Conceptos para las clases de Historia de 4º de ESO


A continuación presento las definiciones que suelo utilizar con mi alumnado en la asignatura de Ciencias Sociales de 4º de ESO. Los conceptos están organizados en listados por orden alfabético dentro del enlace correspondiente a cada una de las doce unidades didácticas del temario.

La crisis del Antiguo Régimen
Revoluciones liberales y nacionalismos
La revolución industrial y los cambios sociales
España en el siglo XIX
El Imperialismo
La Primera Guerra Mundial
Las Revoluciones Rusas
El periodo de entreguerras
La Segunda Guerra Mundial
España: de la crisis del 98 a la Guerra Civil
El mundo desde 1945 hasta la actualidad
España: de la dictadura a la democracia

Relaciona la evolución política del régimen con los cambios que se producen el contexto internacional


NONAGÉSIMO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.

 Pocos meses después de concluir la Guerra Civil en España, se inició en Europa un nuevo conflicto bélico -la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)- que iba a ser determinante para las relaciones internacionales en la primera etapa del régimen franquista. Como consecuencia de la ayuda recibida de Alemania e Italia entre 1936 y 1939, la dictadura se encontraba ligada a las potencias del Eje, con las que compartía también ciertos rasgos ideológicos. Ahora bien, en un primer momento, España se declaró neutral, pues Franco sabía que el país no estaba en condiciones de participar en una nueva guerra.

Aún así, alemanes e italianos sondearon las posibilidades de una integración española en el conflicto, ejerciendo presión para que se produjera. En este contexto se han de situar las entrevistas con Hitler y Mussolini, en Hendaya (Francia) y Bordighera (Italia) respectivamente. Tras estos encuentros, si bien España no entró en la guerra, cambio su estatuto de país neutral a no beligerante y firmó el Pacto Antikomintern en noviembre de 1941. De esta manera, tropas españolas ocuparon la ciudad de Tánger, en la costa de Marruecos, y se envió al frente ruso un contingente de voluntarios –la División Azul- para combatir junto a las tropas alemanas en la invasión de la Unión Soviética.

Cuando la guerra parecía volverse claramente desfavorable para las potencias del Eje, España abandonó la no-beligerancia para tornar de nuevo a la neutralidad. Las fluctuaciones de la guerra hicieron que el régimen tuviese también que cuidar las relaciones con el bando aliado, de quienes recibía ayuda en forma de alimentos y combustible. De hecho, los británicos trataron siempre a Franco de forma cordial para que no se produjera su integración en el bando contrario. Finalmente, en octubre de 1943, el general Gómez-Jordana sustituyó a Ramón Serrano Súñer al frente de Exteriores, al tiempo que se retiraba la División Azul.

Una vez se produjo la derrota alemana, se inició un periodo muy difícil para el régimen en el ámbito internacional. No en vano, los aliados veían con disgusto la simpatía que, durante el conflicto, había mostrado España hacia las potencias del Eje. De hecho, vetaron su integración en la ONU, al tiempo que, en la Conferencia de Potsdam se abogaba por favorecer la caída de Franco por medios pacíficos. Esos hechos coincidieron en el tiempo con la firma, en marzo de 1945, del Manifiesto de Lausana por parte de don Juan de Borbón, en la que se abogaba por la restauración de la monarquía y la democracia en España. En definitiva, el franquismo quedó aislado internacionalmente, al tiempo que se recrudecía la lucha de guerrillas en el interior.

Después de muchas presiones diplomáticas, en diciembre de 1946, la ONU recomendó a todos los países que retirasen sus embajadores de España, de tal modo que solo permanecieron los más cercanos, como era el caso de Argentina y Portugal. Sin embargo, cuando más crítica parecía la situación del régimen -aislado diplomáticamente y ahogado en el ámbito económico-, el inicio de la Guerra Fría permitió a Franco presentarse ante británicos y norteamericanos como adalid de la lucha contra el comunismo y, por tanto, como un aliado a tener en cuenta en el nuevo panorama internacional. Aunque España no fue admitida en la OTAN, ni recibió los beneficios del Plan Marshall, fue saliendo progresivamente del aislamiento durante la primera mitad de la década de los cincuenta. Fue así como, en 1950, la ONU levantó el veto que pesaba sobre su integración en los organismos internacionales, como la FAO y la UNESCO. A esto se ha de añadir la firma, en 1953, del Concordato con la Santa Sede y del Tratado Económico y Defensivo con los EE.UU. Por último, ya en 1955, España pasó a ser miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas, si bien la dictadura nunca logró la entrada en las Comunidades Europeas fundadas en los Tratados de París (1951) y Roma (1957).

