Las revoluciones liberales


CONTENIDOS BÁSICOS


La independencia de las Trece Colonias: Historia de los Estados Unidos
La Revolución Francesa: de la Toma de la Bastilla a Robespierre
Napoleón Bonaparte: del Directorio a las Guerras Napoleónicas
Liberalismo y Nacionalismo: el Congreso de Viena y las Oleadas Revolucionarias
Nacionalismo: unificación italiana y unificación alemana

Visual Thinking: las unificaciones de Italia y Alemania


A comienzos del segundo trimestre de este curso mis alumnos desarrollaron su primera experiencia visual thinking. Es cierto que se trató simplemente de una pequeña incursión, una prueba en la que el primero de los novatos era el profesor. Sin embargo, tengo intención de seguir profundizando en ella el año que viene.

El trabajo se desarrolló a lo largo de una semana, en un total de tres sesiones de clase. Previamente los alumnos habían visto los vídeos dedicados a esos dos acontecimientos, de los que habían tomado los apuntes necesarios para desarrollar el esquema visual.

Aunque cada estudiante desarrolló la tarea a su ritmo, se puede establecer una temporalización estándar:

  • La primera sesión se dedicó a la elaboración de un boceto a partir de los apuntes extraídos de los vídeos. Esa labor contó con la corrección y el asesoramiento del profesor, de tal modo que, muchos de ellos, tuvieron que realizar no pocos cambios sobre su idea inicial.
  • Durante la segunda sesión los alumnos elaboraron la versión definitiva del dibujo.
  • Por último, el tercer día dieron color a su esquema y, tras fotografiarlo, lo proyectaron en la pantalla del aula ante sus compañeros. Esto fue acompañado de una breve explicación -apenas dos minutos- por parte de cada uno.

 

Como se puede observar en estos dos ejemplos elaborados por una alumna, limité el número de palabras que podían utilizar. He de aclarar que eso no incluía las fechas y el título de cada uno de los esquemas. A partir de ahí se valoraba tanto la coherencia del trabajo como la dedicación en el aula y la calidad del producto final.

A modo de conclusión me gustaría destacar tres aspectos:

  1. Si bien la mayoría del alumnado prefiere utilizar otro tipo de material, algunos de ellos reconocieron que les había resultado más sencillo estudiar ese apartado del examen con los esquemas visuales.
  2. La modalidad de trabajo visual thinking permitió romper la dinámica habitual de la asignatura, introduciendo un elemento novedoso que tuvo buena aceptación por parte de los estudiantes.
  3. Como docente, esta actividad me ha permitido descubrir aspectos positivos que, hasta entonces, desconocía de mis estudiantes. Me refiero tanto a su capacidad artística como al uso de la imaginación y la facultad para plasmar una idea de forma sencilla y visual.

La unificación alemana: segunda parte


Después de la derrota de Napoleón en 1815, las potencias absolutistas pretendieron restaurar en Europa el sistema anterior a la Revolución Francesa. El símbolo de esa política fue, sin lugar a dudas, el Congreso de Viena. Ahora bien, tanto los liberales como buena parte de los defensores de la ideología nacionalista se opusieron a esas medidas, protagonizando las oleadas revolucionarias de 1820, 1830 y 1848. En esta clase se aborda el origen del nacionalismo italiano, clave para su posterior construcción como estado unificado. La materia se complementa con otros vídeos dedicados al Congreso de Viena y la Restauración, la ideología liberal y el nacionalismolas oleadas revolucionarias, el origen del nacionalismo italiano, el proceso de unificación de Italia y la situación de Alemania a mediados del siglo XIX. Además, teniendo en cuenta la coincidencia cronológica, se incluyen también varios vídeos sobre la independencia de Hispanoamérica: las causas del proceso, los movimientos precursores, las primeras insurrecciones y la emancipación definitiva.

 

La unificación alemana


Alemania antes de la unificación

El antiguo I Reich i Imperio alemán, después de 1815 quedó reconstruido en una Confederación Germánica formada por 39 Estados independientes, de entre los cuales Prusia era el más poderoso.

Las bases de la unificación de sentaron en el segundo tercio del siglo XIX, precisamente en torno al reino de Prusia.

