Explica el origen y características del régimen señorial y la sociedad estamental en el ámbito cristiano


DECIMOSEXTO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.

Aunque existe una estrecha relación entre el feudalismo y la estructura social de la Edad Media, se analizaran ambas cuestiones por separado. En primer lugar, se presentará, a grandes rasgos, el origen y evolución del régimen señorial en los reinos cristianos peninsulares. Y, en segundo término, se procederá a analizar, de manera sucinta, la base ideológica de la sociedad estamental, así como los principales rasgos de cada uno de los tres grupos que la conformaban.

La feudalización de la sociedad cristiana peninsular fue un proceso que comenzó en los siglos IX y X, si bien no terminó de configurarse hasta el XI y XII. A pesar de la variedad de situaciones, este proceso presentó una serie de rasgos comunes en todos los territorios:

  • Erosión del poder monárquico; el rey no disponía de los instrumentos necesarios para ofrecer seguridad y justicia en todos sus dominios.
  • Fortalecimiento, por tanto, de la nobleza -tanto laica como eclesiástica-, que fue consolidando las concesiones reales hasta lograr que pasaran a ser hereditarias.
  • Ausencia de un poder centralizado del Estado sustentado en una fuerza coercitiva o ejército propio, así como de un código legal público y único.

Ahora bien, a partir del siglo XIII los reyes, apoyándose en las élites urbanas, comenzaron a recuperar poder a costa de la nobleza y el clero. De esta forma el gobierno central se fue reforzando progresivamente hasta la configuración, a finales del siglo XV, del Estado Moderno.

En lo que se refiere a la sociedad estamental, es necesario indicar que su origen se encuentra en la corriente de pensamiento altomedieval que conocemos con el nombre de “agustinismo político”. Este modelo, que se mantuvo en Europa hasta la desaparición del Antiguo Régimen (siglos XVIII y XIX), establecía una división social en tres estamentos: nobleza, clero y estado llano. Los dos primeros grupos contaban con privilegios de tipo fiscal, jurídico y social. Por su parte, el tercero, aunque estaba formado por la inmensa mayoría de la población, carecía de ellos.

ESTRUCTURA DEL VÍDEO:

  • 0:18. El régimen señorial.
  • 0:59. El fortalecimiento del poder central.
  • 1:14. La sociedad estamental.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Historia de España 2 – Editorial Anaya.
  2. Historia de España – Editorial Vicens Vives.
  3. Historia de España de la Edad Media; Vicente Ángel Álvarez Palenzuela – Ariel.

DIAPOSITIVAS DEL VÍDEO:

La «primavera de los pueblos» y sus antecedentes


Después de las revoluciones de 1820 y 1830 comenzó a gestarse en Europa un nuevo movimiento revolucionario que conocemos con el nombre de “la primavera de los pueblos”.

Este fenómeno, si bien no se manifestó hasta 1848, tuvo antecedentes claros en los sucesos políticos británicos y franceses de la década anterior.

Además de la influencia ejercida por estos dos países, cabe destacar también el debilitamiento de los postulados del Congreso de Viena y la desaparición de la Alianza que los sostenía.

La reforma constitucional británica

El reinado de Jorge IV (1820-1830) de Inglaterra se caracterizó por sus avances en los campos político y económico. Claro ejemplo de esto fue la reducción de las tarifas aduaneras y la liberalizaron de las antiguas Actas de Navegación. Además, se preparó también la reforma de la Cámara de los Comunes, que se llevó a cabo en el siguiente reinado.

Carlos X tomó la herencia de su antecesor en lo referente a las reformas. Sin embargo, parece que las repercusiones que en la opinión pública tuvieron los sucesos acaecidos en Francia, paralizaron momentáneamente esa política. Fueron justamente la presión popular y división dentro del partido conservador, que en ese momento ocupaba el poder, los responsables de que desaparecieran esas precauciones del monarca y de la aristocracia británica.

Así, tras ocupar el gobierno, los whigs comenzaron el proceso de reforma de la Cámara de los Comunes. Esta, tras vencer la oposición de la Cámara de los Lores, fue aprobada el 4 de junio 1832, y tuvo como principales consecuencias el aumento del electorado -de 500.000 a 800.000 electores- y la redistribución de los distritos electorales.

Mediante la reforma de la Cámara de los Comunes, el gobierno británico logró apaciguar durante un tiempo la presión social en torno a la democratización de la vida política. Sin embargo, a finales de la década de 1830, retomando estas mismas reivindicaciones, surgió el movimiento cartista. Sus propuestas llegaron a la Cámara en 1842, pero fueron rechazadas.

La Francia de Luis Felipe de Orleans

Tras ser proclamado soberano en 1830, Luis Felipe de Orleáns estableció una monarquía basada en los postulados revolucionarios, entre los que destaca la soberanía nacional. Además, el catolicismo pasó de ser la religión oficial de reino, a convertirse en la de la mayoría de los franceses; en consecuencia, se firmó un nuevo Concordato con Roma. Otro aspecto a destacar fue la restauración de la bandera tricolor y de la milicia nacional.

El reinado de Luis Felipe se caracterizó por el predominio burgués, tanto en el ámbito económico como en el político -los principales cargos fueron ocupados por miembros de esta clase social-, y por la marginación a la que se vio sometida la vieja nobleza.

El nuevo régimen francés se fue consolidando a pesar de los golpes que recibía tanto de la derecha como de la izquierda. Sin embargo, surgió progresivamente un movimiento favorable al sufragio universal, que al ser ignorado por el monarca, se fue asociando poco a poco con la idea de república.

Las revoluciones de 1848

La creciente agitación política a finales de la década de 1840 se vio agravada por el malestar económico creado por la crisis económica de 1846.

De esta manera, dos años después, se extendió por buena parte de Europa una nueva oleada revolucionaria basada, no solo en la clásica contraposición liberalismo-absolutismo, sino en las divisiones dentro de los liberales, que dará lugar a las corrientes de carácter democrático y socialista.

Entre las principales características de las revoluciones de 1848 cabe destacar:

  • La relativización de la fecha de 1848, ya que hay brotes revolucionarios anteriores.
  • La ausencia de grandes líderes que dieran coherencia a los movimientos.
  • El predominio de los ideales liberales y nacionalistas, pero con un toque socialista.
  • El protagonismo de los grupos acomodados como instigadores, pero con cierta presencia popular.
  • Su éxito limitado; proclamación de la República francesa, introducción de regímenes constitucionales en Piamonte y Prusia, abolición del régimen señorial en Austria y Hungría.
La revuelta de París del 22 febrero de 1848, que contempló el enfrentamiento entre las tropas reales y los republicanos, provocó la abdicación de Luis Felipe en su nieto. Sin embargo, este no es aceptado por los revolucionarios, que establecen un gobierno provisional bajo el mando de Lamartine.

Este, que contaba con el respaldo de orleanistas, bonapartistas, republicanos y socialistas, proclamó la república el día 25 del mismo mes febrero. Se abría así una nueva etapa en la historia de Francia, que en un primer momento estuvo caracterizada por las medidas democratizadoras y de carácter social.

Ante el temor a la actuación internacional, Lamartine redactó el “Manifiesto a Europa” (5 de marzo), documento en el que defendía la soberanía popular y el derecho de toda nación a decidir sobre su forma de gobierno.

Además, se cuidó mucho de poner de relieve sus intenciones pacíficas. Sin embargo, la conmoción se extendió rápidamente por el Continente: 27 de febrero Baden, marzo Hesse, Baviera, Hannover, Sajonia, Prusia, Austria…