Explica las causas que llevaron a la proclamación de la Segunda República y relaciona sus dificultades con la crisis económica mundial de los años 30


SEXAGÉSIMO NOVENO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.

La Segunda República es uno de los episodios clave de la historia del siglo XX en España. Durante esos cinco años los distintos gobiernos iniciaron una política reformista que, en numerosas ocasiones, tuvo que enfrentarse a los sectores más conservadores y a la oligarquía industrial y agraria. Las tensiones se recrudecieron en los años finales del periodo republicano, desembocando en una sublevación militar que dio origen a una Guerra Civil en julio de 1936.

De entre las causas que permiten entender el cambio de régimen en España hay que destacar, en primer término, las dificultades para retornar a un régimen de monarquía constitucional tras los años de la dictadura de Primo de Rivera. El agotamiento del sistema de la Restauración, así como de los propios partidos dinásticos, unido al respaldo que en su día había prestado Alfonso XIII al dictador, hacían imposible el retorno a la situación anterior. A esto hemos de añadir el compromiso para la construcción de un régimen republicano que habían alcanzado los partidos de la oposición en agosto de 1930, el llamado Pacto de San Sebastián.

De esta manera, una vez convocadas las elecciones municipales para el 12 de abril de 1931 –los primeros comicios que se celebraban después de la dictadura-, socialistas y republicanos optaron por concurrir en una candidatura única y plantearlas, de facto, como un plebiscito sobre el régimen monárquico. Si bien, haciendo uso de los mecanismos propios del sistema caciquil, los partidos dinásticos obtuvieron la victoria en el conjunto del territorio, fueron derrotados en cuarenta y una de las cincuenta capitales de provincia, así como en Cataluña, Valencia y las cuencas mineras. En consecuencia, los resultados fueron interpretados como un rechazo al sistema, de tal modo que el propio monarca optó por abandonar España, proclamándose la república el día 14 de abril.

Estos hechos coincidieron en el tiempo con la mayor crisis económica del siglo XX, que se inició con el crack de Wall Street en 1929. Sin embargo, la llamada Gran Depresión afectó tarde a la economía española que solo comenzó a acusar sus efectos hacia 1932. El sector más afectado fue el comercio exterior, que experimentó un descenso del 30%. De ahí que las repercusiones de la crisis fueran más evidentes en los sectores con mayor dinamismo y dependientes del consumo exterior. Hablamos, básicamente, de las exportaciones de cítricos, vino y aceite de oliva en el campo de la agricultura, si bien también se dejó notar con fuerza en la minería. Además, la recesión a nivel mundial condujo a la polarización de las posturas políticas y a la proliferación de regímenes fascistas, siendo la Alemania de Hitler el caso más significativo. Como respuesta se produjo la formación de los Frentes Populares de izquierda en varios países de Europa, tal como sucedió en España en 1936.

ESTRUCTURA DEL VÍDEO:

  • 0:16. El contexto histórico de la Segunda República.
  • 0:48. La crisis de la Restauración.
  • 1:16. El Pacto de San Sebastián.
  • 1:28. Las elecciones municipales de 1931.
  • 2:04. La proclamación de la República.
  • 2:16. El contexto económico: la Gran Depresión.
  • 2:59. El contexto político internacional.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Historia de España 2 – Editorial Anaya.
  2. Historia de España – Editorial Vicens Vives.
  3. Historia de España Contemporánea; José Luis Comellas – Rialp.

DIAPOSITIVAS DEL VÍDEO:

Unidad 7. El periodo de entreguerras


DEFINICIONES UTILIZADAS EN EL SÉPTIMO TEMA DE 1º DE BACHILLERATO. EN ESTA UNIDAD SE ABORDAN LAS CONSECUENCIAS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y de LA REVOLUCIÓN RUSA, ASÍ COMO LA EVOLUCIÓN ECONÓMICA DEL CAPITALISMO. TAMBIÉN HAY UN APARTADO DEDICADO AL AUGE DEL FASCISMO Y LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA.

Acciones: títulos o participaciones de una empresa que poseen un determinado valor en el mercado.

