Explica la política industrial de la monarquía y las medidas adoptadas respecto al comercio con América


TRIGÉSIMO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.

La preocupación por el fomento de la industria nacional fue una constante entre los gobernantes españoles del siglo XVIII. De entre ellos destacó la figura del ministro Pedro Rodríguez de Campomanes cuyas pensamiento económico quedó recogido, fundamentalmente en Discurso sobre el fomento de la industria popular (1774) y Discursos sobre la educación popular de los artesanos (1775). Tanto las obras de estos responsables políticos, como las medidas adoptadas durante sus mandatos, nos permiten hablar de un reformismo borbónico de corte económico en la primera centuria de gobierno de esa dinastía.

Desde una óptica esencialmente mercantilista, la preocupación a la que se ha hecho referencia, se fundamentaba en la creación de una industria nacional capaz de competir con los productos extranjeros. Esto, no solo era básico para mantener una balanza comercial favorable, sino que era condición sine qua non para asegurar el abastecimiento a todos los dominios españoles, tanto peninsulares como coloniales. En tal sentido, destaca la creación de las Reales Fábricas desde las primeras décadas del XVIII.

Ahora bien, fue sobre todo a partir de a mediados del siglo cuando se modificó la política con respecto a América, decidiendo incrementar la explotación colonial para aumentar su rentabilidad. La economía de aquellos territorios, basada hasta entonces en la producción agraria, se dinamizó con una fuerte actividad comercial tras la adopción de medidas como la creación de las Compañías de Comercio y con la recuperación de la minería.

Define qué fueron los Decretos de Nueva Planta y explica su importancia en la configuración del nuevo Estado borbónico


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Al finalizar la Guerra de Sucesión, uno de los principales objetivos de Felipe V fue reducir la complejidad legal e institucional de sus reinos. Con ese fin emprendió la uniformización de todos ellos utilizando Castilla como modelo, dando comienzo así la historia del Estado español como una unidad de carácter político-administrativo. una sola entidad a la manera de Castilla. En ese proceso, los Decretos de Nueva Planta fueron, sin lugar a dudas, el principal instrumento de la monarquía para llevar a cabo la reforma administrativa. Se aplicaron en Aragón y Valencia en 1707, en Mallorca en 1715 y en Cataluña en 1716.

Con el término “Nueva Planta de Gobierno” se expresaba la idea de una profunda reforma del gobierno y de la administración de los territorios de la Corona de Aragón según unos criterios similares en cada reino. Significaba la sustitución del pactismo de los Austrias por el absolutismo de los Borbones, así como la asimilación al modelo castellano.

En todos los territorios de la Corona de Aragón se eliminaron los Consejos de los respectivos reinos, al tiempo que se introdujeron las leyes de Castilla, sus tribunales, Chancillerías y Audiencias. Además, en lugar de contar con un virrey, la autoridad pasó a ser desempeñada por capitanes generales e intendentes. A esto hemos de añadir que los Decretos suprimían también las fronteras que separaban los reinos entre sí. Por último, se ha de destacar la conversión del castellano en la lengua oficial del reino y la unificación general del sistema de impuestos en los denominados “catastros”.

Explica las causas de la Guerra de Sucesión Española y la composición de los bandos en conflicto


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La muerte sin descendencia del rey Carlos II desencadenó un gran conflicto nacional -e internacional- en torno a los dos candidatos al trono español: el archiduque Carlos de Austria y Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Borbón. De acuerdo con el testamento del difunto monarca, este último debía ser proclamado rey de España. Ahora bien, tanto la casa de Austria como buena parte de la nobleza de la Corona de Aragón, así como las potencias que rivalizaban con Francia en el continente, no aceptaron de buen grado esta decisión.

De esta manera, en 1701 comenzaba la Guerra de Sucesión Española, un conflicto bélico que se iba a prolongar hasta 1713. Al margen de la cuestión dinástica, en este acontecimiento también entraron en pugna dos modelos de estado y de administración para los reinos peninsulares: el de los Austria, tradicionalmente pactista, que respetaba las instituciones forales de los reinos y su diversa legislación y fiscalidad; y el de los Borbones, que importaba el modelo francés absolutista, unificador y centralizador.

