En este episodio de la serie dedicada a la Historia de 4º de ESO nos adentramos en la Segunda República Española, proclamada el 14 de abril de 1931. Partiendo de esa fecha, se analiza el texto de la constitución de la República, así como sus distintas etapas (bienio reformista, bienio radical-cedista y elecciones del Frente Popular). Por último, se hace una breve referencia a su final el 18 de julio de 1936 como consecuencia del estallido de la Guerra Civil Española.
En este episodio de la serie dedicada a la Historia de 4º de ESO se aborda el repaso a la historia de España en el cambio de siglo. En concreto, se explica la Guerra de Cuba y el desastre del 98, el regeneracionismo y la crisis de la Restauración, la evolución de los partidos de oposición al sistema (republicanos, nacionalistas y grupos obreros) y las consecuencias de la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa.
¿Quieres ir bien preparado a las oposiciones de Geografía, Historia e Historia del Arte de Secundaria? Si es así, quizá te sirva el material que pongo a tu disposición. El siguiente es uno de los temas que elaboré en su momento y, aunque cada caso es distinto, al menos a mí me ayudó a sacar la plaza.
A continuación dejo como archivo adjunto un pdf con el texto del tema 49. He decidido mantener el formato de puntos que tan buen resultado me ha dado en mi estudio, pero se puede convertir fácilmente en un texto compuesto por párrafos largos. También dejo más abajo la bibliografía utilizada y, en breve, espero hacer un vídeo dedicado a esta cuestión.
El siguiente vídeo muestra de forma rápida, visual y sencilla la evolución del Congreso de los Diputados en España desde las elecciones de 1977 a las segundas de 2019. Sin embargo, para una mejor comprensión recomiendo consultar la información complementaria.
ELECCIONES DE 1977
Censo electoral: 23.583.762. Votos emitidos: 18.590.130. Participación: 78,83%. Presidente del Gobierno: Adolfo Suárez.
Unión de Centro Democrático (UCD) 165.
Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 118.
Partido Comunista Español (PCE) 20.
Alianza Popular (AP): 16.
Pacte Democràtic per Catalunya (PDC) 11.
Partido Nacionalista Vasco (PNV): 8.
Partido Socialista Popular (PSP): 6.
Resto de partidos: 6.
ELECCIONES DE 1979
Censo electoral: 26.836.490. Votos emitidos: 18.259.192. Participación: 67,43%. Presidente del Gobierno: Adolfo Suárez.
Unión de Centro Democrático (UCD) 168.
Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 121.
Partido Comunista Español (PCE) 23.
Coalición Democrática (CD): 10.
Convergència i Unió (CiU) 8.
Partido Nacionalista Vasco (PNV): 7.
Partido Andalucista (PSP): 5.
Resto de partidos: 8.
ELECCIONES DE 1982
Censo electoral: 26.846.940. Votos emitidos: 18.259.192. Participación: 79,97%. Presidente del Gobierno: Felipe González.
Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 202.
Alianza Popular (AP): 107.
Convergència i Unió (CiU) 12.
Unión de Centro Democrático (UCD) 11.
Partido Nacionalista Vasco (PNV): 8.
Resto de partidos: 10.
ELECCIONES DE 1986
Censo electoral: 29.117.613. Votos emitidos: 20.524.858. Participación: 70,49%. Presidente del Gobierno: Felipe González.
Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 184.
Partido Popular (PP): 105.
Centro Democrático y Social (CDS): 19.
Convergència i Unió (CiU) 18.
Izquierda Unida (IU): 7.
Partido Nacionalista Vasco (PNV): 6.
Herri Batasuna (HB): 5.
Resto de partidos: 6.
ELECCIONES DE 1989
Censo electoral: 29.604.055. Votos emitidos: 20.646.365. Participación: 69,74%. Presidente del Gobierno: Felipe González.
Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 175.
Partido Popular (PP): 107.
Convergència i Unió (CiU) 18.
Izquierda Unida (IU): 17.
Centro Democrático y Social (CDS): 14.
Partido Nacionalista Vasco (PNV): 5.
Resto de partidos: 15.
