La tenacidad de Simón Bolívar en la obra de John Lynch

Artículo publicado por la web Club Lorem Ipsum el 5 de marzo de 2007.


Recientemente cayó en mis manos una biografía del “Libertador” publicada en 2006 por el hispanista John Lynch. Francamente, me pareció un trabajo más que recomendable. En él se nos presenta la figura de Simón Bolívar en toda su complejidad: con sus méritos y errores. Aunque tal vez predominen los primeros, no se si por las capacidades del biografiado o por el apasionamiento del escritor.

Sea como fuere, la vida del independentista americano y la trayectoria profesional del historiador anglosajón, avalan la calidad y el interés de la obra.

Mi objetivo es tratar un aspecto que admiro de la persona del “Libertador”: su tenacidad. Esta se nos presenta en tres ámbitos distintos, el militar, el legislativo y el ejecutivo. Bolívar era tenaz y fiel a sus principios como general, como teórico de la política y como gobernante. Sin embargo, esta no escondía un empecinamiento en unas opiniones preconcebidas: la tenacidad de Bolívar –sin ceder en lo básico- estaba abierta al cambio, a reconocer los propios errores.

Las ideas políticas de este personaje se adaptaban a las circunstancias de la época y el lugar donde trataba de aplicarlas. Su bien trabajada base teórica –fundamentada en los escritos de pensadores como Montesquieu, Rousseau, Voltaire o Locke- se amoldaba a la complejidad iberoamericana. En definitiva, Bolívar no imponía a venezolanos, colombianos, ecuatorianos, peruanos y bolivianos un proyecto político ajeno a su realidad; y si lo llegaba a hacer –caso de la Constitución que diseñó para Bolivia y trató de aplicar a toda la Gran Colombia- pronto era consciente de ello y ponía los medios para rectificar.

Simón Bolívar era, como el mismo se definió en uno de sus abundantes discursos, el “hombre de las dificultades”; Francisco de Paula Santander gobernaba, José de Sucre conquistaba, pero el “Libertador” siempre estaba detrás poniendo -a costa de un gran esfuerzo- el orden necesario.

Sin duda la Historia de esos países se hubiera iniciado de otra forma si no hubieran contado con la presencia de este gigante: un hombre capaz de vencer en el campo de batalla, de levantarse una y otra vez cuando era derrotado, y al mismo tiempo organizar legislativa y políticamente los territorios que conquistaba.

Tres veces inició Bolívar la conquista de Venezuela para la independencia en apenas ocho años. Todas, con mayor o menor brillantez por su parte, fracasaron. Sin embargo, en 1818, desembarcó en Tierra Firme para liberar, de manera definitiva, a los venezolanos del dominio español. Dos repúblicas venezolanas, con sus respectivas constituciones, se hundieron.

Este gran legislador supo levantarse, y con él a todo un país, para formar otra nueva estructura política. Su fuerza le llevó a seguir adelante, a no conformase con liberar y estructurar su país. Bolívar hizó lo propio –con más o menos escollos- en las actuales Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.

La tarea de este gran personaje viene relatada en la obra de John Lynch como una constante lucha.

Los contendientes: el incansable Bolívar y los casi insalvables escollos que se le presentaban. No obstante, el “hombre de las dificultades” era capaz de irlas superando. Incluso parece que al final, después de tanto tiempo, podrá vencer. Hoy sabemos que no fue así. Bolívar solo logró un triunfo parcial: la Gran Colombia se desmembró, y sus resto cayeron en las garras de un sinfín de caudillos. Sin embargo, su aventura mereció la fama que hoy se le tributa.

A mi juicio, el gran mérito del incansable Bolívar fue iniciar las sucesivas guerras sabiendo qué medidas políticas y legislativas quería aplicar en los territorios liberados del maltrecho yugo español. La Carta de Jamaica (1815) o el Discurso de Angostura (1819) constituyen dos buenos ejemplos de ese convencimiento de que a toda lucha armada ha de precederle un plan de posguerra.

Bibliografía:

[1] Simón Bolívar; John Lynch – Barcelona – Crítica – 2006.

[2] Historia Universal Contemporánea I; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.

[3] La emancipación de Hispanoamérica; Jaime Delgado Martín

[4] Las revoluciones hispanoamericanas 1808-1826; John Lynch – Barcelona – Ariel- 2008.

[5] Obras completas I, II y III; Simón Bolívar – La Habana – Lex – 1950.

El desempleo de masas en la Gran Depresión

Artículo publicado por la web Club Lorem Ipsum el 23 de febrero de 2007.


“Se ven grupos de gente con vestidos descoloridos y caras lívidas; son los sin trabajo, que esperan algo sin saber qué, pues, ¿quién espera hoy día encontrar trabajo? Pasean sin plan, sin objeto, ya que no pueden soportar la casa donde también todo es malo, todo es miseria, ¿por qué no pasearse entonces? ¿A qué volver a casa, si automáticamente se llega a ella, sin quererlo y siempre demasiado pronto?”

Con esta cita comienza José Ramón Díez Espinosa, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Valladolid (UVa), su última obra: El desempleo de masas en la Gran Depresión. Palabras, imágenes y sonidos. En ella, este estudioso del periodo de Entreguerras -experto también en Historia de Alemania- realiza una excelente radiografía de la crisis en los años treinta del siglo pasado y sus consecuencias sociales. Se trata de un recorrido por el convulso mundo del desempleado en unos tiempos en los que serlo llegó a resultar casi habitual.

Trece millones en EE.UU., seis en Alemania, cuatro en Gran Bretaña… de la mano de los protagonistas de las llamadas “Novelas del desempleo” el lector se sumerge en la vida de esos millones de personas.

