Se ha de relacionar este corte de la película “Vatel” (2000) con el de la entrada Luis XIV en el cine: el poder de la monarquía sobre la nobleza. En concreto, si en aquel fragmento se señalaba la dependencia económica de los privilegiados con respecto al rey, en este se aprecia claramente la superioridad de este último. El príncipe de Condé, uno de los nobles más poderosos de Francia, permanece de pie ante el Luis XIV, a pesar de padecer de la gota. Y todo ello sin que el monarca se inmute: no hace el más leve gesto cuando entra en la sala, e incluso continúa comiendo como si no le importara la presencia de ese hombre.
La relación de dependencia existente hace que Condé sea capaz de aguantar cualquier humillación con tal de que Luis XIV le otorgue un cargo militar. Solo eso puede salvarlo de la bancarrota, y ambos personajes lo saben. Por eso el rey, haciendo gala una vez más de su superioridad, abandona la sala sin dar respuesta. La deja en manos de un subalterno, como si hablar con el príncipe fuera para él rebajarse. Es así como Condé, uno de los grandes nobles de Francia, debe esperar a que sus deseos se vean confirmados por boca del secretario de Luis XIV.