VIGÉSIMOTERCER ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.
De entre las causas que llevaron a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) y a la posterior firma de la paz de Westfalia (1648) por parte de los estados contendientes, cabe destacar tres: la lucha por la hegemonía europea entre Francia y los Habsburgo, y más en concreto la rama de esa familia que gobernaba la Monarquía Hispánica; el enfrentamiento entre católicos y protestantes, que si bien afectaba a toda la Europa central y occidental, era más acusado dentro de las fronteras imperiales; e, íntimamente relacionado con este último punto, la pugna entre el emperador y los príncipes alemanes, es decir, entre el Imperio y los pequeños estados que lo conformaban.
La paz de Westfalia tuvo importantes consecuencias de tipo territorial y político para Europa, siendo los Habsburgo los principales afectados por esos cambios. El hundimiento del dominio de los Austrias, llevó a que Francia se convirtiera en la potencia hegemónica del continente. De esta manera, además de perder definitivamente los Países Bajos y Portugal, la Monarquía Hispánica pasó a ocupar un papel secundario en la política europea. A esto hemos de añadir la fragmentación del territorio alemán, que perjudicó a la otra rama de los Habsburgo.
Ahora bien, las consecuencias a las que se han hecho referencia, no terminaron de hacerse efectivas de manera definitiva hasta la paz de los Pirineos (1659), que puso fin al conflicto entre España y Francia con la victoria de esta última. Ese acuerdo marcó, de manera irreversible, el destino de Europa y de los reinos peninsulares, así como los años finales del reinado de Felipe IV. También es necesario señalar que, si bien su cese se produjo en 1643 como consecuencia de las crisis abiertas en Cataluña, Portugal, Andalucía y Nápoles, es en este contexto de decadencia donde se ha de situar el final del valimiento del conde-duque de Olivares.
Al margen de las consecuencias que tuvo para la Monarquía Hispánica, la Guerra de los Treinta Años puso fin a la idea imperial o de monarquía universal, inaugurando el largo periodo de hegemonía de los estados. A su vez, sirvió para establecer la libertad e igualdad religiosa en Europa y dar forma definitiva a la fórmula política de la monarquía absoluta.
BIBLIOGRAFÍA:
- Historia de España 2 – Editorial Anaya.
- Historia de España – Editorial Vicens Vives.
- El conde-duque de Olivares; John Elliott – Crítica.
- La Guerra de los Treinta Años, Geoffrey Parker – Papeles del tiempo.