Los orígenes de la Edad Moderna: las transformaciones políticas


Clase pensada para alumnos de 2º de ESO dentro de una experiencia de flipped learning. En esta clase se inicia la explicación de la Edad Moderna, centrándose en los cambios políticos del periodo. Ese contenido se complementa con los vídeos dedicados a la situación económica y social, al reinado de los Reyes Católicos (Unión Dinástica, reformas internas, política exterior, economía y sociedad, arte y cultura), a las grandes expediciones oceánicas y a los pueblos precolombinos.

 

 

 

Explica los principales factores de la crisis demográfica y económica del siglo XVII, y sus consecuencias


VIGÉSIMOQUINTO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.

Durante el XVII, los territorios de la Monarquía Hispánica, al igual que otros reinos de Europa, experimentaron una profunda crisis de tipo económico y demográfico que contribuyó a la decadencia política desde comienzos del siglo. A lo largo de las siguientes líneas se abordarán ambos procesos, haciendo especial hincapié en los factores que los provocaron y sus principales manifestaciones. Aunque, como se ha indicado, la cuestión económica y la demográfica están estrechamente ligadas a la política, esta última apenas será mencionada por no ser objeto requerido en esta pregunta.

Desde finales del siglo XVI y durante todo el XVII, tuvo lugar en los reinos peninsulares una acusada crisis demográfica. Esto condujo a un estancamiento del crecimiento de la población que, incluso en algunos territorios, experimentó un notable descenso. Al término de ese periodo, la Monarquía Hispánica había perdido casi un millón de habitantes: de los ocho millones de la centuria anterior, la cifra se había reducido a poco más de siete.

En todo ese proceso de crisis demográfica cabe destacar tres causas fundamentales:

  • Las epidemias que afectaron a toda la península en diversas oleadas.
  • La reiteración de las malas cosechas, que provocaron, en varias ocasiones, crisis de subsistencia y hambrunas.
  • Las expulsiones de los moriscos en 1609 y 1614, que hizo disminuir la población de manera especial en Valencia, Murcia y Aragón.

En el ámbito económico, el siglo XVII peninsular siguió la tendencia de los restantes territorios europeos. Esta estuvo caracterizada por una profunda crisis que tuvo graves consecuencias, especialmente, en la Hacienda Real, la producción artesanal y el comercio. Además, la coyuntura económica contribuyó a generar una mayor inestabilidad política que caracterizó a la Monarquía Hispánica a partir del segundo tercio del siglo.

Las manifestaciones más destacables de esta recesión fueron las siguientes:

  • La crisis de las actividades textiles, sobre todo en Castilla, debido al aumento de impuestos y a la competencia extranjera.
  • La disminución de la llegada de metales preciosos de América.
  • La crisis de la Hacienda Real por el incesante aumento de los gastos en guerras.

La consecuencia fundamental de la pauperización económica fue el empobrecimiento del pueblo llano y el aumento de los marginados sociales.

ESTRUCTURA DEL VÍDEO:

  • 0:20. La crisis del siglo XVII.
  • 0:57. La situación demográfica.
  • 1:26. Las causas de la crisis demográfica.
  • 1:58. La situación de la economía.
  • 2:24. Principales manifestaciones de la crisis económica.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Historia de España 2 – Editorial Anaya.
  2. Historia de España – Editorial Vicens Vives.
  3. La Guerra de los Treinta Años, Geoffrey Parker – Papeles del tiempo.

DIAPOSITIVAS DEL VÍDEO:

Explica los principales proyectos de reforma del Conde Duque de Olivares


VIGÉSIMOSEGUNDO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.

Gaspar de Guzmán y Pimentel, conde-duque de Olivares, asumió el papel de valido del joven rey Felipe IV. En sus años de gobierno demostró tener una amplia visión política, que se plasmó, fundamentalmente, en una serie de proyectos de reforma para mejorar la situación de la Monarquía Hispánica. Con el fin de analizar esta cuestión de forma ordenada y coherente, se afrontará en primer término la exposición de la política exterior del conde-duque, pasando posteriormente a señalar las claves de la interior.

El acontecimiento que marcó la política exterior de Olivares fue la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), que exigió un gran esfuerzo militar y económico que difícilmente podía afrontarse sin reformar las estructuras del Estado. Después del relativamente pacífico reinado de Felipe III, la reanudación de la política exterior ofensiva en Europa exigía la aportación de importantes sumas de dinero a una Hacienda Real en crisis crónica. Para paliar esta situación, Olivares planteó una reforma financiera y militar.

