La política exterior IV: 1 de septiembre de 1939


Los esfuerzos por evitar el conflicto habían fracasado, todas las concesiones de occidente al nacionalsocialismo habían resultado inútiles: Alemania era por aquel entonces insaciable. Tras los hechos de Münich a Inglaterra y Francia se les había acabado la paciencia, una agresión sobre Polonia no tenía otra salida que la guerra. Finalmente, el 1 de septiembre de 1939 los alemanes entraron en Polonia, dando así comienzo la Guerra Nacionalsocialista. Stefan Zweig narra en las últimas páginas de sus memorias el estallido del conflicto; la comparación con el verano de 1914 se hacía inevitable:

(Stefan Zweig, El mundo de ayer) “La política del appeasement y del try to try again había fracasado estrepitosamente y en Inglaterra se había acabado de la noche a la mañana la época de la buena fe (…) Inglaterra parecía dispuesta a todo. Ya no escondía sus preparativos bélicos, sino que exhibía públicamente su armamento. De repente aparecieron obreros excavando refugios antiaéreos en medio de los jardines de Londres: en Hyde Park, Regent´s Park y, sobre todo, frente a la embajada alemana. Se movilizó a la flota, los oficiales del estado mayor volaban sin parar entre París y Londres para decidir conjuntamente las últimas medidas, los barcos que se dirigían a América eran abordados por extranjeros que querían ponerse a salvo antes de que fuera demasiado tarde; desde 1914 Inglaterra no había conocido un despertar como aquel (…) se instalaban baterías antiaéreas, se repartían caretas antigás, se sopesaba la conveniencia de evacuar a los niños de Londres y se tomaban misteriosas medidas que nadie comprendía, pero que todo el mundo sabía a qué estaban destinadas. La gente volvió a pasar mañanas, tardes y noches esperando el periódico, escuchando la radio. Se repitieron aquellos momentos de julio de 1914, con una espera terrible y crispada, del sí o el no (…) Había llegado el verano de 1939, Munich había pasado ya a la historia con su breve ilusión de peace for our time; Hitler había atacado y anexionado la mutilada Checoslovaquia, rompiendo juramentos y promesas; Klaipeda había sido ocupada; la prensa alemana, artificialmente encauzada por el delirio, reclamaba Danzig y el corredor polaco. Inglaterra se despertó con un amargo regusto de su leal credulidad. Incluso la gente sencilla e inculta, que sólo por instinto aborrecía la guerra, empezó a exteriorizar con vehemencia su enojo (…) En la mañana del domingo la radio dio la noticia de que Inglaterra había declarado la guerra a Alemania. Fue una mañana singular. Nos alejamos de la radio, que había lanzado al espacio un mensaje que iba a durar siglos, un mensaje destinado a transformar totalmente nuestro mundo y la vida de cada uno de nosotros, un mensaje que encerraba la muerte para miles de los que lo escuchaban en silencio (…) Bajé al centro de la ciudad para echar una última mirada a la paz. Resplandecía serena a la luz de l mediodía y no me pareció diferente de como solía ser. La gente seguía su camino de costumbre con su paso habitual. No corría, no formaba corros en mitad de la calle. Su comportamiento parecía tranquilo y sereno, propio de los domingos, y por un momento me pregunté: ¿acaso todavía no lo saben? Pero eran ingleses, acostumbrados a reprimir sus sentimientos. No necesitaban banderas ni tambores, ruido ni música, para afirmarse en su tenaz determinación, desprovista de patetismo. ¡Qué diferente de aquellos días de julio de 1914 en Austria!”.

Bibliografía:

[1] Historia Universal Contemporánea II; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.

[2] Historia de un alemán; Sebastian Haffner – Barcelona – Destino – 2006.

[3] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.

[4] El mundo de ayer. Memorias de un europeo; Stefan Zweig – Barcelona – El Acantilado – 2002.

[5] Hitler: una biografía; Joachim Fest – Barcelona – Planeta – 2005.

[6] Historia social del Tercer Reich; Richard Grundberger – Madrid – Ariel – 1999.

