Reflexiones sobre el curso IV: solucionando el tercer fracaso


Después de abordar en los textos anteriores –Solucionando el primer fracaso y Solucionando el segundo fracaso– los dos primeros problemas que localicé en la entrada “El fracaso final”, pretendo a continuación hincarle el diente al tercero.

En su momento señalé al alumnado como uno de los principales obstáculos para llevar a término mis objetivos como docente. Es muy complicado lograr que trabajen en clase cuando están acostumbrados a ser meros objetos pasivos de una explicación. Comentaba que, al valorar únicamente los exámenes –pues así les hemos tratado los docentes-, desperdician el tiempo que se les da en el aula.

Una cuestión de intensidad

A lo largo del curso he tratado de supervisar todo lo que hacían mis alumnos durante el tiempo de clase. Sin embargo, no se me escapa que podía haber desarrollado mejor esta tarea. No se trata únicamente de estar más activo en el aula, sino de preparar con antelación los comentarios y correcciones que cada uno necesita.

En definitiva, reflexionar sobre la situación de cada estudiante y, a partir de los exámenes y trabajos, analizar sus errores más comunes para buscar soluciones. Todo ello acompañado de una mayor intensidad en el aula por mi parte, pues resulta absurdo pedirles un plus de esfuerzo si el docente no va por delante dando ejemplo.

Cumpliendo esos dos requisitos, pienso que podría poner solución a parte del tercer fracaso que señalaba en mi primera entrada.

La deconstrucción del examen

Ahora bien, resulta imposible terminar con un alumnado pasivo si dos o tres días del trimestre, los que ocupan los exámenes, constituyen más del 80% de la nota final. Así es absurdo tratar de convencerles de que cada sesión cuenta, pues nosotros mismos estamos mostrando lo contrario.

Una solución sería reducir el valor porcentual de los exámenes. Sin embargo, no todos tenemos la posibilidad de cambiar los criterios de evaluación a nuestro gusto. Por ese motivo, he ideado un segundo camino: la desconstrucción de la prueba.

Para ello es necesario eliminar el día del examen. Las distintas preguntas que forman para del mismo –conceptos, preguntas cortas, test, temas a desarrollar, ensayo histórico, prácticas…- se distribuyen entre varias sesiones de clase. De esta manera, desaparece la percepción de que hay un día más importante que otros; o, dicho de otro modo, las restantes clases adquieren mayor importancia.

En resumen, se trata de desorientarles buscando su bien: al no marcar un día con el color rojo en el calendario, todas las clases adquieren importancia.

Quizá pueda parecer una media un tanto radical. Sin embargo, no veo que exista otra forma de terminar con el absolutismo de la prueba. Para tener a los alumnos activados todos los días, no queda otra que terminar con el examen tal y como lo conocemos.

11 comentarios en “Reflexiones sobre el curso IV: solucionando el tercer fracaso

  1. Meritorio tu calentamiento de cabeza, que gira en torno a dos aspectos: por una lado el trabajo diario (difícil conseguirlo si todo queda reducido al 90% del examen) y por otro camuflar una prueba, que en tu departamento está por ver si se le dará el visto bueno. Traducido. Desde mi punto de vista solo es viable la cuadratura del círculo, si se reduce el porcentaje del examen; o si de una vez, tenemos que empezar a evaluar por competencias, siendo el examen un elemento más de entre muchos parámetros. Yo reconozco que en este sentido, soy «afortunado» al representar la única prueba que realizo en 2º de bachillerato el 60%, y éso me da margen. Respecto al trabajo en el aula, es un tema que tenemos que solucionar, y lo digo en primera persona, porque es recurrente esa «perturbación». Para mi la clave está en potenciar un trabajo cooperativo mucho más intenso, y verdaderamente inclusivo. Para el curso próximo, como también contaré en el blog, supondrá aplicar en el aula un trabajo cooperativo, que con ejercicios sencillos, de alguna manera «no les deje ni respirar» y obligue a maximizar el aprovechamiento del tiempo en clase. Diseñar actividades cooperativas que obliguen a ese trabajo en equipo para alcanzar el aprendizaje individual.

    1. Tocas varios puntos, y todos ellos muy interesantes. En primer lugar está la cuestión de los porcentajes y la llamada «prueba camuflada». Sinceramente, pienso que en mi caso no generará problema, entre otras cosas porque soy el único que imparte 1º de Bachillerato. Además, aunque distribuido en varios días y con diversas formas, no se puede negar que sea un examen. Pero sí te diré una cosa, mi 85% es excesivo, y aún tu 60% me parece alto. La solución la indicas tú mismo: evaluar por competencias. Después está el tema del trabajo cooperativo… pienso que, sin duda, podría paliar el problema pero no es la solución. Ambos tenemos un problema en común, y cada uno trata de ponerle parches: tú vía cooperativo y yo con mi propuesta de esta entrada. Pero la realidad es que, o vamos a la raíz, o no lo solucionaremos al 100%. Es decir, o desde pequeños se les acostumbra a tener una actitud activa en el aula o estamos perdidos. Es evidente que, a altura de Bachillerato hay vicios que no se solucionan.

