Combinando Quizlet con Instagram


Después de desarrollar no pocos proyectos en Twitter, me convencí de la necesidad de sacar partido educativo a Instagram. No es que tenga un cariño especial por esa red social. Es más, sin entrar en los conflictos que genera entre adolescentes, me parece de una calidad informática más que dudosa. Sin embargo, es evidente que casi todos nuestros alumnos -por no decir todos- tienen cuenta y hacen un uso habitual de esa red.

A pesar de que llevaba con esa idea en la cabeza desde 2015, no me decidí a dar el paso hasta que escuché a Juan Morata hablar de #RedConsejos en la III Jornada Colaborar para Enseñar de la asociación Espiral.

Por tanto, no me cree una cuenta en Instagram hasta el mes de febrero de 2017. Desde entonces he contado con presencia en esa red, si bien de una forma poco significativa. Se trataba de un perfil más o menos elaborado al que, de cuando en cuando, subía alguna imagen relacionada con mi actividad docente y académica. En definitiva, tenía un espacio (@history_topics), pero no le prestaba demasiada atención y, quizá por eso, no terminaba de verle utilidad educativa.

Quizá precisamente por darme cuenta de que la falta de uso estaba relacionada con la ausencia de ideas, cambié mi actitud en Instagram el pasado mes de agosto. Intensifiqué el ritmo de mis publicaciones, empecé a elaborar historias y dediqué tiempo a buscar perfiles de profesores activos en la red social. Seguía sin ver aportaciones significativas a mi labor docente, pero ya estaba integrado y conocía bien los entresijos de su funcionamiento.

Con un perfil más elaborado y activo, era solo cuestión de tiempo que buena parte mi alumnado me encontrara y empezara a seguir en Instagram. Lo cierto es que no era esa mi intención, pero como no publico cosas personales en la red, tampoco me importó que me descubrieran. El caso es que a la tercera semana de comenzar el curso ya estaba conectado con la mayoría del alumnado de 3º de ESO.

Quiero resaltar la importancia del esfuerzo que he descrito más arriba, pues sin él jamás hubiera tenido lugar el golpe de suerte que voy a relatar a continuación.

A las 16:30 del 4 de octubre, un alumno me envió vía mail una captura de pantalla en la que me informaba que había batido el récord de la prueba «combinar» de Quizlet. Además de llevarme una alegría, pues siempre gusta comprobar que existe cierto grado de motivación hacia la materia, empecé a darle vueltas a las posibilidades que eso abría. Cuatro horas después, previa felicitación vía mail al estudiante en cuestión, tenía claro lo que debía hacer.

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Decidí hacer una historia en mi perfil de Instagram con la imagen del récord y el siguiente texto: ¿Alguien le va a superar? A continuación etiquete a varios de mis alumnos y lo publiqué. Su reacción fue sorprendente. En menos de media hora tenía a la mitad de la clase trabajando desde su casa en la ardua tarea de mejorar el tiempo de su compañero. Y no lo olvidemos, aunque sea en formato juego, estaban estudiando Geografía.

Tanto los mensajes que me enviaban en la propia red social, como los movimientos que había en la clasificación de Quizlet, daban a entender que la actividad era frenética.

 

Es probable que esta experiencia se repita con las siguientes unidades didácticas, y también que se me ocurran nuevas ideas con las que dar juego a mi asignatura a través de Instagram. Ahora bien, a día de hoy por fin puedo decir que, tras un camino muy largo, he utilizado este medio como herramienta educativa de forma eficaz.

Un examen atomizado y de libre configuración


Como he venido anunciando desde que comencé esta bitácora, he optado por cambiar el sistema de evaluación para este curso. No es que supongo un gran terremoto, pero sí es un cambio significativo con respecto a lo que venía haciendo hasta la fecha. Es una cuestión que afecta tanto al modelo de examen como a los porcentajes dedicados a cada aspecto de la asignatura.

Además, por política de mi nuevo centro, donde se pretende una mayor adecuación de la nota final a los estándares y las competencias, estos dos aspectos también desempeñan un papel relevante.

