Capitalismo industrial y liberalismo económico


¿Quieres convertirte en un gran conocedor de la HISTORIA ECONÓMICA? Acompáñame en esta serie de vídeos que te llevarán a descubrir las claves del liberalismo económico y del capitalismo industrial.

ESTRUCTURA DEL VÍDEO

  • 0:22. La escuela clásica o escuela de Manchester.
  • 0:55. Adam Smith y el liberalismo económico.
  • 2:23. David Ricardo y la ley del salario natural.
  • 3:18. Malthus y la población.
  • 3:53. El sistema capitalista.
  • 5:02. Las crisis cíclicas del capitalismo.
  • 6:13. Comercio internacional: librecambismo y proteccionismo.
  • 7:09. Las Corn Laws.
  • 8:24. El acuerdo Cobden-Chevalier.
  • 10:14. La cláusula a la nación más favorecida.
  • 11:16. El comercio mundial durante el siglo XIX.

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BIBLIOGRAFÍA

  1. Los tiempos cambian; Jordi Palafox – Marcial Pons.  
  2. Historia Económica Mundial; Rondo Cameron – Alianza Editorial.
  3. Manual de historia económica mundial; Joaquín Ocampo – Trea Ciencias.

DIAPOSITIVAS DEL VÍDEO:

La Inglaterra victoriana


Al tiempo que se desarrollaba la expansión imperialista, cada una de las potencias europeas desarrolla su propia política internacional -rivalidades, alianzas y conflictos bélicos- dentro del Viejo Continente. A esa cuestión, así como a la situación interna de esos estados, está dedicado este conjunto de vídeos. Después de la introducción, en esta clase abordaremos la situación británica e finales del XIX. Este apartado también incluye vídeos dedicados a la Tercera República Francesa, el Segundo Reich Alemán, la Rusia de los zares, el Imperio Austrohúngaro y el territorio otomano. Esto se complementa con otros vídeos dedicados a potencias no europeas, como los EE.UU., Japón y China.

 

¿Cómo se define el imperialismo en el siglo XIX?


[ORIGEN] DEL TÉRMINO IMPERIALISMO

Para la mejor comprensión de este fenómeno, es preciso considerar brevemente el momento histórico de aparición del término “imperialismo”.

La tradición milenaria de “imperio” se ve ampliada a mediados del siglo XIX con nuevas dimensiones. Su primera asociación terminológica se da en Francia con los partidarios del “bonapartismo”; un régimen imperial que se reanuda con el Segundo Imperio de Napoleón III.

Las connotaciones se extienden posteriormente a los defensores del viejo imperio alemán.

La versión más precisa se produce en Gran Bretaña, hacia 1850, donde el imperialismo designa al régimen de Luis Napoleón, fundado en la “gloria nacional” y el prestigio militar.

Pasados veinte años empieza a aplicarse en la propia Gran Bretaña para señalar sus lazos con el imperio de que es titular: William Gladstone, desde el liberalismo, se opone a la política colonial de Disraeli y la descalifica como “imperialista”.

El significado del término evoluciona entre los propios liberales británicos –Salisbury y Chamberlain- y adquiere connotaciones más complejas, entendiendo que el imperio es un marco de difusión de valores superiores ligada a un humanismo genérico que lo convierte en una cosa admirable.

[VÍDEO] SOBRE LA TEMÁTICA

[INFORMACIÓN] PARA AMPLIAR

El fenómeno colonizador -es decir, el asentamiento de población en un territorio para controlar su política, economía y cultura- no es exclusivo del siglo XIX, sino que se ha dado a lo largo de prácticamente toda la historia de la humanidad. Sin embargo, durante la segunda mitad de esa centuria, este proceso adquirió una nueva dimensión -un nuevo significado- que nos permite hablar de Imperialismo como un concepto distinto a colonialismo. Este vendría definido por una intensificación del control de los países occidentales sobre el resto del mundo.

Precisamente, la primera característica que hay que destacar del imperialismo es que afectó a un cuarto del territorio mundial. Y, de manera especial, a los continentes de África y Asia, donde hasta el momento la presencia de las potencias europeas había sido muy reducida. A esto se ha de añadir la existencia de dos países iniciadores del proceso, Gran Bretaña y Francia, a los que posteriormente se unieron otros, como fue el caso de Alemania, Rusia, los Países Bajos, Bélgica e Italia entre otros. También es preciso señalar la participación en el proceso de dos potencias no europeas, los Estados Unidos y Japón. Por último, la administración de las colonias presento diversas formas en función de los países a los que nos refiramos. De esta manera, se puede hablar de colonias de poblamiento, bases estratégicas, protectorados, mandatos, etc.

