Nacionalismo | Unificación italiana y unificación alemana


En este episodio de la serie dedicada a la Historia de 4º de ESO se aborda el proceso de unificación italiana a partir del reino de Piamonte-Cerdeña y la unificación alemana protagonizada por Prusia. Además, a lo largo de la explicación se comentarán algunos de los principales conflictos bélicos de la época, como la guerra franco-austríaca, la austro-prusiana o la franco-prusiana.

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ESTRUCTURA DEL VÍDEO:

  • 0:29. La unificación italiana.
  • 1:50. El Risorgimento.
  • 3:32. Víctor Manuel II y Cavour.
  • 4:56. Garibaldi y el reino de Las Dos Sicilias.
  • 5:49. La incorporación del Véneto y Roma.
  • 6:38. La unificación alemana.
  • 7:47. El Zollverein.
  • 8:48. Guillermo I y Bismarck.
  • 9:47. La crisis de los ducados daneses.
  • 10:34. La guerra austro-prusiana.
  • 11:51. La guerra franco-prusiana.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Historia Contemporánea; Javier Paredes – Ariel.
  2. La era de la revolución; Eric Hobsbawm – Crítica.
  3. Historia 4º de ESO – Santillana.
  4. Historia del Mundo Contemporáneo – Oxford.

DIAPOSITIVAS DEL VÍDEO:

Las revoluciones liberales


CONTENIDOS BÁSICOS


La independencia de las Trece Colonias: Historia de los Estados Unidos
La Revolución Francesa: de la Toma de la Bastilla a Robespierre
Napoleón Bonaparte: del Directorio a las Guerras Napoleónicas
Liberalismo y Nacionalismo: el Congreso de Viena y las Oleadas Revolucionarias
Nacionalismo: unificación italiana y unificación alemana

Visual Thinking: las unificaciones de Italia y Alemania


A comienzos del segundo trimestre de este curso mis alumnos desarrollaron su primera experiencia visual thinking. Es cierto que se trató simplemente de una pequeña incursión, una prueba en la que el primero de los novatos era el profesor. Sin embargo, tengo intención de seguir profundizando en ella el año que viene.

El trabajo se desarrolló a lo largo de una semana, en un total de tres sesiones de clase. Previamente los alumnos habían visto los vídeos dedicados a esos dos acontecimientos, de los que habían tomado los apuntes necesarios para desarrollar el esquema visual.

Aunque cada estudiante desarrolló la tarea a su ritmo, se puede establecer una temporalización estándar:

  • La primera sesión se dedicó a la elaboración de un boceto a partir de los apuntes extraídos de los vídeos. Esa labor contó con la corrección y el asesoramiento del profesor, de tal modo que, muchos de ellos, tuvieron que realizar no pocos cambios sobre su idea inicial.
  • Durante la segunda sesión los alumnos elaboraron la versión definitiva del dibujo.
  • Por último, el tercer día dieron color a su esquema y, tras fotografiarlo, lo proyectaron en la pantalla del aula ante sus compañeros. Esto fue acompañado de una breve explicación -apenas dos minutos- por parte de cada uno.

 

Como se puede observar en estos dos ejemplos elaborados por una alumna, limité el número de palabras que podían utilizar. He de aclarar que eso no incluía las fechas y el título de cada uno de los esquemas. A partir de ahí se valoraba tanto la coherencia del trabajo como la dedicación en el aula y la calidad del producto final.

A modo de conclusión me gustaría destacar tres aspectos:

  1. Si bien la mayoría del alumnado prefiere utilizar otro tipo de material, algunos de ellos reconocieron que les había resultado más sencillo estudiar ese apartado del examen con los esquemas visuales.
  2. La modalidad de trabajo visual thinking permitió romper la dinámica habitual de la asignatura, introduciendo un elemento novedoso que tuvo buena aceptación por parte de los estudiantes.
  3. Como docente, esta actividad me ha permitido descubrir aspectos positivos que, hasta entonces, desconocía de mis estudiantes. Me refiero tanto a su capacidad artística como al uso de la imaginación y la facultad para plasmar una idea de forma sencilla y visual.

