La debilidad, con todo, que seguía caracterizando a las estructuras del poder otomano facilitó, en 1877-1878, una invasión de Kosova por parte de los serbios y montenegrinos, que protagonizaron una confrontación aguda con los albaneses. Varios millares de éstos fueron expulsados de la región de Nis. Es verdad que poco después las unidades otomanas se ensañaron en las represalias contra los serbios que residían en el sur de Kosova. La tregua a la postre alcanzada obligó a los ejércitos serbios a retirarse.
Carlos Taibo, Guerra en Kosovo. Un estudio sobre la ingeniería del odio, p. 30-31.