Hasta entonces el principal esfuerzo financiero y humano para la defensa de monarquía lo había efectuado Castilla, pero esta se hallaba exhausta y empobrecida. Ya no podía soportar el peso de las enormes necesidades económicas y militares de la Corona. Por ese motivo, Olivares planteó la Unión de Armas (1625): un ejército permanente de 140.000 hombres sostenido por todos los reinos en función de su población y riqueza.

Estas reformas se inscribían en un plan más amplio, el Gran Memorial (1624), que pretendía unificar políticamente la Monarquía Hispánica. Esto suponía suprimir las diferencias forales y repartir por igual cargas y beneficios entre todos los territorios de la Corona. En definitiva, se buscaba crear una estructura centralizada del Estado que facilitara las tareas de gobierno. Ahora bien, tanto por las dificultades económicas como por la oposición de los distintos reinos, su aplicación no fue posible. A pesar de las reformas planteadas por el conde-duque, a lo largo del periodo se sucedieron hasta cuatro bancarrotas, siendo los gastos militares la principal causa de ellas.

ESTRUCTURA DEL VÍDEO:

  • 0:20. El valido de Felipe IV.
  • 0:46. La Guerra de los Treinta Años.
  • 1:31. La Unión de Armas y el Gran Memorial.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Historia de España 2 – Editorial Anaya.
  2. Historia de España – Editorial Vicens Vives.
  3. El conde-duque de Olivares; John Elliott – Crítica.

DIAPOSITIVAS DEL VÍDEO:

Unidad 7. Los orígenes de la Edad Moderna


DEFINICIONES UTILIZADAS EN EL SÉPTIMA TEMA DE 2º DE ESO. EN ESTA UNIDAD DIDÁCTICA SE EXPLICAN LOS PRINCIPALES RASGOS DE LA EDAD MODERNA A FINALES DEL SIGLO XV Y COMIENZOS DEL XVI, TANTO DESDE EL PUNTO DE VISTA POLÍTICO COMO ECONÓMICO Y CULTURAL. TAMBIÉN SE EXPLICAN LAS PRIMERAS GRANDES EXPLORACIONES GEOGRÁFICAS.

Astrolabio: instrumento para calcular la altura, localización y movimiento de los astros. Fue un elemento fundamental en el desarrollo de la navegación a partir del siglo XV, y, por tanto, en los descubrimientos geográficos de la Edad Moderna.

Burocracia: conjunto de funcionarios que trabajaban al servicio del Estado Moderno.

Capitulaciones de Santa Fe: acuerdo entre los Reyes Católicos y Cristóbal Colón por el cual, los primeros, se comprometían a financiar el primer viaje descubridor, reconociendo también ciertos privilegios al navegante en caso de que la empresa fuera exitosa.

Corregidor: funcionarios que, a las órdenes del monarca, tenían atribuciones políticas, administrativas y judiciales en los municipios.

Guerra de las Dos Rosas: conflicto bélico que tuvo lugar en Inglaterra en el siglo XV entre las familias de Lancaster y York, que se disputaban la corona.

Hacienda Real: institución del Estado Moderno encargada del cobro de los impuestos.

Maestre: superior o maestro de las órdenes militares.

Mayorazgo: extensa propiedad cedida por el rey a un noble que no podía ser vendida ni dividida, sino que era transmitida al primogénito.

Monarquía autoritaria: forma de organización política que sustituyó en Europa a la monarquía feudal. Se basada en el fortalecimiento del poder de los reyes y en la construcción del Estado Moderno, y se dio fundamentalmente en los inicios de la Edad Moderna.

Santa Hermandad: organismo fundado por los Reyes Católicos que tenía como principal objetivo perseguir a los delincuentes y malhechores en los campos y caminos.

Tratado de Tordesillas: acuerdo entre España y Portugal firmado en 1494. Tenía como objeto el reparto de las tierras del Nuevo Mundo y la influencia sobre las Indias Orientales.

Zar: nombre que recibieron los soberanos de Rusia a partir de Iván III el Grande. Significa emperador.

