Congreso de los Diputados y elecciones en España


El siguiente vídeo muestra de forma rápida, visual y sencilla la evolución del Congreso de los Diputados en España desde las elecciones de 1977 a las segundas de 2019. Sin embargo, para una mejor comprensión recomiendo consultar la información complementaria.

ELECCIONES DE 1977

Censo electoral: 23.583.762.
Votos emitidos: 18.590.130.
Participación: 78,83%.
Presidente del Gobierno: Adolfo Suárez.

  • Unión de Centro Democrático (UCD) 165.
  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 118.
  • Partido Comunista Español (PCE) 20.
  • Alianza Popular (AP): 16.
  • Pacte Democràtic per Catalunya (PDC) 11.
  • Partido Nacionalista Vasco (PNV): 8.
  • Partido Socialista Popular (PSP): 6.
  • Resto de partidos: 6.

ELECCIONES DE 1979

Censo electoral: 26.836.490.
Votos emitidos: 18.259.192.
Participación: 67,43%.
Presidente del Gobierno: Adolfo Suárez.

  • Unión de Centro Democrático (UCD) 168.
  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 121.
  • Partido Comunista Español (PCE) 23.
  • Coalición Democrática (CD): 10.
  • Convergència i Unió (CiU) 8.
  • Partido Nacionalista Vasco (PNV): 7.
  • Partido Andalucista (PSP): 5.
  • Resto de partidos: 8.

ELECCIONES DE 1982

Censo electoral: 26.846.940.
Votos emitidos: 18.259.192.
Participación: 79,97%.
Presidente del Gobierno: Felipe González.

  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 202.
  • Alianza Popular (AP): 107.
  • Convergència i Unió (CiU) 12.
  • Unión de Centro Democrático (UCD) 11.
  • Partido Nacionalista Vasco (PNV): 8.
  • Resto de partidos: 10.

ELECCIONES DE 1986

Censo electoral: 29.117.613.
Votos emitidos: 20.524.858.
Participación: 70,49%.
Presidente del Gobierno: Felipe González.

  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 184.
  • Partido Popular (PP): 105.
  • Centro Democrático y Social (CDS): 19.
  • Convergència i Unió (CiU) 18.
  • Izquierda Unida (IU): 7.
  • Partido Nacionalista Vasco (PNV): 6.
  • Herri Batasuna (HB): 5.
  • Resto de partidos: 6.

ELECCIONES DE 1989

Censo electoral: 29.604.055.
Votos emitidos: 20.646.365.
Participación: 69,74%.
Presidente del Gobierno: Felipe González.

  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 175.
  • Partido Popular (PP): 107.
  • Convergència i Unió (CiU) 18.
  • Izquierda Unida (IU): 17.
  • Centro Democrático y Social (CDS): 14.
  • Partido Nacionalista Vasco (PNV): 5.
  • Resto de partidos: 15.

ELECCIONES DE 1993

Censo electoral: 31.030.511.
Votos emitidos: 23.718.816.
Participación: 76,44%.
Presidente del Gobierno: Felipe González.

  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 159.
  • Partido Popular (PP): 141.
  • Izquierda Unida (IU): 18.
  • Convergència i Unió (CiU) 17.
  • Partido Nacionalista Vasco (PNV): 5.
  • Resto de partidos: 11.

ELECCIONES DE 1996

Censo electoral: 32.531.833.
Votos emitidos: 25.172.058.
Participación: 77,38%.
Presidente del Gobierno: José María Aznar.

  • Partido Popular (PP): 156.
  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 141.
  • Izquierda Unida (IU): 21.
  • Convergència i Unió (CiU) 16.
  • Partido Nacionalista Vasco (PNV): 5.
  • Resto de partidos: 11.

ELECCIONES DE 2000

Censo electoral: 33.969.640.
Votos emitidos: 23.339.490.
Participación: 68,71%.
Presidente del Gobierno: José María Aznar.

