El sistema constitucional español pretendió ofrecer diferentes posibilidades, como si quisiera dar una respuesta flexible y plural, asimétrica en definitiva, a la variedad de las situaciones existentes. Con ello diseñó un panorama impredecible, pero con el mérito de no estar cerrado, y trasladando al futuro la posibilidad de construirlo y, al mismo tiempo, la obligación de consenso para hacerlo.
Salvador Sánchez-Terán, La Transición. Síntesis y claves, p. 228.