PARA LA CORRECCIÓN DE ESTAS DEFINICIONES SUELO UTILIZAR UN GUIÓN DONDE SE VALORA, SOBRE SIETE, LA PRESENCIA DE UNA SERIE DE CONTENIDOS. LOS TRES PUNTOS RESTANTES SALEN DE UNA LECTURA DELA DEFINICIÓN EN CONJUNTO, DONDE SE HACE HINCAPIÉ TANTO EN LA EXPRESIÓN ESCRITA COMO EN LA COMPRENSIÓN DEL TÉRMINO QUE DEMUESTRA EL ALUMNADO. PUEDE CONSULTARSE ESE GUIÓN EN EL SIGUIENTE ENLACE: GUION DE CONCEPTOS DE LA UNIDAD 7

Economía y sociedad en tiempos de los Austrias mayores


Con el fin de sintetizar el temario de 2º de Bachillerato, he elaborado una serie de vídeos breves sobre la historia de España desde Atapuerca hasta la Transición. Por tanto, el objetivo no es abordar los contenidos en su totalidad, sino establecer una serie de pautas que permitan ampliar la información en el aula, ya sea con explicaciones del profesor o trabajo individual y grupal de los alumnos.

Este vídeo pertenece a la sexta unidad didáctica y resume la situación social y económica de la Monarquía Hispánica durante el siglo XVI. Esta información se complementa con una serie de clases sobre el Imperio de Carlos I, el reinado de Felipe II y el modelo político de los Austrias.

Presentación: Los orígenes de la Edad Moderna


Durante el curso 2015-2016 elaboré este Prezi para explicar en 2º de ESO las principales transformaciones que se produjeron a comienzos de la Edad Moderna. Posteriormente he realizado algunos ajustes que me han servido para ponerlo de fondo en algunos de los vídeos sobre esa materia. Para consultar la presentación haz click aquí.

El reinado de Isabel la Católica


Isabel I, casada con Fernando de Aragón subió al trono en 1474, tras la muerte de Enrique IV. Sin embargo, nada más comenzar su reinado tuvo que hacer frente a una guerra civil contra su sobrina Juana, hija de Enrique IV, que se prolongó a lo largo de cuatro años (1475-1479). Este fue un conflicto que afectó a todo el reino castellano, ya por su extensión territorial como por su influencia en todos los estratos sociales –especialmente en la nobleza-; pero también a los reinos vecinos, ya que Portugal apoyo a Juana y Aragón a Isabel.

Tras unos comienzos favorables a la causa de Juana, el bando isabelino logró cambiar la situación de la guerra tras su victoria en la batalla de Toro (1476). Después de estos hechos la mayoría de los grandes nobles se adhirió a la causa de Isabel, lo que con el tiempo acabó facilitando la derrota de los portugueses; confirmada en los tratados de Alcaçovas. En virtud de estos acuerdos, además del reconocimiento portugués de Isabel como reina de Castilla, se concertaron varios compromisos matrimoniales entre ambos reinos. De esta manera, se inició en este reino una etapa de clara estabilidad que se prolongó hasta la muerte de la reina en 1504.

En lo que se refiere a la estructura del Estado, durante la etapa isabelina asistimos a un fortalecimiento de los mecanismos judiciales y administrativos. Las Cortes, a pesar de que se reunieron muy poco a lo largo de este reinado, tuvieron una gran importancia en los inicios del mismo, marcado por las reuniones de Madrigal (1476) y Toledo (1480). El Consejo Real, liberado del peso de los distintos bandos nobiliares, continuó siendo el principal órgano político del Estado, aunque funcionó de una manera más profesionalizada gracias a la reorganización administrativa llevada a cabo por las Cortes de 1480.

Por su parte, la centralización de la administración de justicia estuvo marcada por la reorganización y consolidación del sistema de Audiencias y Chancillerías, donde los pleitos eran divididos entre criminales y civiles antes de pasar a manos de los alcaldes y oidores.

La Hacienda siguió asentándose en los mismos impuestos que los reinados anteriores; hasta el punto de que, el creciente peso que en aquellos habían tenido las alcabalas, continuó aumentando. No obstante, la etapa isabelina también tuvo sus innovaciones fiscales, como fueron el sistema recaudatorio de encabezamiento, o la utilización de la Santa Hermandad para tal fin. Esta organización, fundada en 1476 con el fin de asegurar el orden público, adquirió, especialmente tras perder su carácter militar, funciones de recaudación fiscal.