  • Partido Popular (PP): 183.
  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 125.
  • Convergència i Unió (CiU) 15.
  • Izquierda Unida (IU): 8.
  • Partido Nacionalista Vasco (PNV): 7.
  • Resto de partidos: 12.

ELECCIONES DE 2004

Censo electoral: 34.571.831.
Votos emitidos: 26.155.436.
Participación: 75,66%.
Presidente del Gobierno: José Luis Rodríguez Zapatero.

  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 164.
  • Partido Popular (PP): 148.
  • Convergència i Unió (CiU) 10.
  • Esquerra Republicana de Cataluña (ERC): 8.
  • Partido Nacionalista Vasco (PNV): 7.
  • Izquierda Unida (IU): 5.
  • Resto de partidos: 8.

ELECCIONES DE 2008

Censo electoral: 35.073.179.
Votos emitidos: 25.900.439.
Participación: 73,85%.
Presidente del Gobierno: José Luis Rodríguez Zapatero.

  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 169.
  • Partido Popular (PP): 154.
  • Convergència i Unió (CiU) 10.
  • Partido Nacionalista Vasco (PNV): 6.
  • Resto de partidos: 11.

ELECCIONES DE 2011

Censo electoral: 35.779.491.
Votos emitidos: 24.666.441.
Participación: 71,71%.
Presidente del Gobierno: Mariano Rajoy.

  • Partido Popular (PP): 186.
  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 110.
  • Convergència i Unió (CiU) 16.
  • Izquierda Unida (IU): 11.
  • Amaiur: 7.
  • Unión Progreso y Democracia (UPyD): 5.
  • Partido Nacionalista Vasco (PNV): 5.
  • Resto de partidos: 10.

ELECCIONES DE 2015

Censo electoral: 36.511.848.
Votos emitidos: 25.438.532.
Participación: 73,2%.
Presidente del Gobierno: Mariano Rajoy.

  • Partido Popular (PP): 123.
  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 90.
  • Podemos: 42.
  • Ciudadanos: 40.
  • En Comú Podem: 12.
  • Es el Moment: 9.
  • Esquerra Republicana de Cataluña (ERC): 9.
  • Democràcia i Llibertat: 8.
  • En Marea: 6.
  • Partido Nacionalista Vasco (PNV): 6.
  • Resto de partidos: 5.

ELECCIONES DE 2016

Censo electoral: 36.520.913.
Votos emitidos: 24.279.259.
Participación: 69,84%.
Presidente del Gobierno: Mariano Rajoy/Pedro Sánchez.

  • Partido Popular (PP): 137.
  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 85.
  • Unidos Podemos: 45.
  • Ciudadanos: 32.
  • En Comú Podem: 12.
  • A la Valenciana: 9.
  • Esquerra Republicana de Cataluña (ERC): 9.
  • Convergència Democràtica de Catalunya (CDC): 8.
  • En Marea: 5.
  • Partido Nacionalista Vasco (PNV): 5.
  • Resto de partidos: 3.

ELECCIONES DE 2019 (I)

Censo electoral: 36.898.883.
Votos emitidos: 26.478.140.
Participación: 71,76%.
Presidente del Gobierno: Pedro Sánchez.

  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 123.
  • Partido Popular (PP): 66.
  • Ciudadanos: 57.
  • Unidas Podemos: 33.
  • Vox: 24.
  • Esquerra Republicana de Cataluña (ERC): 15.
  • En Comú Podem: 7.
  • Junts per Catalunya (JxCAT): 7.
  • Partido Nacionalista Vasco (PNV): 6.
  • Resto de partidos: 12.

ELECCIONES DE 2019 (II)

Censo electoral: 37.001.379.
Votos emitidos: 24.507.715.
Participación: 66,2%.
Presidente del Gobierno: Pedro Sánchez.

