La figura de Alexander Helphand


“Al igual que Lenin, Helphand aspiraba a la revolución mundial y tenía como objetivo una Europa socialista. Pero a diferencia de Lenin, nunca tuvo dudas ni escrúpulos respecto a que el camino que debían seguir para alcanzar ese objetivo era la alianza incondicional con la Alemania imperial, porque ésta, según el razonamiento de Helphand, paulatinamente se volvería socialista, sin revolución alguna, puesto que ya estaba encaminada hacia ello. El Partido Socialdemócrata (SPD) iría cogiendo las riendas de la guerra, y la victoria alemana sería de hecho su victoria”.

Alexander Helphand, revolucionario ruso que a comienzos de la Gran Guerra había colaborado con Trotski, era partidario de la alianza con el II Reich. Según sus postulados la situación alemana llevaba inevitablemente a que el SPD se hiciese con el poder de forma incruenta. Alemania se volvería entonces socialista y, tras un más que deseable triunfo en el conflicto bélico, extendería por toda Europa este sistema. Por el contrario, Rusia si iba a necesitar de una revolución para librarse del yugo zarista; la gran nación de la estepa no estaba preparada –como bien predijo Marx- para acoger el sistema socialista. Por tanto, aceptar la ayuda alemana para “revolucionar” las tierras rusas, era la mejor opción según Helphand. Además, con los bolcheviques en el poder, Rusia abandonaría la guerra, facilitando así el triunfo de la futura Alemania del SPD.

Lenin no compartía muchos de los planteamientos de Helphand. Veía necesario llevar a cabo una revolución en Rusia, pero también en Alemania. Creía que esta era la nación más importante para el desarrollo del socialismo, pero defendía que su triunfo en la Gran Guerra sólo beneficiaba a los fines imperialistas del Reich. Sostenía que el SPD no llegaría al poder y que, en caso de conseguirlo, no construirían un país socialista. Los socialdemócratas le producían sarpullidos al líder de los bolcheviques; los consideraba traidores de la clase obrera: odiados enemigos. Y entre ellos estaba el doctor Alexander Helphand. El alto mando alemán creyó acertar al utilizarlo como intermediario en su relación con Lenin. Sin embargo, ese error les costó la negativa de este hasta febrero de 1917. Finalmente, a causa de la urgencia, ambos llegaron a un acuerdo. No obstante, eso no sirvió para que el bolchevique modificara su opinión sobre la tibia socialdemocracia.

Bibliografía:

[1] El pacto con el diablo; Sebastian Haffner – Barcelona – Destino – 2007.

[2] Los siete pecados capitales del Imperio Alemán en la Primera Guerra Mundial; Sebastian Haffner – Barcelona – Destino – 2006.

[3] Historia Universal Contemporánea II; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.

[4] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.

[5] La Primera Guerra Mundial; Hew Strachan – Barcelona – Crítica – 2004.

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