El fascismo italiano


Al término de la Primera de Primera Guerra Mundial, las potencias occidentales trataron de retornar a la normalidad anterior a 1914. Sin embargo, las consecuencias del conflicto dieron lugar a la crisis de postguerra, que se prolongó hasta mediados de la siguiente década. Una vez superados, en apariencia, los desequilibrios económicos, los países occidentales vivieron un periodo de crecimiento que conocemos con el nombre de “los felices años veinte”. Esa prosperidad tocó a su fin en 1929, con el crack bursátil que desembocó en la Gran Depresión. A partir de entonces el mundo fue, poco a poco, caminando hacia un segundo conflicto general.

En este vídeo se resume la historia de la Italia fascista anterior a la II Guerra Mundial. En las siguientes clases se completa esta información con una introducción al periodo y material dedicado la crisis de postguerra en su conjunto, la inflación y el desempleo, las reparaciones de guerra y la deuda, la crisis de la democracia, los felices años veinte, las relaciones internacionales en ese periodo, la cultura de masas, el camino hacia la Depresión, el crack de 1929, las consecuencias del crack bursátil, la expansión de la Depresión, el New Deal, las características del fascismo y el nacionalsocialismo alemán (primera parte y segunda parte).

La unificación italiana: primera parte


Después de la derrota de Napoleón en 1815, las potencias absolutistas pretendieron restaurar en Europa el sistema anterior a la Revolución Francesa. El símbolo de esa política fue, sin lugar a dudas, el Congreso de Viena. Ahora bien, tanto los liberales como buena parte de los defensores de la ideología nacionalista se opusieron a esas medidas, protagonizando las oleadas revolucionarias de 1820, 1830 y 1848. En esta clase se aborda el origen del nacionalismo italiano, clave para su posterior construcción como estado unificado. La materia se complementa con otros vídeos dedicados al Congreso de Viena y la Restauración, la ideología liberal y el nacionalismo, las oleadas revolucionarias, el proceso de unificación de Italia, la situación de Alemania a mediados del  XIX y su constitución como estado. Además, teniendo en cuenta la coincidencia cronológica, se incluyen también varios vídeos sobre la independencia de Hispanoamérica: las causas del proceso, los movimientos precursores, las primeras insurrecciones y la emancipación definitiva.

 

Los sistemas bismarckianos


Entre 1872 y 1890, el canciller prusiano Bismarck impuso un potente sistema de alianzas, convirtiéndose en el árbitro de la política internacional. Esencialmente pretendía aislar diplomáticamente a Francia, su enemiga desde que Prusia le arrebatara Alsacia y Lorena en la guerra franco-prusiana.

El primer sistema bismarckiano.

Alemania pretendía, además de aislar a Francia, asegurar la neutralidad del Reino Unido y de Italia. Aprovechó los recelos de Víctor Manuel de Saboya, el primer rey de Italia, contra Francia por haber dificultado, con su apoyo al papa Pío IX, la incorporación a Italia de los Estados Pontificios.

Además, Bismarck deseaba la alianza con Austria y Rusia. En 1873 firmó con Rusia la Convención militar secreta ruso-alemana y con Austria el Acuerdo pruso-austríaco. Esto originará la Entente de los tres emperadores, a la que se unió Italia en 1874.

El acuerdo se rompió por los enfrentamientos entre rusos y austríacos sobre los Balcanes.

Tras la guerra ruso-turca de 1878, se creó la gran Bulgaria por el Tratado de San Estéfano.
Austria sintió perjudicados sus intereses y solicitó una revisión del pacto. El resultado fue la disolución de la gran Bulgaria, Austria recibió Bosnia Herzegovina y fortaleció su entendimiento con Alemania mediante la alianza secreta conocida como Dúplice Alianza.

El segundo sistema bismarckiano.