  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE): 120.
  • Partido Popular (PP): 89.
  • Vox: 52.
  • Unidas Podemos: 26.
  • Esquerra Republicana de Cataluña (ERC): 13.
  • Ciudadanos: 10.
  • Junts per Catalunya (JxCAT): 8.
  • En Comú Podem: 7.
  • Partido Nacionalista Vasco (PNV): 6.
  • EH Bildu: 5.
  • Resto de partidos: 15.

Describe las actuaciones impulsadas por el presidente del Gobierno Adolfo Suárez para la reforma política del régimen franquista: Ley para la Reforma Política de 1976; Ley de Amnistía de 1977


NONAGÉSIMO QUINTO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.

Una vez se produjo la dimisión de Carlos Arias Navarro y el nombramiento como presidente de Adolfo Suárez en julio de 1976, el nuevo gobierno inició un conjunto de reformas con las que, en el plazo de un año, se desmontó la estructura e instituciones del régimen franquista. El objetivo era, al fin y al cabo, sustituir la dictadura por una monarquía parlamentaria y democrática donde se respetara la división de poderes y se erradicara la represión política, socio-laboral y cultural. Ahora bien, a través de un proceso que respetara la legalidad vigente –“de la Ley a la Ley”-, por lo que había que convencer a los miembros de las Cortes franquistas de que aprobaran una Octava Ley Fundamental que desmantelara el sistema desde dentro.

A los pocos días de terminar de configurarse el gobierno de Adolfo Suárez hizo pública su declaración programática, en la que destacaban dos compromisos básicos:

  • La elaboración de una Ley para la Reforma Política que, una vez aprobada por las Cortes y por los españoles en referéndum, permitiera abrir un proceso constituyente para implantar en España un nuevo régimen. Este texto venía a ser, en realidad, el acta de autoliquidación del franquismo, ya que simplemente eliminaba, desde el respeto escrupuloso de la ley, los obstáculos existentes para iniciar la construcción de una democracia.
  • La convocatoria de unas elecciones para elegir unas nuevas Cortes, que serían las encargadas de elaborar la nueva constitución.

El proyecto de Ley para la Reforma Política fue elaborado por el Gobierno a lo largo del verano de 1976 y presentado y debatido en las Cortes en noviembre. Finalmente, el texto salió adelante con 425 votos a favor, 59 en contra y 13 abstenciones. Posteriormente, con la participación de un 77.72% de la población, fue aprobada en el referéndum del mes de diciembre. El camino para la celebración de las primeras elecciones democráticas desde febrero de 1936 quedaba abierto, de tal modo que estas fueron convocadas para el 15 de junio de 1977. Ahora bien, Suárez entendía que, para un correcto desarrollo de los comicios, era precisa la participación de las fuerzas políticas de oposición. Por ese motivo, con el fin de ganarse su confianza y dar credibilidad a la reforma que había emprendido, adoptó las siguientes medidas:

  • En marzo de 1977 amplió la amnistía política parcial decretada en julio del año anterior (Ley de Amnistía), y en mayo se reformó nuevamente para su aplicación a todos los encarcelados por motivos ideológicos.
  • En diciembre de 1976 se disolvió el Tribunal de Orden Público (TOP).
  • En marzo de 1977 se legalizó el derecho a la huelga, y un mes después se decretó la libertad sindical.
  • En abril de 1977 se legalizaba el PCE, haciendo posible así su participación en las elecciones de junio.

ESTRUCTURA DEL VÍDEO:

  • 0:12. El primer gobierno de Adolfo Suárez.
  • 1:00. La Ley para la Reforma Política.
  • 2:15. Las primeras elecciones democráticas de la Transición.
  • 3:12. La legalización del Partido Comunista.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Historia de España 2 – Editorial Anaya.
  2. Historia de España – Editorial Vicens Vives.
  3. Historia de España Contemporánea; José Luis Comellas – Rialp.

DIAPOSITIVAS DEL VÍDEO:

Explica las causas de la formación del Frente Popular y las actuaciones tras su triunfo electoral, hasta el comienzo de la guerra


OCTOGÉSIMO SEGUNDO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.