[APRENDE] AÚN MÁS:

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🔴 ¿Qué diferencia hay entre el marxismo y el anarquismo?

Los judíos y la sociedad II

Inglaterra no conocía ni las masas judías ni la pobreza judía, puesto que había admitido a los judíos siglos después de su expulsión en la Edad Media; los judíos portugueses que se instalaron en Inglaterra en el siglo XVIII eran ricos y cultos. Sólo al final del siglo XIX, cuando los pogromos en Rusia  dieron paso a las modernas emigraciones, penetró en Londres la pobreza judía y, junto con esta, la diferencia entre las masas judías y sus hermanos acomodados. En la época de Disraeli, la cuestión judía, en su forma continental, resultaba completamente desconocida, porque en Inglaterra sólo vivían judíos gratos al estado. En otras palabras, los “judíos de excepción” no eran conscientes de ser excepciones como sus hermanos continentales. Cuando Disraeli despreciaba la “perniciosa doctrina de los tiempos modernos, la igualdad natural de los hombres”, seguía conscientemente los pasos de Burke, que había “preferido los derechos de un inglés a los derechos del hombre”, pero ignoraba la situación presente entonces en la que los derechos de todos habían sido reemplazados por los derechos de unos pocos.

Hannah Arendt, Los orígenes del totalitarismo, p. 146-147.

El contexto histórico del término “imperialismo”

Artículo publicado por Historia en Presente el 3 de enero de 2009.


Un breve estudio del contexto histórico de la aparición del término “imperialismo” puede ayudarnos a la hora de comprender este fenómeno.

“Durante el siglo XIX, las nuevas dimensiones adquiridas por el tradicional concepto de imperio se vieron notablemente ampliadas. Su primera asociación terminológica se dio en Francia con los partidarios del bonapartismo; un régimen imperial que se reanudó con el Segundo Imperio de Napoleón III. A su vez, estas connotaciones se extendieron a los defensores del viejo imperio alemán” [7].

Sin embargo, la versión más precisa se produjo en Gran Bretaña, hacia 1850, donde el término “imperialismo” era utilizado para designar al régimen de Luis Napoleón, fundado en la gloria nacional y el prestigio militar. Pasados veinte años empezó a aplicarse para señalar los lazos de los británicos con el imperio del que eran titulares. “Este debate se centró en torno a los postulados de Gladstone que, desde el liberalismo, se oponía a la política colonial de Disraeli, a la que crítica con el descalificativo de imperialista. El significado del término evolucionó entre los propios liberales británicos, donde hay que destacar a Salisbury y Chamberlain” [7].

Fue adquiriendo así connotaciones más complejas, entendiendo que el imperio era un marco de difusión de valores superiores ligados a un humanismo genérico que lo convertía en un fenómeno admirable.

También los marxistas fueron desarrollando una teoría sobre el imperialismo. “De esta forma, en sus primeros planteamientos, se entendía este fenómeno como una consecuencia directa del funcionamiento y la evolución del capitalismo. Por tanto, sus estudios se dirigieron a analizar el capitalismo como proceso que, en su desarrollo, engendraba sus propias contradicciones” [7].

Una parte de los enfoques marxistas se centró en estudiar las causas del imperialismo, mientras que otra se fijó más en sus consecuencias, si bien ambas se entendían como complementarias.

Como queda dicho, los contemporáneos de este fenómeno fueron plenamente conscientes de que se encontraban ante algo distinto al clásico colonialismo. Ese movimiento, desarrollado desde el siglo XVI de manera discontinua, comenzó en América y en los establecimientos, costeros en su mayoría, de África y Asia.

No obstante, la situación general del siglo XIX presentaba un panorama claramente distinto: “un mundo sometido a un proceso de aceleración insólita hasta entonces.

Una clave de este fenómeno fue el ingente crecimiento demográfico que se produjo en la población europea entre 1850 y 1900, con una tasa del 50%. Esto vino acompañado de una sensación de optimismo y omnipotencia generalizados en las poblaciones nacionales, que consideraban estas empresas como una especie de expresión de la innata superioridad propia” [7].

Bibliografía:

[1] Historia Universal Contemporánea; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.

[2] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.

[3] Postguerra. Una historia de Europa desde 1945; Tony Jutd– Madrid – Taurus – 2006.

[4] Historia del mundo actual; VVAA – Valladolid – Universidad – 2000.

[5] Los orígenes del totalitarismo; Hannah Arendt – Madrid – Alianza -2006.

[6] Historia de las relaciones internacionales; Charler Zorgbibe I – Madrid – Alianza Universidad – 1994.

[7] Teoría breve de las relaciones internacionales; Paloma García Picazo – Madrid – Tecnos – 2004.