Las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera II


En los inicios de las sociedad industriales, la regulación laboral estatal era inexistente. Los empresarios imponían a los trabajadores unas condiciones que, en términos generales, presentaban las siguientes características:

  • Los salarios eran bajos; a veces se pagaba el trabajo diario (jornal) o el artículo producido (a tanto alzado o despejado). Estas condiciones obligaban al trabajador a aceptar jornadas laborales de quince horas para obtener un sueldo que le permitiera sobrevivir y mantener a su familia.
  • La empresa y el Estado no prestaban ningún tipo de asistencia médica y social, cuyo peso recaía exclusivamente en manos de instituciones de beneficencia. Por tanto, la enfermedad o el fallecimiento del cabeza de familia podía sumir al resto de los miembros en la mendicidad o, en el caso de las mujeres, la prostitución. Los obreros no tenían la posibilidad de jubilarse y seguían trabajando hasta que les era físicamente imposible. Entonces pasaban a depender de sus hijos o de la caridad ajena.
  • Los riesgos laborales eran considerables; los cortes y golpes provocados por las máquinas eran frecuentes y el peligro aumentaba por la fatiga acumulada. Además, los obreros estaban expuestos a la inhalación de productos químicos en fábricas sin ventilación.
  • La industrialización igualó a la masa de trabajadores haciéndoles descender en la escala social. Al no poder competir con los precios de los productos industriales, muchos artesanos sufrieron la ruina. Además, las cadenas de producción requerían un personal poco cualificado, que generalmente se convertía en un deshumanizado apéndice de la máquina.

El trabajo de mujeres y niños

Los patronos empleaban a mujeres y niños como trabajadores en puestos donde no era necesaria la fuerza física. La mano de obra infantil y femenina era menos conflictiva y más barata, de ahí que se contratara a niños desde edades muy tempranas como los cinco o los seis años. Trabajaban en torno a dieciséis horas diarias y era frecuente que, a cambio, únicamente recibieran comida y alojamiento. Además, las amenazas y castigos físicos a los menores eran sucesos cotidianos.

Por su tamaño, los niños eran empleados frecuentemente como deshollinadores de chimeneas, como ayudantes de los mineros (por su facilidad para introducirse en los resquicios de las minas) y como trabajadores en el sector textil. También era frecuente que se dedicaran a tareas de limpieza y engrase de la maquinaria.

Estaban muy expuestos a la siniestralidad laboral -sobre todo a muertes por asfixia- así como a enfermedades causadas por la exposición al hollín.

La ciudad industrial del siglo XIX


Con la revolución industrial cambiaron las formas de vida, el paisaje y la composición social de las ciudades. Con el fin de ilustrar esa transformación, vamos a analizar cuatro aspectos de la estructura urbana decimonónica:

  • Las fábricas se construyeron cerca de los ríos, donde había espacios amplios y se podía aprovechar la fuerza motriz del agua. A su alrededor se produjo un crecimiento urbanístico acelerado, que dio lugar a los denominados barrios obreros.
  • La ampliación de las ciudades se realizó sin ningún tipo de planificación en las zonas donde residían los trabajadores de las fábricas. Esto generó no pocos problemas urbanísticos, así como de salubridad.
  • Los barrios obreros se construyeron, como ya se ha señalado, junto a las fábricas, en las afueras de las ciudades. Las viviendas eran pequeñas y no tenían luz, ventilación ni equipamiento sanitario. Además, era frecuente que varias familias compartieran una misma vivienda.
  • Las condiciones insalubres en las viviendas y las fábricas facilitaron la propagación de enfermedades. A esto hemos de añadir la proliferación de la delincuencia y la prostitución en ese entorno.

El trabajo femenino e infantil durante la industrialización


En el Antiguo Régimen la actividad de las mujeres se desarrollaba en el ámbito del hogar y la familia. La única dedicación laboral fuera de ese entorno era el servicio doméstico o, si vivían en el campo, la colaboración en las labores agrícolas.

Con el inicio de la revolución industrial, los empresarios empezaron a demandar mano de obra femenina, de tal modo que algunas mujeres también accedieron al trabajo remunerado en las fábricas. Sin embargo, las condiciones laborales y el salario eran peores que los de los varones. Estos, por su parte, consideraban que la mano de obra femenina les planteaba una competencia ilegítima debido a su precio más bajo.

En el contexto de la industrialización tuvo lugar un debate social y político acerca del trabajo femenino. En concreto, se discutieron aspectos como los siguientes:

  • Si las mujeres debían acceder al trabajo fuera del hogar.
  • Qué trabajos remunerados eran actos para ellas.
  • Qué consecuencias tendría la actividad laboral para las mujeres, sus familias y la sociedad en su conjunto.

Pensadores como Karl Marx se mostraron partidarios de excluir a las mujeres de las fábricas para evitar la degradación de la sociedad y de la familia.

Por su parte, los niños también padecieron la explotación laboral durante las primeras fases de la revolución industrial. Junto con las mujeres, trabajaban en las fábricas en jornadas de 14 y 15 horas diarias.

