La cuestión alemana


En este repaso a los discursos que, desde la primavera de 1953, pronunció Robert Schuman no podía faltar la referencia a Alemania. Esa pieza clave de la futura Unión fue en su día la nación –por lo menos legalmente- del Padre de Europa, que siempre se consideró galo de la Lorena. Sin embargo, su admiración por la nación germánica y sus deseos de paz hacia ella distaban mucho de los sentimientos de otros franceses de la época. Esa fe en el papel de Alemania empapa las siguientes líneas, en las que Schuman habla de un Estado que casualmente, a día de hoy, ha tomado el timón de Europa.

“Cuando, después de la guerra, pusimos los primeros jalones de la política europea, todos los que participaron en ello estaban convencidos de que el entendimiento, la cooperación, entre Alemania y Francia era para Europa el problema capital, que sin Alemania, igual que sin Francia, sería imposible edificar Europa.

Alemania nunca fue más peligrosa que cuando se aislaba, fiándose de sus propias fuerzas y de sus cualidades, que son grandes, embriagándose en cierto modo con su superioridad, sobre todo frente a las flaquezas de los demás. Alemania tiene más que cualquiera el sentido de comunidad; en el seno de la Europa unida podrá desempeñar plenamente su papel”.

Bibliografía:

[1] La Unión Europea: guiones para su enseñanza; Antonio Calonge Velázquez (Coord.) – Comares – Granada – 2004.

[2] El proceso de integración comunitario en marcha: de la CECA a los Tratados de Roma; Guillermo A. Pérez Sánchez – Comares – Granada – 2007.

[3] Por Europa; Robert Schuman – Encuentro – Madrid – 2006.

[4] Robert Schuman, padre de Europa (1886-1963); René Lejeune – Palabra – Madrid – 2000.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.