Una vez convocadas nuevas elecciones para febrero de 1936, los partidos de izquierdas, conscientes de que la división podía perjudicarles como había sucedido en 1933, constituyeron en el mes de enero el llamado Frente Popular. Esta coalición, válida solo para los comicios, pero no para la formación de gobierno, estaba formada por los socialistas, los comunistas y los partidos republicanos de izquierda. Además, los anarquistas de la CNT, partidarios por lo general de la abstención, hicieron campaña a favor de la alianza de izquierdas.

Una vez obtenida una ajustada victoria sobre los grupos de centro-derecha, el gobierno de izquierdas inició el cumplimiento de su programa electoral aprobando una serie de medidas de urgencia. Fue así como se restableció el estatuto de autonomía de Cataluña, que había quedado en suspenso tras los sucesos de octubre de 1934. En esa misma línea, se concedió la amnistía general a los encarcelados en esos acontecimientos. También se reanudaron las reformas paralizadas durante el bienio anterior en el campo religiosos, social, agrario y militar.

ESTRUCTURA DEL VÍDEO:

  • 0:18. Las elecciones de 1936.
  • 0:56. El gobierno del Frente Popular.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Historia de España 2 – Editorial Anaya.
  2. Historia de España – Editorial Vicens Vives.
  3. Historia de España Contemporánea; José Luis Comellas – Rialp.

DIAPOSITIVAS DEL VÍDEO:

Explica los elementos fundamentales del sistema político ideado por Cánovas


CUADRAGÉSIMO OCTAVO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.

De entre los elementos que permitieron configurar el régimen de la Restauración destacaron, por encima de los demás, el sistema bipartidista y el turno pacífico, denominado comúnmente “turnismo”. A continuación se procede al análisis de cada uno de ellos, haciendo hincapié en su íntima relación. A su vez, es preciso señalar que fueron posibles, en gran medida, gracias a prácticas electorales de tipo fraudulento.

Antonio Cánovas del Castillo entendía que los grupos políticos debían ser instrumentos al servicio de la causa monárquica. Considera necesario superar las divisiones entre liberales, propias de periodos anteriores, con el fin de convertir a los partidos dinásticos en muros de contención capaces de detener el avance del republicanismo y el carlismo. Fue así como, a imitación del modelo británico, terminó por imponerse un sistema bipartidista dominado por conservadores, a cuyo frente se situó el propio Cánovas, y liberales, liderados por Práxedes Mateo Sagasta.

Ahora bien, un correcto funcionamiento del engranaje bipartidista exigía que los partidos dinásticos se turnaran en el poder. Este objetivo se lograba mediante la manipulación o falseamiento de los resultados electorales. De esta manera, ese continuo fraude que permitía a conservadores y liberales alternarse en el poder, nos permite hablar de una democracia puramente formal; es decir, un sistema liberal sin democracia. En ese proceso desempeñaban una labor decisiva los caciques locales y comarcales, así como de los gobernadores civiles provinciales. Todo esto, claro está, con el beneplácito y apoyo de la Corona y de las élites de los partidos dinásticos.

ESTRUCTURA DEL VÍDEO:

  • 0:11. El régimen de la Restauración.
  • 0:40. Los partidos dinásticos: Cánovas y Sagasta.
  • 1:18. Bipartidismo, turnismo, caciquismo y pucherazo.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Historia de España 2 – Editorial Anaya.
  2. Historia de España – Editorial Vicens Vives.
  3. Historia de España en el siglo XIX; José Luis Comellas – Rialp.

DIAPOSITIVAS DEL VÍDEO:

Adolfo Suárez y Josep Tarradellas I

Sin embargo, los buenos resultados del referéndum en Cataluña hicieron que Suárez perdiera interés en el ilustre exiliado, y la posterior incorporación de Pujol a la comisión de los nueve -que irritó profundamente a Tarradellas, defensor a ultranza de que las negociaciones entre la oposición catalana y el gobierno se realizaran por separado-, pareció abrir una vía más directa.

