Explica el diferente nivel de desarrollo de las áreas celta e ibérica en vísperas de la conquista romana en relación con la influencia recibida de los indoeuropeos, el reino de Tartessos y los colonizadores fenicios y griegos


SEGUNDO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.

En las siguientes líneas se citaran las principales diferencias y similitudes entre los íberos y los celtas, así como la importancia de la influencia púnica y griega en el diferente desarrollo cultural de cada uno de esos pueblos. En primer lugar se procederá a situarlos en la geografía peninsular para, posteriormente, abordar la configuración de los poblamientos, sus bases económicas y la estructura social.

El área de influencia de la cultura íbera antes de la conquista romana se extendía por la costa mediterránea de la Península, penetrando en su territorio hasta el valle medio del Ebro y el curso del Guadalquivir. El resto del territorio –las dos mesetas y el noroeste- constituyó la zona de asentamiento de los celtas, si bien en los límites de ambas se desarrollaron tipos culturales cercanos a los íberos.

Una de las principales diferencias entre ambos pobladores de la Península tiene que ver con el tipo de asentamiento y su grado de desarrollo. Los celtas solían establecerse en pequeños poblados fortificados de estructuras circulares que conocemos con el nombre de castros. Al frente se situaba una aristocracia encargada del gobierno, de la organización económica y de establecer relaciones con otros grupos, dando lugar así a confederaciones tribales. Por su parte, los asentamientos de los íberos, aunque eran de mayor tamaño que los castros celtas, también contaban con un complejo sistema de fortificaciones. Además, se trataba de una sociedad fuertemente jerarquizada, donde los líderes controlaban a los campesinos mediante la fuerza militar.

En el ámbito económico cabe destacar el fructífero comercio que los íberos establecieron con los pueblos colonizadores venidos del Mediterráneo Oriental y con el reino de Tartessos; en este último caso hasta su desaparición en el siglo VI a. C. El contacto con unas culturas más avanzadas que las peninsulares permite explicar su mayor desarrollo, así como la riqueza de los restos artísticos hallados. De entre estos últimos cabe destacar la Dama de Elche y la Dama de Baza, así como diversos tesoros y ajuares funerarios. Ahora bien, la base de la economía íbera, al igual que la de los pueblos celtas, era la agricultura, que contaba con la ganadería como principal complemento. En la meseta y el noroeste peninsular también tuvo especial importancia la metalurgia, siendo clave para su perfeccionamiento la influencia fenicia.

ESTRUCTURA DEL VÍDEO:

  • 0:37 Áreas de influencia de las culturas íbera y celta.
  • 0:58 Tipos de asentamientos y estructura social.
  • 1:36 Cultura íbera: comercio y arte.
  • 2:02 Las bases de la economía peninsular.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Historia de España 2 – Editorial Anaya.
  2. Historia de España – Editorial Vicens Vives.
  3. Tartesios, Íberos y Celtas; Manuel Bendala – Tanto por saber.

DIAPOSITIVAS DEL VÍDEO:

Explica las diferencias entre la economía y la organización social del Paleolítico y el Neolítico y las causas del cambio


PRIMER ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.

A lo largo de las siguientes líneas se abordarán las dos primeras etapas de la Prehistoria, así como las diferencias más significativas entre ambas. También se mencionará, aunque de manera sucinta, el periodo de transición del Paleolítico al Neolítico.

La etapa que conocemos como Paleolítico se desarrolló en la península Ibérica desde los primeros homínidos hasta el 9.000 a. C. Tradicionalmente se ha distinguen tres fases dentro de ella: Inferior (hasta el 100.000 a. C.), Medio (100.000-35.000 a. C.) y Superior (35.000-9.000 a. C.). En la primera de ellas tuvo lugar la aparición del homo antecessor, cuyos restos han sido hallados en el yacimiento Gran Dolina (Atapuerca). Los individuos de esta especie se organizaban en pequeñas hordas de cazadores-depredadores que, en ocasiones, llegaban a practicar el canibalismo. Solían asentarse en las inmediaciones de los ríos, cambiando de asentamiento varias veces a lo largo del año.

Durante el Paleolítico Medio la principal especie de homínidos fue la de los neandertales, quienes compartían con el homo antecessor cuestiones como el nomadismo y una base económica y alimenticia sustentada en la caza. Ahora bien, los grupos humanos de este periodo comenzaron a buscar refugio en las cuevas. Además, en ocasiones las decoraron con pinturas rupestres, lo que parece indicar un principio de culto religioso o espiritual. Por último, gracias al desarrollo de una cultura material más sofisticada, así como a sus mayores capacidades intelectuales, pudieron comenzar a cazar animales de gran tamaño.

