La Sociedad de Naciones (SDN)


Al finalizar la Gran Guerra (1914-1918) las grandes potencias fueron conscientes de que resultaba imposible el retorno al mundo anterior a 1914. Exhaustas por el esfuerzo que había supuesto el conflicto, emprendieron un nuevo rumbo con el fin de establecer un orden internacional distinto.

La creación de la Sociedad de Naciones (SDN) fue uno de los principales acuerdos surgidos a partir del Tratado de Versalles. Fue concebida como instrumento mediante el cual resolver de forma pacífica los conflictos entre los estados.

Al igual que el resto de proyectos del presidente Woodrow Wilson, despertó grandes esperanzas entre los antiguos combatientes. No obstante, el rechazo norteamericano a formar parte de la misma, la debilitó enormemente.

De los órganos de la SDN cabe destacar:

  • La Asamblea; era considerada la más importante dentro de su estructura organizativa, ya que en ella participaban todos los países adscritos.
  • El Consejo; integrado por cinco miembros permanentes y cuatro elegidos por la Asamblea para un periodo de doce meses. A través de él se regulaban los enfrentamientos que amenazasen la paz.
  • El Secretariado de la Sociedad de Naciones; formado por un amplio y eficaz cuerpo de funcionarios, y un Tribunal Internacional de Justicia, con sede en La Haya.

Como hemos indicado anteriormente, los objetivos de la SDN eran la paz y la seguridad colectiva, el desarme, y el arbitraje como sistema para solucionar los conflictos internacionales. Estos eran sometidos al Consejo, cuya decisión debían acatar los estados implicados. El pacto preveía también la revisión de los tratados de paz, y contaba con medidas de presión para hacer valer su autoridad entre los estados miembros.

Una vez consolidada la paz en Europa, la SDN se encargó de controlar determinados enclaves considerados por los tratados de paz como puntos de jurisdicción internacional. Entre ellos destacaremos dos: la ciudad libre de Danzig y el Sarre.

También le fue encomendado al recién creado organismo interestatal la administración de las colonias alemanas y de los países desgajados del imperio otomano.

Además, en el seno del mismo se elaboró un amplio programa de cooperación humanitaria internacional, y se crearon entes paralelos con el fin de atender aspectos concretos de modo cooperativo. Destacaron entre estas la Organización Económica y Financiera, la Organización Internacional del Trabajo y la Organización Mundial de la Salud.

El sistema de alianzas y la Gran Guerra


En el verano de 1914 estallaba el que, hasta la Segunda Guerra Mundial, fue el conflicto más importante y destructivo de la historia de la humanidad. Más de treinta naciones de todo el mundo, así como sus imperio coloniales, se enfrentaron en una guerra que se cobró más de diez millones de muertos. Su final, en 1918, dio lugar a un nuevo panorama mundial, marcado por la decadencia de las potencias europeas, el ascenso norteamericano y el comienzo de una era de incertidumbre, crisis y miedo. En esta clase se resume el sistema de alianzas, quedando las restantes para cuestiones como la introducción a la Guerra, la Paz Armada, las tensiones internacionales, el estallido del conflicto, los contendientes y los principales frentes de la Gran Guerra. También hay apartados dedicados a su evolución (1914, 1915, 1916, 1917 y 1918) y consecuencias. Este repaso finaliza con un vídeo sobre los tratados de paz y otro sobre la fundación de la Sociedad de Naciones.

Las consecuencias de la Gran Guerra: segunda parte


Consecuencias políticas.

El mapa europeo quedó profundamente modificado. El imperio austro-húngaro se desintegró, apareciendo Austria, Hungría y Checoslovaquia, al tiempo que reforzaba a la nueva potencia balcánica: Yugoslavia.

La Revolución Rusa y la posterior guerra civil propiciaron la aparición de Estados como Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania. A su vez, Polonia recuperó su independencia a costa de los ocupantes alemanes, austríacos y rusos.

Los cuatro imperios anteriores a la guerra –alemán, ruso, austro-húngaro y otomano- desaparecieron.

La I Guerra Mundial aceleró el declive del liderazgo europeo a favor de los EE.UU., que se consolidó como potencia mundial. Sin embargo, el acontecimiento político más trascendental de esos años fue el triunfo de la Revolución Bolchevique, que mostró el camino hacia un modelo político, económico y social distinto al predominante.

Consecuencias ideológicas.

La sociedad europea sufrió una profunda crisis de conciencia. Los millones de muertos y heridos, junto con las millones de familias destrozadas, llevaron a muchos a cuestionar el valor del sistema político y económico responsable.

Una gran parte de los intelectuales consideraba a Europa como la cuna de la civilización y esto justificaba la extensión de su civilización y el imperialismo. Después de la guerra ya no se podía defender esa superioridad moral de los europeos.

A su vez, el conflicto europeo despertó el sentimiento nacionalista en las colonias.

Las consecuencias de la Gran Guerra: primera parte


Consecuencias demográficas.

La I Guerra Mundial se convirtió en una hecatombe demográfica sin precedentes. Se estima que murieron alrededor de 9 millones de personas y más de 21 millones sufrieron heridas de consideración. Todo ello sin contar con la lógica reducción de la natalidad en esos años.

A estas circunstancias deben añadirse los daños ocasionados por algunas epidemias: la gripe de 1918, conocida como “gripe española”, provocó millones de muertos. Además, los excombatientes tuvieron que adaptarse a su nueva vida y los mutilados a vivir con una pequeña pensión del Estado.

Otro capítulo es el de los millones de desplazados a causa del cambio de fronteras, o el del genocidio de pueblos, como fue el caso de los armenios.

También tuvo lugar un cambio significativo fue el de la participación de la mujer en el mundo laboral. Al faltar mano de obra –debido a que los hombres estaban en el frente-, ocuparon su puesto en las fábricas, ocasionando el crecimiento de la mujer en los oficios fuera del hogar.

Consecuencias económicas.

Los costes económicos supusieron el 30% de la riqueza nacional francesa, el 22% de la alemana, el 26% de la italiana… Los gobiernos gastaron sumas enormes en pagar los costes de la guerra y tuvieron que recurrir a los préstamos estadounidenses.

Mientras Europa salía debilitada, endeudada y con importantes zonas devastadas, Estados Unidos aumentaba su poder económico. Su producción creció un 12% entre 1913 y 1919, y los préstamos realizados a los aliados le convirtieron en el banquero del mundo.