Hasta 1848 el panorama del nacionalismo alemán giraba en torno a tres grupos opuestos de Prusia y Austria:

  • El movimiento de la “Joven Alemania”, más literario que político, contaba con apoyo entre la burguesía liberal. Su influencia era limitada, y políticamente eran nacionalistas liberales o republicanos demócratas.
  • La llamada izquierda hegeliana, de tendencia liberal y crítica que dará lugar a la introducción de las ideas socialistas en Alemania durante la década de 1840. Especial mención merece al respecto la obra de Marx y Engels: El manifiesto comunista (1848). Después del fracaso de la revolución de 1848 seguirán defendiendo su ideal de una Gran Alemania unificada a través de la voluntad popular.
  • El liberalismo burgués, cuyo programa se basaba en la demanda de reformas que garantizasen su participación a través de cartas constitucionales. Tras el fracaso de las revoluciones de 1848 este grupo renovó sus aspiraciones unitarias dándoles un carácter conservador y propugnando el liderazgo de Prusia.

El hecho de crucial importancia en la unificación alemana fue la culminación en 1834, bajo la iniciativa del reino de Prusia, de la Zollverein o Unión Aduanera, que englobaba a 25 Estados alemanes.

La Unión Aduanera impulsó los intercambios comerciales al crear un mercado unificado de 26 millones de alemanes.

Promovió, a su vez, la mejora de la red de transportes y especialmente de los ferrocarriles, aspecto fundamental para la gran expansión económica de la segunda mitad de siglo. Además, ayudó decisivamente al proceso de unificación al afirmar la hegemonía de Prusia gracias a su superioridad económica, y a disminuir la influencia de Austria.

A partir de ese momento se definieron las posturas sobre la unificación, que giraban en torno a dos posiciones:

  • Los defensores de la Gran Alemania (Reformverein), que pretendían incluir en la futura unificación del Reich a todo el Imperio Austríaco.
  • Los partidarios de la Pequeña Alemania (Nationalverein), que deseaban integrar únicamente las regiones alemanas del Imperio Austríaco.

Esta última solución no era posible, al negarse Viena a romper los lazos entre los Estados del Imperio. Así como por el miedo a un enfrentamiento por la supremacía entre el rey de Prusia y el Emperador de Austria. Por esa razón, en la década de los sesenta, la política de Prusia se orientó hacia el aislamiento de Austria. De ahí su interés en evitar su entrada en el Zollverein.

En 1862 Otto von Bismarck accedió a la cancillería de Prusia. Bismarck, descendiente de la aristocracia terrateniente prusiana (junkers), era un monárquico conservador que despreciaba el liberalismo y el constitucionalismo.

Su política iba dirigida al engrandecimiento de Prusia y su idea de la nación alemana, indiferente para él, representaba sólo el modo de asegurar la preponderancia prusiana. Con su política de afirmación de la hegemonía de Prusia en Alemania se inició, a través de una serie de guerras, el proceso de unificación.

La crisis de los ducados daneses en 1864.

La muerte de Federico VII de Dinamarca motivó esta crisis ya que los ducados de Schleswig y Holstein –administrados por Dinamarca desde 1852- se negaron a reconocer al nuevo rey. Austria y Prusia decidieron declarar la guerra a Dinamarca y, tras la derrota del ejército danés, hacerse cargo conjuntamente de dichos ducados.

En 1865, por el Tratado de Gastein, Holstein quedaba bajo la administración de Austria y Schleswig de Prusia.

La guerra austro-prusiana de 1866.

El clima de tensión entre Austria y Prusia desembocó en la guerra. Esta última, tras firmar acuerdos con Italia y Francia, decidió invadir Holstein lo que provocó la guerra. El ejército austríaco fue derrotado en Sadowa y Austria tuvo que firmar la Paz de Praga por la que aceptaba la incorporación de Holstein a Prusia.

Se despejaba así el camino para la creación de la Confederación Alemana del Norte (1867). Al mismo tiempo, Bismarck firmaba tratados comerciales y militares con los Estados del sur. Napoleón III consideró que este proceso podía llevar a la hegemonía prusiana en el continente, lo cual empeoró las relaciones entre ambos.