Anschluss: unión de Alemania y Austria bajo el régimen político de Adolf Hitler. Esta medida, llevada a cabo en 1938, no recibió respuesta por parte de las potencias vencedoras de la I Guerra Mundial, a pesar de ir en contra de lo estipulado en el Tratado de Versalles.

Antisemitismo: hostilidad hacia las minorías judías. El prejuicio racista data de principios del siglo XVIII, cuando un grupo de escritores alemanes utilizó los conceptos lingüísticos “semítico” y “ario” como términos raciales, y comenzaron a considerar a los judíos como miembros de una raza diferenciada e inferior. A partir de 1881 surgieron los primeros partidos políticos antisemitas en Alemania y Austria-Hungría, y a principios del siglo XX se practicó también una política antisemita en Francia y Rusia.

Autarquía: política del Estado que pretende bastarse con sus propios recursos y evitar, en lo posible, las importaciones.

Corporativismo: doctrina política y social que defiende la intervención del Estado en la solución de conflictos laborales, mediante la creación de corporaciones profesionales que agrupan a trabajadores y empresarios.

Crack de 1929: acontecimiento histórico que marcó el inicio de la Gran Depresión. Su origen ha de buscarse en la venta masiva de acciones y la sobrevaloración de las mismas, así como la facilidad de crédito a los nuevos inversores. Esta burbuja estalló en octubre de 1929.

Cultura de masas: conjunto de producciones culturales difundidas por los medios de comunicación (prensa, cine, radio, televisión…). De forma más general, se da este nombre a un tipo de cultura popular de baja calidad.

Deflación: política practicada por los países para reducir al máximo la tasa de inflación y mejorar su competitividad en los mercados. Se lleva a cabo mediante la revalorización de la moneda, la restricción de créditos la subida de impuestos y el descenso del gasto público, los salarios y los precios.

Depresión económica: fenómeno de larga duración que se caracteriza por el descenso de la actividad productiva y comercial. Las depresiones son parte integrante de los ciclos económicos, comunes en las sociedades capitalistas industriales. Cuando la oferta del sistema productivo es superior a la demanda, se produce un descenso en los ritmos de crecimiento de la producción, una bajada de precios y salarios y una aumento del desempleo.

Divisa: moneda o valores de un país extranjero. La entrada de divisas a un territorio se produce por la venta de productos (comercio exterior) o por los ingresos procedentes del turismo.

Espartaquistas: grupo de socialistas radicales alemanes que, en 1918, fundaron el Partido Comunista de Alemania (KPD). Al año siguiente protagonizaron una tentativa revolucionaria que fue aplastada y tuvo como principal consecuencia el asesinato de dos de sus principales representantes, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht.

Etnia: grupo humano que presenta ciertas afinidades somáticas, lingüísticas o culturales y que, generalmente, habita en un espacio geográfico determinado.

Fascismo: régimen político que gobernó Italia entre 1922 y 1945. También se conoce con ese nombre al movimiento que lo originó y a su ideología. En un sentido amplio, se aplica a todos los regímenes totalitarios que se inspiran en el modelo italiano para enfrentarse al avance del socialista y de la democracia.

Frente popular: coalición de partidos de centro-izquierda para oponerse al fascismo en la década de 1930. El más conocido fue el Frente Popular francés, que estuvo en el poder entre junio de 1936 y octubre de 1938.

Gestapo: policía secreta del Estado nacionalsocialista creada por Goering en 1933 para controlar, combatir y eliminar a todos los opositores al régimen hitleriano. Dependía del Ministerio de Interior y era un cuerpo paramilitar independiente del ejército regular.

Leyes de Núremberg: medidas antisemitas promulgadas en esa ciudad alemana en septiembre de 1935 durante el congreso del NSDAP. Por medio de ellas se privaba a los judíos de derechos cívicos y se prohibían los matrimonios entre alemanes y semitas.

Liquidez: facilidad de conversión en dinero efectivo.

