Los últimos tiempos de Franco IV

Raymond Carr y Juan Pablo Fusi explican así lo sucedido con la frustrada apertura: «Arias fracasó por una acumulación de circunstancias: por la resistencia de la derecha franquista, Franco incluido (lo que empezó a llamarse el «búnker»); por la alarma que produjo en España la Revolución portuguesa de abril de 1974 y por el temor del franquismo a que Arias pudiera ser el Caetano español; por la creciente presión del terrorismo, por el malestar laboral y por la agitación de los estudiantes; por la durísima política de orden público, especialmente en el País Vasco, con que Arias quiso contrarrestar las críticas que recibía desde su derecha; y, finalmente, porque, en el fondo, Arias era demasiado conservador y franquista como para haber realizado una democratización verdadera del régimen, esto es, una democratización no limitada por la propia legalidad del régimen que se pretendía transformar».

Salvador Sánchez-Terán, La Transición. Síntesis y claves, p.29.

Los últimos tiempos de Franco I

Raimond Carr y J. P. Fusi afirman que no había «tan sólo una crisis de gobierno, sino de algo mucho más profundo: una verdadera crisis de Régimen», que había comenzado con las discusiones sobre las asociaciones durante 1967-69. España era un Estado católico, donde la Iglesia condenaba el Régimen; un Estado que prohibía las huelgas, y donde éstas se producían por miles; un Estado antiliberal, que buscaba alguna forma de legitimidad democrática; un Estado cuya ideología, según dijera Fernández-Miranda en 1971, era un «socialismo nacional integrador» y que había, sin embargo, transformado España en una sociedad capitalista. Las contradicciones eran evidentes. «En España -diría con razón el ultraderechista Blas Piñar en octubre de 1972- estamos padeciendo una crisis de identidad de nuestro propio Estado».

Salvador Sánchez-Terán, La Transición. Síntesis y claves, p.18.