      1. Carlos, mencionas un problema-marrón. «Que desde pequeños….» Eso es dificilísimo, porque supone un claustro que trabaja en equipo, con un mismo ideal y algunas ideas compartidas… Me gustaría verlo hecho realidad, pero creo que hoy por hoy…

      2. Estoy totalmente de acuerdo, es muy complicado hacer eso realidad. Ahora bien, si estamos convencidos del uso de las metodologías activas, debemos ser coherentes y reconocer que, o se hace desde abajo, o lo demás es poner parches. Espero que, de aquí a unos años, se empiece a hacer realidad ese imposible que propongo.

  2. Yo no he hecho examen este año. Es obligatorio ofrecerlo, pero siempre puedes hacer alguna «trampa». Para mí la solución ha sido hacer al alumnado trabajar de tal manera durante la asignatura (en el aula) que la suma de todo lo que han hecho da un 100% de la nota. Los que quieren han hecho examen, que puede contar hasta un punto. ¿Cuántos se han presentado? Un único alumno de 67 matriculados. Cierto que en la universidad todo es más fácil… o no!

    Muy buena reflexión Carlos, nos queda verano para seguir pensando. Vicente estoy totalmente de acuerdo contigo en lo que propones del trabajo cooperativo. Yo, de hecho, pensaría en meter algo de Just in Time Teaching, vía cuestionarios…

    Un saludo!

  3. Cuando Carlos hizo sus entradas sobre los tests, le hice un comentario al respecto: mis cuestionarios están integrados en la dinámica flipped. Revisión de dudas tras el visionado de vídeos: socrative, que ya me da una calificación orientativa y me permiten comprobar dudas y quién ha visto el vídeo (aunque lo sé de antemano). Pero el problema sigue siendo el mismo: el examen. En ciertas asignaturas, que se precisa «entrenarse» para otras pruebas como es el curso de 2º de bachillerato, el examen no puedo, y de hecho ni debo ni quiero hacerlo. La cuestión es cómo se llega a él, con el trabajo previo. Que los alumnos diseñen y respondan sus propios exámenes, y que posteriormente los compartan con otros grupos de alumnos reduce la tensión sobre los mismos. Ahora bien, en junio esa dura prueba que es la selectividad tienen que seguir pasándola, aunque en ella pocas competencias se mide.

  4. Para mí la solución pasa por un examen competencial (en mi caso, la prueba al final del trimestre es obligatoria). Al enseñar francés L3 creo que no resulta dificil. Suelo elegir varias imágenes a partir de las cuales los estudiantes (4º, 5º y 6º) han de construir un texto; una historia, una descripción, un antes y un después… Si la imagen está bien elegida, da mucho de sí. El diccionario y nuestra página web están permitidos (para que sepan hallar la información que requieren). Añado a esto una parte voluntaria en la que ellos son los que dibujan su imagen y la cuentan, por si la mía ha restringido en alguna medida a los más creativos. En fin… Por ahora saco muchas conclusiones de estas pequeñas redacciones y a ellos les da la oportunidad de desarrollar su competencia lingüística por escrito tanto como puedan.

    1. Tu comentario, muy interesante por cierto, me lleva a plantear otra cuestión: las diferencias entre las distintas asignaturas. Es evidente que no se trabajan las competencias de igual manera, ni con la misma intensidad, en unas materias que en otras ¿Estamos de acuerdo?

  5. Estamos totalmente de acuerdo. Lo que siempre es de agradecer es que los profes de distintos niveles y materias compartan sus problemas, reflexiones y soluciones para inspirar a otros. Aprendo más de vosotros, a quienes no conozco, cuyas experiencias y contextos me son en principio ajenos que de aquéllos con quienes comparto pasillo y hasta aula!! Es muy enriquecedor leeros.

    1. Ese punto me parece muy interesante: docentes de distintos niveles y materias intercambiando puntos de vista. No sólo interesante, sino clave para mejorar el sistema entre todos. Gracias por tu aportación, pues también enriquece mucho este debate.

      1. Cuánto me ha alegrado leer tu respuesta! Soy una novata, con el modo esponja-total activado. Es un honor estrenarme y empezar a aportar cosillas 😊 .

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