Por el momento, me detendré únicamente en la cuestión de los exámenes, dejando para futuras entradas el tema de los porcentajes, los estándares y las competencias. Y, por si acaso no se ha leído el último texto que escribí, recuerdo que mi repaso a la evaluación empezó hace unos días cuando hablé del itinerario libre.

Un examen atomizado

En 2017 cerré mi bitácora de 1º de Bachillerato hablando de la deconstrucción del examen. Debo reconocer que, con el paso de los meses, la idea ha ido cogiendo cada vez más fuerza, al tiempo que la puesta en práctica de aquellas medias anunciadas no ha hecho más que reforzar la idea del examen atomizado.

Mi obsesión por terminar con un alumnado centrado solo en «el examen» -problema al que los docentes hemos contribuido notablemente- me llevó, en un primer momento, a restar porcentaje de la nota a ese tipo de pruebas. Posteriormente a eso se añadió la distribución de las distintas pruebas que lo conformaban en varios días.

Llegados a este punto, quizá algún que otro docente se plantee cómo es posible que dé tiempo a eso y además a impartir la materia. Pues bien, la solución es sencilla. En primer lugar, al utilizar el modelo de la clase invertida -la explicación teórica les llega a través de una serie de vídeos que hacen las veces de tarea-, tengo mucho tiempo en el aula para dedicarlo a lo que considere más positivo para su aprendizaje. Y, en segundo término, muchas de esas pruebas no llevan más de quince minutos, pues son partes de aquel examen que antes ocupaba la hora entera.

Concretando la atomización

En concreto, para este curso me planteo realizar los siguientes exámenes, en fechas distintas, con mi alumnado de 4º de ESO:

  1. Una prueba tipo test por cada unidad didáctica; se trata de un ejercicio en el que se examinan los conocimientos concretos -los datos- que ha adquirido el alumno.
  2. Examen de conceptos en cada tema; se trata de la principal herramienta con la que cuento para que trabajen la memoria, pero también para que entiendan bien los términos más importantes.
  3. Tres cuestionarios orales por alumno cada evaluación; estos seguirán el modelo que utilicé hace dos cursos con mi alumnado de Historia Contemporánea y tienen como objetivo desarrollar sus habilidad de comunicación verbal.
  4. Un examen de aspectos generales cada dos unidades didácticas; con esta prueba, que no estará centrada en aspectos memorísticos, pretendo descubrir si son capaces de relacionar diversos aspectos de la materia. De hecho, lo más probable es que el punto de partida sea un texto, un mapa, una tabla o una gráfica, a partir del cual deban elaborar un comentario libre, pero bien fundamentado.

Un examen de itinerario libre

El cuarto modelo de examen al que acabo de hacer referencia tiene mucho en común con el itinerario libre a partir de vídeos del que hablaba en mi última entrada. Al respecto, hay que tener que un comentario libre -una prueba de relación a partir de textos, mapas, tablas o gráficas- favorece a aquellas personas que más esfuerzo han puesto en ampliar sus conocimientos. Si bien es cierto que en ocasiones esto no se cumple, pienso que todos estamos de acuerdo en que es lo más probable. Por tanto, aquellos que más vídeos opcionales hayan trabajado, tienen más recursos para elaborar una respuesta de mayor calidad.

Ahora bien, hay un segundo punto común entre el itinerario libre y el examen que planteo. Me refiero a la posibilidad de establecer una «Historia de dos velocidades».

Esta  idea, por cierto, la he esbozado ya en textos anteriores, pero sin profundizar en ella ¿En qué consistiría? En el caso concreto del examen se establecería dos opciones dentro de cada pregunta, una básica y otra de excelencia. Aquellos que aspiren al notable como máximo, optarán por la más sencilla de las dos, mientras que las personas que busquen un sobresaliente deberán responder a la más compleja.

También cabe la posibilidad de que, en una misma prueba, se combinen preguntas básicas y de excelencia. De igual modo, habrá alumnos que en unas unidades opten por ir a por la máxima nota y en otras se conformen con «ir tirando». Sea como fuere, al final la media del curso deberá reflejar del mejor modo posible -y sobre todo de la manera más justa- esas estrategias.

