La apertura de las libertades I

En el discurso del Rey, son tan importantes las palabras como los silencios. No habla de la Monarquía del 18 de julio, pero cita a su padre, vinculándolo al cumplimiento del deber y al servicio a España. Hace referencias explícitas al Ejército y a la Iglesia, pero ninguna alusión al Movimiento Nacional y a la organización sindical, pilares políticos del Régimen. Y tampoco concreta la creación de partidos políticos y de sindicatos libres, esenciales en una democracia.

El discurso del Rey hay que situarlo en su momento histórico, como un compromiso equilibrado y prudente entre el pasado que recibe, y con cuyas estructuras debe convivir, al menos durante los primeros y cruciales tiempos, y el futuro, inequívocamente democrático y de concordia, que quiere construir.

Salvador Sánchez-Terán, La Transición. Síntesis y claves, p. 66.

Los últimos tiempos de Franco V

La economía, que tuvo máximos de bonanza en el período 1970/1972, inicia en los últimos años del Régimen un deterioro grave, que se prolongará y se acentuará desde los primeros de la Transición hasta los Pactos de la Moncloa. «Los efectos de la primera crisis del petróleo, que había llegado en otoño de 1973, se empieza a notar con dureza: descenso de los beneficios de las empresas; aumento del déficit externo, de la inflación y del paro; disminución del crecimiento de la economía; frenazo de la inversión privada; etc. Mientras que los países de nuestro entorno hacía casi dos años que se habían apretado el cinturón para resistir la crisis, los últimos gobiernos de Franco en España, no habían tenido la voluntad política ni la fuerza necesaria para trasladar a los ciudadanos los sacrificios».

Salvador Sánchez-Terán, La Transición. Síntesis y claves, p. 46.