El precio puesto por Moscú


“Lo que es seguro es que los rusos no dejaron a disposición de los alemanes su tierra y sus campos de instrucción sin pedir una contraprestación. Ésta consistió como mínimo en que los oficiales rusos entrenaran con los alemanes, recibiendo así una formación alemana (…) Paradoja tras paradoja: no sólo los rusos dejaron que los alemanes desarrollaran y aprendieran a dominar en su país las armas con las que después lo invadieron, sino que los alemanes se convirtieron en los maestros de sus futuros vencedores”.

En un artículo anterior me preguntaba por qué Stalin había permitido que en su propio territorio se desarrollara un ejército destinado a invadir la Unión Soviética. Sin embargo, como bien se puede leer en el fragmento de Sebastián Haffner, la ayuda rusa a la Reichwerh alemana no era gratis. Junto a los oficiales alemanes destinados en las bases rusas se formaban también militares soviéticos. Esto permitió al Ejército Rojo conocer de primera mano la estructura del ejército alemán.

La paradoja que nos plantea el autor lo dice todo: los alemanes formaron a los oficiales que les derrotaron en la Guerra Nacionalsocialista. Los rusos, tras rechazar la invasión del III Reich, atacaron Alemania con tácticas propias del ejército germano.

Bibliografía:

[1] El pacto con el diablo; Sebastian Haffner – Barcelona – Destino – 2007.

[2] Anotaciones sobre Hitler; Sebastian Haffner – Galaxia Gutenberg – Barcelona – 2002.

[3] Historia Universal Contemporánea II; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.

[4] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.

[5] Sociedad y cultura en la República de Weimar: el fracaso de una ilusión; José Ramón Díez Espinosa – Valladolid – Universidad – 1996.

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