Como aclaración final, me gustaría comentar que, aunque me he llenado la boca hablando de excelencia, realmente lo que subyace bajo este sistema es la búsqueda de una salida para el alumnado proveniente de PMAR (Programa de Mejora del Aprendizaje y Rendimiento). Pienso que ningún docente de Secundaria es ajeno a la situación que atraviesan estos estudiantes al ser «arrojados» de pronto a un 4º de ESO con un nivel muy superior al que realmente tienen.

Si bien considero que es un problema legal que no me toca corregir, entiendo que desde mi ámbito de responsabilidad debo poner los medios para atenuar el perjuicio que se les causa.

Unidad 1. El medio físico


DEFINICIONES UTILIZADAS EN EL PRIMER TEMA DE 3º DE ESO. ESTA UNIDAD DIDÁCTICA AGRUPA TODOS LOS CONTENIDOS DE GEOGRAFÍA FÍSICA PROPIOS DE ESE NIVEL, QUE ESTÁN CENTRADOS ESPECIALMENTE EN EL RELIEVE, LOS PAISAJES Y LOS CLIMAS.

Albufera: laguna litoral de agua salada formada por la entrada del mar y separada de este por un cordón de tierra.

Amplitud térmica: diferencia entre la máxima y la mínima temperatura del año en un lugar determinado.

Arroyo: corriente de agua de caudal escaso y discontinuo.

Canchales o berrocales: acumulaciones de fragmentos de rocas en las laderas o pies de las montañas que, habitualmente, se forman como consecuencia de la ruptura de estas a partir de cambios bruscos en la temperatura.

Caudal: cantidad de agua que lleva un río.

Corrientes marinas: masas de agua que se desplazan a modo de ríos dentro de los océanos.

Corteza: delgada capa externa formada por rocas sólidas que está compuesta de una corteza continental y otra oceánica.

Cuenca hidrográfica: territorio cuyas aguas, procedentes de ríos y arroyos, desembocan en un mismo río que, a su vez, conduce al mar.

Erosión: desgaste, fractura o disolución de las rocas.

Fallas: fracturas de terreno que se producen como consecuencia del choque de dos placas continentales.

Lagos: masas de agua cerradas que se han acumulado en zonas hundidas de la tierra. Cuando su tamaño es pequeño, se denominan lagunas, y si su agua es salada, mares interiores.

Mareas: subidas y bajadas diarias del nivel del mar provocada por la atracción de la Luna y el Sol sobre las aguas.

Olas: ondulaciones de la superficie del mar producidas por el viento.

Pliegue: ondulación del terreno producida por la presión que se ejerce al chocar dos placas continentales.

Presión atmosférica: es la ejercida por la atmósfera sobre la superficie terrestre, y se mide en milibares (mb).

Relieve: conjunto de formas o irregularidades que presenta la corteza terrestre, tanto en la superficie de los continentes como en el fondo oceánico.

Rifts: grietas que se forman en la corteza oceánica al separarse las placas. Como consecuencia de ese fenómeno el magma del interior de la Tierra asciende por ellas y, al enfriarse, genera una nueva corteza.

Ríos: corrientes continuas de agua que procede de la lluvia, el deshielo de las montañas o la emergencia de aguas subterráneas. Los más importantes desembocan en el mar o en un lago, mientras que los afluentes lo hacen en otro río.

Sedimentación: depósito de los materiales erosionados una vez ha finalizado el proceso de transporte.

Subducción: zona donde la corteza se destruye y se transforma en magma como consecuencia de las altas temperaturas provocadas por la superposición de una placa continental sobre otra oceánica.

Tectónica de placas: teoría que explica la formación del relieve a partir del lento desplazamiento e interacción de las placas que flotan sobre la capa superior del manto.

Torrente: corriente de agua rápida que se forma en épocas de lluvias abundantes o durante el deshielo.

Vertiente hidrográfica: conjunto de ríos que desembocan en un mismo mar u océano.