En este episodio de la serie dedicada a la Historia de 4º de ESO se aborda la Guerra de Sucesión y el reinado de los primeros Borbones en el XVIII. Para ello centramos nuestra atención los reinados de Felipe V y Fernando VII, terminando con el origen y evolución del despotismo ilustrado en España bajo Carlos III.
En este episodio se resume la vida de Nerón, el quinto de los emperadores romanos. Para elaborar este material ha sido fundamental la labor de Juan Tranche, autor de novela histórica que en pocos meses publicará una nueva obra en la editorial Suma de Libros.
CON EL FIN DE FACILITAR LA COMPRESIÓN DE LOS VÍDEOS, HE DECIDIDO PROPORCIONAR A MI ALUMNADO LA TRANSCRIPCIÓN DEL CONTENIDO. ESTO NO SUPONE, EN NINGÚN CASO, EL ABANDONO DE LA VÍA AUDIOVISUAL, Y MUCHO MENOS QUE DEJE DE CONTROLAR LA REALIZACIÓN DEL TRABAJO A TRAVÉS DE EDPUZZLE. SIMPLEMENTE ES UN APOYO MÁS CON EL QUE ESPERO MEJORAR EL PROCESO DE APRENDIZAJE. ADEMÁS, ACOMPAÑO EL TEXTO DE ENLACES A MATERIALES RELACIONADOS CON LA EXPLICACIÓN QUE, EN MUCHOS CASOS, SON OTROS DE LOS VÍDEOS DE LA ASIGNATURA.
Como se ha explicado en el vídeo anterior, el absolutismo fue la forma política predominante en la Europa del Antiguo Régimen. Con el fin de profundizar en esa información, dedicaremos un primer apartado de esta clase a sus principales características, dejando la segunda parte para la explicación de los cambios acaecidos durante el siglo XVIII, que dieron lugar al despotismo ilustrado.
Sin lugar a dudas, la principal característica del absolutismo era que todos los poderes recaían en la persona del rey. Quien gobernaba sin ningún tipo de límites y sin que nadie cuestionara sus decisiones. De esta manera, el gobernante se situaba por encima de cualquier ley que no fuera la divina. Es más, sus principales defensores -sirva de ejemplo Jacques Bénigne Bossuet- situaban a Dios en el origen del poder monárquico.
Los reyes absolutos gobernaban mediante decretos, y para ello se apoyaban en instituciones como las secretarías de despacho y los consejos. También existían organismos de representación estamental, como las Cortes en España, los Estados Generales en Francia, el Parlamento en Inglaterra o la Dieta en los Estados alemanes. Estas asambleas, que se reunían por iniciativa del rey, tenían como principal función la aprobación de los presupuestos y de nuevos impuestos.
EL DESPOTISMO ILUSTRADO
Durante el siglo XVIII, en gran medida como consecuencia de la influencia de los ilustrados, la monarquía absoluta experimentó una serie de cambios. Al respecto, es necesario recordar que la Ilustración fue movimiento filosófico y cultural que en el ámbito político dio lugar al despotismo ilustrado.
Esta nueva forma de gobierno, basada en el reformismo moderado, fue adoptada por algunos de los monarcas más poderosos de la época. De entre ellos sobresalieron el Emperador José II de Austria, la zarina Catalina II de Prusia, el rey Carlos III de España y del rey Federico II de Prusia.
Las reformas administrativas de los gobiernos ilustrados se encaminaron al diseño de instituciones y órganos de gobierno guiados por el principio de la eficacia. Además, los monarcas también persiguieron la formación de un Estado centralizado y fuerte que se impusiera sobre el resto de las regiones y territorios que lo conformaban.
En el campo de la cultura destacó la preocupación por la educación y el conocimiento científico, que se consideraba la base del progreso económico y social. Por este motivo se fundaron escuelas, academias e instituciones de tipo cultura y científico.
Además, con el fin de contribuir a la modernización económica del reino, se construyeron infraestructuras de transporte y se impulsaron desde el poder diversos programas de desarrollo económico. También se ensayaron algunos proyectos para ampliar la base fiscal, pero fueron abortados por los estamentos privilegiados.
