Visual Thinking: las unificaciones de Italia y Alemania


A comienzos del segundo trimestre de este curso mis alumnos desarrollaron su primera experiencia visual thinking. Es cierto que se trató simplemente de una pequeña incursión, una prueba en la que el primero de los novatos era el profesor. Sin embargo, tengo intención de seguir profundizando en ella el año que viene.

El trabajo se desarrolló a lo largo de una semana, en un total de tres sesiones de clase. Previamente los alumnos habían visto los vídeos dedicados a esos dos acontecimientos, de los que habían tomado los apuntes necesarios para desarrollar el esquema visual.

Aunque cada estudiante desarrolló la tarea a su ritmo, se puede establecer una temporalización estándar:

  • La primera sesión se dedicó a la elaboración de un boceto a partir de los apuntes extraídos de los vídeos. Esa labor contó con la corrección y el asesoramiento del profesor, de tal modo que, muchos de ellos, tuvieron que realizar no pocos cambios sobre su idea inicial.
  • Durante la segunda sesión los alumnos elaboraron la versión definitiva del dibujo.
  • Por último, el tercer día dieron color a su esquema y, tras fotografiarlo, lo proyectaron en la pantalla del aula ante sus compañeros. Esto fue acompañado de una breve explicación -apenas dos minutos- por parte de cada uno.

 

Como se puede observar en estos dos ejemplos elaborados por una alumna, limité el número de palabras que podían utilizar. He de aclarar que eso no incluía las fechas y el título de cada uno de los esquemas. A partir de ahí se valoraba tanto la coherencia del trabajo como la dedicación en el aula y la calidad del producto final.

A modo de conclusión me gustaría destacar tres aspectos:

  1. Si bien la mayoría del alumnado prefiere utilizar otro tipo de material, algunos de ellos reconocieron que les había resultado más sencillo estudiar ese apartado del examen con los esquemas visuales.
  2. La modalidad de trabajo visual thinking permitió romper la dinámica habitual de la asignatura, introduciendo un elemento novedoso que tuvo buena aceptación por parte de los estudiantes.
  3. Como docente, esta actividad me ha permitido descubrir aspectos positivos que, hasta entonces, desconocía de mis estudiantes. Me refiero tanto a su capacidad artística como al uso de la imaginación y la facultad para plasmar una idea de forma sencilla y visual.

El estado fascista italiano


El partido fascista, a pesar de su creciente influencia, fue despojado de poder político. Se convirtió en un mero órgano burocrático de propaganda y encuadramiento de las masas. El poder residía solo en el Duce, Mussolini, asistido por el Gran Consejo Fascista que, desde 1928, era el órgano constitucional supremo que decidía la composición de la Cámara.

Además, el Gran Consejo Fascista poseía la atribución de nombrar al sucesor del Duce, aunque supeditado al dictador. Simultáneamente a la instauración del Estado totalitario fascista, que aspiraba a controlar todas las organizaciones y actividades sociales italianas, se instituyó:

  • Un sistema corporativo en las relaciones laborales a través de la Carta del Trabajo (1927).
  • El encuadramiento de las masas, especialmente la juventud, en organizaciones fascistas.
  • Los Balillas y Grupos Universitarios Fascistas para los más jóvenes y para los adultos la Opera Nazionale Dopolaboro.
  • La reforma de la enseñanza, con fines propagandísticos e ideológicos, a través de la reforma escolar Gentile (1923) y la creación del Instituto Fascista de Cultura y la Academia de Italia.
  • Un control de todas las artes puestas al servicio del Estado, del que debían exaltar su grandeza y pervivencia en comparación con la degeneración del arte burgués y de las vanguardias.

 

Desde el punto de vista económico, el Estado totalitario corporativo italiano inauguró una política intervencionista en la economía.

A raíz de la crisis de 1929 se emprendió un programa de autarquía con el objetivo de reducir las importaciones, fortalecer la propia moneda y aumentar la producción. Para ello se acometió lo que el propio Mussolini denominó como “las grandes batallas”. La del trigo fue una de las más significativas y consistió en evitar las importaciones aumentando la producción mediante la extensión de las zonas cultivadas. El régimen fascista inició, a su vez, un ambicioso programa de obras públicas y un relanzamiento de la industria militar.

