La caída del muro de Berlín

Yo estaba en Berlín el 11 de noviembre de 1989, la noche en que se abrió el muro. Las personas que pasaban del este al oeste nos enseñaban sus planos de la ciudad. Todo Berlín Occidental había sido eliminado de ellos: en su lugar sólo aparecía un espacio vacío. Pero, aún así, lo sabían todo sobre el otro lado de Berlín porque lo habían visto en los programas de televisión occidentales que sintonizaban. La democratización cotidiana no es lo mismo que el consumismo. Evidentemente, muchas personas de la Europa del este y de la Unión Soviética querían los bienes de consumo y la riqueza en general de la que se disfrutaba en Occidente. pero también querían, según mostraban las encuestas, una mayor movilidad y autonomía (libertad, en definitiva) en sus vidas diarias.

Anthony Giddens, Europa en la era global, p. 257.

«Inside Europe» de John Gunther

Su autor se llamaba John Gunther y su título era Inside Europe. Gunther escribió una larga serie de obras sobre diferentes naciones y regiones del mundo. En ésta en concreto,describía los viajes que había realizado por diversos países de Europa y las entrevistas que allí había realizado a varios dirigentes políticos y a personas de a pie.

Su libro se publicó en 1961. Leerlo hizo que me diera cuenta de la extraordinaria magnitud y alcance de los cambios que han transformado el subcontinente durante los cuarenta años transcurridos desde entonces. En aquel entonces, la Guerra Fría no era tan fría. El autor calificó a Alemania de «corazón ardiente de Europa». Pero pese a la división que partía el continente en dos, el Muro de Berlín aún no existía: 40.000 berlineses vivía en la parte este de la ciudad, pero trabajaban diariamente en la oeste (otros 7.000 hacían justamente el recorrido inverso). Ya por entonces, 3,5 millones de personas habían huido de la Alemania Oriental para establecerse permanentemente en la República Federal Alemana. La Unión Soviética aparece retratada en el libro como una «potencia inmutable», más estable que Estados Unidos, y su dominio sobre Europa oriental es visto del mismo modo. Tres países de la Europa occidental se hallaban bajo el yugo de las dictaduras semifascistas: Portugal, España y Grecia. En Portugal mandaba Salazar, en España lo hacía Franco y en Grecia, los «Coroneles».

El libro de Gunther tiene, aproximadamente, 600 páginas, pero sólo cuatro o cinco de ellas están dedicadas a la CEE, que el autor consideraba entonces como una novedad interesante, pero de importancia bastante marginal. El punto de vista de Guhther era el característico de la época, con la única salvedad de unos pocos visionarios. Sólo cuando lo miramos desde nuestra ventajosa perspectiva actual, apreciamos la importancia fundamental que aquel Tratado de Roma, firmado en 1957, iba a tener.

Anthony Giddens, Europa en la era globa, p. 253.