Charles Powell, España en democracia, 1975-2000, p. 184.

La cocina serbia en los noventa

 Artículo publicado por Historia en Presente el 5 de junio de 2008.


El objetivo de este artículo es aportar a los lectores una visión general acerca de la política interna serbia de los años noventa. En el fondo se trata de un repaso de los resultados electorales y grupos políticos durante esa década. Vendría a completar, pues, la información de dos artículos anteriores: “Serbia después de Milosevic (2000-2008)” y “Una crónica de las elecciones serbias” (mayo de 2008).

Pido disculpas por el caos cronológico de mis publicaciones, ya que esta última entrega del repaso al panorama político serbio es temporalmente anterior a las otras dos. A modo de disculpa sólo puedo decir que los acontecimientos –las elecciones serbias del pasado 11 de mayo- me han obligado a hacerlo así.

A modo de introducción: la llegada de Milosevic al poder

Con independencia de los vaivenes de partidos minoritarios o de la disparidad en las alianzas de gobierno, los resultados electorales serbios a lo largo de la década de 1990 se caracterizaron por la hegemonía de los socialistas liderados por Slobodan Milosevic. Los fundamentos de la aventura política de este personaje hemos de buscarlos en lo que Paul Garde denominó “revolución cultural serbia” [4].

Esta se basó en el Memorándum redactado en 1986 por un grupo de responsables de la Academia de las Ciencias de Serbia.

Su representante más conocido era el escritor nacionalista Dobrica Cosic. Este documento denunciaba la discriminación de la que, según los autores, eran objeto los serbios en la provincia autónoma de Kosovo. Posteriormente, ya dentro de la obra política del gobierno Milosevic, las reivindicaciones se extendieron a otros territorios de la Federación Yugoslava en los que la presencia, mayoritaria o no, de serbios era significativa.

Del juego del trapecista a los años de la “tranquilidad”

El predominio del Partido Socialista serbio, al igual que en resto de los países balcánicos de tradición oriental, se vio reforzado a finales de los ochenta y principios de los noventa. Al mismo tiempo, la figura del líder carismático iba tomando cuerpo en la persona de Slobodan Milosevic. Poco a poco, el presidente de Serbia fue absorbiendo en su ámbito étnico el culto a la personalidad propio del fallecido Tito [1].

Sin embargo, las sucesivas derrotas en los conflictos con Eslovenia y Croacia, rompieron el sueño nacionalista del pueblo serbio. Así, a principios de los noventa, la oposición al régimen se organizó en una amplia coalición denominada Movimiento Democrático de serbia (DEPOS). Había comenzado lo que algunos autores denominan “el juego del trapecista”; un periodo de varios meses en el que Milosevic tuvo que defender con uñas y dientes su posición política.

Desde algunos medios occidentales se llegó a hablar del fin de Slobo; sin embargo, la habilidad política del “trapecista” le permitió sortear los peligros.

La oposición democrática boicoteó las elecciones al parlamento federal del 31 de mayo de 1992. En ellas el Partido Socialista obtuvo 73 de los 138 escaños en disputa. Sin embargo, el hecho más significativo de los comicios fue el ascenso del Partido Radical de Seselj, que hasta ese momento había apoyado al gobierno socialista. Los resultados pusieron en guardia al presidente Milosevic, que se dispuso a cortar de raíz el crecimiento de los radicales.

El primer acto fue la disolución del parlamento el 20 de octubre de 1993 y la convocatoria de elecciones para el 19 de diciembre. La victoria de los socialistas fue clara: 123 de los 250 escaños; si bien se vieron empañadas por las quejas del resto de formaciones políticas. Los radicales de Seselj fueron los grandes derrotados; obtuvieron tan sólo 39 actas parlamentarias, siendo superados por la coalición opositora DEPOS (45 escaños). Por su parte, el Partido Demócrata de Zoran Djindjic obtuvo 29 actas parlamentarias [4].

