Trabajando co-evaluación y competencias con #ÉpocaDeRevoluciones


Una vez superada la «resaca» de #ÉpocaDeRevoluciones, creo que es buen momento para analizar con detenimiento algunos de las aspectos fundamentales del proyecto. Quizá dedique varias entradas de esta bitácora a la cuestión, sin embargo hoy me gustaría detenerme en dos aspecto concretos: las notas de los alumnos y la utilidad real de la actividad.

Rúbrica y evaluación entre iguales

Han sido muchos los que, a lo largo de estas dos últimas semanas, me han preguntado cómo qué criterios iba a seguir para calificar a mis alumnos. Pues bien, como primera respuesta, basta con observar la imagen que encabeza este texto para descubrir en ella la rúbrica que he utilizado.

Sin embargo, el método de evaluación no terminaba ahí. Es frecuente que, cuando se divide a los alumnos en grupos para trabajar un tema, hay unos que llevan el peso y otros que se aprovechan de ese esfuerzo para dedicarle menos tiempo a la tarea. Con el fin de ser más justos en ese aspecto, desarrollo desde hace unos años un sistema de co-evaluación que, hasta la fecha, me ha dado muy buenos resultado.

En el fondo consiste en que cada alumno pone nota a todos y cada uno de los miembros del grupo, de tal modo que puede hablarse de una evaluación entre iguales. Los pasos a seguir para llevarlo a cabo son los siguientes:

  1. El profesor pone una nota al grupo (por ejemplo un 7).
  2. La nota se multiplica por el número de miembros (en #ÉpocaDeRevoluciones eran grupos de 3, así que tendríamos 21 puntos: 7×3).
  3. Cada alumno, en privado, distribuye esos 21 puntos entre los miembros del equipo.
  4. Una vez terminada la co-evaluación, el docente hace la media de cada estudiante y la coteja con las anotaciones que él mismo ha realizado en el aula para sacar la nota final.

Del último de esos puntos es importante aclarar una cuestión. Aunque #ÉpocaDeRevoluciones se desarrolló durante tres días de 18:00 a 21:00, parte de la actividad tuvo lugar los días previos en el aula. En ese tiempo los alumnos se distribuyeron las tareas, crearon el perfil del grupo en Twitter, buscaron información, programaron contenidos… todo ante la mirada del profesor, que se dedicó a resolver dudas y a apuntar todas las actitudes que le llamaron la atención. Eso explica que, una vez recibidos los resultados de la evaluación entre iguales, este pueda modificarlos levemente con las notas que ha tomado esos días.

Trabajando las competencias clave

Una de las críticas más comunes a #ÉpocaDeRevoluciones está relacionada con los contenidos. No son pocas las personas que ponen en duda el aprendizaje que se pueda derivar de esta actividad; unas lo dicen y otras, por educación o timidez, solo lo piensan. Es más, a veces son los propios alumnos los que, a pesar de calificar positivamente la actividad, consideran que han aprendido poco sobre la Guerra de Independencia de los EE.UU. y la Revolución Francesa.

Mi respuesta está en las competencias clave, presentes en nuestra actual ley de educación. En concreto, en cinco de ellas. No obstante, con el fin de abrir una reflexión antes de entrar a la forma como se ha trabajado cada una de ellas, cabe plantearse si dos semanas después de un examen de historia los alumnos recuerdan más de un 25% de lo estudiado.

No seré yo quien menosprecie el valor de los contenidos, pero es evidente que la memoria humana tiene sus límites. Por ese motivo, considero que el bagaje histórico-cultural que reciben debe ir acompañado del aprendizaje de unos instrumentos que, a la postre, les permitirán desenvolverse con mayor fluidez en el mundo que les rodea, en sus estudios y en el futuro laboral que les espera.

Dicho esto, vamos a analizar una a una las competencias clave trabajadas en #ÉpocaDeRevoluciones:

  1. Digital; por el entorno en el que se desarrolla el proyecto (Twitter), está fuera de toda duda el trabajo de esta competencia. A esto hemos de añadir la labor previa de búsqueda de información en la red, así como el uso de soportes como ordenadores, tabletas y teléfonos móviles.
  2. Conciencia y expresiones culturales; esta competencia se ha trabajado desde una doble perspectiva. Por una parte la comprensión de la cultura occidental desde el campo de la construcción del sistema político democrático, los derechos humanos y las libertades. Por el otro, a través de las obras de arte que, de un modo u otro, han inmortalizado esos procesos históricos.
  3.  Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor; cada uno de los grupos debía obtener la máxima repercusión en Twitter a través de una cuenta creada ex novo para la actividad. Con el fin de alcanzar objetivo debían poner en marcha todo su ingenio, recursos e imaginación. En definitiva, aspectos que están íntimamente relacionados con esta competencia.
  4. Social y cívica; la búsqueda de colaboradores -seguidores, personas que usen el hashtag o que les mencionen- requería el desarrollo de sus habilidades sociales.
  5. Lingüística; esta competencia se trabajo de dos formas. En primer lugar transformando la información que obtenían hasta construir una frase de 140 caracteres con pleno sentido gramatical. Y, en segundo término, construyendo mensajes privados correctos y sugerentes capaces de convencer a usuarios de Twitter para que les ayudaran.

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