Conceptos para 1º de Bachillerato


A continuación presento las definiciones que suelo utilizar con mi alumnado en la asignatura de Historia del Mundo Contemporáneo de 1º de Bachillerato. Los conceptos están organizados en listados por orden alfabético dentro del enlace correspondiente a cada una de las diez unidades didácticas del temario.

La crisis del Antiguo Régimen y las revoluciones inglesas
Las revoluciones atlánticas
La revolución industrial y el movimiento obrero
El Imperialismo y la política internacional de finales del XIX
La Primera Guerra Mundial
Las revoluciones rusas
El periodo de entreguerras
La Segunda Guerra Mundial
La Guerra Fría
El Mundo Actual

Nuevos faraones sobre el país del Nilo

Esta entrada forma parte de un conjunto de artículos que he escrito sobre el origen y desarrollo de la «Primavera Árabe» en Túnez y Egipto. Para leer los restantes textos dedicados a esta cuestión, haz clic aquí.


Gammal Abder Nasser, el primer faraón del siglo XX

A comienzos de la década de 1950, la inestabilidad política hacía tambalearse los otrora sólidos cimientos de la monarquía egipcia. La sumisión de Faruk I a los desginios británicos, así como la dolorosa derrota militar en la guerra de 1948 contra Israel, debilitaron enormemente la credibilidad de la casa real. A esto, por supuesto, tampoco ayudaba la condición de cleptómano del monarca, que era conocido dentro y fuera de sus fronteras como “el ladrón de El Cairo”.

El 23 de julio 1952, una sublevación militar llevada a cabo por la agrupación Movimiento de Oficiales Libres, encabezada por Gamal Abder Nasser y Muhammad Naguib obligó a Faruk a abdicar en su hijo Ahmed, un bebé que subió al trono como Fuad II.

Efímero fue su reinado: sólo se le permitió mantener la corona once meses. El 18 de junio de 1953, la monarquía de la dinastía de Muhammad Alí, que había gobernado el país desde la época napoleónica, fue abolida. Egipto pasó a ser una república bajo la presidencia de Nasser.

Con el incondicional apoyo del ejército, el nuevo presidente convirtió el país en una dictadura con régimen de partido único: Unidad Nacional. A su vez, la importante política social desplegada por el el gobierno, otorgó enorme popularidad a su líder, que se ganó el favor de buena parte del pueblo egipcio.

No obstante, las ambiciones de Nasser iban más allá de las fronteras de su propio país. Aspiraba a unir al pueblo árabe bajo la bandera de una izquierda respetuosa con el Islam. El primer paso en ese proceso fue calificar a su partido como “socialista”, al tiempo que, sin abandonar totalmente las estructuras capitalistas, imitó las medidas nacionalizadoras de corte soviético. El segundo escalón en su ascenso a líder del mundo árabe fue su progresivo acercamiento a Moscú, sin que esto le impidiera pertenecer al grupo de los No Alineados o mantener relaciones comerciales con Occidente.

Por último, gracias al prestigio adquirido fuera de sus fronteras como consecuencia de la crisis de Suez (1956), apadrinó la fundación de la República Árabe Unida.

El proyecto panarabista vio la luz el 1 de febreo de 1958 y a él se adhirieron Siria, Yemen y el propio Egipto. Sin embargo, las diferencias entre las élites de los países miembros, así como la distancia entre lo territorios llevaron a la República Árabe Unida al colapso. En 1961 se certificaba el fracaso del proyecto de unidad. Este acontecimiento marcó, al mismo tiempo, el final del ascenso político del presidente egipcio.

El 28 de septiembre de 1970, entre las lágrimas de sus abundantes partidarios y la alegría contenida de los opositores, moría el carismático Gamal Abder Nasser. El hombre que había derrocado a la monarquía dejaba asentada en el país una dictadura capaz de sobrevivir a su ausencia durante cuarenta años.

Anwar el Sadat, el faraón asesinado

A la muerte de Nasser se hizo con el poder Anwar el Sadat, secretario del partido Unidad Nacional.

El nuevo presidente había luchado desde muy joven contra la monarquía de Faruk I y la influencia británica que este permitía. En 1939 se integró en el grupo de oposición liderado por Gamal Abder Nasser y Muhammad Naguib, el Movimiento de Oficiales Libres; y once años después participó activamente en la sublevación militar contra el rey. Tras la proclamación de la República fue nombrado miembro del Consejo de la Revolución.