Los resultados electorales venían a completar la tela de araña tejida por Milosevic para asegurarse el poder en Serbia durante muchos años. Previamente, en marzo de 1993 había logrado la destitución de Milan Panic como cabeza del gobierno federal, poniendo en su lugar a Radoje Kontic, fiel al Partido Socialista. A esto hemos de añadir un relevo de similares características al frente de la presidencia de la Federación Yugoslava. El 25 de junio de 1993, Zoran Lilic, hasta entonces presidente socialista del parlamento serbio, sustituyó a Cosic, poco dócil a los deseos de Milosevic [4].

Todos sus rivales internos estaban fuera de combate; les había llegado el turno a los exteriores.

Serbia necesitaba cambiar su mala imagen internacional. Los acuerdos de Dayton, la paz de Bosnia de 1995, fueron el escenario ideal para la rehabilitación del país y de su líder [3]. Curiosamente, el mismo presidente norteamericano que le tendió la mano en esa ocasión, Bill Clinton, le condenó casi cuatro años más tarde. El conflicto de Kosovo puso fin a la etapa de tranquilidad. El presidente serbio volvió a ejercer de trapecista, pero en esta ocasión no tuvo tanta suerte.

Los últimos episodios electorales y la caída de Milosevic

La candidatura de Vojislav Kostunica a la presidencia federal, fruto de la reunificación de la oposición serbia apoyada incondicionalmente por las potencias occidentales, marcó el inicio del declinar de Milosevic. Tras una larga polémica, en la que el aparato de poder de los socialistas hizo todo lo posible por ocultar la derrota de su líder, las fuentes oficiales confirmaron la victoria de la oposición casi un mes después de los comicios de septiembre del 2000 [6].

El seis de octubre de ese mismo año una revolución democrática acababa con el régimen nacionalista de Slobodan Milosevic.

Los serbios se levantaron contra el hombre que había conducido al país a cuatro guerras balcánicas (1991-1995) y a un enfrentamiento con la OTAN a causa de los sucesos de Kosovo (1997-1999). Dos meses después, con el inestimable apoyo occidental, la oposición alcanzó un claro triunfo en las legislativas. Zoran Djindjic, del Partido Demócrata, se convertía así en primer ministro de la república. Sin embargo, hasta la llegada al poder del actual presidente Borislav Tadic, las autoridades serbias no entregaron a Milosevic a las autoridades internacionales.

Bibliografía:

[1] Postguerra. Una historia de Europa desde 1945; Tony Judt – Madrid – Taurus -2006.

[2] La Europa balcánica. Yugoslavia, desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días; Ricardo M. Martín de la Guardia y Guillermo A. Pérez Sánchez – Madrid – Síntesis – 1997.

[3] La trampa balcánica; Francisco Veiga – Barcelona – Grijalbo – 2002.

[4] Los conflictos yugoslavos; Carlos Taibo y José Carlos Lechado – Fundamentos – 1994.

[5] Los conflictos de los Balcanes a finales del siglo XX; Enrique Fojón -GEES – 18 de septiembre de 2002.

[6] Adiós, Milosevich, no vuelvas; Manuel Coma – GEES – 15 de marzo de 2006.

Una crónica de las elecciones serbias

Artículo publicado por Historia en Presente el 19 de mayo de 2008.


Con el fin de complementar la información aportada en “Serbia después de Milosevic (2000-2008)” -artículo recientemente publicado en este blog-, me dispongo a escribir sobre los últimos sucesos políticos: las elecciones del pasado 11 de mayo. Sin embargo, vistos los resultados, querría también centrarme en la figura de uno de los grandes derrotados, el líder del PDS Vojislav Kostunica.

