Desde la experiencia histórica, se puede deducir que el Título VIII es ciertamente el punto más débil y problemático de la Constitución. En estos treinta años, no se ha logrado definir con precisión el Estado de las Autonomías, no se ha cerrado el esquema de las competencias, y han surgido nuevas tendencias “soberanistas” y disgregadoras.
Salvador Sánchez-Terán, La Transición. Síntesis y claves, p. 230.