Queda por averiguar hasta qué punto el puerilismo está relacionado con este otro rasgo de la vida moderna: el culto a la juventud. El puerilismo no conoce de edades; lo mismo ataca a los viejos que a los jóvenes. El culto a la juventud, que al pronto parece síntoma de fuerza freca, puede ser también considerado como síntoma de senilidad, como abdicación en favor de un heredero menor de edad. La mayoría de las culturas florecientes han amado la juventud y la han reverenciado; pero no la han mimado ni festejado, y siempre han exigido de ella obediencia y respeto para con los mayores. Esos movimientos -ya desaparecidos- que se llamaron futurismo, eran típicamente decadentes y pueriles; pero no se puede decir que de ello tuviera la culpa la juventud.
Johan Huizinga, Entre las sombras del mañana, p. 165