Serbia ante la segunda transición

El análisis de los resultados electorales serbios a lo largo de la última década nos permite hablar, en cierto modo, de dos transiciones. El primer cambio político se produjo en Serbia el 6 de octubre de 2000, día en que una revolución popular ponía fin al régimen de Solobodan Milosevic. El segundo ha tenido lugar el pasado 11 de mayo, fecha de las elecciones legislativas. Por primera vez los demócratas del PD (Partido Demócrata) han logrado imponerse a los nacionalistas del PRS (Partido Radical Serbio).

El triunfo del actual presidente, Boris Tadic, permite al país mirar hacia delante; y, más en concreto, a Europa. La victoria de su adversario, Tomislav Nikolic, hubiera supuesto lo contrario: rechazar la mano tendida por la Unión Europea en el reciente Acuerdo de Asociación y Estabilización (AAE), y volver, una vez más, a la deriva nacionalista que tanto mal ha traído a Serbia y a sus vecinos.

Los demócratas -Partido Demócrata (PD), Grupo 17 (G17), Partido Democrático de Sandzak (PDS), Liga Socialdemócrata de Voivodina (LSV), Movimiento Serbio de Renovación (MSR)- han alcanzado en los comicios la cifra de 102 escaños sobre un parlamento de 250 diputados [6]. Por su parte, los radicales se sitúan como segunda fuerza política con 77 representantes. En definitiva, una vez más, los de Tadic están obligados a pactar si quieren afianzarse en el gobierno. La alianza con el Partido Demócrata Serbio (PDS) del antiguo primer ministro Vojislav Kostunica parece poco probable. Este, a pesar de sus decepcionantes resultados, mantiene 30 de los 47 escaños obtenidos en las elecciones de 2007.

Sin embargo, hemos de recordar que la principal razón de que los serbios hayan vuelto a acudir a las urnas un año después es, precisamente, la falta de entendimiento entre Tadic y Kostunica.

Así las cosas, lo más probable es que el PD escoja a grupos más moderados y europeístas como compañeros de viaje. Destaca entre estos el Partido Socialista Serbio (SPS), fundado en su día por Slobodan Milosevic. Estos han sabido modernizarse y librarse del fantasma de su antiguo líder, proceso avalado por su reciente incorporación al grupo de partidos socialdemócratas europeos.

Los serbios han elegido el camino de la reforma en lugar de la vuelta al pasado. Los intentos frustrados que personificaron figuras como Vojislav Kostunica o Zoran Djindjic –primer ministro del PD asesinado en 2003- dejan paso a la decidida actuación de los hombres de Tadic. La consigna es solucionar los problemas del presente mirando al futuro, no al pasado. Dejar de lado “los demonios del nacionalismo exclusivista y agresivo, vendedor de frustraciones, atizador de injustificados e injustificables complejos de superioridad emparejados con victimismos que pretenden legitimar toda clase de reivindicaciones así como los métodos para satisfacerlas” [8].

El objetivo principal es caminar hacia la Unión Europea con la ayuda de Europa, sin “vender”, de antemano (aunque puede que ya esté perdida), la soberanía sobre Kosovo.

Serbia deja atrás ocho años –la primera transición- algo frustrantes; un periodo de tiempo en el que no supieron o no quisieron cambiar. Algunos analistas políticos afirman que esa etapa era necesaria, que los serbios no estaban preparados para el cambio en el año 2000. Eso puede ser verdad, pero no es menos cierto que Europa –pendiente actualmente de solucionar el entuerto kosovar- no le tendió la mano entonces con tanta firmeza como lo hace ahora. Se abre una etapa esperanzadora para el país, y los recientes resultados electorales son una buena prueba de que ese gran pueblo está dispuestos a afrontarla con decisión.

El viaje de Kostunica al cementerio de las estatuas

La revolución del años 2000 contra el régimen de Slobodan Milosevic se inventó una figura emblemática: Vojislav Kostunica. Este personaje surgía como un monumento al movimiento opositor; el color dorado del mismo lo ponía el beneplácito occidental. Durante los primeros meses fue el hombre del momento; más tarde se convirtió en la bisagra para gobernar; hoy, al igual que tantos otros, descansa en el cementerio de las estatuas.