ELECCIONES DE 1993
Censo electoral: 31.030.511. Votos emitidos: 23.718.816. Participación: 76,44%. Presidente del Gobierno: Felipe González.
Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 159.
Partido Popular (PP): 141.
Izquierda Unida (IU): 18.
Convergència i Unió (CiU) 17.
Partido Nacionalista Vasco (PNV): 5.
Resto de partidos: 11.
ELECCIONES DE 1996
Censo electoral: 32.531.833. Votos emitidos: 25.172.058. Participación: 77,38%. Presidente del Gobierno: José María Aznar.
Partido Popular (PP): 156.
Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 141.
Izquierda Unida (IU): 21.
Convergència i Unió (CiU) 16.
Partido Nacionalista Vasco (PNV): 5.
Resto de partidos: 11.
ELECCIONES DE 2000
Censo electoral: 33.969.640. Votos emitidos: 23.339.490. Participación: 68,71%. Presidente del Gobierno: José María Aznar.
Partido Popular (PP): 183.
Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 125.
Convergència i Unió (CiU) 15.
Izquierda Unida (IU): 8.
Partido Nacionalista Vasco (PNV): 7.
Resto de partidos: 12.
ELECCIONES DE 2004
Censo electoral: 34.571.831. Votos emitidos: 26.155.436. Participación: 75,66%. Presidente del Gobierno: José Luis Rodríguez Zapatero.
Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 164.
Partido Popular (PP): 148.
Convergència i Unió (CiU) 10.
Esquerra Republicana de Cataluña (ERC): 8.
Partido Nacionalista Vasco (PNV): 7.
Izquierda Unida (IU): 5.
Resto de partidos: 8.
ELECCIONES DE 2008
Censo electoral: 35.073.179. Votos emitidos: 25.900.439. Participación: 73,85%. Presidente del Gobierno: José Luis Rodríguez Zapatero.
Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 169.
Partido Popular (PP): 154.
Convergència i Unió (CiU) 10.
Partido Nacionalista Vasco (PNV): 6.
Resto de partidos: 11.
ELECCIONES DE 2011
Censo electoral: 35.779.491. Votos emitidos: 24.666.441. Participación: 71,71%. Presidente del Gobierno: Mariano Rajoy.
Partido Popular (PP): 186.
Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 110.
Convergència i Unió (CiU) 16.
Izquierda Unida (IU): 11.
Amaiur: 7.
Unión Progreso y Democracia (UPyD): 5.
Partido Nacionalista Vasco (PNV): 5.
Resto de partidos: 10.
ELECCIONES DE 2015
Censo electoral: 36.511.848. Votos emitidos: 25.438.532. Participación: 73,2%. Presidente del Gobierno: Mariano Rajoy.
Partido Popular (PP): 123.
Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 90.
Podemos: 42.
Ciudadanos: 40.
En Comú Podem: 12.
Es el Moment: 9.
Esquerra Republicana de Cataluña (ERC): 9.
Democràcia i Llibertat: 8.
En Marea: 6.
Partido Nacionalista Vasco (PNV): 6.
Resto de partidos: 5.
ELECCIONES DE 2016
Censo electoral: 36.520.913. Votos emitidos: 24.279.259. Participación: 69,84%. Presidente del Gobierno: Mariano Rajoy/Pedro Sánchez.
Partido Popular (PP): 137.
Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 85.
Unidos Podemos: 45.
Ciudadanos: 32.
En Comú Podem: 12.
A la Valenciana: 9.
Esquerra Republicana de Cataluña (ERC): 9.
Convergència Democràtica de Catalunya (CDC): 8.
En Marea: 5.
Partido Nacionalista Vasco (PNV): 5.
Resto de partidos: 3.
ELECCIONES DE 2019 (I)
Censo electoral: 36.898.883. Votos emitidos: 26.478.140. Participación: 71,76%. Presidente del Gobierno: Pedro Sánchez.
Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 123.
Partido Popular (PP): 66.
Ciudadanos: 57.
Unidas Podemos: 33.
Vox: 24.
Esquerra Republicana de Cataluña (ERC): 15.
En Comú Podem: 7.
Junts per Catalunya (JxCAT): 7.