TRIGÉSIMO SEGUNDO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.
La Ilustración fue una nueva corriente de pensamiento caracterizada por la utilización de la razón para la comprensión de la realidad. Careció de una teoría sistemática y sus ideas procedían de diversos autores: Locke, Montesquieu, Voltaire y Rousseau entre otros. De entre sus características, cabe destacar las siguientes: confianza en la razón, autonomía del poder político, fe en el progreso, tolerancia religiosa, interés por las actividades productivas y valoración de la educación para el logro de la felicidad.
Por su parte, la corriente política que conocemos como despotismo ilustrado trató conciliar el absolutismo monárquico con el espíritu reformador de la Ilustración. Esta teoría del poder, que se impuso en buena parte de Europa durante el siglo XVIII, se fundamentaba en tres principios. En primer lugar, supuso una reafirmación del poder absoluto de la Monarquía; es decir, no se pusieron en cuestión las bases del absolutismo de la centuria anterior. En segundo término, se planteó el ideal del “rey filósofo”, un monarca que, asistido por las minorías ilustradas, estaba en condiciones de impulsar reformas racionales necesarias para el conjunto de la sociedad con el fin de progresar y otorgar la felicidad al pueblo. El tercer elemento a destacar se refiere, precisamente, al pueblo. Este era considerado como objeto, nunca como sujeto de su propia historia, según la conocida expresión: «Todo para el pueblo pero sin el pueblo».
Durante el curso 2016-2017 elaboré este Prezi para explicar en 1º de Bachillerato el Antiguo Régimen. Posteriormente he realizado algunos ajustes que me han servido para ponerlo de fondo en algunos de los vídeos sobre esa materia. Para consultar la presentación haz click aquí.
La expresión «Antiguo Régimen» la acuñaron los revolucionarios franceses de finales del siglo XVIII para designar la forma de organización política, económica y social vigente en la Edad Moderna.
El sistema político propio del Antiguo Régimen fue la monarquía absoluta que, en algunos países de Europa adoptó una modalidad nueva: el despotismo ilustrado.
La sociedad era jerarquizada y de tipo estamental. Ahora bien, la influencia sociopolítica de la burguesía no dejó de aumentar desde los inicios de la Edad Moderna.
La economía europea era de base agraria, pero en algunos países se introdujeron nuevas técnicas que aumentaron la productividad. Además, el comercio cobró una mayor importancia, al tiempo que la población creció gracias a la mejora de la alimentación y los avances en el campo de la medicina.
En política económica los estados se regían por el mercantilismo, una doctrina que fue desplazada primero por la fisiocracia y, más adelante, por el liberalismo económico.
En este contexto se desarrollaron las revoluciones inglesas del siglo XVII, que dieron lugar al parlamentarismo, y el movimiento cultural de la Ilustración, que terminó por cuestionar los fundamentos del Antiguo Régimen.
La conclusión de Arendt ya no es un juicio de intenciones: “El totalitarismo busca, no la dominación despótica sobre los hombres, sino un sistema en el que los hombres sean superfluos”.
Es por todo ello por lo que no incurre en el error, tranquilizador en el fondo, de considerar el nazismo –y a los nazis, por extensión- como una patología de la historia. Su opinión acerca de Eichmann resulta, a ese respecto, absolutamente inequívoca. En 1961 Hannah Arendt recibió de la revista americana The New York Times el encargo de informar sobre el proceso contra el dirigente nacionalsocialista. Su contacto personal con él no hizo otra cosa que reafirmar sus convicciones: “Me impresionó la manifiesta superficialidad del acusado, que hacía imposible vincular la incuestionable maldad de sus actos a ningún nivel más profundo de enraizamiento o motivación. Los actos fueron monstruosos, pero el responsable –al menos el responsable efectivo que estaba siendo juzgado- era totalmente corriente, del montón, ni demoníaco ni monstruosos”. Nada hay de sorprendente, ni mucho menos de provocador, en estas afirmaciones, que se limitan a ser mera aplicación de las categorías. Ese hombre del montón es un hombre de la masa, y la característica principal del hombre-masa no es la brutalidad y el atraso, sino su aislamiento y su falta de relaciones sociales.