La Historia está llena de ídolos derrumbados, Kostunica ha sido el último. Tan sólo nos queda dilucidar si la culpa fue suya o de quienes propiciaron su aparición.

Militó en las filas del Partido Demócrata (PD) hasta el 1992, año en que abandonó ese grupo para fundar el PDS. Desde ese momento llevó a cabo una encarnizada, aunque poco eficaz, oposición al régimen de Milosevic. Sin embargo, al igual que la mayor parte de los serbios, se dejó arrastras por las ideas nacionalistas de Slobo. Cuando llegó al poder –“héroe por accidente”- pudo ofrecerle a su pueblo la libertad, pero no consiguió librarlos del veneno que el mismo llevaba dentro.

Serbia no sólo necesitaba –y necesita- un sistema democrático firme y una economía moderna; el rechazo del nacionalismo radical que había marcado la década anterior era condición sine qua non para el desarrollo del país. Eso Kostunica no lo podía lograr; había llegado al límite de su reformismo. Si me permiten la comparación, les diría que jugó un papel similar al de Carlos Arias Navarro al finalizar el franquismo; llevó a cabo la reforma más radical que podía pergeñar, pero esta era insuficiente.

Kostunica fue estatua de bronce durante el tiempo que supo mantener el consenso entre los grupos políticos serbios. Encandiló a los demócratas con sus indudables convicciones democráticas; y tranquilizó a los nacionalistas con su patriotismo y promesas de no entregar a ninguno de los criminales de guerra serbios. Los problemas surgieron cuando ambos bandos salieron del letargo posrevolucionario.

Los demócratas querían ir más rápido con las reformas, y los nacionalistas deseaban volver a un supuesto glorioso pasado. El bronce de la estatua empezó a perder su brillo, y las sucesivas elecciones ponían al descubierto la realidad: el partido de Kostunica era la tercera fuerza política. Había empezado el periodo de la bisagra. El PDS tenía menos votos que demócratas y radicales, pero hacerle la corte era necesario para gobernar. En esta tarea ganaron sus antiguos compañeros del PD.

La cuestión de Kosovo acabó por consumar la ruptura en la alianza entre Vojislav Kostunica y Boris Tadic. El primero se negó a formar parte de un gobierno que mantenía relaciones cordiales con países europeos que reconocían la independencia de esa región. La deriva nacionalista del líder del PDS puso fin a un ejecutivo que apenas llevaba un año al frente de los destinos serbios. Los resultados del 11 de mayo, así como el final de su estatus de bisagra, han condenado a Kostunica a permanecer en el cementerio de las estatuas.

Es poco probable que volvamos a verlo en primera línea, aunque nunca se sabe, también Napoleón tuvo su Imperio de los Cien Días.

Bibliografía

[1] La Europa balcánica. Yugoslavia, desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días; Ricardo M. Martín de la Guardia y Guillermo A. Pérez Sánchez – Madrid – Síntesis – 1997.

[2] La trampa balcánica; Francisco Veiga – Barcelona – Grijalbo – 2002.

[3] La situación política de Serbia después de las elecciones generales; Mira Milosevich – GEES – 1 de febrero de 2007.

[4] Serbia: Elecciones para la continuidad; Mira Milosevich – GEES – 23 de enero de 2007.

[5] Gobierno de Serbia: entre aceite y agua; Mira Milosevich – GEES – 22 de mayo de 2007.

[6] Las elecciones legislativas en Serbia; Mira Milosevich – GEES – 13 de mayo de 2008.

[7] Los conflictos de los Balcanes a finales del siglo XX; Enrique Fojón -GEES – 18 de septiembre de 2002.

[8] Adiós, Milosevich, no vuelvas; Manuel Coma – GEES – 15 de marzo de 2006.