Además, en muchas ocasiones se les obligaba a realizar las tareas más duras y peligrosas, como introducirse dentro de las máquinas para limpiarlas o repararlas.

Las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera I


La Revolución Industrial y la introducción del maquinismo provocaron una profunda transformación de la estructura productiva y las condiciones de trabajo.

El obrero asalariado fue desplazando, poco a poco, a los artesanos y trabajadores a domicilio, mientras que el maquinismo hizo aumentar enormemente la división del trabajo. El obrero ya sólo participaba en una pequeña fase del proceso productivo y no necesitaba ni una fuerza física singular ni una gran especialización. Se convirtió en una fuerza de trabajo necesaria para mover máquinas o manipular productos y se compraba en el mercado a bajo precio.

Así, durante casi todo el siglo XIX, el aumento del coste de la vida fue superior al aumento de los salarios, hecho que condujo al empobrecimiento de la clase obrera. La necesidad de conseguir una gran acumulación de capital por parte de los empresario tuvo como consecuencia el mantenimiento de unos salarios muy bajos y de unas pésimas condiciones de trabajo. Las jornadas laborales eran largas y agotadoras y, en muchos casos, superaban las quince horas diarias.

Además, el trabajo se realizaba en lugares insalubres, ya que muchas fábricas eran oscuras y malsanas y, en el caso de la industria textil, muy húmedas.

Los salarios eran tan bajos que sólo permitían estrictamente la subsistencia. Así, era un hecho corriente que niños y mujeres trabajasen, tanto en las fábricas como en las minas. Sus sueldos eran necesarios para completar la economía familiar, pero eran inferiores a los de los hombres. En Inglaterra el sueldo de los niños equivalía a un 10% del masculino, y el de las mujeres entre un 30% y un 40%.

La disciplina laboral era muy rígida, de tal modo que los obreros podían ser despedidos en el momento en que el empresario quisiera. Los castigos y las penalizaciones eran también frecuentes. No existía ningún tipo de legislación laboral que regulara el trabajo o garantizase alguna protección en caso de enfermedad o accidente.

Las primeras leyes reguladoras del trabajo se hicieron en Gran Bretaña en 1833, año en que se promulgó la Factory Act. Por su parte, Prusia estableció las primeras leyes laborales en 1839, Francia en 1841 y los EE.UU. en 1848.

Las claves del marxismo


El pensamiento de Marx y Engels comprende tres aspectos fundamentales que hay que poner en relación para evitar empobrecerlos notablemente:

El análisis del pasado: el materialismo histórico.

Para Marx, el motor que hace evolucionar la historia es la lucha de clases. Toda la historia ha sido una lucha permanente entre las clases opresoras y las oprimidas. De este modo, la historia de la Humanidad ha sido la sucesión de diferentes modos de producción, que se caracterizan por la naturaleza de las relaciones de producción existentes.

A lo largo de la historia se han sucedido tres grandes modos de producción: esclavismo, feudalismo y capitalismo.

El paso de un sistema a otro tiene lugar cuando las contradicciones y los antagonismos de clase en el seno de un modo de producción acaban destruyéndolo. Entonces se configura una nueva clase dominante que controla los medios de producción y el aparato del Estado.

El capitalismo no es para Marx el punto de llegada de la evolución humana, sino una fase más que es preciso superar para llegar a un nuevo modo de producción, el socialismo. En él no existirán desigualdades sociales ni económicas.

La crítica del presente: el análisis económico del capitalismo.

La necesidad de analizar el presente, es decir, el modo de producción capitalista, movió a Marx a realizar una crítica de la economía política. Esta labora la llevó a cabo fundamentalmente en su obra magna: El capital.

Según Marx, el elemento clave de la explotación capitalista es la plusvalía, que consiste en la apropiación por parte del capitalista de una parte de las ganancias que producen los obreros.

Así, durante la jornada laboral, el obrero trabaja primero para producir las mercancías que equivalen a su salario. Pero después continúa trabajando, y este trabajo no pagado, constituye la plusvalía, única fuente de beneficio de los capitalistas.

El proyecto de futuro: la sociedad comunista.

Para poner fin a la explotación del hombre por el hombre, Marx proclamó la necesidad de que el proletariado, mediante la revolución, conquistase el poder político y económico. Una vez tomado el poder, debía crearse un nuevo Estado obrero al servicio de los trabajadores. Esto, a su vez, daría lugar a un nuevo modo de producción, el socialismo, en el que no existiría propiedad privada.

La primera misión de la revolución sería la socialización de la propiedad privada, que pasaría al Estado.

Ahora bien, el socialismo era para Marx tan sólo una etapa intermedia, ya que la desaparición de las diferencias sociales supondría la disolución de las clases sociales. Por tanto, sin clases, el Estado, como expresión de la dominación de una clase sobre otra, sería innecesario. Poco a poco este se iría autodisolviendo para dar paso a la sociedad comunista, es decir, igualitaria, sin clases y sin Estado.