La etapa de consolidación del fascismo italiano (1922-1925)


En estos años, sin un plan especialmente premeditado, Mussolini fue imponiendo la dictadura.

La existencia de críticas al régimen en la prensa y el Parlamento, nos permiten hablar de una coexistencia entre un sistema parlamentario en crisis y el auge fascista.

Al principio, Mussolini actuó hábilmente formando un gobierno de coalición con pocos ministros fascistas, pero controlando la mayoría de las Secretarías de Estado. Además, el hecho de poseer las carteras de Interior, Asuntos Exteriores, Finanzas y Justicia le daba un amplio poder.

En 1924, Mussolini modificó la ley electoral para dotarse de un Parlamento dócil, obteniendo los fascistas en las elecciones de ese mismo año el 65% de los escaños. Sin embargo, la oposición, aunque debilitada, dejó oír su voz y el socialista Matteotti con una documentación irreprochable, denunció el fraude electoral.

 

El asesinato de Matteotti por bandas fascistas provocó la llamada de la oposición a la nación y el rey exigió la vuelta a las normas constitucionales y la prohibición de la milicia fascista. El abandono del Parlamento por parte de la oposición (sedición del Aventino), con la pretensión de que el rey destituyera a Mussolini, puso las instituciones en manos de los fascistas.

A finales 1925 se aprobó una ley que otorgaba plenos poderes a Mussolini.

Pronto se suprimió el derecho de huelga y se estableció el sindicato fascista como el único representante de los trabajadores. Más tarde, con la Ley de defensa del Estado fueron eliminados, de hecho, los partidos políticos. El Partido Nacional Fascista se convirtió en el partido único.

Además, se creó un tribunal especial y una policía política, la OVRA, para detener y juzgar a todos los opositores. Como consecuencia del atentado fallido contra Mussolini, se cerraron los periódicos de la oposición, se restauró la pena de muerte y se creó un tribunal especial para juzgar este hecho.

La crisis del sistema liberal italiano y el ascenso del fascismo


La I Guerra Mundial, en la que Italia participó del lado de la Triple Entente, agravó las tensiones nacionales, sociales y políticas del régimen liberal italiano. Los tratados de paz de 1919 no habían concedido a Italia las promesas territoriales que los aliados le habían hecho en 1915 por le Tratado de Londres. La sensación de una “victoria mutilada” provocó la indignación de los sectores nacionalistas.

En este ambiente de exaltado nacionalismo, los arditti, jóvenes excombatientes ultranacionalistas, dirigidos por el poeta D´Annunzio, ocuparon Fiume en 1919. No obstante, ante la falta de apoyo del gobierno italiano, se vieron obligados a abandonarla en 1921.

Pronto Mussolini supo capitalizar a favor del naciente fascismo esa sensación de frustración general contra los políticos italianos. La crisis económica, precedida por una grave crisis inflacionista, sumió a la economía italiana en graves dificultades a raíz de la reconversión posbélica de 1920-1921. La agitación social tuvo su origen en el alza del coste de la vida y el número de parados.

Esta situación afectó especialmente al proletariado y al campesinado.

En 1920 se produjo la ocupación de fábricas por los obreros y de tierras por los campesinos, cuyos ánimos estaban exaltados por las noticias que llegaban de Rusia. La crisis del viejo sistema de monarquía constitucional y liberal basado en el turno entre los partidos tradicionales: conservadores y liberales.

Las causas del desmoronamiento del sistema fueron:

  • El auge de los socialistas, a los que empezaba a resultar difícil excluir de los centros de poder.
  • El rechazo de los católicos al régimen liberal como consecuencia de la llamada “cuestión romana”.
  • Las luchas y divisiones en el seno de los partidos tradicionales.

 

El movimiento fascista, aún minoritario en los años 1919-1920, tomó la iniciativa a finales de 1920, para llegar al poder en 1922. En 1920 aparece ya como una fuerza al servicio del orden y se beneficia de numerosas complicidades.