En el momento de la muerte de Nasser, Anwar el Sadat ocupaba el cargo de vicepresidente de la República. Era, por tanto, el mejor situado para suceder al carismático difunto. De esta manera, a pesar de no gozar con la popularidad de su antecesor, logró imponerse a todos sus rivales y hacerse con las riendas del poder. Su ideología no se alejaba demasiado del nacionalismo de izquierdas propio de Nasser. Además, a pesar del fracaso de la primera experiencia de unidad árabe, no había abandonado sus ideas panarabistas.

En política interior, Sadat mantuvo en líneas generales marcadas por el gobierno anterior. Es decir, ayudas sociales de corte populista y dura represión de los opositores. Dentro de estos últimos, tomaban cada vez mayor fuerza los Hermanos Musulmanes, un grupo islamista fundado en 1928 por Hassan el-Banna y que, como consecuencia del acercamiento de Egipto a Moscú, venía recibiendo importantes ayudas por parte de los Estados Unidos.

En lo que a política exterior se refiere, Egipto continuó coqueteando, dentro del contexto de Guerra Fría, con la Unión Soviética. A mismo tiempo, desde la perspectiva árabe, Israel constituía el gran obstáculo para construir el sueño de la unidad.

El cambio en la política internacional de Sadat llegó como consecuencia de la derrota en la Guerra del Yom Kippur. En 1973, el ataque combinado de Egipto y Siria contra Israel contaba con el factor sorpresa como principal aliado. Sin embargo, tras un primer momento en el que la victoria parecía algo más que probable, los judíos reaccionaron y desbarataron los planes de las naciones árabes.

A partir de entonces, consciente de que el país no podía estar sometido a las constantes sacudidas que suponían las derrotas contra Israel, el presidente renunció a la lucha por la unidad árabe. En el plazo de cinco años reconoció diplomáticamente al Estado judío, visitó Jerusalén para reunirse con su presidente y se desvinculó de la política soviética.

El establecimiento de relaciones amistosas con Israel y los Estados Unidos fue considerado como una traición por parte de las naciones árabes. A su vez, dentro de sus propias fronteras, las medidas de Sadat tampoco tuvieron buena acogida. Más teniendo en cuenta que abandonó el socialismo populista impuesto por Nasser para abrir una intensa etapa de liberalismo económico. La tensión se hizo notar en la calle, donde las fuerzas de seguridad tuvieron que actuar con dureza contra los opositores.

La represión, en especial contra los Hermanos Musulmanes, alcanzó su grado máximo desde la instauración de la República en 1953.

Finalmente, el 6 de octubre de 1981, Anwar el Sadat era asesinado por los integristas islámicos mientras presidía un desfile militar. Su cruenta muerte abrió las puertas a un estado de excepción que se mantuvo en el país durante todo el gobierno de su sucesor.

El faraón de Occidente

Hosni Mubarak, vicepresidente de la República desde 1975, fue elegido sucesor de Anwar el Sadat tras el atentado que acabó con la vida de este en 1981. El protagonismo de los islamistas en ese acontecimiento permitió al nuevo presidente intensificar aún más el sistema represivo que habían mantenido sus antecesores.

El régimen de Hosni Mubarak contó, a lo largo de sus treinta años de existencia, con el apoyo del mundo occidental, y especialmente de los Estados Unidos.

Para Egipto resultaba fundamental desde el punto de vista económico la alianza con el gigante americano. Mientras que para este, el país del Nilo era un punto geopolítico clave en sus relaciones con el mundo árabe. De esta manera, el silencio de Washington y de las cancillerías europeas ante las constantes violaciones de los derechos humanos en Egipto era el precio a pagar por contar con un Caballo de Troya dentro de la Liga Árabe.

Entre los grandes logros de Mubarak cabe destacar la buena marcha de la economía en sus primeros años al frente del país, así como la restitución de la península del Sinaí por parte de Israel en 1982. Este último hecho le permitió a Egipto recuperar su prestigio dentro del mundo árabe, muy deteriorado tras el establecimiento de relaciones con Israel.

Sin embargo, la estabilidad del régimen iba a verse sacudida a comienzos del siglo XXI por la situación política en la zona y la crisis económica. El pueblo egipcio, sometido durante demasiado tiempo, tenía cada día menos paciencia con el último de los faraones modernos. Una nueva violación de los derechos humanos sería el desencadenante de la revolución.

Reparto de Alemania

Vaclav Havel

Tito

Revolución de Terciopelo

Nikita Kruschev

Lech Walesa