Marcha sobre Roma: expresión utilizada por los fascistas italianos para referirse a la forma en que Mussolini accedió al poder en el año 1922. La petición del rey Víctor Manuel III para que formara gobierno fue precedida por la amenaza de los fascistas de ocupar Roma. Mussolini marchó sobre la ciudad con 25.000 “camisas negras”, que fueron transportados en ferrocarril y realizaron un desfile por las calles romanas.

New Deal: término inglés que en castellano significa “nuevo trato”, con el que se denomina al conjunto de reformas sociales y económicas llevadas a cabo por la administración del presidente norteamericano F. D. Roosevelt para afrontar los efectos de la Gran Depresión.

NSDAP: partido nazi, de ideología anticapitalista, antimarxista, antidemocrática y ultranacionalista, liderado por Adolf Hitler. Pretendía devolver a Alemania el orgullo perdido tras la firma del Tratado de Versalles.

Pacto de Locarno: acuerdo alcanzado en 1925 en esa ciudad suiza entre los representantes de Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia y Bélgica para disminuir la tensión internacional. Lo más destacado del acuerdo fue garantizar las fronteras de la época entre Alemania, Francia y Bélgica.

Pangermanismo: doctrina que pretende la unidad de todos los pueblos alemanes en un solo Estado mediante la expansión territorial y la expulsión de los extranjeros.

Política de apaciguamiento: tolerancia del Reino Unido y Francia al expansionismo fascista para tratar de evitar el estallido de una nueva guerra a finales de la década de 1930.

República de Weimar: régimen político alemán tras la I Guerra Mundial, entre 1919 y 1933. La ciudad de Weimar, patria de los poetas alemanes Goethe y Schiller, fue elegida para redactar en ella la nueva Constitución de Alemania.

SA: fuerzas paramilitares del partido nacionalsocialista que se distinguían por su camisa parda. Hitler ordenó asesinar a sus líderes en “la noche de los cuchillos largos”.

Seguridad Colectiva: principio básico de la Sociedad de Naciones, según el cual la seguridad de cada uno de los países miembros estaba garantizada por los demás.

Sudetes: región en la frontera entre Checoslovaquia y Polonia habitada por población de lengua alemana. Su anexión por la Alemania nacionalsocialista en 1938 fue aceptada por Italia, Reino Unido y Francia en la Conferencia de Múnich.

Tratados de Letrán: acuerdos firmados en 1929 entre la Santa Sede y Mussolini por los que se constituía la Ciudad Estado del Vaticano y se ponía fin a las diferencias entre la Iglesia Católica y el Reino de Italia.

Tratado de Rapallo: acuerdo entre Alemania y la URSS firmado en abril de 1922. Por medio de él se restablecían las relaciones diplomáticas entre ambos estados y se renunciaba a las reclamaciones económicas, comprometiéndose a cooperar mutuamente. Supuso el fin del aislamiento de ambas potencias.

Totalitarismo: régimen político en el que el Estado ejerce una fuerte intervención en todos los aspectos de la vida del país y un grupo o partido político concentra la totalidad de los poderes estatales y no permite la actuación de otros partidos.

 

Introducción al periodo de entreguerras


El periodo de entreguerras (1919-1939) es una etapa en la que el deseo de regresar a la normalidad previa a la Gran Guerra se vio frustrado por la Gran Depresión, que evidenció que el mundo ya no volvería a ser el mismo. Después del conflicto bélico Europa había quedado en ruinas y endeudada, mientras que los EE.UU. había emergido como potencia mundial.

A una primera fase caracterizada por las dificultades de la posguerra en Europa y las tensiones derivadas de una paz gravosa para los países perdedores siguió otra de búsqueda de la concordia y de un orden mundial que asegurara la paz. Esta fase de recuperación económica se conoce como los «felices años veinte». Sin embargo, dicha etapa de expansión económica terminaría con el Crack de 1929, que se extendió al resto del mundo.

Desde 1929 la crisis y la necesidad de políticas proteccionistas favorecieron la aparición de regímenes totalitarios como el fascismo italiano o el nazismo alemán. Ni la Sociedad de Naciones, creada para mantener la paz, ni las democracias parlamentarias supieron frenar a tiempo los desmanes de la Alemania de Hitler. Este fue incumpliendo los tratados de paz y expandiendo sus fronteras ante la pasividad occidental.

El comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1939 puso fin a este periodo convulso que, en su afán por dejar atrás el horror de la Primera Guerra Mundial, condujo hacia un conflicto aún peor.

El estado fascista italiano


El partido fascista, a pesar de su creciente influencia, fue despojado de poder político. Se convirtió en un mero órgano burocrático de propaganda y encuadramiento de las masas. El poder residía solo en el Duce, Mussolini, asistido por el Gran Consejo Fascista que, desde 1928, era el órgano constitucional supremo que decidía la composición de la Cámara.

Además, el Gran Consejo Fascista poseía la atribución de nombrar al sucesor del Duce, aunque supeditado al dictador. Simultáneamente a la instauración del Estado totalitario fascista, que aspiraba a controlar todas las organizaciones y actividades sociales italianas, se instituyó:

  • Un sistema corporativo en las relaciones laborales a través de la Carta del Trabajo (1927).
  • El encuadramiento de las masas, especialmente la juventud, en organizaciones fascistas.
  • Los Balillas y Grupos Universitarios Fascistas para los más jóvenes y para los adultos la Opera Nazionale Dopolaboro.
  • La reforma de la enseñanza, con fines propagandísticos e ideológicos, a través de la reforma escolar Gentile (1923) y la creación del Instituto Fascista de Cultura y la Academia de Italia.
  • Un control de todas las artes puestas al servicio del Estado, del que debían exaltar su grandeza y pervivencia en comparación con la degeneración del arte burgués y de las vanguardias.

 

Desde el punto de vista económico, el Estado totalitario corporativo italiano inauguró una política intervencionista en la economía.

A raíz de la crisis de 1929 se emprendió un programa de autarquía con el objetivo de reducir las importaciones, fortalecer la propia moneda y aumentar la producción. Para ello se acometió lo que el propio Mussolini denominó como “las grandes batallas”. La del trigo fue una de las más significativas y consistió en evitar las importaciones aumentando la producción mediante la extensión de las zonas cultivadas. El régimen fascista inició, a su vez, un ambicioso programa de obras públicas y un relanzamiento de la industria militar.

Las economías planificadas y la Gran Depresión


Otra forma de intervencionismo estatal fue la planificación económica, que sólo era posible aplicar en los Estados totalitarios.

La Rusia soviética, la Alemania nazi y la Italia fascista los pusieron en marcha para incrementar la producción. Su crecimiento fue espectacular, en parte por la inversión acelerada en equipamiento militar.

En el caso de Alemania, al poco de subir Hitler al poder, se suspendieron los pagos de las reparaciones de guerra. Además, se pactaron medidas económicas con los industriales y banqueros alemanes, favoreciendo la concentración empresarial y las grandes inversiones estatales.

Se prohibió importar y se impuso una política autárquica, aplicándose un proteccionismo a ultranza. Las compras al extranjero se realizaban mediante “marcos bloqueados”: divisas que sólo servían para comprar en Alemania.

 

Se estableció un control sobre la producción agrícola para que no descendieran los precios, al tiempo que se potenciaba la industria con el rearme y las obras públicas.

Cuando Hitler llegó al poder, Alemania contaba con cerca de seis millones de parados; en 1934 sólo eran dos millones y medio y en 1936 no había paro. No obstante, sin su política armamentística no hubiera alcanzado esos resultados: Alemania se dirigía a otra guerra de escala mundial.

Los esfuerzos por superar la recesión


Las primeras medidas se centraron en políticas económicas deflacionistas: reducir el crédito y el dinero. Sin embargo, esto rebajó también la demanda, por lo que los gobiernos acabaron optando por la intervención económica.

Las propuestas de John M. Keynes

J. M Keynes defendía la necesidad de estimular la demanda para que esta tirase de la producción. Esto exigía que los gobiernos incrementasen el gasto público, aumentara la circulación monetaria y devaluaran la moneda.