Comenzó a gestarse en 1881, cuando ocupaba el trono de Rusia Alejandro II, antiliberal y opuesto a la III República francesa. Bismarck consiguió renovar la alianza de los tres emperadores. Ese mismo año, Italia buscó el apoyo de Alemania contra Francia que le impedía su expansión en el norte de África.

En 1882, ambas suscribieron un acuerdo que incluía también a Austria, que fue conocido como la Triple Alianza. La Alianza de los tres emperadores se fue renovando hasta 1887, siendo cancelada por el zar como consecuencia de sus rivalidades con Austria en los Balcanes.

Sin embargo, se firmó el Tratado ruso-alemán, pro el cual Alemania se comprometía a mantener la neutralidad en caso de conflicto entre Austria y Rusia. A cambio, Rusia no intervendría en un guerra franco-germana.

Entre 1887 y 1889, el sistema resultó perfecto para Alemania, pues permanecían en vigor:

  • La Dúplice Alianza, suscrita por Alemania y Austria en 1879.
  • La Triple Alianza de 1882, firmada por Austria, Alemania e Italia.
  • El Tratado de Reaseguro de 1887 con Rusia.
  • Por último, el Reino Unido se acercó a la Triple Alianza a partir de 1887, por temor al papel preponderante que estaba adquiriendo Francia en el Mediterráneo.
En conclusión: Francia carecía de aliados para enfrentarse a Alemania con el fin de recuperar Alsacia y Lorena.

El proceso de unificación de Italia


Italia antes de la unificación

Antes de la invasión napoleónica, el territorio italiano se hallaba dividido en varios Estados. En 1815, tras el Congreso de Viena, volvió a quedar fragmentado en ocho países:

  • En el norte, el reino de Piamonte-Cerdeña o reino sardo y el reino de Lombardía-Véneto, este último bajo dominio austríaco.
  • En el centro los ducados de Parma, Lucca, Módena y Toscana, más los Estados Pontificios, divididos a su vez en Marcas, Legaciones y ciudad de Roma.
  • En el sur, el reino de las Dos Sicilias o reino de Nápoles.

La influencia austríaca se extendía por el norte de Italia y alcanzaba también a los Estados del Centro.

Hacia mediados del siglo XIX, la burguesía italiana, influida por la creciente oleada nacionalista, se vio obligada a actuar en la clandestinidad (en sociedades secretas como los carbonari).

Paralelamente surgió una corriente cultural de tendencia moderada y ligada a los sectores intelectuales de la burguesía, era el llamado Risorgimento. Este movimiento estaba integrado por historiadores (Cantú, Balbo), escritores (D’Azeglio, Leopardi) y músicos (Verdi, Rossini), que reflejaban en sus obras:

  • Un especial interés por el pasado histórico italiano.
  • Un deseo de independizarse del dominio de Austria.

A raíz de las revoluciones de 1848 se habían forjado las principales posturas nacionalistas en Italia. Unos, como Mazzini y su organización “Joven Italia”, defendían la creación de un república democrática, unitaria y centralista. Otros eran partidarios de un nacionalismo católico que impulsara, bajo la presidencia del Papa, una Confederación de Estados Italianos. Finalmente, estaban los pensadores como D’Azeglio y Balbo, que defendían la idea de que la unidad debía realizarse en torno a la casa de Saboya, reinante en Piamonte.

Desde II Risorgimento, periódico de Cavour, se promovía la unidad bajo un Estado liberal y parlamentario, que tras las 1848 contaba con una Constitución (Estatuto Albertino). Así, desde 1848 a 1859 el Reino de Piamonte se transformó en el plano económico y militar para prepararse en relación al proceso unificador.

La creación del Reino de Italia (1859-1861)

La unificación de Italia se llevó a cabo durante el reinado de Víctor Manuel II de Saboya, quien, en 1852, nombró como primer ministro a Cavour. Una empresa semejante exigía el apoyo internacional, lo que explica la participación del Piamonte en la Guerra de Crimea. Se pretendía una alianza con la Francia de Napoleón III frente a Austria con el fin de ocupar Lombardía y Véneto, lo que se consiguió en el Tratado de Plombières (1858).

