Análisis de los films históricos

Entre los diversos aspectos que debemos tener en cuenta para aprender a juzgar un film histórico, ninguno es tan importante como el de la invención. Es el punto central, la palabra clave para entender la historia como relato filmado y, por ello, el más controvertido. De hecho, es el que separa más al cine histórico de los ensayos, que, en principio, evitan la ficción (aunque aceptan la ficción principal que supone considerar que la gente, los movimientos y las naciones viven hechos con un desarrollo lineal y moral). Si podemos encontrar un mecanismo que nos permita aceptar y juzgar las invenciones que cada film comporta, entonces podremos aceptar las alteraciones menores -omisiones y combinación de distintos episodios- que hacen que la historia en imágenes sea tan diferente de la impresa en los textos.

(…) Lo mismo sucede con los protagonistas: todas películas incluirán personajes ficticios o inventarán elementos de su carácter. El simple hecho de que un actor sea otra persona ya es un ficción. Si el personajes es “histórico”, el film realista intenta algo imposible: “así es cómo esta persona era, se movía y hablaba”. Si el personaje del film aparece para simbolizar un grupo histórico (un trabajador durante una huelga, un comerciante durante una revolución, un soldado raso en una batalla) la ficción es doble: “así es cómo este tipo de persona (que nosotros hemos creado) era, se movía y hablaba”. Obviamente en ambas situaciones lo único que el film puede hacer es transmitir una idea proximada de cómo esos personajes o grupos históricos actuaban, se movían, hablaban y pensaban.

Igual ocurre con los hechos: aquí la invención es inevitable para mantener la intensidad del relato y simplicar la complejidad en una estructura dramática que enlace en los límites del tiempo fílmico.

Robert A. Rosenstone, El pasado en imágenes. El desafío del cine a nuestra idea de la historia, p. 57.

¿Cómo construyen un mundo histórico los films tradicionales? II

Las películas que muestran la historia como un proceso. El mundo de la pantalla une elementos que, por motivos analíticos o estructurales, la historia escrita separa. Economía, política, raza, clase y cuestiones sexuales aparecen de forma simultánea en las vidas y en los hechos de individuos, grupos y naciones. Esta característica del cine pone de relieve una convención -que podríamos denominar “ficción”- de la historia escrita: la estrategia de fragmentar el pasado en capítulos, temas y categorías…

Robert A. Rosenstone, El pasado en imágenes. El desafío del cine a nuestra idea de la historia, p. 52.

¿Cómo construyen un mundo histórico los films tradicionales?

Menos obvio es que esas imágenes se sucedan siguiendo unos códigos de representación, ciertas normas que se han ido desarrollando para crear lo que denominamos “realismo cinematográfico”: un realismo hecho con ciertos planos montados de forma continua en secuencias que vienen reforzadas por una banda sonora para dar al espectador la falsa sensación de que nada ha sido manipulado, para crear un mundo en la pantalla que nos sea agradable.

Robert A. Rosenstone, El pasado en imágenes. El desafío del cine a nuestra idea de la historia, p. 49.