Explica la política económica del franquismo en sus diferentes etapas y la evolución económica del país


NONAGÉSIMO PRIMER ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.

Al término de la Guerra Civil, el régimen puso en marcha una política económica de carácter intervencionista y autárquico; es decir, pretendía ser autosuficiente y mantener escasa conexión con el exterior. Esta tendencia se vio favorecida, a su vez, por el estallido de la Segunda Guerra Mundial y el aislamiento diplomático de España hasta la década de los cincuenta. Esto resultó nefasto para un país atrasado industrialmente y con escasas fuentes de energía propias. La autarquía favoreció el estancamiento y la crisis de subsistencia, retrasando la recuperación de la renta per cápita de preguerra y el fin de las cartillas de racionamiento hasta 1952.

Las dificultades que, a partir de 1956, se fueron acumulando en el campo de la economía provocaron otra modificación en la política económica del régimen franquista. De esta manera, a partir de 1957, un grupo de nuevos ministros, los llamados tecnócratas, tomaron en sus manos el control de la política económica de España. A lo largo de la década de 1960 los políticos tecnócratas serán los encargados de dirigir la economía del país.

Franco había formado en 1957 un nuevo Gobierno en el cual dos personalidades destacadas de este grupo ocuparon dos carteras básicas en el área económica. Estas fueron la de Comercio, desempeñada por Alberto Ullastres, y la de Hacienda, a cuyo frente se situó a Mariano Navarro Rubio. Los nuevos ministros elaboraron un Plan de estabilización Económica, que consideraban imprescindible para asentar sobre una base sólida el proceso de crecimiento económico que se quería iniciar. El Plan de Estabilización fue aprobado por el Gobierno el 21 de julio de 1959. Mediante este decreto se impusieron una serie de medidas básicas para orientar la economía del país, entre las que destacaban:

  • Reducción del excesivo gasto estatal; esto implicó restricciones en la concesión de créditos y congelación de los salarios.
  • Desaparición progresiva de los controles del Gobierno sobre las actividades económicas.
  • Apertura de la economía española a los mercados exteriores aumentando las facilidades para la realización de exportaciones.

La finalidad última de esta operación de política económica era poner en contacto la economía española con la internacional. Como consecuencia de estas medidas, a lo largo de los años 60, la economía española entró en una etapa de fuerte crecimiento. Este fue más notable en algunas regiones del país, las denominadas regiones industriales: el País Vasco, Cataluña y Valencia. A su vez, algunas ciudades como Madrid, Burgos, Valladolid, Zaragoza, Vigo, La Coruña, Huelva y Sevilla se convirtieron en importantes núcleos de desarrollo.

ESTRUCTURA DEL VÍDEO:

  • 0:15. La autarquía durante el franquismo.
  • 1:00. Los tecnócratas del franquismo.
  • 1:31. El Plan de Estabilización.
  • 2:22. Principales medidas del Plan de Estabilización.
  • 2:48. El crecimiento económico y los planes de desarrollo.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Historia de España 2 – Editorial Anaya.
  2. Historia de España – Editorial Vicens Vives.
  3. Historia de España Contemporánea; José Luis Comellas – Rialp.

DIAPOSITIVAS DEL VÍDEO:

Explica las repercusiones de la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa en España


SEXAGÉSIMO CUARTO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.

El estallido, desarrollo y desenlace de la Gran Guerra (1914-1918), unido a la aparición del primer régimen comunista del mundo en el año 1917, tuvo importantes consecuencias para España, tanto en el campo de la política como en la sociedad en general. De hecho, aunque la monarquía liberal se mantuvo como hasta 1931, esos dos acontecimientos marcaron un punto de inflexión en la evolución del régimen de la Restauración.

