La debilitación general del principio moral manifiesta quizá su influjo indirecto en la comunidad más bien en permitir, excusar y aprobar actos, que en modificar las normas de acción individuales. Cuando se exteriorizan en acciones personales las formas agudas de la violencia, la mentira, la crueldad -de las cuales el mundo está más lleno que nunca-, son éstas todavía salvajismo y exasperación, consecuencias de la Gran Guerra y su comitiva de odios y miserias. El embotamiento general de las estimaciones morales se observa primero con más pureza en aquellos países que quedaron fuera del desequilibrio. Se manifiesta especialmente en la valoración de los actos políticos. Difiere esta notoriamente del juicio sobre los actos económicos. En lo referente a deficiencias morales de índole económica, delitos contra la fidelidad comercial, la propiedad, etc., el juicio público, por lo común, sigue siendo el que fue: condena sinceramente, aunque con una sonrisa tolerante de vez en cuando. A medida que el delito se comete a mayor escala, va aumentando la tolerancia, a la cual se une entonces la admiración.
Johan Huizinga, Entre las sombras del mañana, p. 124