Durante la guerra de Kosovo, el antiguo Secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger declaró estar a favor de la reunificación de los pueblos de la antigua Yugoslavia según el principio étnico, considerando que sólo esto podría garantizar una paz duradera. Su propuesta no era del todo descabellada, porque los proceso de unificación nacional europeos del siglo XIX empezaron en los Balcanes, y porque todos los conflictos en los Balcanes han surgido de cuestiones étnicas. Sin embargo, lo que Kissinger no tuvo en cuenta es el hecho de que los nacionalistas balcánicos, como los nacionalistas en general, tienden a la emulación mimética y que satisfacer las exigencias de unos no garantiza que más tarde no aparecerán otros que pidan más. Saciar los apetitos de los nacionalistas étnicos no convierte a éstos en demócratas.
Mira Milosevich, La situación política de Serbia después de las elecciones generales, p. 3.