Hemos de destacar dos factores fundamentales para entender la estabilidad reinante durante este periodo: los aciertos en política económica y el amplio apoyo social a los monarcas. En lo relativo a este último punto hemos de destacar que todos los grupos sociales se mostraron favorables a los reyes: la nobleza por la confirmación real de sus posesiones señoriales, la oligarquía urbana por el respeto de la Corona hacia sus privilegios, y las capas populares por la eficacia que mostraba el gobierno en las labores administrativas y judiciales. Además, a lo largo de buena parte de su mandato, los Reyes Católicos utilizaron en su favor un complejo, para esa época, aparato propagandístico, mediante el que supieron mostrar sus triunfos más de cerca de sus súbditos.

Las instituciones políticas castellanas del siglo XV


Como hemos indicado en artículos anteriores, no existió ruptura en la evolución de la centralización a pesar de las tensiones internas del reino. Esto se debió, principalmente, a que este proceso se apoyaba también en otras tres columnas: Consejo Real, Audiencia y Cortes.

El Consejo Real, principal órgano de gobierno, gozaba de amplias competencias, entre las que podemos citar: los asuntos de gracia y merced, la concesión de franquicias, la designación de tenencias regias, la actividad normativa, la elaboración de leyes, las pragmáticas, las provisiones reales… Además, una serie de instrumentos del poder regio eran ejercidos de hecho por el Consejo Real: protección de derechos y de jurisdicciones, control de los oficiales regios, provisión de cargos municipales realengos, decisiones de carácter militar, aceptación hacendística…

En lo que respecta a la composición del Consejo, cabe destacar que, dependiendo de las fechas, variaban sus integrantes, aunque solían ser casi siempre juristas y nobles. Era, de hecho un órgano controlado por estos últimos; y, por lo tanto, dentro de él se llevaban a cabo las luchas entre los distintos partidos nobiliarios.

La Audiencia, institución ya existente en etapas anteriores, varió, sin embargo, en lo referente al número de oidores y a la preparación de los mismos –más profesionales, y repartidos en salas especializadas-. Se mantuvo su papel de primacía en lo que respecta a la justicia, y su sede continuó, generalmente, variando en función de la residencia del rey; aunque bien es verdad que ciudades como Valladolid y Segovia solían acoger a esta institución durante periodos prolongados.

Las Cortes se caracterizaron a lo largo del siglo XV por su progresiva pérdida de importancia; incluso algunos investigadores llegan a hablar de su desaparición temporal. Al utilizar el rey otros cauces para legislar, las Cortes perdieron su razón de ser. No obstante mantuvieron su peso –presión- en lo relativo a los servicios al monarca y en la supervisión fiscal. Además, continuaron redactándose los cuadernos de peticiones, en lo que se recogían las quejas y sugerencias de las ciudades.

La composición de las Cortes era básicamente de carácter urbano y realengo, ya que, por ejemplo, la nobleza prefería centrarse en otros poderes, como es el caso del Consejo Real. También podemos decir de este organismo que no era del todo representativo, ya que solo acudían procuradores de diecisiete ciudades.

Por otro lado, el sistema hacendístico del siglo XV continuó basándose en las instituciones creadas con anterioridad; tan solo hay que destacar de esta etapa el surgimiento de las alcabalas como impuesto ordinario. Al analizar este sistema comprobamos que presenta: unas bases impositivas de carácter moderno, un equilibrio entre la fiscalidad directa e indirecta, y un peso de la fiscalidad de Cortes –los servicios-, que dan un margen de negociación a las ciudades en lo que a los impuestos se refiere. Este desarrollo permitió a la monarquía ser más autónoma con respecto a los distintos poderes del reino; de esta manera, obtuvo un mayor control sobre la recaudación, y, por tanto, una gran capacidad económica que le permitió, en ocasiones, comprar apoyos políticos.

Por último, abordaremos brevemente la cuestión de las reformas militares, cuyo origen hay que buscarlos en los primeros Trastámara. Las inversiones económicas realizadas en este campo por los monarcas fueron cuantiosas, hasta el punto de que muchos autores lo consideran como el principal gasto de la Corona. A lo largo del siglo XV, este aumento notablemente a causa de las numerosas guerras que marcaron el periodo y a la subida del coste de los soldados. Además, hay que destacar las escasas diferencias existentes entre las mesnadas de nobles y las de realengo; tan solo destacaremos dos: en las primeras los soldados dependían directamente del noble, y en las segundas había menos jinetes. Caballería, infantería y artillería –en pleno nacimiento- eran las distintas armas de los ejércitos de tierra. Mientras, en el mar, la débil flota castellana comenzaba a experimentar un vigoroso desarrollo que concluiría con el dominio mundial de los océanos en el siglo siguiente. Este fortalecimiento de la marina castellana fue posible gracias a dos hechos: la potencia de la industria naval del reino, de carácter ampliamente variado y enormemente competitivo -galeras, naos, fustas, carracas, pinazas, cocas…-; y la prosperidad interior, que facilitó la inversión en este campo.