La guerra franco-prusiana y la fundación del II Reich.

El tenso clima entre Francia y Prusia estalló como resultado de la candidatura de Leopoldo de Hohenzollern al trono español (febrero de 1870). Napoleón III rechazó esta posibilidad y las negociaciones entre su embajador y el rey de Prusia en Ems no hicieron sino complicar más las cosas.

En julio estallaba la guerra: a las derrotas de Sedán y Metz siguió la capitulación de París en enero de 1871.

El fervor nacionalista de la victoria fue suficiente para justificar la proclamación del II Reich en Versalles, al que se integraron los Estados alemanes del sur. Este nacía como Estado federal, bajo la presidencia del rey de Prusia, Guillermo I, que se convirtió en Emperador. Además, como consecuencia del enfrentamiento bélico, el nuevo Reich se hacía, a costa de Francia, con los territorios de Alsacia y Lorena.

El comercio mundial durante el siglo XIX


A mediados del siglo XVIII se inició en Gran Bretaña un intenso proceso de industrialización que llevó a la transformación radical de la forma de producir, distribuir y comercializar bienes y servicios. Posteriormente, esos cambios se extendieron al continente europeo, así como a otros territorios fuera del Viejo Mundo, como los EE.UU. o Japón. Este vídeo trata de resumir la evolución económica del mundo occidental durante el siglo XIX a través de dos indicadores: comercio e inversiones. Los otros vídeos abordan el concepto y consecuencias de la industrializaciónlos inicios de ese proceso en Gran Bretañalas principales característicaslos cambios demográficos, la expansión de la revolución industrial al Continente, la Larga Depresión de esa década, los planteamientos del liberalismo económico y los cambios económicos de finales del XIX.

Las revoluciones atlánticas


VÍDEOS DE CARÁCTER OBLIGATORIO


Planteamiento de la independencia de los EE.UU.
El proceso de independencia de los EE.UU.
Las causas de la Revolución Francesa
Los inicios de la Revolución Francesa
La proclamación de la República y la Convención
La Convención Termidoriana y el Directorio
El 18 de Brumario y el Consulado
El Imperio Napoleónico
La Restauración y el Congreso de Viena
La ideología liberal y el nacionalismo
Las oleadas revolucionarias
La unificación italiana: primera parte
La unificación italiana: segunda parte
La unificación alemana: primera parte
La unificación alemana: segunda parte
Las causas de la independencia de Hispanoamérica
La independencia de Hispanoamérica: los movimientos precursores
La independencia de Hispanoamérica: las primeras insurrecciones
La independencia de Hispanoamérica: la emancipación definitiva


MATERIAL PARA AMPLIAR


La independencia de las Trece Colonias americanas
La independencia de los Estados Unidos
El planteamiento del conflicto bélico y de la independencia en “El Patriota”
Discurso de John Adams en el Congreso Continental de Filadelfia
Declaración de independencia de los Estados Unidos de América
John Adams ante Jorge III de Inglaterra
La prerrevolución aristocrática en la Francia del siglo XVIII
Perfil de Luis XVI, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
Descripción de la reina, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
La reina se encuentra con el pueblo, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
La reina y París, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
El recurso a Necker, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
La convocatoria de los Estados Generales, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
La Asamblea Nacional, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
La caída de La Fayette, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
Camille Desmoulins y la toma de la Bastilla, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
De Versalles a las Tullerías, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
El intento de fuga, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
De las Tullerías a la Asamblea Nacional, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
La ejecución de Luis XVI, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
El destino de Luis XVII, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
La reina ante el patíbulo, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
Las etapas de la Revolución Francesa
Danton: Espías y detenciones en la cola del pan
El juicio contra Danton
Entrevista entre Danton y Robespierre
Descripción de José Fouché, en “Fouché, el genio tenebroso” de Stefan Zweig
Antes de la Revolución…, en “Fouché, el genio tenebroso” de Stefan Zweig
Fouché en la Asamblea Nacional, en “Fouché, el genio tenebroso” de Stefan Zweig
Francia bajo el consulado de Napoleón Bonaparte
Auge y caída del Imperio Napoleónico (1804-1815)
1799. El retorno de Napoleón
La Conspiración del 18 de Brumario
Fouché y el 18 de Brumario
El golpe napoleónico del 18 de Brumario
El atentado contra Napoleón
La coronación de Napoleón Bonaparte
El fracaso de la invasión napoleónica de Inglaterra
Napoleón y el zar Alejandro se encuentran en Tilsit
Napoleón y la invasión de España
Napoleón y la traición de Rusia
La conspiración de Fouché, Talleyrand y Carolina contra Napoleón
El cese de Talleyrand
El desastre de Napoleón en Rusia
El Imperio de los Cien Días
La batalla de Waterloo
La traición de Fouché
El proceso de unificación de Italia
La unificación alemana