Sin embargo, tras la ocupación de Lombardía, el Emperador francés retiró su apoyo, confirmándose únicamente la obtención de ese territorio (Acuerdos de Villafranca).

Posteriormente, las agitaciones nacionalistas en Parma, Módena y Romaña concluyeron con su incorporación al Piamonte. Cavour logró que Napoleón III reconociese estas anexiones y al día siguiente se formó un Parlamento para el Reino de la Alta Italia (1860).

El estallido de las sublevaciones campesinas en Sicilia fue aprovechado por Garibaldi, que dirigía desde Génova una expedición, para hacerse con la isla y, más tarde, con Nápoles. El Reino de las Dos Sicilias se integró en el Piamonte tras una entrevista entre Garibaldi y Víctor Manuel II.

Poco después, las Marcas y Umbría tomaban la misma decisión mediante un plebiscito.
o Finalmente, un nuevo Parlamento proclamó a Víctor Manuel II rey de Italia en 1861, siendo reconocido el reino por las principales potencias.

La incorporación del Véneto (1866)

La anexión del Véneto se produjo como resultado de la guerra entre Prusia y Austria de 1866. El reino de Italia se alió con los prusianos y, aunque los italianos fueron derrotados, al ganar la guerra Prusia, Austria tuvo que ceder este territorio (Paz de Viena).

La anexión de Roma (1870) y la “cuestión romana”

El Papa contaba con el apoyo de Napoleón III desde la revolución de 1848. La guerra que los prusianos iniciaron contra Francia en 1870 marcó el momento propicio para este último eslabón en la cadena de la unidad. Una vez derrotados los franceses en Sedán, los italianos no tuvieron ninguna oposición.

Mediante un plebiscito los Estados Pontificios se integraban en Italia, proclamándose Roma como capital del Estado. Sin embargo, el Papa Pío IX no reconoció esta anexión, iniciándose un conflicto entre el nuevo Estado italiano y el Vaticano, que no se resolverá hasta comienzos del siglo XX.

El nacimiento del Reino de Italia


El proyecto de unificación italiana arrancó en la década de 1840 con los movimientos de una burguesía que trataba de eliminar las barreras aduaneras y establecer la unidad del sistema monetario. Así, desde el primer momento se aferraron, como fuente de las libertades económicas, al liberalismo.

La presencia austríaca en la península italiana dificultaba la consecución del objetivo unificador; hecho que convirtió a los Habsburgo en personajes odiados por los italianos del XIX.

Fue justamente en la década de 1840 cuando surgió el movimiento del Risorgimiento, que tuvo una enorme influencia a lo largo de todo el proceso de unificación. Dentro de este marco situamos al Partido de la Joven Italia, formado por los seguidores de Mazzini.

Otros movimientos políticos de relevancia fueron: el neogüelfismo, que abogaba por una unidad italiana dirigida por la figura católica del Papa; y la vía de Balbo, que reclamaba la independencia y unidad italiana bajo la batuta de los Saboya.

La revolución de 1848 en la península arrancó en las Dos Sicilias y se extendió rápidamente por toda Italia. En ese año se promulgaron Constituciones y se produjeron revueltas contra el poder de Austria en los territorios venecianos y milaneses.

Además, el propio Piamonte emprendió, con escasa fortuna, una guerra contra los austríacos. Pero el hecho más significativo de aquel año sucedió en Roma.

La República de Roma (1848-1850)

Pío IX gozó en sus primeros años de Pontificado de popularidad. Su carácter liberal, que le llevó a decretar la libertad de prensa y la amnistía, le reportó el apoyo de Garibaldi y Mazzini. Sin embargo, todos este prestigio lo perdió al declarar su neutralidad en la guerra entre Piamonte y Austria.