Al iniciarse la Gran Guerra en 1914, el gobierno presidido por el conservador Eduardo Dato, con el respaldo de todas las formaciones políticas, declaró la neutralidad de España. Esta decisión convirtió al país en proveedor de materias primas y productos industriales, favoreciendo así el desarrollo de la economía nacional. Ahora bien, este crecimiento no afectó del mismo modo a la burguesía industrial y a la clase trabajadora. Mientras los primeros se enriquecieron gracias a los beneficios que producía el contexto bélico en Europa, los segundos vieron como su calidad de vida se deterioraba por una escasez de suministros que, a pesar del alza de los salarios, no era compensaba la subida de los sueldos. De esta manera, además de agravar las diferencias sociales de la época, la evolución de la economía durante la Gran Guerra provocó numerosas huelgas y conflictos laborales en medio de un clima de tensión y auge del crecimiento obrero.

Ahora bien, a pesar de situarse en una posición de neutralidad, oficial, la sociedad española, los medios de comunicación y los propios partidos políticos se dividieron en dos bandos en función de la potencia con la que simpatizaban. Los sectores más conservadores presentaron una clara germanofilia, mientras que los liberales y la izquierda se sentían más cercanos a los aliados. Por su parte, los anarquistas y una minoría dentro del socialismo calificaron el conflicto como un enfrentamiento imperialista; una consecuencia lógica del desarrollo del capitalismo.

Por su parte, las revoluciones rusas del año 1917 tuvieron una importante influencia en la deriva política de los grupos políticos y sindicatos de izquierdas. En concreto, en el PSOE se produjo una escisión como consecuencia de la fundación de la Internacional Comunista, pues una minoría pro-soviética abandonó partido para fundar el PCE (Partido Comunista de España). Además, entre la burguesía capitalista y las clases medias dio lugar a la aparición del miedo al contagio comunista.

La influencia de la Revolución Rusa llevó también a que algunos sindicatos se radicalizaron y elevaron el nivel de sus demandas. Además, como consecuencia de la crisis económica de posguerra y a la desigualdad social que esta provocó, esos sindicatos extendieron su influencia entre la clase trabajadora. De esta manera, la UGT aumentó el número de sus afiliados de 160.000 en 1916 a 240.000 en 1921, mientras que la CNT pasó de 80.000 afiliados a 600.000 en ese mismo periodo.

La crisis económica de postguerra


Al término de la Primera de Primera Guerra Mundial, las potencias occidentales trataron de retornar a la normalidad anterior a 1914. Sin embargo, las consecuencias del conflicto dieron lugar a la crisis de postguerra, que se prolongó hasta mediados de la siguiente década. Una vez superados, en apariencia, los desequilibrios económicos, los países occidentales vivieron un periodo de crecimiento que conocemos con el nombre de “los felices años veinte”. Esa prosperidad tocó a su fin en 1929, con el crack bursátil que desembocó en la Gran Depresión. A partir de entonces el mundo fue, poco a poco, caminando hacia un segundo conflicto general.

Este vídeo se aborda la explicación de la crisis económica de postguerra. En las siguientes clases se completa esta información con una introducción al periodo y material dedicado al desempleo y la inflación, la deuda y las indemnizaciones, la crisis de la democracia, los felices años veinte, las claves de las relaciones internacionales durante el periodo, la cultura de masas, el camino hacia la Depresión, el crack de 1929, las consecuencias del crack bursátil, la expansión de la Gran Depresión, el New Deal, las características del fascismo, el fascismo italiano y el nacionalsocialismo alemán (primera parte y segunda parte).

 

La evolución del sistema yugoslavo durante los años sesenta I

El desarrollo socioeconómico de las repúblicas continuó siendo muy dispar. Esta evolución diferenciada no puede valorarse sólo en términos de inversiones fijas, de participación de la producción manufacturera de los territorios en el total de la Federación o de volúmenes de exportación. Sabrina P. Ramet da numerosos ejemplos, igual de significativos que los económicos: en 1972, Croacia y Eslovenia, con el 29% de la población total del Estado yugoslavo, publicaban el 44% de los periódicos de todo el país y desde su territorio emitían el 46% de las emisoras de radio. Kosovo, con el 7% de la población global, tenía el 2,7% de los cines, sólo disponía de un diario en lengua albanesa y dos emisoras de radio de las 174 existentes en el país.

Ricardo Martín de la Guardia y Guillermo Pérez Sánchez, Europa balcánica. Yugoslavia, desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, p. 37.