras calizas. Emplearon el color rojo, el negro y blanco, que eran obtenidos de diferentes minerales. Y no los mezclaron, por lo que en sus pinturas, a diferencia de las cantábricas, no existe ni la bicromía, ni la policromía, ni la gradación de tonalidades.
Por último, con el fin de ampliar la información aportada a lo largo de los párrafos anteriores, se procederá a mencionar algunos de los principales yacimientos peninsulares de arte rupestre prehistórico. De la zona cantábrica destaca, sin lugar a dudas, Altamira (Cantabria), si bien existen importantes restos pictóricos en El Castillo (Cantabria), El Pindal (Asturias) y Tito Bustillo (Asturias). Por su parte, en el arte levantino habría que citar Abrigo de Cogull (Lleida), el Barranco des Gascons (Teruel), la Cueva de la Araña (Valencia) y la Cueva de los Caballos de la Valltorta (Castellón).
PRIMER ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.
A lo largo de las siguientes líneas se abordarán las dos primeras etapas de la Prehistoria, así como las diferencias más significativas entre ambas. También se mencionará, aunque de manera sucinta, el periodo de transición del Paleolítico al Neolítico.
La etapa que conocemos como Paleolítico se desarrolló en la península Ibérica desde los primeros homínidos hasta el 9.000 a. C. Tradicionalmente se ha distinguen tres fases dentro de ella: Inferior (hasta el 100.000 a. C.), Medio (100.000-35.000 a. C.) y Superior (35.000-9.000 a. C.). En la primera de ellas tuvo lugar la aparición del homo antecessor, cuyos restos han sido hallados en el yacimiento Gran Dolina (Atapuerca). Los individuos de esta especie se organizaban en pequeñas hordas de cazadores-depredadores que, en ocasiones, llegaban a practicar el canibalismo. Solían asentarse en las inmediaciones de los ríos, cambiando de asentamiento varias veces a lo largo del año.
Durante el Paleolítico Medio la principal especie de homínidos fue la de los neandertales, quienes compartían con el homo antecessor cuestiones como el nomadismo y una base económica y alimenticia sustentada en la caza. Ahora bien, los grupos humanos de este periodo comenzaron a buscar refugio en las cuevas. Además, en ocasiones las decoraron con pinturas rupestres, lo que parece indicar un principio de culto religioso o espiritual. Por último, gracias al desarrollo de una cultura material más sofisticada, así como a sus mayores capacidades intelectuales, pudieron comenzar a cazar animales de gran tamaño.
El último periodo del Paleolítico sirvió de escenario para la aparición del homo sapiens y su expansión por el planeta. Este grupo homínido desarrolló una cultura material notablemente superior a la de sus antecesores, así como cultos espirituales más complejos, incluyendo los enterramientos individuales con ajuar funerario. Además, perfeccionaron la industria lítica con útiles de hueso y marfil profusamente decorados. En el Paleolítico Superior también surgió la pesca, el marisqueo y la recolección de frutos.
Tal como se ha comentado al comienzo del texto, antes de abordar el Neolítico y sus principales diferencias con el periodo que acabamos de describir, es preciso hacer hincapié en la existencia de una etapa intermedia: el Mesolítico. Entre el 9.000 y el 6.000 a. C., la península Ibérica se sumergió en un proceso de cambio que sirvió de tránsito entre el Paleolítico y el periodo que procederemos a explicar a continuación.
El Neolítico se desarrolló del 9.000 al 2.500 a. C., y su gran diferencia con el periodo anterior fue la aparición de la agricultura y la ganadería. A su vez, la existencia de cultivos y la posibilidad de domesticar ciertos animales hizo posible la aparición de asentamientos estables; hablamos, en definitiva, del final del nomadismo paleolítico, que dio paso a un proceso de sendentarización.
Otro de los aspectos novedosos de los grupos humanos neolíticos con respecto a las etapas históricas anteriores tiene que ver con la fabricación en madera de instrumentos y herramientas de trabajo sofisticadas, como la azada, la hoz y los molinos de viento. A todo esto, hemos de añadir una división más compleja del trabajo, así como la aparición de diferencias sociales.
Por último, es preciso hacer referencia a la existencia de prácticas funerarias y cultos religiosos mucho más avanzados que los propios del Paleolítico. De entre ellos cabe destacar los sepulcros de fosa, pertenecientes a una cultura que se desarrolló durante el IV milenio a. C. en el noreste peninsular.
Con el fin de sintetizar el temario de 2º de Bachillerato, he elaborado una serie de vídeos breves sobre la historia de España desde Atapuerca hasta la Transición. Por tanto, el objetivo no es abordar los contenidos en su totalidad, sino establecer una serie de pautas que permitan ampliar la información en el aula, ya sea con explicaciones del profesor o trabajo individual y grupal de los alumnos.
Este vídeo pertenece a la primera unidad didáctica y está dedicado a los tres periodos de la Prehistoria en la Península: Paleolítico, Neolítico y Edad de los Metales. También se dedica en él un amplio apartado a la evolución del ser humano y a las distintas culturas de cada periodo. Esta información se complementa con una serie de clases sobre la Edad del Hierro, la romanización y la invasión de los pueblos germánicos.