Las fases del conflicto: el año decisivo


La situación en los frente no varió apenas, si bien los franceses sufrieron 100.000 bajas en una ofensiva sin resultados. A esto ha de añadirse la derrota italiana en Caporetto, con el consiguiente retroceso 140 km. del frente hacia el sur.

Sin embargo, el año 1917 fue decisivo por dos acontecimientos: la Revolución Rusa y la entrada en la guerra de los EE.UU.

La retirada de Rusia.

La situación militar y económica de Rusia era desastrosa a comienzos de 1917. Así, en febrero una revolución democrática acabó con el régimen zarista. Más tarde, el 25 de octubre, los bolcheviques tomaron el poder e iniciaron conversaciones de paz.

El 3 de marzo de 1918 se firmó la Paz de Brest-Litovsk entre Rusia y Alemania, con enormes pérdidas territoriales para los rusos. Los alemanes ya podían concentrar sus fuerzas en el frente occidental.

Causas de la entrada de Estados Unidos en la guerra.

EE.UU. se había proclamado neutral, pero autorizó la concesión de préstamos a Francia y Reino Unido para que compraran material de guerra, alimentos y materias primas en su territorio. La victoria alemana hubiera impedido el pago de esas deudas, por lo que los americanos tenían razones de peso para desear lo contrario.

Sin embargo, el factor que decidió la intervención de los EE.UU. no fue ese, sino la guerra submarina desatada por Alemania en respuesta al bloqueo naval británico. Se trataba de hundir cualquier barco que se dirigiera a los puertos británicos. De esta manera se buscaba paralizar la economía británica, lo que le obligaría a firmar la paz.

Pero el hundimiento del buque norteamericano “Lusitania” en mayo de 1915, decidió la entrada de estos en la guerra.

La intervención de los Estados Unidos y sus consecuencias.

El 6 de abril Estados Unidos declaró la guerra a Alemania, poniendo su enorme potencial industrial al servicio de la guerra. Sin embargo, su ejército era reducido, y no existía servicio militar obligatorio.

Tardaron 15 meses en reclutar, entrenar y transportar un ejército a Europa, un tiempo extra para que Alemania intentase alcanzar por última vez la victoria.

Las protestas en el interior de los países beligerantes.

En 1917 se rompieron las retaguardias. Entre los socialistas aumentaron en número aquellos contrarios a la guerra, que empezaron a protagonizar manifestaciones y huelgas. En las ciudades, el empeoramiento del nivel de vida incrementó la conflictividad social.

En abril y mayo los obreros británicos y alemanes de las fábricas de armas fueron a la huelga y se celebraron violentas manifestaciones en Milán.

Los siete pecados capitales del Imperio Alemán en la Primera Guerra Mundial


A lo largo de siete artículos he tratado de resumir Los siete pecados del Imperio Alemán en la Primera Guerra Mundial. Esta obra de Sebastian Haffner relata, en siete capítulos, los principales errores de los germanos en ese conflicto. Se pueden consultar el resto de “pecados” en los siguientes enlaces:

Primer pecado: El alejamiento de Bismarck
Segundo pecado: el Plan Schlieffen
Tercer pecado: Bélgica y Polonia o la huída de la realidad
Cuarto pecado: la guerra submarina sin cuartel
Quinto pecado: el juego de la revolución mundial y la bolchevización de Rusia
Sexto pecado: Brest-Litovsk o la última oportunidad desaprovechada
Séptimo pecado: la verdadera puñalada