La educación superior en Europa

Del fracaso relativo de las universidades por Internet -hasta el momento, al menos- podemos extraer importantes lecciones. Para las universidades es muy difícil hacerse con una imagen de marca. Los mejores centros universitarios coinciden con los más antiguos. Uno de los motivos es que el talento en las universidades no es un fenómeno individual: depende de que exista una concentración de otros talentos en ellas. La primera pregunta que un académico destacado le preguntará a otro acerca de su departamento es «¿y quién más está allí?» (es decir, qué otros académicos conocidos trabajan en ese departamento). El prestigo entre universidades -tanto en términos nacionales como globales- depende de la investigación que en ellas se realiza, por muchas horas que sus académicos dediquen a la docencia. Y, en última instancia, el prestigio en las listas o las clasificaciones de centros genera un valor de mercado para éstos. Un título por Harvard, la Sorbona o la LSE, por ejemplo, es valorado en todas partes. El valor de mercado de esos títulos depende también de la escasez con la que se conceden.

Anthony Giddens, Europa en la era global,  p. 232.

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