Partido Nacionalista Vasco (PNV): 6.
Resto de partidos: 12.
ELECCIONES DE 2019 (II)
Censo electoral: 37.001.379. Votos emitidos: 24.507.715. Participación: 66,2%. Presidente del Gobierno: Pedro Sánchez.
NONAGÉSIMO SEXTO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.
Con el fin de elaborar un borrador de la nueva constitución, las Cortes salidas de las elecciones del 15 de junio de 1977 nombraron una ponencia de siete miembros que representaba a los distintos grupos parlamentarios. Formaban parte de ella tres miembros de la UCD (Miguel Herrero de Miñón, José Pedro Pérez Llorca y Gabriel Cisneros), un socialista (Gregorio Peces Barba), un comunista (Jordi Solé Tura), un nacionalista catalán (Miquel Roca Junyent) y un diputado de Alianza Popular (Manuel Fraga).
El proceso de elaboración, que duró un total de dieciséis meses, no fue sencillo. Mientras que la UCD y Alianza Popular querían un texto breve y con referencias a las declaraciones internacionales aceptadas por la ONU, el PSOE y el PCE querían que quedaran reflejados, con detalle, los derechos y libertades políticas y sociales del individuo. En su confección, también primo el deseo, por parte de todos, de redactar un texto suficientemente abierto para que pudiera adaptarse a la ideología de cualquier partido democrático que llegara a gobernar. De esta manera, se pretendía evitar episodios del pasado reciente de España en el que los cambios en el poder habían conducido a enmiendas, reformas e, incluso, a la elaboración de una nueva constitución.
Finalmente, el consenso entre las distintas fuerzas políticas permitió terminar los trabajos y presentar el texto definitivo en julio de 1978. Posteriormente, en una sesión conjunta, el Congreso de los Diputados y el Senado aprobaron la Constitución en el mes de octubre. El referéndum del 6 de diciembre fue el episodio definitivo para la aprobación de la nueva carta magna, que obtuvo un respaldo del 87.7% de los votantes. La Constitución fue refrendada por el Rey el 27 de diciembre, entrando en vigor a partir de su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
El texto, formado por ciento sesenta y nueve artículos, recogía las características esenciales de las democracias occidentales. El articulado del Título Preliminar definía a España como un “Estado democrático de Derecho”, y posteriormente se definía la forma política como una monarquía parlamentaria. En su artículo segundo se fundamentaba en la “indisoluble unidad de la Nación española”, al tiempo que se reconocía el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran; aspecto concretado en el Título VIII. También se establecía la separación e independencia de los tres poderes fundamentales del Estado y se garantiza en sus distintos artículos los derechos humanos y las libertades.
ESTRUCTURA DEL VÍDEO:
0:30. Las Cortes Constituyentes y la Ponencia Constitucional.
NONAGÉSIMO CUARTO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.
Existe un acuerdo global a la hora de situar la transición española dentro de la “tercera ola” democratizadora enunciada por Samuel P. Huntington. Asimismo, se observa un amplio consenso en torno a la labor realizada, que consistía en desmantelar el viejo régimen, dar voz institucional a la oposición democrática, reconocer a los partidos políticos, los derechos de los sindicatos y el derecho de catalanes y vascos a ser culturalmente diferentes y políticamente autónomos, todo esto sin provocar una reacción autoritaria por parte del ejército y del búnker franquista, sin desatar los viejos demonios históricos de la primera y de la segunda República española y de todas las guerras civiles de la España contemporánea.
Ahora bien, para una mejor compresión de ese proceso de cambio, es preciso describir la situación política del país a la muerte del General Franco. En ese contexto distinguimos tres grandes proyectos: continuismo, reforma y ruptura. El primero de ellos, al que se adscribían los grupos más involucionistas de la administración estatal -el bunker-, se caracterizó por una defensa a ultranza del régimen político tal y como se había forjado durante la Guerra Civil y los años de posguerra; es decir, sin admitir ningún tipo de cambio en lo relativo a la organización del poder, las Leyes Fundamentales y los derechos y libertades de la ciudadanía. En el otro extremo se situaban los partidarios de romper con el pasado franquista e instaurar en España una democracia a través de un proceso de cambio político en el que, si bien no era lo deseado, no se renunciaba a la vía revolucionaria. Dentro de ese grupo se situaban los grupos de izquierdas, con especial protagonismo del PSOE y del PCE, así como los nacionalistas periféricos.