El II Reich antes de la I Guerra Mundial

La victoria de Prusia sobre Austria en la década de 1860, así como la consolidación de una Alemania bajo el influjo prusiano, hicieron posible la unificación de los territorios alemanes. Sin embargo, la nueva Alemania presentaba una enorme heterogeneidad, que, al fin y al cabo, resultaba problemática para el proyecto unificador.

A partir de 1870, bajo la batuta de Prusia, los alemanes iniciaron un largo camino que los habría de llevar del federalismo a la unidad.

En primer lugar, se procedió a desterrar toda posible referencia a una alianza de monarquías constitucionales, potenciándose la monarquía constitucional imperial, cuyo principal organismo representativo era el Reichtag.

En cierto modo, en este proceso homogenizador, se tendió a la prusianización del Imperio. Esto se plasmó rápidamente en un claro autoritarismo, centrado en la figura del canciller, en un cierto conservadurismo, y en la preponderancia de la burocracia prusiana.

El auge económico finisecular

El primer factor que facilitó el gran desarrollo de la economía alemana fue la formación de un importante mercado nacional, cuyas bases fueron: el Zollverein, el desarrollo de la red ferroviaria y otras medidas unitarias, como el Derecho Comercial, las tasas, y los pesos y medidas.

Otro elemento fundamental fue el desarrollo de los instrumentos básicos de unidad monetaria y financiera, plasmados en la creación de una moneda única (el marco), y la conversión del Real Banco de Prusia en el Banco del Imperio.

Vistos estos factores, podemos estructurar la evolución económica alemana en dos fases: el boom de 1871-1873 y la época proteccionista.

En el primero de estos periodos, la economía de Alemania se vió favorecida tanto por la victoria militar sobre Francia como por una coyuntura económica favorable. La crisis financiera puso fin a esta fase de crecimiento, dando paso a unos años de paralización económica.

Durante el segundo de estos periodos se confió, para salir de la crisis y evitar fenómenos similares en el futuro, en una política proteccionista. De esta manera, Alemania logró retomar el camino del progreso económico, si bien no con tanto éxito como en la etapa anterior a la crisis.

La política del canciller Bismarck

En lo que se refiere a política interior, la actuación del canciller Bismarck se puede englobar en torno al plan del Kulturkampf, que trataba de eliminar cualquier peligro en el interior de Alemania.

En consecuencia, tanto grupos católicos como socialdemócratas fueron considerados como sospechosos por parte del gobierno.

Con respecto al catolicismo se produjo una separación radical entre Iglesia y Estado, lo que suponía el control estatal de la enseñanza y del clero por parte del gobierno. No obstante, a finales de la década de 1870, ante la envergadura que tomaba el conflicto, el canciller dio marcha atrás en esta política.

En lo referente a la socialdemocracia, Bismarck toleró su actividad política, pero prohibiendo su propaganda, publicaciones y mítines. Al igual que con los católicos, la Kulturkampf también fracasó en este caso; es más, los socialdemócratas salieron fortalecidos de su choque con la cancillería.

En lo referente a la política social, a pesar de su enemistad con los socialdemócratas, Bismarck dio pasos importantes al instaurar un seguro de vejez, de enfermedad y de accidentes. Sin embargo, tampoco hay que ocultar las carencias de su programa, especialmente en lo que se refirió a los derechos de la mujer y de los niños.