La consolidación del nacionalsocialismo VIII: la política racial antisemita


La exclusión de los judíos de la Comunidad Nacional fue uno de los fundamentos de la ideología nazi. Estos eran portadores de ideas peligrosas -marxismo, democracia, internacionalismo…-, y por lo tanto eran parásitos muy dañinos para la comunidad. Se procedió a la sistemática persecución de este grupo, que estuvo siempre supeditada a la marcha de la política interior y exterior del Reich. En 1939, desde su exilio británico, Stefan Zweig nos describe la situación de los judíos en los territorios nazis, y la evolución del proceso de persecución:

(Stefan Zweig, El mundo de ayer) “Semana tras semana, mes tras mes, llegaban cada vez más refugiados, que parecían cada vez más pobres y más angustiados que los que les habían precedido. Los primeros, los que habían salido de Alemania con más premura, aún habían podido salvar la ropa, las maletas y los enseres de la casa y muchos incluso algún dinero. Pero cuanto más tiempo habían confiado en Alemania, cuanto más les había costado desprenderse de su amada patria, más severamente habían sido castigados. Primero les quitaron la profesión, les prohibieron la entrada en los teatros, cines y museos, y a los investigadores, el acceso a las bibliotecas: seguían allí por fidelidad o pereza, por cobardía u orgullo. Preferían ser humillados en su patria a humillarse como pordioseros en el extranjero. Luego se les privó del personal de servicio y se les quitó las radios y los teléfonos de las viviendas; después, las viviendas mismas; a continuación se les obligó a llevar pegada la estrella de David, para que todo el mundo los reconociera, los evitara y escarneciera en la calle como a leprosos, expulsados y proscritos”.

Podemos distinguir dos grandes fases dentro de la persecución racial: primero discriminación y exclusión, y después desaparición y exterminio. Sin embargo, procederemos al estudio cronológico de la misma sin detenernos a clasificar en que fase hemos de encuadrar cada hecho:

1933. Boicot a su negocios, jubilación forzosa de funcionariado semita, limitación del porcentaje escolar y universitario correspondiente a este grupo. Así anunciaba el boicot a los negocioa judíos el diario oficial del partido…

(Völkischer Beobachter, 30 de marzo de 1933) “El 1 de abril, al toque de las diez, empieza el boicot a todos los negocios, médicos y abogados judíos. Los judíos han declarado la guerra a 65 millones de personas, ahora van a ser golpeados donde más les duele”.

…y así lo vivió Sebastian Haffner:

(Sebastian Haffner, Historia de un alemán) “El primer acto intimidatorio fue el boicot impuesto a los judíos el primero de abril de 1933 (…) En los días siguientes se tomaron medidas complementarias: todos los negocios arios debían despedir a los empleados judíos. A continuación: todos los negocios judíos debían hacer lo propio. Sus dueños estaban obligados a seguir pagando los sueldos y salarios de sus empleados arios mientras los negocios permaneciesen cerrados a causa del boicot. Dichos propietarios tenían que retirarse totalmente y solicitar la presencia de gerentes arios… Al mismo tiempo comenzó la campaña informativa contra los judíos”.

1935. Exclusión de la oficialidad y del servicio militar, y disposiciones de Nuremberg (negación de la ciudadanía y prohibición de los matrimonios mixtos).

1938. Expulsión de las actividades económicas –incluía la confiscación de estos bienes-, arrestos masivos durante la noche del 9 al 10 de noviembre –Noche de los cristales rotos-, e internamiento en campos de concentración.

Este amplia represión escondía un triple objetivo:

  • Avivar el clima psicológico de lucha.
  • Excluir a los judíos de la esfera económica.
  • Nutrir las arcas del Estado.

En definitiva, el problema de la pureza racial, y especialmente la cuestión del antisemitismo, fue uno de los pilares básicos de la ideología nacionalsocialista. Sin embargo, pronto fueron conscientes los líderes nazis de que este objetivo tenía que ser llevado a cabo de manera progresiva, por medio de pequeñas medidas que pudieran ser digeridas por la sociedad sin levantar grandes protestas. Así arrancó un proceso que, a base de agresiones bien calculadas, acabó llevando a los judíos a los campos de exterminio.

Bibliografía:

[1] Historia Universal Contemporánea II; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.

[2] Historia de un alemán; Sebastian Haffner – Barcelona – Destino – 2006.

[3] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.

[4] El mundo de ayer. Memorias de un europeo; Stefan Zweig – Barcelona – El Acantilado – 2002.

[5] Hitler: una biografía; Joachim Fest – Barcelona – Planeta – 2005.

[6] Historia social del Tercer Reich; Richard Grundberger – Madrid – Ariel – 1999.

La consolidación del nacionalsocialismo VI: la reforma integral de la educación


El fundamento de la política de dominación era, sin lugar a dudas, el adoctrinamiento. Este ocupaba todos los ámbitos de la vida de los jóvenes alemanes, desde la escuela hasta el grupo de amigos, pasando por el saludo y el culto a la figura del Führer:

(Guy Canonici, Les Témoins de Jehová face à Hitler) “Führer, mi Führer, tú que me has sido enviado por el Señor, / ¡protégeme y custódiame mientras viva! / Tú has salvado a Alemania de la más profunda miseria, / te doy las gracias por mi pan de cada día. / Permanece conmigo siempre, no me abandones, / ¡Führer, mi Führer, mi fe y mi luz! / ¡Heil, mi Führer!”