El movimiento cartista


Como consecuencia de la revolución industrial y de los cambios políticos acaecidos en los inicios de la sociedad contemporánea, se inició un proceso de transformación que puso fin a los estamentos. Aparecieron en su lugar las clases, grupos sociales organizados en función de la riqueza y el mérito. De entre ellos cabe destacar la burguesía y la clase trabajadora o proletariado, que sería el protagonista del movimientos obrero. En los siguientes minutos explicaremos los principales rasgos del movimiento cartista británico, así como sus consecuencias políticas. En otros vídeos abordamos cuestiones como la sociedad de clasesla ciudad industrialel origen del movimiento obreroel ludismo, el origen del sindicalismo, socialismo utópico, marxismo, anarquismo e internacionales obreras.

El ludismo


Como consecuencia de la revolución industrial y de los cambios políticos acaecidos en los inicios de la sociedad contemporánea, se inició un proceso de transformación que puso fin a los estamentos. Aparecieron en su lugar las clases, grupos sociales organizados en función de la riqueza y el mérito. De entre ellos cabe destacar la burguesía y la clase trabajadora o proletariado, que sería el protagonista del movimientos obrero. Dedicaremos los siguientes minutos a explicar el movimiento ludista. En otros vídeos abordamos cuestiones como la sociedad de clasesla ciudad industrial, el origen del movimiento obrero, el origen del sindicalismo, el cartismo, socialismo utópico, marxismo, anarquismo e internacionales obreras.

 

La ciudad industrial del siglo XIX


Como consecuencia de la revolución industrial y de los cambios políticos acaecidos en los inicios de la sociedad contemporánea, se inició un proceso de transformación que puso fin a los estamentos. Aparecieron en su lugar las clases, grupos sociales organizados en función de la riqueza y el mérito. De entre ellos cabe destacar la burguesía y la clase trabajadora o proletariado, que sería el protagonista del movimientos obrero. En los siguientes minutos explicaremos los cambios en la ciudad de la época, centrándonos especialmente en los barrios burgueses y los ensanches. En otros vídeos abordamos cuestiones como la sociedad de clases, las características del movimiento obrero, ludismo, el origen del sindicalismo, el cartismo, socialismo utópico, marxismo, anarquismo e internacionales obreras.

 

¿Se puede aprender historia mediante la elaboración de cómics?


A principios del mes de octubre, cuatro profesores de Historia del Mundo Contemporáneo nos pusimos de acuerdo para coordinar, en la medida de lo posible, nuestro trabajo con 1º de Bachillerato.

La idea era superar el “espacio aula” e introducir a nuestros alumnos en un proceso de aprendizaje inter-centros que, además de enriquecedor, resulta interesante desde el punto de vista de la motivación.

La colaboración de todos ha permitido poner en marcha una “competición” de Kahoot, llevar el hashtag #ÉpocaDeRevoluciones a trending topic o compartir los vídeos realizados por los profesores –tanto la grabación como la inserción en EdPuzzle– entre todos. A todo esto habría que añadir el intercambio de experiencias entre los docentes, que ha sido un elemento clave para aprender unos de otros.

Ahora que estamos al final del primer trimestre nos hemos lanzado a una nueva aventura: la elaboración de cómics de temática histórica. La idea surgió hace un mes, aunque no recuerdo quién la propuso (yo no, eso es seguro). A partir de ahí, tras distribuir las temáticas entre los distintos centros, empezamos a trabajar con el fin de poner después el resultado en común.

La idea es, en definitiva, que los alumnos generen un material que englobe temáticas como las oleadas revolucionarias, los nacionalismos del siglo XIX, la revolución industrial y el movimiento obrero.

Con el fin de no dedicar más tiempo del necesario a la tarea, hemos decidido utilizar programas como Comic Life o Book Creator. Es decir, los alumnos no dibujan las viñetas, sino que se bajan imágenes de internet –históricas, por supuesto- e introducen los textos y bocadillos.

En fin, según vayan entregando los trabajos quizá publique una nueva entrada en esta bitácora con mis impresiones. Ahora bien, soy de los que piensa que se aprende más de manera activa –haciendo- que pasiva. Por tanto, tengo la esperanza de que este proyecto les ayude a entender mejor los procesos históricos sobre los que trabajan. A todo esto, como ya se ha dicho, se añade la riqueza de compartir con otros, de aprender entre iguales.

Los cambios económicos de finales del XIX


A mediados del siglo XVIII se inició en Gran Bretaña un intenso proceso de industrialización que llevó a la transformación radical de la forma de producir, distribuir y comercializar bienes y servicios. Posteriormente, esos cambios se extendieron al continente europeo, así como a otros territorios fuera del Viejo Mundo, como los EE.UU. o Japón. En este vídeo se abordan los principales cambios que experimentó la economía después de la crisis de 1870, tanto desde el punto de vista tecnológico como de la organización empresarial. Los otros vídeos abordan el concepto y consecuencias de la industrializaciónlos inicios de ese proceso en Gran Bretañalas principales característicaslos cambios demográficosla expansión de la revolución industrial al Continentela evolución del comercio hasta 1870la Larga Depresión y las claves del pensamiento económico liberal.