La política exterior de Bismarck se caracterizó por la búsqueda, pacífica y sutil con las grandes potencias, de un espacio colonial propio para Alemania.

La política de Alemania después de Bismarck

Tras la dimisión del canciller Bismarck (1890) a causa de sus malas relaciones con el nuevo káiser Guillermo II, se produjeron cambios sustanciales en la política internacional alemana.

En política exterior, se puso fin a la citada sutileza diplomática alemana; a nivel interior, el canciller perdió poder en favor del káiser.

Esta época Alemania experimentó un importante crecimiento económico, que la llevaría a convertirse junto a EE.UU. y Gran Bretaña en la gran potencia comercial. No obstante, unida al crecimiento económico, se produjo una escalada belicista basada en el rearme y el endurecimiento de la política internacional.

Toda esta tendencia provocó el rechazo de buena parte de los grupos políticos alemanes. Sin embargo, el camino estaba ya tomado: Alemania entró en la guerra en un momento de auge económico pero con numerosos problemas internos pendientes.

Historia de un alemán (1914-1933)


He publicado una larga serie de artículos en los que repaso los aspectos, a mi juicio, más interesantes de la Historia de Alemania entre 1914 y 1933. Para ello he apoyado en Historia de un alemán (1914-1933), obra del historiador y periodista Sebastian Haffner. He agrupado los textos en los siguientes capítulos:

Historia de un alemán
La Gran Guerra
La Revolución de 1918
La República de Weimar entre 1919 y 1923
El año inhumano (1923)
La época de Stresemann
El fin del sistema de Weimar
La revolución legal
Los mecanismos de represión
El consenso y la propaganda
La Transformación Sociocultural
La situación de los no-nazis

Los siete pecados capitales del Imperio Alemán en la Primera Guerra Mundial


A lo largo de siete artículos he tratado de resumir Los siete pecados del Imperio Alemán en la Primera Guerra Mundial. Esta obra de Sebastian Haffner relata, en siete capítulos, los principales errores de los germanos en ese conflicto. Se pueden consultar el resto de “pecados” en los siguientes enlaces:

Primer pecado: El alejamiento de Bismarck
Segundo pecado: el Plan Schlieffen
Tercer pecado: Bélgica y Polonia o la huída de la realidad
Cuarto pecado: la guerra submarina sin cuartel
Quinto pecado: el juego de la revolución mundial y la bolchevización de Rusia
Sexto pecado: Brest-Litovsk o la última oportunidad desaprovechada
Séptimo pecado: la verdadera puñalada

El fortalecimiento del bacilo soviético


“Las cosas habían cambiado respecto a 1917, cuando Rusia le había puesto el bolchevismo como una mosca detrás de la oreja a fin de inocularle una enfermedad que le haría languidecer. Increíblemente, los bolcheviques se habían convertido en un gobierno de verdad, en marcha, se habían impuesto, habían creado un ejército de la nada y habían vencido una terrible guerra civil: ahora había que tomarlos en serio”.

El primer pacto entre el diablo soviético y el alemán tenía, por parte de esto últimos, un claro objetivo: debilitar a Rusia con el fin de vencer la guerra en el frente oriental. Para ello los dirigentes del II Reich se habían sevido de lo que ellos consideraban una “enfermedad política”: el bolchevismo. En opinión del alto mando alemán, Lenin y sus seguidores eran incapaces de gobernar la gran nación rusa; el experimento soviético tenía que acabar, a todas luces, en desastre.

No obstante, los alemanes se equivocaron. Los bolcheviques no sólo lograron asentar su poder en Rusia, sino que poco a poco la estaban convirtiendo de nuevo en una nación poderosa. Fue entonces cuando la relación entre los dos diablos cambió. El germano empezó a tomarse en serio a su compañero de viaje.

Bibliografía:

[1] El pacto con el diablo; Sebastian Haffner – Barcelona – Destino – 2007.

[2] Historia Universal Contemporánea II; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.

[3] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.

[4] Sociedad y cultura en la República de Weimar: el fracaso de una ilusión; José Ramón Díez Espinosa – Valladolid – Universidad – 1996.