Si bien existieron importantes excepciones en ambos territorios, grosso modo puede afirmarse que Castilla apoyó a Felipe de Borbón, mientras que Aragón se decantó por el bando de los Austrias. Finalmente, tras más de una década de guerra y una serie de acontecimientos que afectaron a la diplomacia de las distintas potencias enfrentadas, en 1713 se firmaba la paz de Utrecht. Por medio de ella, bajo una serie de condiciones que debían aceptar los Borbones españoles -cabe destacar la renuncia al trono francés-, se reconocía a Felipe de Anjou (Felipe V) como rey de España; y, por tanto, se instauraba una nueva dinastía reinante en el país.

Explica el origen y características del régimen señorial y la sociedad estamental en el ámbito cristiano


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Aunque existe una estrecha relación entre el feudalismo y la estructura social de la Edad Media, se analizaran ambas cuestiones por separado. En primer lugar, se presentará, a grandes rasgos, el origen y evolución del régimen señorial en los reinos cristianos peninsulares. Y, en segundo término, se procederá a analizar, de manera sucinta, la base ideológica de la sociedad estamental, así como los principales rasgos de cada uno de los tres grupos que la conformaban.

La feudalización de la sociedad cristiana peninsular fue un proceso que comenzó en los siglos IX y X, si bien no terminó de configurarse hasta el XI y XII. A pesar de la variedad de situaciones, este proceso presentó una serie de rasgos comunes en todos los territorios:

  • Erosión del poder monárquico; el rey no disponía de los instrumentos necesarios para ofrecer seguridad y justicia en todos sus dominios.
  • Fortalecimiento, por tanto, de la nobleza -tanto laica como eclesiástica-, que fue consolidando las concesiones reales hasta lograr que pasaran a ser hereditarias.
  • Ausencia de un poder centralizado del Estado sustentado en una fuerza coercitiva o ejército propio, así como de un código legal público y único.

Ahora bien, a partir del siglo XIII los reyes, apoyándose en las élites urbanas, comenzaron a recuperar poder a costa de la nobleza y el clero. De esta forma el gobierno central se fue reforzando progresivamente hasta la configuración, a finales del siglo XV, del Estado Moderno.

En lo que se refiere a la sociedad estamental, es necesario indicar que su origen se encuentra en la corriente de pensamiento altomedieval que conocemos con el nombre de “agustinismo político”. Este modelo, que se mantuvo en Europa hasta la desaparición del Antiguo Régimen (siglos XVIII y XIX), establecía una división social en tres estamentos: nobleza, clero y estado llano. Los dos primeros grupos contaban con privilegios de tipo fiscal, jurídico y social. Por su parte, el tercero, aunque estaba formado por la inmensa mayoría de la población, carecía de ellos.

Conceptos para las clases de Historia de 2º de ESO


A continuación presento las definiciones que suelo utilizar con mi alumnado en la asignatura de Historia del segundo curso de Secundaria. Los conceptos están organizados en listados por orden alfabético dentro del enlace correspondiente a cada una de las diez unidades didácticas del temario.

Los orígenes de la Edad Media
La Europa feudal
La Europa del Gótico
La península Ibérica entre los siglos VIII y XI
La expansión de los reinos cristianos
El final de la Edad Media en la Peninsula Ibérica
Los orígenes de la Edad Moderna
Renacimiento y Reforma
La Monarquía Hispánica
El siglo del Barroco

Conceptos para 2º de ESO


A continuación presento las definiciones que suelo utilizar con mi alumnado en la asignatura de Historia del segundo curso de Secundaria. Los conceptos están organizados en listados por orden alfabético dentro del enlace correspondiente a cada una de las diez unidades didácticas del temario.

Los orígenes de la Edad Media
La Europa feudal
La Europa del Gótico
La península Ibérica entre los siglos VIII y XI
La expansión de los reinos cristianos
El final de la Edad Media en la Peninsula Ibérica
Los orígenes de la Edad Moderna
Renacimiento y Reforma
La Monarquía Hispánica
El siglo del Barroco

Introducción al Antiguo Régimen


La expresión «Antiguo Régimen» la acuñaron los revolucionarios franceses de finales del siglo XVIII para designar la forma de organización política, económica y social vigente en la Edad Moderna.