Por último, en una posición intermedia entre las otras dos posturas, se situaban los reformistas, grupo integrado tanto por los aperturistas del régimen como por la oposición mas moderada; democristianos, liberales y socialdemócratas fundamentalmente. Su objetivo, al igual que el de los rupturistas, era la sustitución de la dictadura del general Franco por un régimen democrático con sufragio universal, la desaparición de la represión y la división de poderes que ello conlleva. Sin embargo, entendían que ese proceso debía realizarse desde la legalidad franquista –“de la Ley a la Ley”-, desmontando piedra a piedra el régimen dictatorial sin rupturas ni discontinuidades.
Desde el primer momento se hizo evidente que los ciudadanos deseaban, de forma mayoritaria, la democratización del país, pero sin sacrificar la paz y el orden. Esto sólo dejaba una posibilidad, la reforma, que fue el camino seguido por el proceso de transición hasta la aprobación, el 15 de diciembre de 1976, de la Ley para la Reforma Política. En ese periodo de casi trece meses, los españoles fueron testigos de cómo, tanto el búnker como la oposición rupturista al régimen, fracasaban en sus respectivos proyectos.
No obstante, una vez llevada a cabo la reforma legal desde arriba, los reformistas del régimen no podían continuar el tránsito a un orden democrático sin la ayuda de la oposición. Necesitaban atraerse a los sectores más moderados de entre las filas rupturistas, lo que supuso aceptar buena parte de sus postulados. De esta manera, el cambio político pudo llevarse a cabo porque ambos proyectos, reformista y rupturista, cedieron en determinados aspectos con el fin de constituir un régimen democrático. De hecho, la democratización del país era la meta común de los dos grupos, que tan sólo diferían en la manera de llevarlo a cabo. A este respecto, podemos decir que en un principio, por la lógica del momento ya enunciada anteriormente, se impuso la vía reformista; sin embargo, más adelante comenzaron a integrarse también algunos rasgos del proyecto rupturista.
OCTOGÉSIMO SEGUNDO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.
Una vez convocadas nuevas elecciones para febrero de 1936, los partidos de izquierdas, conscientes de que la división podía perjudicarles como había sucedido en 1933, constituyeron en el mes de enero el llamado Frente Popular. Esta coalición, válida solo para los comicios, pero no para la formación de gobierno, estaba formada por los socialistas, los comunistas y los partidos republicanos de izquierda. Además, los anarquistas de la CNT, partidarios por lo general de la abstención, hicieron campaña a favor de la alianza de izquierdas.
Una vez obtenida una ajustada victoria sobre los grupos de centro-derecha, el gobierno de izquierdas inició el cumplimiento de su programa electoral aprobando una serie de medidas de urgencia. Fue así como se restableció el estatuto de autonomía de Cataluña, que había quedado en suspenso tras los sucesos de octubre de 1934. En esa misma línea, se concedió la amnistía general a los encarcelados en esos acontecimientos. También se reanudaron las reformas paralizadas durante el bienio anterior en el campo religiosos, social, agrario y militar.
SEXAGÉSIMO CUARTO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.
El estallido, desarrollo y desenlace de la Gran Guerra (1914-1918), unido a la aparición del primer régimen comunista del mundo en el año 1917, tuvo importantes consecuencias para España, tanto en el campo de la política como en la sociedad en general. De hecho, aunque la monarquía liberal se mantuvo como hasta 1931, esos dos acontecimientos marcaron un punto de inflexión en la evolución del régimen de la Restauración.