Por tanto, los dirigentes nacionalsocialistas para formar según su doctrina a las nuevas generaciones se convencieron de que era esencial transformar la educación. Esta reforma se llevó a cabo a través de dos cauces:

1. Transformación de las viejas estructuras educativas: se procedió a la adecuación del profesorado al nuevo régimen, a dotar a los planes de estudio de una nueva orientación, y a la revisión de libros de texto, que pasaron a presentar a los alumnos algunos ejercicios sorprendentes:

(Cit. A. Grosser, 10 leçons sur le nazisme) “Un perturbado cuesta diariamente 4 marcos, un invalido 5,5 marcos, un criminal 3,5 marcos. En muchos casos, un funcionario no cobra diariamente más que 4 marcos, un empleado 3,5marcos, un aprendiz 2 marcos. a) Realiza una gráfica con estas cantidades; b) según prudentes estimaciones, hay en Alemania cerca de 300.000 perturbados, epilépticos, etc., en los asilos. Calculad cuánto cuestan anualmente estos 300.000 perturbados y epilépticos ¿Cuántos préstamos de 1.000 marcos podrían efectuarse a jóvenes matrimonios si se reservara ese dinero?”

2. Desarrollo de un sistema educativo propio: se establecieron escuelas reservadas a las élites con el fin de formar a los futuros dirigentes. Estas estaban divididas en función de la edad de los alumnos y de la finalidad de las mismas: Centros de Educación Político-Nacional (Napola) para jóvenes entre los 10 y los 18 años; Escuelas de Adolf Hitler (AHS), que constituían la puerta de entrada a las carreras universitarias, para lo que era fundamental ser de las Juventudes Hitlerianas; y Castillos de la Orden, reservadas para adultos -más de 25 años- llamados a formar parte de las élites.

Bibliografía:

[1] Historia Universal Contemporánea II; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.

[2] Historia de un alemán; Sebastian Haffner – Barcelona – Destino – 2006.

[3] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.

[4] El mundo de ayer. Memorias de un europeo; Stefan Zweig – Barcelona – El Acantilado – 2002.

[5] Hitler: una biografía; Joachim Fest – Barcelona – Planeta – 2005.

[6] Historia social del Tercer Reich; Richard Grundberger – Madrid – Ariel – 1999.

 

La consolidación del nacionalsocialismo IV: la destrucción y construcción cultural


A lo largo de la etapa nacionalsocialista, la cultura alemana experimentó una profunda transformación dentro de la que podemos distinguir dos procesos:

1. Labor de destrucción: la nueva cultura se opuso radicalmente al arte “degenerado” y a todo lo no alemán, representado básicamente por la cultura de Weimar. Además, se privó de la ciudadanía a los sujetos indeseables, cuyas obras y publicaciones , “expulsadas” de las bibliotecas y librerías, pasaron a formar parte de las listas negras. Así lo indicaban las fuentes oficiales:

(Lionel Richard, Nazismo y Literatura) “En Alemania los libros de la época de decadencia no tienen hoy ningún valor, no se los puede vender ni prestar. En consecuencia hay que destruirlos. Los que no pueden resignarse a destruirlos con sus propias manos que los remitan a la policía o a la Oficina Central para el Desarrollo de las Letras Alemanas”.

…así lo narraba uno de los principales afectados:

(Stefan Zweig, El mundo de ayer) “De todos los miles e incluso millones de libros míos que ocupaban un lugar seguro en las librerías y en numerosos hogares, hoy, en Alemania, no es posible encontrar ni uno solo; quien conserva todavía alguno, lo guarda celosamente escondido y en las bibliotecas públicas los tienen encerrados en el llamado armario de los venenos, sólo a disposición de los pocos que, con un permiso especial de las autoridades, los quieren utilizar científicamente (en la mayoría de los casos para insultar a sus autores)”.

…y así los ciudadanos, que veían como a su alrededor iban despareciendo, día tras día, aspectos de su vida cotidiana:

(Sebastian Haffner, Historia de un alemán) “El mundo en el que había vivido iba desvaneciéndose, desaparecía, iba haciéndose invisible día a día de forma evidente y en medio de un silencio absoluto. Casi a diario podía notarse cómo desaparecía y se hundía un fragmento más de ese mundo (…) Las personas cuyos nombres habían estado en boca de todos, cuyos libros habíamos leído y cuyos discursos habíamos comentado se esfumaron (…) a partir de entonces los libros desaparecieron de las librerías y de las bibliotecas (…) Numerosos periódicos y revistas desaparecieron de los quioscos, pero mucho más inquietante fue lo que ocurrió con los que permanecieron”.