Para ello, el Estado debía invertir en obras públicas: vías de comunicación, obras hidráulicas… que aumentarían la demanda de cemento, hierro, acero y maquinaria.
Estas obras exigirían, además, abundante mano de obra. Por tanto, si bien es verdad que estas medidas producirían inflación, también estimularían la inversión y la recuperación económica.

Su aplicación práctica: el New Deal

Desde 1933 el presidente de los Estados Unidos, F. D. Roosevelt, impulsó una política económica intervencionista en la línea del economista Keynes: se denominó New Deal. Se elaboró un ambicioso plan de obras públicas, se implantaron subsidios de paro, salarios mínimos, jornada laboral máxima…

 

También se devaluó el dólar para fomentar las exportaciones y se reformaron el sistema bancario y el bursátil para evitar desastres como el de 1929. Por último, se limitó la producción agrícola e industrial para que no cayeran los precios.

El New Deal produjo una cierta reactivación pero las inversiones privadas no llegaron a sustituir a las públicas. El paro descendió, aunque se mantuvo muy por encima de las cifras de 1928. Supuso un gran cambio en la economía: Se sustituía el Estado no intervencionista por el Estado interesado en el control de los negocios, que establecía seguridad social y buscaba la redistribución de la riqueza.

Sin embargo, solo la nueva guerra en Europa logró reactivar definitivamente la economía.

La Gran Depresión y sus consecuencias


Las consecuencias más profundas fueron la larga duración de la crisis y su trascendencia universal.

Además, el aumento del paro redujo la demanda, y los efectos negativos de la sobreproducción se dispararon: cierres de empresas, paro, reducción de la demanda… Desde el punto de vista social, el paro acentuó los antagonismos sociales y las acciones reivindicativas de los sindicatos.

Se incrementó la propaganda y el crecimiento de los partidos comunistas y, como reacción, amplios sectores sociales se acercaron a los movimientos fascistas. Las ideas se radicalizaron y se volvió a la desconfianza y a los recelos surgidos a raíz del Tratado de Versalles y las reparaciones de guerra asociadas a él.

 

Se produjo un retorno al proteccionismo, pues cada país intentó resolver sus problemas de sobreproducción mediante la protección de sus mercados internos con altas tasas aduaneras.

El espíritu de reconciliación de posguerra se había roto: cada país optó por su mejor solución individual, aunque fuera armamentística, y se emprendió el camino hacia la guerra.

La crisis de 1929: segunda parte


Cuando los estadounidenses dejaron de comprar, los europeos y los países productores de materias primas se quedaron sin su mejor y casi único cliente. Del mismo modo, los capitales estadounidenses se retiraron de Europa y la reconstrucción de posguerra se vino abajo.

Alemania fue el país más afectado y, en menos medida, también lo sufrieron Austria, Checoslovaquia, Rumania y Yugoslavia.

El hundimiento germano también arrastró a Francia, que no pudo recibir las reparaciones de guerra.

Los países exigieron la transformación en oro de sus divisas en libras esterlinas. El Reino Unido no pudo hacer frente a esta masiva conversión y en 1932 abandonó la paridad libra-oro. El precio de la libra cayó en un 30% y los Estados que conservaban esta moneda como reserva se arruinaron.

De este modo, los “dominios británicos”, los países escandinavos, Portugal, Egipto…, unos treinta en total, se vieron afectados por la crisis. Sin capital y sin mercados, la recesión se extendía por todo el mundo. Sólo Japón logró evitar los efectos catastróficos de la crisis, aunque su producción se estancó.

La URSS, que vivía en una política económica autárquica de planes quinquenales, mantuvo su crecimiento.

La crisis de 1929: primera parte


La superproducción

En Estados Unidos se produjo un espectacular crecimiento de la producción durante los años veinte debido a la renovación técnica y a la racionalización del trabajo (taylorismo).
En consecuencia, la oferta comenzó a ser, de modo alarmante, muy superior a la demanda.

En 1926 los precios se estancaron y, como consecuencia, los beneficios también. Como la producción siguió creciendo y el mercado estaba saturado, se originó un abundante stock de productos no vendidos.