Las squadre d’ azione y los fasci di combattimento actuaban en toda Italia destruyendo los locales de los partidos y sindicatos, así como atacando los municipios de mayoría socialista.

El gobierno, en lugar de mantener una actitud firme en defensa de la ley, disolvió las corporaciones municipales, con lo que las acciones fascistas quedaban legalizadas. Con la ayuda financiera de la patronal y de los grandes propietarios, los fascistas entraron en el Parlamento con 36 diputados en las elecciones de 1921.

Mussolini transformó su organización en un movimiento de masas, el Partido Nacional Fascista, que en 1922 contaba con más de 300.000 miembros. La mayoría procedían de las clases medias, aunque también había representantes del proletariado y del campesinado.

Ante la incapacidad de los partidos políticos y del gobierno para formar un frente común contra la marea fascista, los sindicatos convocaron una huelga general en agosto de 1922.

La contundente actuación de los fascistas los presentó, ante buena parte de la sociedad italiana, como la antesala de una revolución de corte bolchevique. Los fascistas, por tanto, aparecían como la alternativa a la inestabilidad social y política que llevaba irremediablemente a una revolución de izquierdas.

En octubre de 1922, Mussolini reunió en Nápoles al Consejo del Partido Nacional Fascista, que comenzó los preparativos de la “marcha sobre Roma”. El objetivo de esta era reclamar abiertamente el poder.

Al rey Víctor Manuel III, impresionado por la movilización fascista, temeroso de los socialistas y decepcionado por los partidos tradiciones, le pareció buena solución. Además, la presión de la patronal y del ejército, que le expuso su temor al estallido de una guerra civil, hizo el resto.

El 29 de octubre, el rey de Italia confiaba a Mussolini la formación de un nuevo gobierno.

El fascismo italiano


Al término de la Primera de Primera Guerra Mundial, las potencias occidentales trataron de retornar a la normalidad anterior a 1914. Sin embargo, las consecuencias del conflicto dieron lugar a la crisis de postguerra, que se prolongó hasta mediados de la siguiente década. Una vez superados, en apariencia, los desequilibrios económicos, los países occidentales vivieron un periodo de crecimiento que conocemos con el nombre de “los felices años veinte”. Esa prosperidad tocó a su fin en 1929, con el crack bursátil que desembocó en la Gran Depresión. A partir de entonces el mundo fue, poco a poco, caminando hacia un segundo conflicto general.

En este vídeo se resume la historia de la Italia fascista anterior a la II Guerra Mundial. En las siguientes clases se completa esta información con una introducción al periodo y material dedicado la crisis de postguerra en su conjunto, la inflación y el desempleo, las reparaciones de guerra y la deuda, la crisis de la democracia, los felices años veinte, las relaciones internacionales en ese periodo, la cultura de masas, el camino hacia la Depresión, el crack de 1929, las consecuencias del crack bursátil, la expansión de la Depresión, el New Deal, las características del fascismo y el nacionalsocialismo alemán (primera parte y segunda parte).

La unificación italiana: segunda parte


Después de la derrota de Napoleón en 1815, las potencias absolutistas pretendieron restaurar en Europa el sistema anterior a la Revolución Francesa. El símbolo de esa política fue, sin lugar a dudas, el Congreso de Viena. Ahora bien, tanto los liberales como buena parte de los defensores de la ideología nacionalista se opusieron a esas medidas, protagonizando las oleadas revolucionarias de 1820, 1830 y 1848. En esta clase se aborda el origen del nacionalismo italiano, clave para su posterior construcción como estado unificado. La materia se complementa con otros vídeos dedicados al Congreso de Viena y la Restauración, la ideología liberal y el nacionalismolas oleadas revolucionarias, el origen del nacionalismo italiano, la situación de Alemania a mediados del  XIX y su constitución como estado. Además, teniendo en cuenta la coincidencia cronológica, se incluyen también varios vídeos sobre la independencia de Hispanoamérica: las causas del proceso, los movimientos precursores, las primeras insurrecciones y la emancipación definitiva.