Tras analizar el desempleo en el continente europeo, el autor dedica un epígrafe a las islas británicas. En esta ocasión es G. Orwell con Sin blanca en París y Londres el que nos sirve de guía al comienzo del capítulo: “Alrededor de las seis menos cuarto, el irlandés me acompañó al asilo nocturno… Había ya una cola de harapientos esperando que la verja se abriera. Los había de todos los tipos y edades, desde el muchacho de dieciséis años de mejillas sonrojadas, hasta la vieja momia desdentada y enconvada de setenta y cinco años. Algunos eran vagabundos empedernidos, reconocibles por sus bastones y sus rostros ennegrecidos por el polvo. Otros eran obreros sin trabajo, algunos trabajadores del campo, uno era un oficinista con cuello y corbata, dos eran sin duda imbéciles”.
A la hora de abordar el desempleo en Gran Bretaña, Díez Espinosa utiliza los mismos elementos que en el epígrafe anterior: novelas, cine, música, fotografías y estadísticas oficiales. Sin embargo, en esta ocasión, el orden en que estos se nos presentan es radicalmente distinto. Al leer las páginas dedicadas a la cuestión continental nos encontrábamos en primer lugar con las “palabras, imágenes y sonidos”, con la vida corriente de tantas personas de la época. Sólo al final aparecían los datos estadísticos y el análisis histórico de los mismos. En las páginas que describen el desempleo británico el orden es exactamente el inverso. El autor comienza su discurso con un completo análisis numérico basado fundamentalmente en el informe de la Cambridge University Press Men without work (1938). Estos datos vienen acompañados en las páginas cuarenta y dos y cuarenta y tres por tres cuadros estadísticos con los siguientes títulos: evolución del desempleo en Gran Bretaña (1921-1938), la disparidad del desempleo en Gran Bretaña (1929-1937), y contrastes regionales del desempleo en Gran Bretaña en los años treinta.
Una vez hecha la descripción estadística de la realidad laboral británica, el libro se sumerje de nuevo en el mundo de la novela del desempleo. A partir de ese punto, las referencias a obras como Amor en el paro -Walter Greenwood, 1933-, Granito gris –Lewis Grassic Gibbon, 1934-, Rhondda Roundabout –Jack Jones, 1934-, Tiempos como estos –Gwin Jones, 1936-, y Cwmardy, la historia de un valle minero galés –Lewis Jones, 1937- son una constante en el discurrir del capítulo. Es más, Díez Espinosa facilita al lector la comprensión de esos acontecimientos cotidianos al agrupar las citas literarias por sectores económicos. Siguiendo este esquema, la obra describe con detenimiento la crisis en la construcción naval, la minería y la industria textil.
En lo que se refiere al aspecto lírico, encontramos transcritas en la página cincuenta las estrofas que Gordon Comstock, personaje de Keep the Aspidistra flying – G. Orwell, 1936-, dedica en esa novela a los valores materialistas. Más adelante –en la página cincuenta y dos- otro personaje de la literatura -Ewan Tavendale- nos permite conocer de primera mano cómo eran los cánticos en las “marchas de hambre”. También encontramos en este capítulo la imagen de una cola de desempleados escoceses frente a una oficina de contratación (página cuarenta y cinco).
Bibliografía:
[1] El desempleo de masas en la Gran Depresión. Palabras, imágenes y sonidos; José Ramón Díez Espinosa – Valladolid – Universidad – 2006.