Esto trajo consigo una caída generalizada de los precios, especialmente agrícolas (trigo, algodón, café…) y la ruina de los productores y distribuidores.

La especulación en la Bolsa

A partir de 1926, los beneficios de las empresas dejaron de crecer y las inversiones se dirigieron a la Bolsa. Este aumento de la demanda de acciones produjo una subida artificial de las cotizaciones, con independencia del valor real de las empresas. Incluso se solicitaron créditos a los bancos para comprar más acciones.

Así, el 3 de septiembre de 1929 fue el día de mayor volumen de negocios de la Bolsa de Nueva York.

El crack bursátil y la extensión de la crisis

La crisis de 1929 comenzó con la caída de la Bolsa de Nueva York. Su rapidez y amplitud se entienden porque la especulación se había construido sobre la confianza; cuando esta se convirtió en inseguridad, la catástrofe estuvo servida.

El jueves negro (24 de octubre de 1929) se inició el proceso: al faltar seguridad todos quisieron vender sus acciones para recuperar su dinero, por lo que el precio de este aumentó.

La oferta de valores fue tan grande que las cotizaciones cayeron. Esto ocasionó que todos quisieran vender cuanto antes, unos para evitar pérdidas y otros para disponer de efectivo con el que poder pagar sus préstamos.

Las cotizaciones cayeron todavía más a lo largo de la jornada. Ese día salieron a la venta cerca de 13 millones de acciones, muchas de ellas a precios irrisorios. En los días siguientes aumentó la venta masiva de acciones.

Los bancos más fuertes intentaron comprar las acciones para frenar la quiebra, pero el proceso parecía no tener fin.

De la Bolsa a la banca

Los bancos fueron los primeros afectados, ya que habían concedido créditos para invertir en Bolsa y la ruina de los inversores impidió su devolución. Además, la desconfianza hizo que los clientes quisieran recuperar sus depósitos por temor a las quiebras.

La conjunción de estas fuerzas negativas hizo que 5.000 bancos norteamericanos quebraran entre 1929 y 1932.

De la banca al comercio, a la industria y a la agricultura

Sin bancos no hay créditos para la industria, el comercio y el campo. Sin recursos económicos -o a un precio muy elevado- para invertir o para facilitar los intercambios comerciales, comenzaron a acumularse los productos sin vender, cayendo más los precios y los beneficios. Esto obligó al cierre de empresas e incrementó notablemente el desempleo.

El problema del desempleo se agudizó: en 1932 los parados en los EE.UU. ascendían a 13 millones; en Alemania eran 6 millones y en el Reino Unido más de 3 millones. A estas cifras habría que añadir los agricultores, que no podían ni vender ni comprar nada por el descenso de los precios agrícolas.

El nacionalsocialismo alemán: segunda parte


Al término de la Primera de Primera Guerra Mundial, las potencias occidentales trataron de retornar a la normalidad anterior a 1914. Sin embargo, las consecuencias del conflicto dieron lugar a la crisis de postguerra, que se prolongó hasta mediados de la siguiente década. Una vez superados, en apariencia, los desequilibrios económicos, los países occidentales vivieron un periodo de crecimiento que conocemos con el nombre de “los felices años veinte”. Esa prosperidad tocó a su fin en 1929, con el crack bursátil que desembocó en la Gran Depresión. A partir de entonces el mundo fue, poco a poco, caminando hacia un segundo conflicto general.

En este vídeo se explican los principales acontecimientos de la Alemania nazi previos a la Segunda Guerra Mundial. En las siguientes clases se completa esta información con una introducción al periodo y material dedicado la crisis de postguerra en su conjunto, la inflación y el desempleo, las reparaciones de guerra y la deuda, la crisis de la democracia, los felices años veinte, las relaciones internacionales en ese periodo, la cultura de masas, el camino hacia la Depresión, el crack de 1929, las consecuencias del crack bursátil, la expansión de la Depresión, el New Deal, las características del fascismo, el fascismo italiano y el nacionalsocialismo alemán (primera parte).