Como consecuencia del “escaso patriotismo”, en noviembre de 1848 fue asesinato Pellegrino Rossi, jefe del gobierno romano. Arrancaba así una revuelta que provocó la huída del Papa a Nápoles.

Los sublevados formaron un gobierno provisional de carácter triunviral -Mazzini, Armellini y Saffi- y proclamaron la República.

El sueño de la República de Roma se vio frustrado por el desembarco de tropas hispano-francesas en el Lacio. Estas sometieron a los rebeldes e hicieron volver a Papa.

El reino del Piamonte en la arquitectura de la unificación

Después del fracaso de los idearios neogüelfos y mazzinianos, la única vía que quedaba para la unificación italiana era la monarquía del Piamonte. De esta manera, de forma progresiva, el espíritu del Risorgimiento se fue tornando moderado y monárquico.

Tras la derrota de 1848, el rey Carlos Alberto de Saboya abdicó en su hijo Víctor Manuel II. Este cambió de política guiado por Cavour, que llevó a cabo una intensa modernización del Piamonte.

La monarquía de Víctor Manuel II pasó a poseer un marcado carácter moderno y nacionalista. Esto atrajo hacia sí a todos los antiaustríacos y nacionalistas italianos.

Las relaciones amistosas entre Napoleón III y Cavour

Uno de los principales aciertos de Cavour fue convertir la cuestión italiana en un problema europeo. Para esto no dudó en apoyarse en Napoleón III. En principio este, aunque mostró su simpatía a la causa italiana, no se comprometió a intervenir. Sin embargo, en la conferencia de Plombières (1858) ambos estados llegaron al siguiente acuerdo:

  • Creación de una confederación de cuatro reinos: los Estados Pontificios, Dos Sicilias, Alta Italia (Piamonte, Lombardía y el Véneto) y Italia Central (Toscana, Parma y Módena).
  • La confederación quedaría bajo la presidencia del Papa.
  • A cambio del apoyo francés, el Piamonte cedería a Francia Saboya y Niza.

Ante el proyecto de reorganización de las fuerzas armadas piamontesas, los austriacos enviaron un ultimátum exigiendo su desarme. Su rechazo llevó al estallido de la guerra en 1859.

La guerra con Austria

La guerra se abrió con una Victoria franco-piamontesa en la batalla de Montebello, que dejo Milán a merced de los aliados. Sin embargo, el contraataque austríaco no se hizo esperar, siendo derrotados los piamonteses en Palestro. A esto siguió la batalla de Magenta, de dudoso resultado, y el repliegue austríaco, quedando Lombardía en manos piamontesas.

Mientras, como consecuencia de las victorias militares del Piamonte, Italia se inunda de un hondo sentimiento nacional, que se deja sentir en Toscana, Módena, Parma, Roma… Napoleón III, consciente de que estos hechos podían provocar que la situación se le fuera de las manos y derivase en la unidad de toda la península, decidió poner fin a la guerra con la paz de Zurich.

Se acordó que Viena entregase a Francia Lombardía. Esta, a su vez, sería cedida por Napoleón a Víctor Manuel II. Por último, Piamonte entregó a Niza y Saboya a Francia.

No obstante, Parma, Módena, Romaña y Toscana nombraron rey a Víctor Manuel II, que logró finalmente que Napoleón aceptase la nueva situación. De esta manera, el Piamonte logró unificar todo el territorio italiano a excepción del Véneto austríaco, los Estados del Papa y el reino de Dos Sicilias.

Garibaldi y la unificación del sur

Al término de la guerra con Austria, los radicales de Garibaldi reclamaron un único gobierno para toda la península. Fieles a estos principios, en 1860, prepararon un desembarco en Sicilia, donde la situación era ingobernable, y, por tanto, favorable para los invasores.

Garibaldi, logró controlar la isla entre mayo y julio de 1860, estableciendo un gobierno provisional. Después de consolidar su dominio en Sicilia y asegurarse la neutralidad fracesa y británica, Garibaldi se desembarcó en el reino de Nápoles, que conquistó en septiembre de 1860.