El sistema político propio del Antiguo Régimen fue la monarquía absoluta que, en algunos países de Europa adoptó una modalidad nueva: el despotismo ilustrado.

La sociedad era jerarquizada y de tipo estamental. Ahora bien, la influencia sociopolítica de la burguesía no dejó de aumentar desde los inicios de la Edad Moderna.

La economía europea era de base agraria, pero en algunos países se introdujeron nuevas técnicas que aumentaron la productividad. Además, el comercio cobró una mayor importancia, al tiempo que la población creció gracias a la mejora de la alimentación y los avances en el campo de la medicina.

En política económica los estados se regían por el mercantilismo, una doctrina que fue desplazada primero por la fisiocracia y, más adelante, por el liberalismo económico.

En este contexto se desarrollaron las revoluciones inglesas del siglo XVII, que dieron lugar al parlamentarismo, y el movimiento cultural de la Ilustración, que terminó por cuestionar los fundamentos del Antiguo Régimen.

La relación entre ideología y alienación en Marx


En el artículo anterior se desarrolló la crítica marxista a la filosofía política de Hegel. Un estudio que se basaba en el concepto de ideología y, más en concreto, en sus contraposiciones: la realidad y la praxis. En los siguientes párrafos vamos a tratar de explicar la importancia de este concepto en Los manuscritos económicos y filosóficos (1844).

La ideología como tal no aparece citada en esos textos, sin embargo su presencia implícita es más que evidente.

Karl Marx no solo parte del contraste realidad-abstracción que había utilizado para criticar la postura hegeliana, sino que también recurre al paradigma de la inversión. El último elemento que lleva a sostener la presencia de esa noción en Los manuscritos económicos y filosóficos, es el uso habitual de términos situados en la esfera ideológica: derecho, política, ética, arte y religión.

La alienación económica como punto de partida

Según Marx, los economistas británicos del siglo XVIII acertaban al afirmar que la fuente de riqueza de toda propiedad era el trabajo y no la mera posesión. Sin embargo, encontraba contradicciones en buena parte de sus planteamientos.

En concreto, consideraba un error que la propiedad, a través del salario, tuviera poder sobre el trabajador, como defendían aquellos teóricos de la economía.

El marxismo denomina alienación a ese fenómeno por el cual el ser humano pierde el poder sobre su trabajo. Lo contrapone con la objetivación a la que identifica con la realidad en contraposición con la abstracción de la pérdida del objeto. En definitiva, descubrimos nuevamente analogías al concepto de ideología detrás de estos postulados.

Pero las referencias a la ideología no terminan ahí. Llegados a ese punto, Marx recurre nuevamente al paradigma de la inversión, utilizando la religión como metáfora: así como el creyente pone su vida en Dios, y pasa a así a pertenecerle, el trabajador alienado pone su vida en el objeto.

Las formas de alienación y la cuestión del salario

En Los manuscritos económicos y filosóficos Marx distingue cuatro momentos dentro del concepto de alienación:

  • El primero, que además sirve como base para explicar la noción de alienación en general, guarda relación con el producto del propio trabajo.
  • El segundo es la alienación en el acto de producción; es decir, el trabajo es exterior al ser humano, no voluntario.
  • La tercera forma enunciada por Marx afectaría a la humanidad misma del trabajador, a lo que Feuerbach denominaba Gattungswesen.
  • En último lugar se situaría la alienación intersubjetiva; esto es, del ser humano con respecto a los demás.
Una vez desarrolladas las formas de alienación, Karl Marx se plantea quién se beneficia de esos procesos. Desde su punto de vista la respuesta es sencilla: la propiedad privada.

Esta, por medio del salario, es la que adquiere poder sobre las personas a través de la extrañación del objeto del trabajo.


*Artículos sobre el origen del pensamiento marxista:

[1] El concepto de ideología en Marx y su crítica a Hegel.

[3] La ideologia alemana I.

[4] Marx y la ideología alemana II.