Al iniciarse la Gran Guerra en 1914, el gobierno presidido por el conservador Eduardo Dato, con el respaldo de todas las formaciones políticas, declaró la neutralidad de España. Esta decisión convirtió al país en proveedor de materias primas y productos industriales, favoreciendo así el desarrollo de la economía nacional. Ahora bien, este crecimiento no afectó del mismo modo a la burguesía industrial y a la clase trabajadora. Mientras los primeros se enriquecieron gracias a los beneficios que producía el contexto bélico en Europa, los segundos vieron como su calidad de vida se deterioraba por una escasez de suministros que, a pesar del alza de los salarios, no era compensaba la subida de los sueldos. De esta manera, además de agravar las diferencias sociales de la época, la evolución de la economía durante la Gran Guerra provocó numerosas huelgas y conflictos laborales en medio de un clima de tensión y auge del crecimiento obrero.
Ahora bien, a pesar de situarse en una posición de neutralidad, oficial, la sociedad española, los medios de comunicación y los propios partidos políticos se dividieron en dos bandos en función de la potencia con la que simpatizaban. Los sectores más conservadores presentaron una clara germanofilia, mientras que los liberales y la izquierda se sentían más cercanos a los aliados. Por su parte, los anarquistas y una minoría dentro del socialismo calificaron el conflicto como un enfrentamiento imperialista; una consecuencia lógica del desarrollo del capitalismo.
Por su parte, las revoluciones rusas del año 1917 tuvieron una importante influencia en la deriva política de los grupos políticos y sindicatos de izquierdas. En concreto, en el PSOE se produjo una escisión como consecuencia de la fundación de la Internacional Comunista, pues una minoría pro-soviética abandonó partido para fundar el PCE (Partido Comunista de España). Además, entre la burguesía capitalista y las clases medias dio lugar a la aparición del miedo al contagio comunista.
La influencia de la Revolución Rusa llevó también a que algunos sindicatos se radicalizaron y elevaron el nivel de sus demandas. Además, como consecuencia de la crisis económica de posguerra y a la desigualdad social que esta provocó, esos sindicatos extendieron su influencia entre la clase trabajadora. De esta manera, la UGT aumentó el número de sus afiliados de 160.000 en 1916 a 240.000 en 1921, mientras que la CNT pasó de 80.000 afiliados a 600.000 en ese mismo periodo.
QUINCUAGÉSIMO PRIMER ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.
Tal como sucedió en los restantes países de la Europa Central y Occidental, las corrientes ideológicas que más aceptación tuvieron entre los obreros y campesinos españoles fueron el anarquismo y el socialismo. A continuación se procederá a analizar cada una de ellas, prestando especial atención a sus planteamientos, dirigentes e instrumentos.
El anarquismo llegó a España durante el Sexenio Democrático (1868-1874) de la mano de un discípulo de Mijaíl Bakunin, el italino Giuseppe Fanelli. En esta etapa se centró en la captación de seguidores y la acción terrorista, por lo que fueron clandestinos y perseguidos. Aún así, logró ser la ideología obrera más influyente durante el periodo de la Restauración, difundiéndose especialmente entre el campesinado andaluz y los trabajadores de las fábricas y talleres catalanes. Su oposición a toda forma de poder y la acción violenta contra miembros del gobierno y de la burguesía, hizo que se convirtieran en una amenaza contra el poder establecido.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), fundado como organización de clasepor Pablo Iglesias en 1879, combinaba el ideario revolucionario marxista con medidas más acordes a la realidad finisecular, como la participación en el juego electoral. Asociado a él surgió, en 1888, la Unión General de Trabajadores (UGT), un sindicato también de orientación socialista. Toda esta actividad en pro de la defensa de los derechos del proletariado se complementó con la puesta en marcha de prensa escrita –destacó El Socialista-, Casas del Pueblo y mutuas obreras.
ESTRUCTURA DEL VÍDEO:
0:13. Las principales corrientes ideológicas del movimiento obrero.
En el final de UCD, influyen un grupo de dirigentes centristas que, a toda costa, querían ir a la derecha e integrarse en Alianza Popular. Y otro que tenía perfectamente programada su adscripción al PSOE. Ambos grupos eran minoritarios, pues la mayoría de los dirigentes queríamos mantenernos en un partido de centro: la UCD.
Salvador Sánchez-Terán, La Transición. Síntesis y claves, p. 300.