Bosnia-Herzegovina en la encrucijada II

Al margen de lo anterior, el conflicto de Bosnia-Herzegovina estaba produciendo el más alto número de refugiados registrado en Europa desde la segunda guerra mundial: más de dos millones de desplazados, en su mayoría croatas y musulmanes. Hay quien empezó a hablar de los «palestinos de Europa». Croacia, que acogió a muchos de esos refugiados -acaso 600.000-, debía encarar grandes problemas económicos para mantenerlos. Alemania recibió a 220.000, Suecia a 55.000, y Hungría y Austria hicieron lo propio con 50.000 cada una.

José Carlos Lechado y Carlos Taibo, Los conflictos yugoslavos, p. 101-102.

Abolición de autonomía y resistencia civil VII

En un terreno distinto, la relación de los serbios de la calle con el régimen de Milosevic era ambigua. Si por un lado, y sometidos a la influencia de unos medios de comunicación que difundían una imagen visiblemente edulcorada de los ocurrido en Croacia, en Bosnia-Hercegovina y en Kosova, aceptaban genéricamente la versión oficial en lo que a los conflictos correspondientes se refiere, por el otro no podían sustraerse a un conocimiento material de la corrupta condición del régimen y de sus redes. Téngase presente al respecto que la situación económica en la que Serbia se iba degradando de tal suerte que a los efectos de una crisis que venía arrastrándose desde bastante tiempo atrás se sumaban los de la desintegración de Yugoslavia, el embargo internacional y el esfuerzo de la guerra, de tal suerte que ganaba terreno, y visiblemente, un capitalismo mafioso. De resultas, mientras una minoría de la población -de la que participaba, naturalmente, el grueso de la élite política- se enriquecía visiblemente, el poder adquisitivo de los salarios se dividía nada menos que por cinco entre 1989 y 1994, en un escenario marcado por la hiperinflación, la dramática reducción en los niveles de producción de la industria y la extensión del desempleo. Todos estos fenómenos tenían un significado eco en la forma de un creciente rechazo hacia los refugiados serbios procedentes de Bosnia-Hercegovina o de la Krajina.

Carlos Taibo, Guerra en Kosovo. Un estudio sobre la ingeniería del odio, p. 103.

Abolición de la autonomía y resistencia civil I

Para que nada faltase, la política oficial serbia alentó un ambicioso programa de colonización. Una ley del verano de 1991, que apenas tuvo eco, otorgaba cinco hectáreas de tierra a los serbios y montenegrinos que quisiesen instalarse en Kosova. Las guerras en Croacia y Bosnia-Hercegovina proporcionaron poco después, sin embargo, un número de refugiados serbios dispuestos a trasladarse a Kosova. Al respecto se manejaron las cifras de 6.000 serbobosnios, en 1994, y de 20.000 serbios procedentes de la Krajina, en 1995.

Carlos Taibo, Guerra en Kosovo. Un estudio sobre la ingeniería del odio, p. 90.