QUINCUAGÉSIMO QUINTO ESTÁNDAR DEL TEMARIO QUE, DE ACUERDO CON LO ESTIPULADO POR LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE CASTILLA Y LEÓN, PODRÁ SER OBJETO DE EXAMEN EN LA EBAU, ANTIGUA SELECTIVIDAD.
A lo largo del XIX, la población española creció en torno al 80%: de 10.5 millones de habitantes en 1797 a 18.5 en 1900. Ahora bien, en las primeras dos décadas del siglo, la demografía apenas registró cambios con respecto al modelo propio del Antiguo Régimen. Además, a partir de 1860, fundamentalmente como consecuencia de la crisis económica y alimentaria de ese periodo, el crecimiento experimentó un ralentización.
El retraso en el proceso de industrialización, unido a una mayor mortalidad, el aumento de población fue inferior al de otros países del entorno, concentrándose fundamentalmente entre 1820 y 1860. Por su parte, la natalidad también se mantuvo alta durante todo el siglo, presentando un 35 ‰ en el año 1900; es decir, muy por encima de las tasas de otros países de Europa Occidental.
Las pésimas condiciones sanitarias, unidas a las hambrunas –una docena a lo largo del siglo- y a la elevada mortalidad infantil dibujan un panorama más propio del régimen demográfico antiguo que solo empezó a cambiar en el último tercio del XIX. A partir de entonces, las tasas de natalidad y mortalidad empezaron a reducirse, si bien el cambio no fue uniforme en ambos indicadores. Además, el territorio peninsular también presentaba particularidades regionales, así como episodios de crisis, como la epidemia de cólera de 1885.