Ante esta situación, Victor Manuel II anexionó a su reino las Marcas y Umbría, y ratificó, en su encuentro de Teano con Garibaldi, su dominio sobre las Dos Sicilias.

Por su parte, Cavour convocó elecciones generales para una Cámara de reciente creación y proclamó el nacimiento del reino de Italia.

No obstante, quedaban aún delicadas cuestiones por solucionar en torno a la unificación italiana, y, sin duda, una de ellas era la romana. Sólo la alianza con Prusia y la caída de Napoleón III, gran valedor de los Estados Pontificios, permitió a Italia conquistar la Ciudad Eterna.

Las revoluciones atlánticas


VÍDEOS DE CARÁCTER OBLIGATORIO


Planteamiento de la independencia de los EE.UU.
El proceso de independencia de los EE.UU.
Las causas de la Revolución Francesa
Los inicios de la Revolución Francesa
La proclamación de la República y la Convención
La Convención Termidoriana y el Directorio
El 18 de Brumario y el Consulado
El Imperio Napoleónico
La Restauración y el Congreso de Viena
La ideología liberal y el nacionalismo
Las oleadas revolucionarias
La unificación italiana: primera parte
La unificación italiana: segunda parte
La unificación alemana: primera parte
La unificación alemana: segunda parte
Las causas de la independencia de Hispanoamérica
La independencia de Hispanoamérica: los movimientos precursores
La independencia de Hispanoamérica: las primeras insurrecciones
La independencia de Hispanoamérica: la emancipación definitiva


MATERIAL PARA AMPLIAR


La independencia de las Trece Colonias americanas
La independencia de los Estados Unidos
El planteamiento del conflicto bélico y de la independencia en “El Patriota”
Discurso de John Adams en el Congreso Continental de Filadelfia
Declaración de independencia de los Estados Unidos de América
John Adams ante Jorge III de Inglaterra
La prerrevolución aristocrática en la Francia del siglo XVIII
Perfil de Luis XVI, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
Descripción de la reina, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
La reina se encuentra con el pueblo, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
La reina y París, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
El recurso a Necker, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
La convocatoria de los Estados Generales, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
La Asamblea Nacional, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
La caída de La Fayette, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
Camille Desmoulins y la toma de la Bastilla, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
De Versalles a las Tullerías, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
El intento de fuga, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
De las Tullerías a la Asamblea Nacional, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
La ejecución de Luis XVI, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
El destino de Luis XVII, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
La reina ante el patíbulo, en “María Antonieta” de Stefan Zweig
Las etapas de la Revolución Francesa
Danton: Espías y detenciones en la cola del pan
El juicio contra Danton
Entrevista entre Danton y Robespierre
Descripción de José Fouché, en “Fouché, el genio tenebroso” de Stefan Zweig
Antes de la Revolución…, en “Fouché, el genio tenebroso” de Stefan Zweig
Fouché en la Asamblea Nacional, en “Fouché, el genio tenebroso” de Stefan Zweig
Francia bajo el consulado de Napoleón Bonaparte
Auge y caída del Imperio Napoleónico (1804-1815)
1799. El retorno de Napoleón
La Conspiración del 18 de Brumario
Fouché y el 18 de Brumario
El golpe napoleónico del 18 de Brumario
El atentado contra Napoleón
La coronación de Napoleón Bonaparte
El fracaso de la invasión napoleónica de Inglaterra
Napoleón y el zar Alejandro se encuentran en Tilsit
Napoleón y la invasión de España
Napoleón y la traición de Rusia
La conspiración de Fouché, Talleyrand y Carolina contra Napoleón
El cese de Talleyrand
El desastre de Napoleón en Rusia
El Imperio de los Cien Días
La batalla de Waterloo
La traición de Fouché
El proceso de unificación de Italia
La unificación alemana