Se trata de un viaje que nos lleva por la Europa Central y el mundo anglosajón, introduciéndonos en las fábricas, en los hogares, en los lugares de ocio y recreo. En definitiva, el autor, mediante un ingente trabajo de recopilación –utiliza numerosas narraciones, películas, canciones, fotografías, crónicas…-, es capaz de transportarnos a la cotidianeidad de los desempleados y sus familias.

El trabajo de Díez Espinosa es imposible de confeccionar con el simple dato; sólo puede realizarse si antes se ha comprendido al objeto del mismo: los hombres y mujeres de los años treinta. El tipo de Historia que nos presenta posee, pues, un marcado carácter cualitativo. Consigue que el lector, además de conocer esa realidad, la sienta, la huela, la viva. No obstante, su labor no se queda ahí. El autor sabe conjugar todo esto con un bien trazado esquema argumental y unos datos numéricos –también abundantes como se refleja en las tablas y gráficos que acompañan al texto- que hablan por si solos.

Al leer El desempleo de masas en la Gran Depresión. Palabras imágenes y sonidos no nos encontramos ante un manual de Historia. Tampoco se trata de una monografía pensada para expertos; aunque a estos les dirá más este trabajo que a los no iniciados. Esta obra es, en cierto modo, una novela. O, mejor, varias a la vez.

El autor se sirve de personajes como Hans Pinneberg, Gisela Kron, Charlie Habble, los habitantes de Kuhle Wampe… –todos ellos protagonistas de las obras de literatos como Hans Falllada, Irgmard Keun, James Thomas Farrell, John Steinbeck…- para fabricar una “gran novela”. Esta mezcla de varias vidas ficticias -basadas en circunstancias reales- está engarzada por la exposición del autor.

Este va moviéndose a su antojo por los sucesos que rodean el quehacer cotidiano de estos personajes para mostrarnos los aspectos sobre los que desea incidir. De esta manera, tras describir la realidad del desempleo en ámbitos como la Europa continental, Gran Bretaña y los EE.UU. –capítulo primero-, nos introduce en cuestiones como la situación laboral y económica de estas personas –capítulo segundo-, la alimentación y la vivienda –capítulo tercero-, los transtornos psicológicos y el ocio como refugio –capítulo cuarto-, y las consecuencias políticas de este fenómeno en los tres ámbitos descritos al inicio –capítulo cinco-. Es, pues, un recorrido muy amplio que abarca prácticamente todos los ámbitos de la vida de estas personas.

Quiebras empresariales, zonas industriales deprimidas, seguros públicos de desempleo desbordados, familias destrozadas, desequilibrios físicos y psicológicos, suicidios… el gran logro del autor consiste en amenizar nuestro paseo por ese mundo con fragmentos –magistralmente escogidos- de obras literarias y películas. A estos añade los datos oficiales -fruto de una investigación de no menor valor- y un esquema fácilmente reconocible.

Sin embargo, Díez Espinosa no se queda en las palabras: su obra sobre el desempleo masivo incluye también imágenes y sonidos. El texto puede llegar a pintar una realidad de forma casi perfecta, pero nunca alcanzará el nivel de las fotografías de Walter Ballhause y Dorothea Lange. A lo largo del libro vamos encontrando estas pequeñas joyas en las que, con sólo un vistazo, percibimos la dureza de esos años en toda su complejidad. También la música ocupa un lugar privilegiado en este libro. La transcripción en castellano de canciones clásicas de ese momento ayuda notablemente a su mejor comprensión.

Cabe destacar de entre estas La canción del desempleo de H. Eisler y D. Weber, Sombrío domingo de R. Seress y L. Jávor, ¿Hermano, puedes darme diez centavos? de E. Y. Harburg y J. Gorney o Lamento de Detroit de V. Spivey.

El desempleo de masas en la Gran Depresión. Palabras, imágenes y sonidos es una obra para leer con calma, y no precisamente por su complejidad o su extensión. Si realmente se quiere disfrutar de su lectura hay que ir sin prisas, deteniéndose en cada uno de los aspectos de la realidad que nos muestra el autor. No es un libro para descubrir ideas madre, sino más bien sensaciones.

Por esa razón, el que busque lo primero saldrá decepcionado. Encontrará sin duda numerosas ideas camufladas bajo la vestimenta literaria, pero le exasperará tanto ejemplo, tanto detenerse en la vida de las personas. Es más, se perderá en el desarrollo de las historias que acompañan la línea argumental de la obra. Sus protagonistas le serán extraños, indiferentes. Por el contrario, aquel que se haga con él para ojearlo con calma hallará en sus páginas un sinfín de recovecos curiosos.

En ese saborear cada detalle está la clave en la lectura de este trabajo, que muy probablemente conduzca al lector hacia las obras originales -literarias, cinematográficas, fotográficas y músicales- en las que se sustenta.

Bibliografía:

[1] El desempleo de masas en la Gran Depresión. Palabras, imágenes y sonidos; José Ramón Díez Espinosa – Valladolid – Universidad – 2006.

[2] Historia Universal Contemporánea II; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.

[3] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.

[4] El periodo de entreguerras en Europa; Martin Kitchen – Madrid – Alianza Editorial – 1992.

[5] Sociedad y cultura en la República de Weimar: el fracaso de una ilusión; José Ramón Díez Espinosa – Valladolid – Universidad – 1996.

[6] El mundo de ayer. Memorias de un europeo; Stefan Zweig – Barcelona – El Acantilado – 2002.