La historia como conocimiento

Aprovechamos la ocasión para subrayar en qué medida nuestro análisis teórico pone de manifiesto una riqueza en consecuencias prácticas: de esta riqueza deriva la que yo gusto de llamar la «regla del epílogo». Todo estudio histórico que no recorra su objeto «desde los orígenes hasta nuestros días» tiene que comenzar por una introducción que muestre los antecedentes del fenómeno estudiado y finalizar con un epílogo que trate de responder a esta cuestión: ¿Qué sucedió después?» Ningún estudio debe empezar ni acabarse de un modo brusco, como en el cine se ilumina al principio la pantalla y se oscurece al final. La historia de Lutero no se puede exponer sin evocar antes lo que había llegado a ser la piedad católica y la teología nominalista a finales del siglo XV; tampoco la de la Francia religiosa del siglo XIX sin explicar previamente cómo pudo prepararse la explosión de la Regencia y la irreligiosidad triunfante del siglo XVIII.

Henri-Irénée Marrou, El conocimiento histórico, p. 37.

Contexto y escenarios de la revolución liberal

Esta entrada forma parte de un conjunto de artículos sobre la España de Fernando VII. Para leer los restantes textos dedicados a esta cuestión, haz clic aquí.


A la hora de analizar la revolución liberal española de comienzos del XIX es necesario definir previamente el contexto de la misma atendiendo a tres escenarios distintos: intercontinental, continental y peninsular. Un breve esbozo de cada uno de estos campos nos permitirá, no sólo comprender mejor el desarrollo del liberalismo español, sino también comprobar que sin ellos este no hubiera sido posible.

Escenario intercontinental: revolución atlántica

La expansión de la ideología liberal a finales del siglo XVIII y principios del XIX fue un proceso en el que Europa y América caminaron a la par. Esto nos permite hablar de un fenómeno atlántico de ida y vuelta. En las Trece Colonias norteamericanas se dieron las primeras manifestaciones de liberalismo y constitucionalismo; y, curiosamente, en un contexto de guerra de independencia (1776-1783).

Los Estados Unidos sirvieron de campo de pruebas para las nuevas ideas políticas elaboradas por los teóricos europeos. De ahí, en forma de hechos, volvieron a su continente de origen. En 1789 la ideología liberal tomó cuerpo en Francia; en pocos años la revolución se expandió por el Viejo Mundo hasta la derrota de Napoleón en 1814.

El viaje del liberalismo no se detuvo en Europa. De la España invadida por los franceses entre 1808 y 1814 la revolución liberal volvió a saltar al otro lado del océano; en esta ocasión a Hispanoamérica (1808-1824). Allí el fenómeno fue tardío, y estuvo íntimamente relacionado con los sucesos españoles. Al igual que en el caso de las Trece Colonias, surgió en un contexto secesionista.

Escenario continental

Las conquistas napoleónicas favorecieron la expansión de las ideas liberales francesas por toda Europa. Sin embargo, este fenómeno desencadenó otro de no menor importancia: la reacción nacional-romántica. El rechazo al invasor marcó el inicio de la “época de las nacionalidades”. España a partir de 1808, Rusia desde 1812, y Alemania en 1813, fueron claros ejemplos de este tipo de manifestaciones.

Escenario peninsular

Como hemos indicado anteriormente, desde los primeros momentos de la invasión francesa surgió en España esa reacción nacional contra el agresor extranjero. En el seno de esta resistencia se llevó a cabo una revolución liberal propia –análoga a la que pretendían imponer los afrancesados-, cuya más alta manifestación fue la reunión de las Cortes en Cádiz con la consiguiente redacción constitucional (19 de marzo de 1812). Estos hechos, como es evidente, tuvieron importantes repercusiones en Hispanoamérica.

Bibliografía:

[1] Historia Contemporánea de España II; Javier Paredes (Coord.) – Madrid – Ariel – 2005.

[2] Historia Contemporánea de España II; José Luis Comellas – Madrid – Rialp – 1986.

[3] Historia de España; José Luis Martín, Carlos Martínez Shaw, Javier Tusell – Madrid – Taurus – 1998.

[4] Las Cortes de Cádiz; Federico Suárez Verdeguer – Madrid – Rialp – 1982.