Además, dentro de todo este fenómeno de detrucción cultural, hemos de situar los actos públicos de denigración de la cultura “degenerada”, entre los que destacaron las quemas masivas de libros:

(Lionel Richard, Nazismo y Literatura) “En presencia de una multitud enorme, los estudiantes quemaron solemnemente los 20.000 volúmenes que habían secuestrado. En la plaza, entre la Ópera Nacional y la Universidad, hacia la extremidad de la gran avenida Unter den Linden, se acumularon leños de abeto. A las 22 desfiló una delegación de estudiantes precedida por música de las secciones de asalto. Poco más tarde desembocaba en la plaza un gran cortejo formado por estudiantes vestidos con trajes de gala de su agrupación, llevando antorchas. Los bomberos rociaron los leños con petróleo y prendieron fuego. Los camiones transportaron los libros y los estudiantes formaron una cadena para arrojarlos a las llamas”.

2. Labor de construcción: consistente en expandir la ideología del régimen y fomentar su aceptación por parte del pueblo. De esta forma se hizo un gran esfuerzo por desarrollar una cultura única basada en el espíritu de sacrificio, el heroísmo, el mito germánico, el neoclasicismo y la figura del Führer. Los artistas, los medios de comunicación, los entretenimientos… todos tuvieron que elegir entre adaptarse al nacionalsocialismo o desaparecer. Como indica Sebastian Haffner en uno de los anteriores fragmentos de Historia de un alemán, “…numerosos periódicos y revistas desaparecieron de los quioscos, pero mucho más inquietante fue lo que ocurrió con los que permanecieron”.

Bibliografía:

[1] Historia Universal Contemporánea II; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.

[2] Historia de un alemán; Sebastian Haffner – Barcelona – Destino – 2006.

[3] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.

[4] El mundo de ayer. Memorias de un europeo; Stefan Zweig – Barcelona – El Acantilado – 2002.

[5] Hitler: una biografía; Joachim Fest – Barcelona – Planeta – 2005.

[6] Nazismo y Literatura; Lionel Richard Grundberger – Barcelona – Granica – 1972.

El Tercer Reich


Los siguientes artículos están dedicados al Tercer Reich. Este bloque se inserta dentro de un grupo más amplio que, emulando a Stefan Zweig, he titulado El mundo de ayer. Les dejo con la cita introductoria que he sacado del citado autor:

(Stefan Zweig, El mundo de ayer) “En la lengua en que la había escrito y en la tierra en que mis libros se habían granjeado la amistad de millones de lectores, mi obra literaria fue reducida a cenizas”.

La toma del poder I: la revolución legal
La toma del poder II: dos objetivos de la revolución legal
La toma del poder III: tercer objetivo de la revolución legal
La toma del poder IV: problemas de la segunda revolución
La consolidación del nacionalsocialismo I: la propaganda
La consolidación del nacionalsocialismo II: la represión
La consolidación del nacionalsocialismo III: la nueva cultura alemana
La consolidación del nacionalsocialismo IV: la destrucción y construcción cultural
La consolidación del nacionalsocialismo V: la reacción de la intelectualidad
La consolidación del nacionalsocialismo VI: la reforma integral de la educación
La consolidación del nacionalsocialismo VII: las Juventudes Hitlerianas
La consolidación del nacionalsocialismo VIII: la política racial antisemita
La consolidación del nacionalsocialismo IX: la política económica
La consolidación del nacionalsocialismo X: el objetivo del desempleo
La consolidación del nacionalsocialismo XI: la recuperación económica
La consolidación del nacionalsocialismo XII: la integración social
La política exterior I: del revisionismo a la transgresión
La política exterior II: nacimiento y muerte del Frente de Stresa
La política exterior III: de la crisis Blomberg-Fritsch al pacto germano-soviético
La política exterior IV: el 1 de septiembre de 1939
La política exterior V: la Guerra Nacionalsocialista

Bibliografía:

[1] Historia Universal Contemporánea II; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.

[2] Historia de un alemán; Sebastian Haffner – Barcelona – Destino – 2006.

[3] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.

[4] El mundo de ayer. Memorias de un europeo; Stefan Zweig – Barcelona – El Acantilado – 2002.

[5] Hitler: una biografía; Joachim Fest – Barcelona – Planeta – 2005.

[6] Historia social del Tercer Reich; Richard Grundberger – Madrid – Ariel – 1999.