El proyecto centralizador de Alfonso X


¿Podemos considerar que lo que se ha dado en llamar Estado Moderno ya existía, de modo prematuro, en la Castilla de 1300? Son numerosos los investigadores que responden a esta cuestión de manera afirmativa, basándose para ello en los requisitos que ha de cumplir un Estado de este tipo:

  • Existencia de una serie de instituciones centrales.
  • Considerables avances en lo referente a la unificación jurídica del reino.
  • Capacidad regia para otorgar leyes e impartir justicia en base a los principios revisados del Derecho Romano.
  • Aparición de una fiscalidad de estado estable y ajena al entramado feudo-vasallático.
  • Afirmación del pensamiento político de principios de soberanía regia.

Pues bien, algunos historiadores consideran que estos requisitos se daban en Castilla a lo largo del reinado de Alfonso X (1252-1284); y, por esa razón, puede ser considerado un caso pionero y prematuro de Estado Moderno en la Historia europea. No obstante, otros autores retrasan esa realidad al reinado de su nieto Alfonso XI, en el que consideran que, de forma momentánea, el sistema llega a consolidarse. Sea como fuere, en tiempos del rey Sabio encontramos las siguientes manifestaciones:

  • Superación de la diversidad legal existente en los diversos territorios del reino mediante la elaboración de un completo corpus jurídico. Dentro de este destacaron tres obras: el Fuero Real, unificación jurídica y afirmación del principio de monopolio legislativo del monarca; el Especulo, renovación del Derecho a partir de la armonización de los códigos existentes; y las Partidas: se trataba de una gran recopilación de leyes basadas en el Derecho Común.
  • Fortalecimiento de la potestad jurisdiccional: el rey, a pesar de que se reconocía la jurisdicción de señores y municipios, se convirtió en depositario último de la titularidad. Además, el monarca se reservaba determinadas acciones de justicia -traición, alevosía, quebrantamiento de camino, mujer forzada, muerte…-, así como el derecho de última instancia de apelación. Surgió, pues, un doble aparato de justicia que, no sin roces, convivió a lo largo de ese reinado. Por un lado, encargados de los pleitos foreros, se situaban los justicias forales, y por otro, en lo que se refiere a los pleitos del monarca, los alcaldes del rey.
  • Transformaciones en la administración cortesana y territorial: la aparición de jueces, nuevos oficios domésticos de palacio, y cargos relacionados con la Hacienda –tesoreros-en el área cortesana, fue complementada por un mayor desarrollo de la administración territorial. Esta, basada en merindades y adelantados, tuvo como principal objetivo la organización de los territorios recién incorporados al reino. Además, en 1252, surgieron las Cortes de Castilla que, convocadas por el monarca y formadas por procuradores de las principales villas y ciudades, tenían como principal función estudiar las peticiones de servicios del rey.
  • Transformaciones fiscales: se asistió a la consolidación de la fiscalidad estatal, y, por tanto, a la superación paulatina –el proceso fue muy lento- de la señorial. De esta forma, fueron surgiendo progresivamente formas de extracción fiscal -servicios, monedas foreras, servicio y montazgo de ganados, décimas, tercias reales, bula de cruzada, portazgos, diezmos de la mar, aduanas, almojarifazgos-, gracias a los que se pudieron afrontar los numerosos gastos del Estado, especialmente los de tipo militar.

A pesar de los grandes esfuerzos realizados, podemos afirmar que el proyecto de Alfonso X, si bien solo parcialmente, fracasó. Esto se manifestó principalmente en las sublevaciones nobiliares y concejiles, grupos que consideraban que este proyecto constituía una agresión de la monarquía a sus libertades y privilegios. Además, el problema sucesorio contribuyó también a debilitar la posición monárquica en un reino ya de por sí poco maduro política y socialmente para las ideas de Alfonso X.