En este quinto artículo dedicado al pensamiento de Robert Schuman recojo una cita del político francés que, a pesar de su brevedad, tiene una importancia vital y una actualidad sorprendente. A mi las palabras del Padre de Europa me recuerdan a ese asunto del que tanto se habla en Bruselas: cohesión. Lo que viene a decir, al fin y al cabo, es que la eliminación de las barreras -de mercancías, personas y capitales- dentro de la Unión ha de estar precedida por la armonía entre sus miembros. Esto evitará que la competencia de unos -los más desarrollados, fuertes y cualificados- ahogue a los otros. Y para lograr esto será necesario recurrir a la solidaridad fraternal de la que Schuman hablaba en anteriores fragmentos de estos discursos.
Son necesarias cláusulas de salvaguardia para limitar los riesgos, cuando se lanza uno a la prueba de una concurrencia nueva. Hay que igualar, armonizar las condiciones de producción, las legislaciones, la masa de salarios y de cargas, con el fin de que cada país participante esté en condiciones de soportar la libre confrontación con los otros. Toda comunidad viable exige que primero sean atenuadas , y si es posible eliminadas, las diferencias de situación, para que una industria o una producción, que ha dejado de estar resguardada por el anterior proteccionismo, no se encuentre en peligro de ser aplastada.