El último periodo del Paleolítico sirvió de escenario para la aparición del homo sapiens y su expansión por el planeta. Este grupo homínido desarrolló una cultura material notablemente superior a la de sus antecesores, así como cultos espirituales más complejos, incluyendo los enterramientos individuales con ajuar funerario. Además, perfeccionaron la industria lítica con útiles de hueso y marfil profusamente decorados. En el Paleolítico Superior también surgió la pesca, el marisqueo y la recolección de frutos.

Tal como se ha comentado al comienzo del texto, antes de abordar el Neolítico y sus principales diferencias con el periodo que acabamos de describir, es preciso hacer hincapié en la existencia de una etapa intermedia: el Mesolítico. Entre el 9.000 y el 6.000 a. C., la península Ibérica se sumergió en un proceso de cambio que sirvió de tránsito entre el Paleolítico y el periodo que procederemos a explicar a continuación.

El Neolítico se desarrolló del 9.000 al 2.500 a. C., y su gran diferencia con el periodo anterior fue la aparición de la agricultura y la ganadería. A su vez, la existencia de cultivos y la posibilidad de domesticar ciertos animales hizo posible la aparición de asentamientos estables; hablamos, en definitiva, del final del nomadismo paleolítico, que dio paso a un proceso de sendentarización.

Otro de los aspectos novedosos de los grupos humanos neolíticos con respecto a las etapas históricas anteriores tiene que ver con la fabricación en madera de instrumentos y herramientas de trabajo sofisticadas, como la azada, la hoz y los molinos de viento. A todo esto, hemos de añadir una división más compleja del trabajo, así como la aparición de diferencias sociales.

Por último, es preciso hacer referencia a la existencia de prácticas funerarias y cultos religiosos mucho más avanzados que los propios del Paleolítico. De entre ellos cabe destacar los sepulcros de fosa, pertenecientes a una cultura que se desarrolló durante el IV milenio a. C. en el noreste peninsular.

ESTRUCTURA DEL VÍDEO:

  • 0:33. Las etapas del Paleolítico.
  • 2:20. El Mesolítico en la península ibérica.
  • 2:40. Los grandes cambios del Neolítico.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Historia de España 2 – Editorial Anaya.
  2. Historia de España – Editorial Vicens Vives.
  3. Prehistoria Antigua de la Península Ibérica; Mario Menéndez Fernández – UNED.

DIAPOSITIVAS DEL VÍDEO:

Unidad 10. El siglo del Barroco


DEFINICIONES UTILIZADAS EN EL NOVENO TEMA DE 2º DE ESO. EN ESTA UNIDAD DIDÁCTICA SE ABORDA LA EXPLICACIÓN DEL IMPERIO ESPAÑOL BAJO LOS AUSTRIAS, ESTABLECIENDO UNA CLARA DIFERENCIA ENTRE LA SITUACIÓN DEL SIGLO XVI Y LA DEL XVII.

Barroco: estilo artístico surgido en Italia a finales del siglo XVI que, durante la centuria siguiente, extendió su influencia por toda Europa. Se caracterizó por la expresividad, la preferencia por los elementos curvos y la abundante decoración. Supuso una ruptura con el equilibrio y la armonía del Renacimiento.

Bill of Rights (Declaración de Derechos): documento que, como consecuencia de la Revolución Gloriosa de 1688 en Inglaterra, recortaba los poderes del rey, garantizaba las elecciones libres y otorgaba amplios poderes al Parlamento.

Bodegón: tema pictórico en el que únicamente se muestran seres inanimados: vegetales, frutas, objetos o animales muertos.

Claroscuro: efecto pictórico que, gracias a los fuertes contrastes de luces y sombras, permitía a los artistas orientar la atención del espectador hacia un punto concreto de la obra.

Churrigueresco: estilo de los retablos o de las fachadas propio de los arquitectos de la familia Churriguera. Se caracterizaba por la abundancia de elementos decorativos.

Guerra de los Treinta Años: conflicto bélico que se desarrolló en Europa entre 1618 y 1648. Tuvo su origen en el enfrentamiento entre católicos y protestantes dentro del Imperio alemán, pero acabó convirtiéndose en una lucha entre las potencias por la hegemonía en el continente.

Monarquía Absoluta: forma de gobierno por la cual el rey ostentaba todos los poderes, convirtiéndose, por tanto, en soberano absoluto.

Paz de Westfalia: acuerdo de paz que puso fin a la Guerra de los Treinta Años en 1648.

Productividad: rendimiento que se obtiene según los recursos empleados.

Revolución Inglesa: proceso político que tuvo lugar en la Inglaterra del siglo XVII. Tuvo como principal consecuencia el reconocimiento de la supremacía del Parlamento sobre el rey, así como con el reconocimiento de unos derechos fundamentales para todos ciudadanos.

Tenebrismo: estilo propio del Barroco caracterizado por los contrastes entre luces y sombras, que producen efectos de claroscuro.