“El conde Von Brockdorff-Rantzau esperaba de la misión de Lenin la victoria en el último momento”. Las élites del II Reich se embarcaron en la aventura revolucionaria de los bolcheviques con el objetivo de ganar la Gran Guerra. La paz con la Rusia revolucionaria permitiría a los alemanes orientar todo su potencial militar del frente ruso hacia el francés. Es decir, un eficaz aprovechamiento de esos refuerzos podía decantar la suerte del conflicto del lado germano “en el último momento”. Nos encotramos, pues, ante una de las “locuras” ideadas por el alto mando alemán a lo largo de los últimos meses de guerra: la alianza con la revolución, su peor enemigo. Esta iba a permitir, según sus planes, vencer de forma milagrosa una guerra que ya duraba tres largos años.
Sebastian Haffner describe en otra de sus obras –Los siete pecados capitales del Imperio Alemán en la Primera Guerra Mundial– algunos de los principales errores del II Reich a lo largo del conflicto. Alemania, presa de su ansia de triunfo, fue cayendo cada vez en un pozo más profundo donde, dadas las circunstancias, era lícito probar todas las opciones; incluso la de negociar con el diablo. La victoria se convirtió en el único objetivo, todo lo demás quedaba supeditado a ello. En esa ristra de pecados enunciados por el autor el apoyo a Lenin ocupa el quinto lugar.
Bibliografía:
[1] El pacto con el diablo; Sebastian Haffner – Barcelona – Destino – 2007.
[2] Los siete pecados capitales del Imperio Alemán en la Primera Guerra Mundial; Sebastian Haffner – Barcelona – Destino – 2006.
[3] Historia Universal Contemporánea II; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.
[4] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.
[5] La Primera Guerra Mundial; Hew Strachan – Barcelona – Crítica – 2004.